El ensayo había empezado hacía una hora y las nueve chicas seguían las instrucciones de la profesora de baile que les enseñaba paso a paso la coreografía para “Paparazzi”. Era bastante complicada, por lo que después de cuatro horas ensayando seguían habiendo muchos fallos.
-Veamos que tal solas -dijo la profesora poniendo la canción.
Yoona, a través del espejo que tenían enfrente, seguía los pasos de Hyoyeon que era a la que mejor le salia. En un momento desvió la mirada a Sooyoung, la cual, sin mirar a nadie, bailaba perfectamente la complicada coreografía. Movía las caderas de forma seductora, o se movía de forma que el corazón de Yoona empezó a latir más fuerte de lo normal.
Sooyoung sentía los ojos de la morena clavados en ella y cuando le devolvió la mirada a través del espejo, esta le rehuyó con la mirada, volviendo a sumergirse en el baile. Sus movimientos era fuertes y ágiles, mostrando su fino cuerpo. La ropa no ayudaba. Llevaba una camiseta azul marino de tirantes, ajustada y mojada en sudor, que remarcaba cada curva, y aquellos pantalones de deporte negros, que le llegaban justo por encima de las rodillas, remarcando sus muslos.
Al acabar el ensayo, después de comer en ese misma sala, Yoona se levantó para ir al baño y cuando salió de la sala, la castaña se levantó y la siguió.
La morena entró en el baño, consciente de que su amada la seguía. Se metió en uno de los baños individuales y la castaña se coló antes de que cerrara la puerta, atrapando a Yoona entre su cuerpo y la pared.
-Yoona por favor, no soporto verte así de distante conmigo -negó con la cabeza mientras aguantaba las lágrimas.
-No confiaste en mi.
-Y fui una idiota al no hacerlo, -le cortó- eres mi novia y debí creerte cuando dijiste que no ocurriría nada entre vosotros, pero no lo hice, dudé de ti, pero dudé porque tenía miedo a perderte. Yoona, ambas sabemos lo que nos ha costado estar juntas, y no quiero perderte por nada del mundo.
-Soo... -acarició su mejilla- No vuelvas a dudar de mi.
-Nunca más.
-Te quiero y me niego a perderte, anoche... -dudó- acabé medio borracha porque el alcohol me ayudaba a llenar el vacío que había dejado aquella discusión. Fue una estupidez y fui una inmadura, pero estaba cabreada contigo y a la vez tenía miedo de perderte... -sus ojos se llenaron de lágrimas- Tenía tanto miedo... -se tapó la cara cuando empezó a llorar.
-No me vas a perder, -le abrazó y limpió sus lágrimas- te quiero demasiado.
-Y yo a ti.
Se acercó a ella, parando a milímetros de sus labios, sintiendo de nuevo el aliento olor a café con leche de la castaña.
-Sabía que me seguirías hasta aquí -susurró la morena.
-Eres demasiado lista.
-Bebí para olvidar el sabor de tus labios, porque los echaba de menos.
-Entonces bés...
Antes de que acabara su petición, Yoona rodeó su cara con las manos y la acercó a ella hasta que sus labios se juntaron. Abrieron la boca, dejando paso a sus lenguas que comenzaron un extraño juego que nunca antes habían experimentado. Se besaron desesperadamente, buscando el sabor de la otra.
Sooyoung pasó a su cuello, besándolo y mordiéndolo suavemente mientras bajaba las manos hasta sus glúteos. Subió de nuevo, buscando de nuevo aquellos labios que la tenían tan enganchada. Se besaron hasta que les faltó el aire y se alejaron.
-Deberíamos volver -susurró la castaña acariciando la nuca de la morena.
Cogidas de la mano, volvieron a la sala de ensayos donde sus compañeras habían vuelto a ensayar.
Todas miraron con alegría a la pareja y les sonrieron.
Aquella misma noche, con la escusa de la reconciliación de ambas, las chicas salieron de cena. De camino al restaurante, Sooyoung miró a su novia. Llevaba un vestido rojo oscuro sin tirantes, ceñido en la cintura, y la falda de tul, de varias capas que le llegaba un palmo por encima de las rodillas, por último llevaba unas medias negras y finalmente unos tacones del mismo color que el vestido.
Ella en cambio iba algo más sencilla, llevaba una camisa blanca arremangada, unos vaqueros negros, ajustados y unos tacones negros.
Cenaron todas juntas en una enorme mesa alejada de los demás clientes.
-Tiffany -dijo Taeyeon al acabar de cenar- ¿crees que en tu cama cabemos las dos?
-¿Por qué lo preguntas? -preguntó algo sorprendida.
-Porque seguramente esta noche haya jaleo en mi habitación y no quiero molestar.
Miró a Yoona y Sooyoung que inmediatamente se sonrojaron y comenzaron a reír junto con las demás.
-¡Tae! -se quejó la morena- ¿Por qué eres así?
-Era broma... pero ya que habéis arreglado las cosas al menos os dejaré a solas, ya lo que hagáis no es asunto mio.
Todas se echaron a reír.
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Volvieron a casa a eso de las doce, Taeyeon realmente se fue a dormir a la habitación de Tiffany y Seohyun. Cuando ya todas se fueron a dormir, la pareja aún estaban en el sofá viendo la tele.
-Me alegro de volver a estar bien -susurró Yoona.
Sooyoung le sonrió y besó suavemente sus labios.
-Te quiero -dijo incorporándose en el sofá para besarla mejor.
La morena se sentó a ahorcajadas en sus piernas, rodeando su cuello con los brazos.
Sooyoung apagó la tele y se levantó con la morena en brazos, que rodeaba su cintura con las piernas y ella la cogía de los glúteos para sostenerla. Caminó hasta su habitación y entró cerrando la puerta tras de si. Apoyó a Yoona sobre el mueble que había enfrente de las camas y siguió besándola. Bajó la mano hasta su muslo, acariciándolo y al momento rasgó las medias hasta romperlas. Subió las manos, metiéndolas por dentro del vestido para sacárselo por la cabeza, después le arrancó las medias que quedaban y volvió a centrarse en sus labios después de dejarla en ropa interior.
La morena pasó las manos por el pecho de la castaña, bajándolas y desabrochando los botones de la camisa hasta abrirla por completo, pasó las manos por sus hombros y la dejó caer en el suelo. Volvió a bajar las manos para desabrochar el botón del vaquero y fue la misma Sooyoung la que se encargó de quitarse los pantalones.
La castaña volvió a coger a Yoona en brazos, cogiéndola de los glúteos como antes y esta vez la tumbó con delicadeza en su cama. Subió por encima de su cuerpo, besando su vientre, escote, cuello y labios. Se alejó un poco para mirarla a los ojos.
-Estás temblando -susurró Sooyoung- ¿quieres que pare?
-No, -le besó- sólo estoy algo nerviosa.
-Yo también estoy nerviosa -sonrió- ¿Estás segura de que quieres que siga?
-Sigue por favor -rodeó su cuello con los brazos para atraerla hacia ella y besarla.
Aquella noche fue más larga que cualquier otra. En aquella habitación solo se podía escuchar los gemidos de ambas y las respiraciones agitadas; se respiraba excitación, amor y pasión. No planearon nada, simplemente se dejaron llevar por la magia del momento, entregándose por completo a la otra, confiando plenamente.