_. Un… un gusto en conocerlos –hizo una pequeña reverencia de educación para luego sonreír suavemente, no podía creer que estaba en frente de modelos y menos de sus modelos favoritos, siempre veía los desfiles que hacían en pasarela o si no por online.
_. Un gusto primor, me llamo Sai Uchiha, pero me puedes decir cariño, dulzura, amor, lo que te convenga mejor de esa linda boquita –beso la mano del rubio el cual estaba sorprendido de la rapidez en la que llego el azabache frente a él y de la forma en que le tomo la mano con tal confianza.
_. Un… un gusto Sai-san –decía el ojiazul con una gotita estilo anime en la nuca, retiro su mano del azabache disimuladamente mientras sonreía nerviosamente.
_. Sai ya deja de insinuarte a la gente que se te cruza por el camino –dijo un rubio mientras apartaba al azabache para saludar al recién llegado- mucho gusto, como ya escuchaste me llamo Ino Yamanaka –sonrió animado el rubio el cual fue correspondida con una sonrisa de parte del menor.
_. Yo soy Sakuno Haruno –esta vez fue el turno de hablar mientras examinaba al menor de pies a cabeza.
_. Sasuke Uchiha –dijo cortante el azabache mientras se retiraba del lugar para hacer su sesión.
_. Ahora que te miro bien, ese no era el traje que Ino quería ponerse, pero no le cerraba porque estaba muy gordo? –Sai miraba fijamente al menor el cual se comenzaba poner nervioso ante la mirada que le daba este- pero se te ve mejor a ti Naru-chan, por cierto, eres nuevo en la empresa? Si es así te tengo que darte concejos de supervivencia en el área…
_.N... no estaba gordo –dijo el rubio que estaba sonrojado, no podía creer que digiera eso el azabache frente a Sasuke-kun ahora creería que comía en exceso y era n cerdo, miro de reojo al azabache el cual le ignoraba olímpicamente pero mantenía su vista en el recién llegado y eso le molestaba.
_. No, no trabajo aquí, solo vine a acompañar a mi oto-san y Kurama-san me mando a vestirme de esta forma, lo único que quiero es cambiarme y ponerme pantalones, es incómodo tener un vestido puesto –murmuro mientras se cubría aún más con la chaqueta de su oto-san.
_.Pero si se te ve bien puesto con vestido, no lo crees Sasuke? –dijo el azabache mientras observaba a su hermano.
_.hmp, como si me importara como se viera ese dobe –dijo para luego irse a su camerino, ya se estaba hartando de las estupideces de Sai, a veces dudaba que Sai tuviera sangre Uchiha en sus venas... tal vez era adoptado por sus padres por obra de caridad, si tal vez sea eso.
_. Teme -murmuro con un pequeño mohín, la ilusión de su modelo favorito se vino abajo con el comportamiento y ese maldito insulto. Hoy mismo llegaría a casa y quemaría todas las revistas que tenia del azabache, bueno no todas… no las de edición limitada esas eran invaluables y eso sería todo.
_. No le tomes importancia Naru-chan, siempre es así, solo tiene la apariencia de un adonis pero su personalidad en realidad es un amargado de primera –dijo el hermano del azabache con una sonrisa que le daba algo de miedo, era realmente falsa.
_. Naruto aún no te vas a cambiar? –dijo una voz femenina a su espalda, el rubio volteo y vio a la chica que se llevó a su padre.
_. Ah Konan-san, -dijo el rubio para lego caminar hacia ella- mi oto-san ya termino? -pregunto.
_. Afortunadamente ya termino –soltó un suspiro de frustración, el rubio se quejó prácticamente casi toda la sesión si no fuera porque le amenazó con darle más trabajo nunca hubiesen terminado, lo que implicaba para el rubio mayor que no podría estar con su lindo retoño rubio- bien ya que tú también terminaste te llevare para que te cambies ropa –añadió la peliazul mientras tomaba de la mano al menor para llevarlo al camerino a cambiarse.
El menor se dejó llevar sin replicar por la peliazul mientras se despedía con una mano hacia los modelos, los cuales le miraban con una gotita estilo anime resbalando por la cien. Aunque Sai se despedía con su típica sonrisa que a Naruto le daba cosa, no podía leer las facciones del pelinegro, si estaba enojado o feliz, y eso le causaba algo de miedo.
Al llegar al camerino la peliazul le dejo solo para que se pudiese cambiar, una vez solo se retiró la chaqueta y se miró en el espejo asiendo que se sonrojara, aun no se había acostumbrado al cambio de look tan fuerte, se retiró el vestido y se puso su ropa tranquilamente, ahora venía la parte difícil, sacarse los lentes de contacto, tomo una de las toallitas húmedas que estaban sobre la mesa junto al maquillaje y se limpió las manos, abrió el recipiente de los lentes de contacto y se llevó los dedos a los ojos para retirar estos con cuidado, una vez libre de las lentillas las guardo y comenzó a retirarse el maquillaje para colocarse los lentes que siempre usaba, se sentía tan bien con ellos y no con los lentes de contactos que hasta pestañear le daba miedo, suspiro suavemente y se despeino con la mano para irse a sentar a un pequeño sofá que estaba en el lugar mientras esperaba a su oto-san.
Al cabo de unos minutos llego el rubio jadeando mientras buscaba con la mirada al rubio, al encontrarlo sentado en el sofá, soltó un suspiro de alivio al ver a su retoño sano y a salvo, sonrió levemente mientras avanzaba hacia el menor para darle un beso en la frente- estás listo? – Pregunto el rubio mientras sonreía tranquilamente al menor el cual asintió- bien, vamos a casa a celebrar, tengo una semana libre de trabajo –añadió feliz.
_. De verdad? –pregunto mientras se levantaba animado, hace tiempo que su oto-san no tenía un día libre por el trabajo, ya era momento de que lo soltaran unos días- oto-san hoy conocí a gente de la empresa, aunque son famosos… son raros… -dijo pensativo- uno parecía tener cara de estreñido otro con una sonrisa realmente falsa que se notaría hasta la luna, además había un rubio con el cabello un poco más claro que el mío pero parecía un poco presumido, también un pelirosa, nunca había visto ese color de cabello… se lo teñirá –dijo pensativo.
Las alertas del mayor se prendieron inmediatamente, no quería que su bebé se juntara con gente tan liberal como ellos, sonrió forzadamente y despeino al menor- no te hicieron nada verdad? –Pregunto con toda la calma posible, ante el negamiento del menor el mayor soltó un suspiro de alivio- bien vamos a casa, hoy comeremos Ramen –dijo y el menor sonrió entusiasmado mientas se retiraban del lugar.
Al cabo de unas horas con más de 15 tazones de Ramen y unos rubios felices que se retiraban a su hogar después de comer, es como se dice el dicho “guatita llena corazón contento” que se aplicaba fácilmente con los rubios. Al llegar a su hogar el rubio menor se despidió de su oto-san con un beso en la mejilla para irse a dormir, su día fue realmente agotador y no quería volver a repetirlo, nunca más se colocaría algún vestido o algo parecido a este.
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