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Padre por Matildespitzenberger

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Notas del fanfic:

Bueno, esta ve vengo con nueva pareja por un pedido y porque me encantan estos dos, me fue bastante difícil escribirles porque ya estaba acostumbrada a la dinámica del Xiuhan pero a ver que les parece, saludos :))

 

Anuncio que también abrí un LJ hace tiempo pero recién hoy le estrené, solo por curiosa :3

 

 

 

 

Jongin volvió a su departamento y fue recibido amorosamente por Jjangah, su precioso orgullo, dejando todo el estrés de horas y horas de ensayos para el próximo estreno de su compañía de ballet, se permitió tomarla en brazos y hacerle una que otra mueca para mimarle.

Lamentablemente, su adorada 'hija' estaba pesando más de lo esperado, así que la bajó y se dirigió hasta la cocina para darle algo de comida, restringiéndole un poco la ración.

—No hay más golosinas para ti y mañana saldremos a correr— le advirtió dejándole el plato en el suelo pero la gran bola de pelos no le prestó atención, encantado por la imagen de su retoña devorar su comida, se sirvió un vaso de leche y se dejó caer en su viejo sofá dispuesto a distraerse un poco.

Sus músculos dolían así que solo se mantuvo inmóvil por un par de minutos, la verdad que a pesar de sintonizar su programa favorito el cansancio lo tenía bastante ausente. Las cosas en la compañía se estaban complicando, no había presupuesto, cada vez más bailarines renunciaban y eso hacía al maestro perder los estribos y desquitarse con la gente que quedaba. Él tenía fe, que todo saldría bien, si seguían trabajando tan arduamente como hasta ahora, conseguirían resultados impresionantes, solo que el ambiente de la sala de prácticas saturaba sus pulmones y desequilibraba su mente, cosa que solo recuperaba al volver a casa con Jjangah.

Terminó de beber su leche de un golpe obligándose a no pensar más en el trabajo y se arrastró hasta el baño, esperanzado que una buena ducha caliente relajara un poco sus músculos.

Puso algo de música movida y se dejó envolver primero por el vapor que llenaba el pequeño baño y luego con el agua de la pequeña tina, que sostuvo su malogrado cuerpo. Gracias al agua, podía divisar las heridas de sus pies, los moretones de sus canillas, así como sentía que cada músculo de su espalda trataba de reacomodarse en el lugar que le correspondía pero no obteniendo el resultado esperado, quizás era hora de llamar a Yixing y agendar una sesión de masajes descontracturantes.

E iba a seguir allí metido de no ser porque un rayo se escuchó de pronto haciendo parpadear la luz del baño, escuchó a lo lejos llorar a Jjangah mientras retumbaba otro en las afueras y un suave sonido le avisaba que la lluvia había llegado. Dejó caer su cabeza hacia atrás y comenzó a contar hasta diez, hasta escuchar como la pobre golpeaba la puerta del baño asustada por los fuertes rayos que caían.

Rezongó pero aún así salió dispuesto acobijar a la pequeña mota entre sus brazos y dejarle dormir en su cama por esta noche.

Al salir la pobre se le lanzó hasta sus piernas saltando del miedo provocando que su toalla casi cayera al suelo, le regañó por lo bajo y se vistió lo más rápido que pudo y la alzó calmando así su agudo llanto.

—¿Así estas mejor, bebé? — y Jjangah se ocultó en su cuello tiritando— Eres una cobarde— le regañó con cariño mientras la dejaba en su cama envuelta en su cobertor.

La muy fresca solo se dio una vuelta debajo de aquella gruesa manta y se acostó abrigando parte de su lado.

Sabiendo que a pesar de haber descubierto su obvia manipulación la dejó allí y volvió al baño para secar su cabello, moviendo los dedos entre sus negros cabellos trataba de apresurar el proceso pero se detuvo cuando la luz parpadeó por segunda vez y un fuerte estruendo se escuchó en el cielo y retumbó en su pequeño balcón.

Preocupado de que el frágil cielo que Jongdae le había construido no se haya caído y causado un accidente mayor, se dirigió a toda prisa abriendo el ventanal para revisar recibiendo parte de la torrencial lluvia. Parte de la frágil estructura se había perforado y colocó una vasija vacía para evitar que su balcón se inundara e iba a volver al interior de no ser porque escuchó un leve quejido salir entre su chatarra.

Se quedó quieto un momento y pudo escuchar una leve respiración, curioso de quién era su intruso, se acercó al rincón y con la escasa luz divisó una bola de pelos un poco más grande que su puño. Era un gato colorino, asustado y mojado, quizás había caído tratando de escapar de la lluvia y se terció con ese cielo tan mal hecho y que gracias a la lluvia le provocó dicha caída.

—Hey... — le llamó para sacarle de tal escondido lugar — ven aquí... tranquilo, no te haré daño— el gato hizo contacto con él y Jongin supo que sería un amigo difícil, aún así quería revisar si no se había lastimado.

Al final se arriesgó a tomarlo y el pequeño gato al primer intento le arañó mostrándole sus dientes en son de advertencia, Jongin no quiso perder el tiempo y lo tomó sin más e ingresó nuevamente para revisarlo mejor.

Monggu, curiosa asomó su cabeza de entre en cobertor y al ver que traía un extraño ser se puso a ladrar.

—¡Quieta! — le ordenó pero eso hizo peor la cosas porque ahora el minino también alzaba la voz en un tono de guerra mientras se retorcía en su mano. Por lo que prefirió dejar su habitación con Jjangah adentro y revisar al pequeño arrisco gato en su living.

Sacó el polerón de su bolso de práctica y depositó al animal encima pero este estaba lejos de querer quedarse quieto, más aún si se seguía escuchando los alaridos de Jjangah encerrada en la otra habitación. De todas formas se volteó por un momento y buscó su kit de primeros auxilios con urgencia, para cuando volvió hacia el gato nuevamente, la imagen de este cojeando debido a su pata herida e intentando escapar le rompió el corazón.

—Hey, amigo no te muevas— le susurró afectado por su estado y lo tomó nuevamente entre sus manos y lo depositó en el polerón para revisar su herida.

No sabía identificar si era superficial o no y eso le hacía sentir peor, así que optó por desinfectar la herida pero el gato estaba lejos de querer cooperar. Decidiendo tomarle entre sus brazos y apresar parte de su delgado y mojado cuerpo sin mayor fuerza pudo atender la herida moderadamente pero los insistentes maullidos de dolor del pequeño animal seguían martillando su fuerte corazón.

—Ya pasará amigo— le comentó en un susurro adolorido y en la misma postura trató de vendar su pata, teniendo cuidado de no apretar tanto el vendaje, cuando creyó terminar volvió a dejar al animal en su polerón y corrió a su habitación para traer el secador.

Ahora sentado en el sillón con ese huésped gruñón, conectó el secador y en el nivel más bajo acercó el aparato en una distancia prudente y comenzó a secar su fino y pegoteado pelaje. El minino se seguía quejando pero ya no le prestaba tanta atención porque mientras pasaba su mano por el lomo del animal, podía sentir pequeñas costras y hendiduras así como también cuan delgado estaba porque sentía por completo sus costillas.

—Para ser tan pequeño tienes más heridas que un soldado— comentó y al parecer el minino le entendió porque dejó salir un particular maullido — ¿Qué?, ¿Te he ofendido? — le interrogó gracioso por su reacción y porque su pelo se había esponjado de tal forma que ahora parecía una pelota con patas.

Luego de secarle, le preparó leche y desmenuzó con sus manos el último pedazo de pollo que le quedaba, volvió hasta su huésped que al parecer se estaba acostumbrando a su polerón, le acercó los pequeños platos pero el animal no tenía ganas de comer y por más que insistió no consiguió que el pequeño probara aunque sea la leche.

Renunciando a su propósito pero viendo cumplido parte de su acción como buen samaritano, le dejó descansar, procurando que no se fuera a caer del sillón o salir del departamento.


+


Al mañana siguiente, salió más temprano de lo usual de su casa con su gigante bolso de práctica pero con el pequeño gato que descansaba entre sus brazos.

Corrió para alcanzar el tren y llamó un poco la tención por su abrupta entrada pero lo hizo aún más al tener dicho animal entre sus brazos envuelto escandalosamente por su polerón. Algo avergonzado se arrinconó y dio la espalda al resto mientras se fijaba en los ya conocidos edificios de la ciudad de Seúl, realmente adoraba contemplarla, de día, de noche, con el sol quemándole las pestañas o como ahora sombría y húmeda, podría continuar así todo el trayecto de no ser porque la voz de un niño cortó sus pensamientos.

—Mami, es Minseok— dijo el menor tirando del abrigo de su madre mientras apuntaba hacia su dirección— Mami, míralo es él

Jongin alzó la vista, de cierta forma preocupado de que el gato que tenía entre sus manos perteneciera a otra persona.

—¿Minseok? — repitió su madre curiosa dirigiendo su mirada hacia la misma dirección que su hijo— Disculpa, joven... — le llamó y él se volteó algo nervioso.

La mujer observó detenidamente al gato y levantó al menor depositándolo en su regazo.

—Él no es Minseok, ese es un gato ordinario— le corrigió y el menor se tranquilizó.

Pero Jongin estaba de cierta forma molesto ¿cómo que gato ordinario? y de todas formas, ¿a quién se le ocurre ponerle 'Minseok' a un gato?. Echando un poco de chispas ofendido por el comentario y la forma despectiva a la que se dirigieron a su gato, se bajó del tren y caminó a toda prisa hasta la veterinaria que él tan bien conocía.

—¿Jongin, qué haces aquí?, ¿pasó algo con Jjangah? — preguntó sorprendido.

—No, Lu hyung — le dijo confianzudamente ingresando a su consulta depositando a gran bola de ropa sobre el mesón metálico— Es que ayer cayó este gato a mi balcón y está mal herido lo traje para que lo revises— le informó dejando al descubierto el cuerpo del malogrado animal.

—Pudiste llamar, tengo una operación dentro de poco— le regañó preparándose para hacerlo.

Pero Jongin guardó silencio, estaba más concentrado en como el pequeño gato maullaba y buscaba la forma de bajarse y salir de allí.

Y así vio a su viejo amigo, revisar a su acompañante, miró sus ojos, sus dientes, le tocó el lomo y escuchó sus latidos y atendió su herida.

—¿Este vendaje lo hiciste tu? — preguntó y el solo asintió— debería darte vergüenza— y quiso golpear al mayor — Este hombrecito está desnutrido, tiene un esguince en su pata y un pésimo carácter— lo último lo dijo porque al tratar de revisar su boca, el minino le había mordido la mano— debe ser callejero, ¿planeas quedártelo?

Esa era una buena pregunta, Jongin siempre ha sido más amigo de los perros que de los gatos y Jjangah es su prioridad número uno, sin mencionar que su primer encuentro fue horrible y luego a la hora de dormir, la pobre le gruñía en sueños porque aún tenía el olor del pequeño animal impregnado en su ropa.

— Si quieres puedes dejarlo aquí, lo atenderíamos y dejaríamos listo para darlo en adopción— le dio otra opción pero de cierta forma no estaba conforme con ello.

¿Y si se lo llevaba un niño que resultaba ser igual de descuidado como el niño del tren? no, no podía confiar plenamente que sería adoptado por una familia responsable ¿y si el gato se escapaba en una noche de lluvia? ¿y si se volvía a lastimar?.

—¿Jongin?

—Me lo quedaré

—¿Seguro?, con lo mimada que es Jjangah, lo más probable es que tengas problemas

—Me las arreglaré

—De acuerdo, lo atenderé mientras llenas el registro, ya sabes dónde están los papeles

Jongin buscó en el mueble de su hyung su expediente en esa veterinaria, lo sentía por Jjangah pero ya no sería hija única.

Esperó a que Luhan desparasitara al minino y le colocara una vacuna para su herida mientras llenaba los espacios en blanco. Colocó su nombre, dirección y teléfono, solo faltaba el nombre.

Y ya había uno dando vueltas en su mente.

—Listo, ha quedado como nuevo — le avisó el mayor.

—Antes de irme compraré algunas cosas— informó dándole el registro de su nuevo miembro de su familia.

—¿Comprar o fiar?— interrogó dudoso— ¿Seokkie? — leyó.

—De Minseok —explicó algo avergonzado — y te pagaré luego del estreno, esta vez sí lograremos un éxito

Pero Luhan nunca quedaba conforme con esas respuestas, es más Jongin sabía que esperaba su momento de debilidad para decirle que volviera a su casa y hablara con su padre para volver a estudiar pero Jongin, no haría algo forzado, nunca lo hacía.

Al final fió una linda cadena blanca, un ratón de juguete, una vara con plumas y algo de comida, su cuenta aumentaba proporcionalmente al cariño que sentía por sus 'hijos' así que no se preocupaba.

— Ven en un mes, quiero hacerle un chequeo y verlo más domesticado... Es un salvaje — se quejó y al parecer Seokkie le entendió porque respondió con un gruñido. 


+


La verdad es que no pudo comprobar si tener a Jjangah o a Seokkie juntos sería una buena idea, porque luego de llegar al departamento, su hermana mayor pasó a buscar a su 'hija', para llevársela por un tiempo. A veces odiaba que hiciera eso pero era lo mejor, con su hermana, Jjangah podía tener lujos que con él era imposible. Así que con el dolor de su alma la dejó irse. 

Lo bueno es que esta vez no se sentiría tan solo, esta vez tendría toda su atención para Seokkie y su recuperación, el problema es que al parecer a él no le agradaba mucho su compañía, porque cuando intentaba acariciarle este se corría o cuando lo dejaba en su regazo, a pesar de su lesión el pequeño gato terminaba arrastrándose lejos de él. 
Pasaban los días y el minino seguía sin comer, viéndose cada vez más decaído y huraño. 

— Los gatos son muy sensibles a los cambios, de seguro se siente abrumado de tenerte tan cerca todo el tiempo — le explicó su mejor amigo Sehun.

—¿Y qué debo hacer?

—Lo mejor que puedes hacer es obligarle a que coma

—¿No me acabas de decir que los gatos son sensibles?

—Sí pero también aprenden a la fuerza, si lo obligas a comer y quedarse a tu lado cuando quieres, comenzará acostumbrarse 

No quedó conforme con el consejo de su amigo pero era lo único que le quedaba por hacer, si no le obligaba, lo más probable es que termine por empeorar su condición y eso no iba a permitirlo. Así que sacó una jeringa que guardaba y la lavó para quitarle el resto de jarabe, la llenó de leche teniendo una mejor idea de pronto. 

La verdad es que creía que obligar al minino sería una mala idea, tenerlo a la fuerza solo haría que se alejase más de él, así que esperaba que su plan funcionase. Se recostó en el suelo frente a él y colocó la jeringa cerca de su hocico, presionó la parte trasera para derramar un poco de leche y dejó que por su interés cediera. 

Tal y como sucedía siempre, Seokkie volteó su cabeza pero Jongin no se dio por vencido y guió la jeringa hasta su hocico nuevamente logrando que parte de la leche se derramara en su boca, el minino la limpió por reacción girándose de pronto hacia su dirección. 

—¿Quieres más? — preguntó Jongin encantado de haber conseguido su atención y siguió presionando para darle más leche, consiguiendo que Seokkie lamiera la punta como si su vida dependiera de ello — Estas muy hambriento— comentó enternecido al ver como su pata buena sostenía la jeringa y él al ver que tenía la jeringa en su boca, presionó un poco para darle más. 

Al terminar se sintió satisfecho por su hazaña y se quedó vigilando el minino quién degustaba hasta la última gota de leche en su hocico y limpiaba repetidas veces sus patas pasándoselas luego por sus ojos. 

—Eres demasiado arisco, ¿te sucedió algo malo? — le preguntó sin quitar su vista del ocupado minino, sabía que no obtendría respuestas, solo necesitaba hablar con él para sentirse más cercano— A pesar de eso, eres muy lindo— comentó posando la punta de sus dedos en la cabeza del animal y la rascó suavemente logrando que el pequeño comenzara adormecerse. 
Siguió con sus caricias hasta que el pequeño se durmió y se quedó un momento para cuidar de sus sueños. 


+


Jongin, ahora diariamente le daba a Seokkie su leche con la jeringa y le acariciaba suavemente hasta que caía dormido, los primeros días y debido a su lesión este se quedaba en su polerón inmóvil pero una vez ganando más seguridad y fuerza comenzó a explorar su alrededor. Solo a ras del suelo. 

Su campo de confianza era el metro cuadrado de su living, una vez le vio intentando entrar a su habitación pero luego de husmear un poco se volteó nuevamente hacia su zona de confort. 
Cuando le escuchaba hacer la leche, este se asomaba en la entrada de la cocina y le maullaba de forma insistente y no halló nada más divertido que simular conversaciones para que se acostumbrara a su presencia.

—Miau

—¿Qué? — le preguntó mientras vertía agua en su plato

—Miau — dijo esta vez a secas. 

—No te entiendo— habló mezclando la leche

—¡Miau!

—Si no hablas más claro, no te entenderé.

—¡MIAUU! — Chilló aún más fuerte dejándolo pasmado. 

—Que descaro el tuyo, gritarle a tu dueño— le mosqueó llevando su plato al living siendo seguido por Seokkie, quién volvió a responderle con un maullido corto haciendo la situación más divertida aún. 

Esta vez influenciado por su buen humor, quiso probar si sería capaz de beber por su cuenta desde el plato, así que lo dejó a un costado de su polerón y el minino se acercó bebiendo sin problemas. 

Jongin, casi termina derretido de la emoción. Se sentía muy orgulloso de su pequeño progreso. 


+


Pasada la semana Seokkie ya tenía otro aspecto, ya no lucía decaído, su pelaje colorino brillaba con más fuerza y quizás era un poco pronto para decirlo pero al parecer ya estaba curado de su lesión, porque ahora podía brincar y subirse a su sofá sin problemas. 

Se había apoderado por completo de su polerón y además de beber leche ahora podía comer sin problemas. Otra cosa que lo tenía contento es que el minino por lo menos ingresaba a la cocina y lo hacía siempre detrás de él brincando a cada paso impaciente por su comida. 

También tenían otras conversaciones, por ejemplo cuando llegaba después de las prácticas, al parecer le regañaba por haberlo dejado solo y la única forma que podía calmarle era acariciándole la cabeza por un buen rato hasta que se cansaba y se recostaba en su lado favorito del sofá satisfecho por su atención. 

Jongin había aprendido a descifrarle en ese pequeño tiempo a solas. Seokkie, era un gato muy reservado, era curioso solo cuando él no estaba cerca, a veces se ocultaba para ver sus pequeñas y tiernas hazañas, como rodar por el piso, jugar con las moscas o incluso cuando recién había comenzado a escalar su sofá. 

También habían veces en que el pequeño se le quedaba mirando, como tratando de analizarle, sus grandes ojos negros le seguían a todas partes cada vez que se aparecía por su living, le causaba risa porque pareciera ser que el minino esperaba alguna excusa para dejarle pasar por su living. A veces le respondía, 'Voy al baño', 'Haré la comida', 'Me voy a mis prácticas' y él apartaba la mirada satisfecho por su reporte. 

No lo quería admitir del todo pero se encontraba totalmente embobado por el gato, a pesar de su complicada personalidad, adoraba cada pequeña cosa que hacía y su chillona voz le alegraba cada segundo. Pequeñas detalles como cuando bostezaba o se acombada en su polerón le robaba un suspiro derretido por la tierna imagen del animal. 

Le quería como otra parte de su ser, como un hijo más y deseaba que se recuperase y fuera más fuerte y hermoso. 

Seokkie, le ayudaba a liberar su estrés de otra forma, que lo dejaba tranquilo porque el silencio que compartían era a la vez emocionalmente tan íntimo, que las palabras eran innecesarias, a pesar de tener una rutina, sus pequeños momentos juntos era tan apreciados y enriquecedores que Jongin a pesar de estar tan desgastado terminaba con una sonrisa radiante estampada en su cara.

El problema ahora era hacer que por fin Jjangah y Seokkie congeniaran juntos. Su hermana acababa de traérsela y no llevaban ni cinco minutos solos los tres y todo el departamento era un caos entre maullidos y ladridos desesperados. 

Que difícil era la vida de un padre soltero y joven.

—¡Silencio! — gritó entre enrabiado pero feliz con la idea de que sus días serían más divertidos gracias a esos dos. 

 

 

Fin

 

 

Notas finales:

Espero sus comentarios, nos leeremos en otra historia :))


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