Capítulo 2: Deberías comprenderlo.
-¡Tú me golpeaste Shizuo-kun, no sé cómo pudiste ser tan cruel!...
Se había levantado temprano por la mañana, dispuesto a cuidar a Izaya, tal como se lo había indicado su jefe, justo a las 8:00 am se presentó en la puerta de aquel departamento y abrió lentamente esta, esperaba tener un buen día igual al anterior, sin embargo lo que voy al otro lado de esta le dejo completamente desconcertado.
-¿Qué estás diciendo? ¿Cómo pude yo haberte golpeado?-Pregunto Shizuo observando a un muy desmejorado Izaya.
-Tú me golpeaste, levantase la señal de tránsito y me golpeaste con ella, eres una bestia Shizuo-kun- Izaya estaba notablemente herido, uno de sus labios estaba partido se notaban a simple vista un gran número de hematomas en todo su cuerpo.
Shizuo por desgracia no lograba unir todos los cabos sueltos en el asunto, había cerrado la puerta de aquella casa por la tarde del día anterior, y estaba tan cerrada en el mañana como lo estuvo el día de ayer, sin embargo el joven a su cuidado parecía haberse metido en un horrenda pelea callejera, con moretones por todo el cuerpo, y algunas cortadas o rasguños superficiales.
-Maldición Izaya, soy más fuerte que tú, pero aun así yo sé que me es imposible levantar una señal de tránsito. Ya dime ¿Cómo te hiciste todas esas heridas?- Hablo con voz potente y seria el rubio.
- Tú me las hiciste- Respondió el otro, complemente convencido de que shizuo había sido el causante de todas sus contusiones, el rubio había arrancado una señal de tránsito desde el piso y le había golpeado brutalmente y sin previo aviso.
- No te hagas el gracioso conmigo Izaya, no me está gustando tu broma, tu padre me ha dicho muy claramente que no puedes salir de esta casa a menos que seas acompañado ¿A dónde diablos te escapaste? ¿Y cómo rayos lograste salir de aquí? Estoy seguro de haber cerrado bien la puerta- Susurro lo último más para sí mismo.
-En Ikebukuro ¿No te acuerdas? Tú estabas allí…
Shizuo estaba a punto de golpear realmente a izaya, la situación le estaba superando, no entendía de qué manera esa maldita pulga había inventado toda esa loca historia, sobre que le había golpeado con una señal, aquello era ¡Físicamente imposible!
Su teléfono celular sonó de improvisto, cortando de inmediato sus planes asesinos en contra de Izaya, lamentablemente quien le llamaba era su jefe…
-Shizuo-kun, Izaya me ha contado sobre lo que sucedió ayer.
-Señor, de verdad lo lamento, no sé cómo logro escarpar, yo de verdad deje la puerta cerrada.
-Está bien Shizuo no te preocupes por eso, tengo poco tiempo, shinra ira hoy a casa de Izaya, pídele que te explique “La situación”.
-¿Qué situación? Señor, espere- Lamentablemente la llamada fue finalizada en ese mismo momento, y entonces Shizuo volvió a estar en cero.
El rubio se limitó a mover sus pies hasta uno de los sofás y se sentó allí sin siquiera prestarle atención al pelinegro, así pasaron al menos unas unos 2 horas sin hablar absolutamente de nada.
Entre más lo pensaba, mas florecía su furia interna, aquella pulga le había metido en un horrible embrollo del cual realmente no sabía cómo iba a salir, ese fue el primer momento en el que quiso renunciar, y también fue el momento en que comprendió porque hasta la madre de Izaya le odiaba.
Suspiro por milésima vez, mirando el techo del departamento, completamente ido, hasta que un ruido lo trajo de vuelta a la realidad.
Ambos giraron en dirección a la puerta, allí ingresaba un joven de mediana altura, ataviado en una pulcra bata blanca, observo a Shizuo curioso, y luego sonrió extendiendo su mano.
-Buenos dias, soy Shinra, el médico de Izaya-kun- El doctor estiro su mano, Shizuo no muy convencido acepto el saludo, si la pulga tenia medico particular, entonces esas situaciones sucedían más a menudo de lo que él pensaba.
- Shinra- Susurro Izaya, pero ni siquiera miro al doctor.
- Izaya-kun, esta vez si te has sobre pasado ¿Cómo te hiciste tantas heridas?
-Fue Shizuo-chan, el me golpeo con una señal de transito- Expreso el pelinegro, esperando que alguien le creyera.
- Ahhh!!! Así que fue Shizuo- Comento el pelinegro evaluando la situación- ¿Y dónde fue eso? ¿En inkebukuro?- Inquirió levantando una de sus cejas, Izaya asintió.
Shinra pasó de largo junto al rubio, curo como pudo las heridas de Izaya, evaluó el daño y lo arrastro hasta su habitación, allí lejos de la mirada del rubio le inyecto un poderoso calmante, luego volvió a la sala como si nada hubiera pasado.
-Tks ¿No entiendo como puede ser tan problemático? Esa pulga es insoportable- Espeto- No sabe más que causar problemas...- Quejo, mientras que Shinra le dirigía una mirada entristecida.
-Deberías intentar comprender a Izaya...-
-¿Quien podría comprender de ese niño arrogante?-
-Él tiene esquizofrenia....
Los ojos de Shizuo se abrieron de sobre manera, no sabía si estaba escuchando bien, pero creía haber oído que la pulga problemática tenia esquizofrenia, eso no podía ser posible… ¿O sí?
-¿Qué acabas de decir?- Pregunto el rubio como incrédulo de lo que había oído.
Shira soltó una curiosa carcajada Shizuo no podía creer lo que relajado que estaba para hablar de un tema tan complicado.
-Que bromista eres, seguro ya lo sabias- Dijo el doctor restándole importancia.
-¡Saber y una mierda! A mí nadie me dijo nada- Exclamo Shizuo al borde de la cólera.
Entonces la expresión de Shinra se desconfiguró, no lo podía creer ¿En verdad habían enviado a alguien con Izaya sin informarle su situación?
-Eso no puede ser posible, tu deberías haberlo sabido- Comento el pelinegro descompuesto por la noticia, Shizuo se limitó a negar con la cabeza, Shinra entonces salto como un resorte del sofá donde se encontraba cómodamente sentado y corrió hacia la cocina abriendo un cajón, el segundo de toda la estancia que no tenía llave, el primero era un cajón pequeño lleno de artefactos de platico y poco contundentes.
El medico saco una variedad de pequeñas cajas de colores, luego de un segundo Shizuo las relaciono con medicamentos, pero no entendía la obsesiva actitud del pelinegro contando cada una de las tabletas con desesperación.
-¿Puedes explicarme que mierda está sucediendo de una vez por todas?- Pregunto el rubio exasperado.
-Es Izaya… Sus medicamentos, él no ha tocado sus medicamentes, deben ser al menos unos cinco dias sin ellos- El pelinegro ahora lograba unir los cabos sueltos, esa era la razón por la que Izaya había tenido una alucinación tan espantosa y se había provocado todas esas horribles heridas, llevaba cinco malditos dias sin sus importantes medicamentos.
-Cinco dias…- Repitió el rubio sin darle importancia.
-Si, por eso te acuso de haberle golpeado, seguro tuvo una horrible alucinación, las más fuertes siempre ocurren en Ikebukkuro, gracias a eso somos capaces de discernir si fue una alucinación o quizás ocurrió de verdad.
-Ikebukkuro, claro por eso el parecía tan convencido de que yo le había golpeado en ese lugar- Comento el cuidador impresionado.
El silencio se hizo por largos momentos ninguno de los dos hablaba, Shinra volvió a su lugar en el sofá, del mismo cajón había sacado una hoja de papel blanca pero en alguna zonas algo roída.
-Ven aquí Shizuo, necesito hablar contigo, sobre Izaya…- Murmuro sin moverse de su lugar en el sofá, sin siquiera desviar la vista hacia su interlocutor.
La bestia camino a paso lento sentándose en el sofá que siempre utilizaba Izaya, por supuesto este quedaba estratégicamente frente al sofá donde estaba sentado Shinra, no cruzo palabras simplemente espero que el medico se decidiera a hablar.
-¿Hace cuánto te contrataron?- Pregunto Shinra nervioso.
-Hace tres dias, pero comencé ayer- Explico el rubio.
-¿Quién te contrato?
-Por supuesto que fue el padre de Izaya- Contesto este sin hacer muchos detalles.
-No me refiero a eso- Explico el otro con seriedad- Lo que en realidad quiero saber es… ¿Estaba su mujer junto a él cuándo te contrataron?-
-Si…- Contesto el otro medio confundido por la pregunta- ¿Qué tiene eso?
-Eso explica muchas cosas- Expreso Shinra- Esa mujer odia a Izaya con todo su corazón, ella jamás menciona la enfermedad de su hijo y odia el hecho de que alguien la mencione- Explico el doctor con calma.
-Yo solo llevo unos años junto Izaya-kun, de hecho comencé a trabajar con el apenas deje la universidad, sin embargo no tengo todos los antecedentes de su enfermedad, aunque si me dieron un extenso historial clínico- Explico- se presume que Izaya tuvo esquizofrenia desde el nacimiento, sin embargo solo se le pudo diagnosticar a los seis, antes de eso tuvo varios otros diagnósticos- Explico- Bipolaridad, depresión, incluso pensaron que podía tener alguna clase de síndrome psicopático.
El rubio escuchaba atento las palabras del médico.
-¿Qué hiciste con Izaya?-Pregunto recordando de pronto que la pulga no estaba molestando a su alrededor como siempre.
-Le inyecte un calmante, es probable que no despierte hasta la tarde, pero es peligroso que se quede despierto por la noche así que más tarde antes de que te vayas, debes encargarte de que consuma este medicamento- Le entrego una pastilla- Si no fuera mucho pedir, me gustaría que te quedaras hasta que el ya este dormido, desde el día de mañana deberá retomar su tratamiento con normalidad, este es su horario- Extendió la blanca hoja que hacía unos instantes había extraído de aquel cajón.
Shizuo reviso el horario con rigurosidad se sorprendió al ver la cantidad de medicamentos, y las veces al día que debía tomarlos, seguro el caso de Izaya era realmente serio, eso en parte le preocupaba.
-No debes preocuparte mucho Shizuo, seguro el día de ayer fue difícil, pero la verdad es que Izaya con sus medicamentos es bastante dócil, tiene muy buen humor y siempre anda haciendo bromas quizás tenga una extraña afición a molestarte con sus bromas, pero es mucho más fácil de controlar que cuando no toma sus medicamentos.
Shizuo no podía creer lo que estaba oyendo, se había metido en un gran lio por unos miserables billetes, bueno en realidad por una buena cantidad de miserables billetes, sin embargo esa situación lo superaba, no se sentía capaz de poder cuidar a un Esquizofrenico.
Resoplo al tiempo que pasaba una mano por sus desordenados cabellos.
-¿Qué tiene que la madre de Izaya estuviera presente cuando me contrataron?- Pregunto recordando lo que anteriormente había dicho Shinra.
El pelinegro bajo la vista y negó con la cabeza.
-Ella le odia, ni de niño le tuvo cariño- Confeso levantando sus hombros con algo de resignación.
-¿Cómo que le odia? ¡Es su hijo!- Exclamo desesperado.
-Está enfermo y de pequeño y sin medicamentos Izaya le dio muchos problemas a esa familia, la mujer de hecho no quiso tener más hijos, pensando que todos serian iguales a Izaya.
-¿Y las niñas?- Pregunto por la gemelas.
-Adoptadas ¿No lo sabias?- Aquello le cayó como balde de agua fría, observo la puerta donde se situaba la habitación de Izaya y volvió a suspirar.
-No puede creer todo esto