– Lo siento Seungri, tendrás que esperar hasta la salida, nos vemos. – me sonrió maliciosamente y se marchó, dejándome ahí parado con la intriga más grande de mi vida.
Tuve que pasar las próximas 3:30 con la duda, tenía miedo, preocupación, ansia, trabajar en un lugar obscuro no me daba buena espina y no es que le tuviera miedo a esta, solo que me parecía irónico trabajar en esas condiciones. ¿Qué podría ser?¿Una alcantarilla? No espero que no, odio las ratas, mmm ¿un cine? Tal vez, pero espera, Daesung no le tiene miedo a los cines. – ¡Ahhhhh! , ¿Dónde demonios voy a trabajar?!- grite levantándome de la silla por el impulso. Rayos no recordaba que estaba a media clase. – Señor Lee, quiere tomar asiento y guardar silencio, en realidad a la clase no le importa donde trabajara, así que por favor siéntese y ponga atención.- me reprendió el profesor provocando que varios compañeros se burlaran de la situación. – Lo siento mucho, no volverá a pasar.- hice una reverencia y me senté. Qué vergüenza y todo por ser tan distraído. “Hay Seungri, siempre tienes que ser así, tu no entiendes, tu no entiendes” me maldije golpeándome la cabeza con mi puño. Y me dispuse a esperar el término de esas horas.
Mire el reloj eran 2:55, por fin solo 5 minutos más y terminaría mi tortura. Esas habían sido las horas más tediosas, sofocantes, aburridas y fastidiosas de toda mi existencia, pero por fin habían acabado. En cuanto sonó el timbre salí disparado hacia la puerta, tenía que encontrar lo más pronto posible a Taeyang o en todo caso a Daesung, corrí por los pasillos y nada, entre a los baños y tampoco, pero ¿Dónde se habían metido ese par?, me dispuse a esperarlos en la parada, de algún modo tenían que llegar ahí, si no es que ya lo estaban. Camine y efectivamente ahí estaban parados los dos hablando con tanta naturalidad, como si no notaran que me estaban volviendo loco. – Hey, ustedes dos, par de mal amigos.- Les grite acercándome a ellos. – Hola Seungri, te estabas tardando, pensé que ya te habías retractado de trabajar en ese lugar.- me dijo Taeyang posando su brazo sobre mi hombro. – De eso mismo quería hablar contigo ¿Dónde me conseguiste trabajo Taeyang?- le dije mientras quitaba su brazo. – Vaya, Así que volviste a no escucharme eh.- dijo mientras miraba su celular. – Eso no importa ahora, solo dime donde voy a trabajar.- le dije, esta vez con el tono de voz más elevado. – No, no no eres un chico malo Ri, así que por eso tendrás un castigo.- ¿castigo? Pero de que tanto hablaba este hombre. – Déjate de tonterías Taeyang y ya dime de una vez.- le sentencie, pero el solo me sonrió. – De castigo, tendrás que averiguarlo tú solo.- termino la frase y saco un papel de su bolsillo y me lo entrego. – Toma, esta es la dirección del lugar, tendrás que llegar hasta ahí si quieres averiguar, que clase se trabajó se trata.- después de eso, me empujó hacia la entrada del autobús. – No, espera Tae.- no pude continuar por que el chofer del autobús me interrumpió preguntando si subiría al camión. – Sí, claro que subirá.- me obligo.
-Llévelo a la dirección que trae en el papel por favor.- y diciendo esto el chofer cerró la puerta. –Me permite el papel.- dijo él. – Oh si claro, tome.- estiro su mano y se lo di. – Serian 5 pesos.- Aun no sabía a donde me dirigía, le pague al señor quien me devolvió el papel con la dirección, me dirigí hasta la ventana más próxima he intente gritarle a Taeyang, pero ya estaba lejos, lo único que logre escuchar fue.- No llegues tarde Seungri, el jefe no es muy amigable, me saludas a mi amigo JI Yong y mucha suerte.- iba a matarlo, lo juro. Me senté y preferí respirar un poco, todo eso había sido tan rápido y confuso. No sabía cómo había llegado ahí, pero ahora me dirigía a un lugar desconocido a encontrarme con un empleo del que no tenía ni la más remota idea de que se trataba. Y por un momento recordé el papel, tal vez y podía reconocer la dirección, así que la leí.- Avenida el bosque, número 45, Chapultepec DF.- leí con atención, espera un momento, esa dirección se me hacía conocida, no acaso es. – Hemos llegado joven.- dijo el chofer mientras abría la puerta. – Gracias señor.- me baje y camine un poco, por dios tenía razón ese lugar era la feria de Chapultepec. ¿Pero qué estaba haciendo ahí? ¿Taeyang me había gastado una mala broma? Estaba dispuesto a dar la vuelta e irme a casa cuando una brisa hizo que el papel se me escapara volando, corrí hasta él y lo levante, entonces me percate que al reverso tenía algo más escrito. – Oficina de información número 4, junto a la casona del terror.- Vaya, pero en qué clase de lugar se les ocurre poner un módulo de información, pensé. Debido a que la curiosidad me estaba matando, me dirigí a ese lugar.
.- Esta casona, sí que da bastante miedo, y vaya, solo la estoy viendo por fuera, no quiero ni imaginarme como será por dentro.- me decía mientras caminaba a lado de esta, a lo lejos divise el modulo con el número 4 en la parte superior. Entre en este, al parecer no había nadie. -Buenas tardes, disculpe vengo buscando informes sobre un trabajo.- grite por si alguien me escuchaba. –Oh, sí una disculpa ahorita lo atiendo.- dijo un hombre. – Si claro, aquí lo espero.- y este ingreso de nuevo habitación en la que se encontraba.- Espere varios minutos hasta que escuche, como alguien abría la puerta de aquel cuarto. – Si no me respondes ahora, es que simplemente no te importo Seung Hyun.- dijo un chico con un tono molesto, pero a la vez su voz sonaba entre cortada, si no me equivoco, sonaba como si estuviera a punto de llorar y salió de aquel modulo, no sin antes dirigirme una mirada asesina.- No le prestes atención, solo estaba un poco enojado.- me dijo aquel hombre. – Dijo Seung Hyun.- me dije, ese chico me había nombrado y ni siquiera lo conocía, estaba hipnotizado, no podía negarlo, me había hechizado su mirada, muy a pesar de que fuera de odio, era una mirada profunda, maravillosa, increíble y esos ojos, cafés claro como avellanas, se veían realmente lindos cristalizados. Si no fuera porque era un hombre juro que me declararía profundamente enamorado. –Sí, es que yo me llamo Seung Hyun, mucho gusto, soy el jefe del lugar.- me distrajo de mis melosos pensamientos aquel joven, que mirándolo bien era un chico unos cuanto años más grande que yo, a decir verdad ahora que lo miro bien, era un joven muy atractivo, alto y con una piel muy blanca, su rostro era fino, pero para nada afeminado, tenía un cabello negro muy sedoso o eso parecía y bueno ni hablar de su cuerpo, era atlético, se veía que tenía un increíble abdomen oculto bajo esa camisa y ese saco gris que llevaba, si fuera una chica de seguro que estaría suspirando en estos momentos, sin embargo no tenía comparación con el chico de hace algunos momentos, el simplemente era otra cosa. Suspire. – Si mucho gusto.- le dije sin prestar mucha atención. – Así que usted viene por el trabajo en la casona.- me pregunto, debí haber puesto atención, pero de nuevo estaba divagando.- Si señor yo vine a eso.- sonreí enlelado. – Increíble, me parece perfecto que chicos como usted busquen este tipo de trabajos, por favor firme aquí.- me dijo mientras me daba un bolígrafo, me incline para firmar el papel. – Bien aquí esta, y entonces ¿en que voy a trabajar?- ya había recuperado mis sentidos y de nuevo me había perdido, de seguro ya lo dijo, pero esta vez tenía que saber en dónde iba a trabajar. – Ya se lo dije joven en la casona del terror.- abrí los ojos como platos, escuche bien él dijo ¿Casona del terror? – Uuusted está bromeando conmigo ¿vvverdad?- dije tartamudeando, esto tenía que ser una broma, yo no podía trabajar ahí, no, no, me negaba, - No joven, usted acaba de firmar su contrato para trabajar en la casona, pensé que ya lo sabía.- antes de que pudiera replicar, estrecho su mano con la mía y me dio un abrazo en señal de bienvenida. – Muy bien a partir de mañana, usted trabajara aquí por las tardes, bienvenido y que disfrute su estancia.- soltó y se marchó. ¿Qué es lo que había hecho? ¿Cómo había llegado a esta situación? ¿Qué se suponía que debería de hacer ahora? Miles de preguntas inundaron mi cabeza, pero lo único que yo sabía, era que a partir de ahora trabajaría en el lugar más terrorífico de la ciudad.