El sol salió la mañana siguiente como todos los días lo hacía.
En el pueblo, toda la gente salía a sus jornadas de duro trabajo en los mercados o algún horrible trabajo que pudiera darles el dinero suficiente para vivir por lo menos correctamente con sus familias, conseguir comida, si era necesario robarla. Los crímenes en el gran pueblo eran muy numerosos, sin embargo, toda la gente que habitaba en este lugar no podía irse ya que la mayoría de ellas no tenía lugar alguno a donde ir.
El horrible paisaje de este pueblo se opacaba por el hermoso lugar donde se situaba el enorme castillo del área 11, donde dentro de este había miles de habitaciones y cualquier lujo que se le pudiera imaginar, las personas trabajando en este lugar no recibían mucho a cambio más que tener el privilegio de trabajar en tan elegante lugar. Todos odiaban el hermoso castillo y aún más a quien habitaba en él; El hijo del mal, mientras que todos envidiaban a su fiel caballero, que podía tener todos los lujos de los que gozaba el mismo gobernante.
Tal como lo envidiaban también muchas mujeres le deseaban, casarse con el caballero personal del príncipe seria la manera más sencilla y posible de salir de la pobreza que las personas sufrían. Además, el castaño era muy atractivo.
Eso le molestaba al príncipe de sobremanera.
Era su caballero después de todo ¿No es así?
Era suyo ¿Verdad?
Le molestaba que otras personas le desearan…
Lelouch azoto los cubiertos sobre la mesa, había estado pensando sobre la mucama del día anterior, para él las mujeres que trabajaban para el no eran más que unas zorras, jamás había llegado a querer a una mujer desde la muerte de su madre y su hermana menor. Todas las mujeres a partir de ese día las veía de manera totalmente indiferente y todas completamente iguales.
-“Ah señor, ¿Termino su desayuno?”
El pelinegro volteo a ver a la mucama con una expresión seca en su rostro, le parecía gracioso lo estúpidas que eran las mujeres que trabajaban para él, todas hablándole amablemente cuando en su interior le estaban jurando su verdadero odio y lo insultaban de la peor manera posible. Eran tan hipócritas.
-“¿No es esa una pregunta un poco tonta?” Hablo el, con una sonrisa en su rostro.
-“Disculpe su majestad.” Se disculpó la mujer de pelo largo para tomar los platos y cubiertos usados que había dejado el príncipe y llevarlos a la cocina.
El oji amatista se dispuso a levantarse e ir a empezar sus trabajos del día, pero antes de poder siquiera mover un musculo escuchó la puerta del lugar abrirse de forma suave. Movió sus vista hacia la misma puerta para encontrarse con los ojos esmeralda que tanto le gustaban, acompañados de una sincera sonrisa que le hicieron devolvérsela igualmente.
-“¿Cómo dormiste hoy, Lulu?” Hablo de forma melódica Suzaku a los oídos del gobernante del área 11.
-“Normal.” Dijo para levantarse de su asiento –“Pero hoy tu no me despertaste” Susurro esto último sin dirigirle la mirada.
Escucho la tenue risa del castaño, lo que hizo que sonriera por lo bajo. Lelouch siempre había amado escuchar reír a su caballero, todos los gestos que este hacia lo ponían de buen humor aun si había pasado por un horrible día.
-“Lo lamento mucho, pero un caballero también tiene sus asuntos.”
Lelouch sonrió –“¿Qué asunto es más importante que atender a su gobernante?”
Al pelinegro le encantaba hacerse la persona más importante del mundo, creerse la única razón de vivir del oji esmeralda, le gustaba escuchar que daría su vida por él.
Pero, fueron interrumpidos.
-“Señor.” Hablo un joven hombre de traje – “Debe hablar sobre el estado del pueblo, tiene una conferencia, debe presentarse.”
El de ojos violeta suspiro pesado, siempre pensó que si el no salía afectado, no era algo de importancia. Que murieran todos los habitantes, pero si para él y su caballero no había problema, entonces que mueran.
-“Claro…claro…” Dijo haciendo ademan de que se retirara de la habitación.
Y así fue.
-“Bueno, vamos su majestad.” Dijo el moreno ofreciéndole su mano para que la tomara.
El pelinegro vio su mano extrañado -“¿Acaso tú vendrás conmigo?”
-“Nada es más importante que mi señor” Sonrió al decir esto, ya que capto el leve sonrojo en las mejillas del príncipe.
-“Oh, cállate.” Menciono molesto y completamente rojo el oji amatista, pero aun así tomo la mano del otro.
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Al llegar a la sala de reuniones, se podía observar que las personas que esperaban en ella se encontraban un tanto desesperadas, el príncipe estaba tardando más de lo acordado, y estaban a punto de irse.
Al llegar este, las personas que esperaban se levantaron he hicieron una leve reverencia hacia su majestad; el príncipe. Después se sentaron de nueva cuenta para empezar su reunión.
-“Su alteza.” Hablo uno de los hombres en la mesa redonda –“La pobreza en el pueblo está yendo de mal en peor, sugiero que debe de acortar las cosas que deben pagar las personas de la clase baja y aún más los lujos de la clase alta y la realeza, no podrá seguir viviendo este pueblo de esta manera.”
Lelouch entrecerró los ojos, está bien, esto ¿Quería decir que no tendría todos sus lujos jamás? ¿Tendría que dar parte de su fortuna a ese apestoso pueblo? Cuando ellos fueron responsables de la muerte de su madre y su hermana. No, ¡No está bien! Debía pensar en algo para salir de esta, no iba a dar todo su dinero a la sucia gente de este lugar, debía pensar algo, cualquier cosa...solo algo, ¡Algo!
De repente, sonrió sínicamente.
-“El área 13.” Menciono orgulloso de su idea, confundiendo a los demás presentes –“Es el pueblo más lleno de riquezas de estos lugares ¿No es así?.” Se levantó y se dirigió a un gran mapa situado en la sala de reuniones, señalando el pueblo del que hablaba –“Este lugar está gobernado por el príncipe Gino Weinberg.”
Los presentes se encontraban más confundidos.
-“Si unimos nuestros reinos la economía se encontrara estable gracias a las riquezas de este lugar.”
-“Quieres decir…” Hablo ahora su caballero, temiendo lo peor.
-“Contraeré matrimonio con él.” Dijo el pelinegro con una sonrisa triunfante.
La mirada esmeralda se tornó completamente congelada gracias a las palabras del oji amatista, Lelouch era una persona de lo más egoísta, cruel, fría, y lo que el sobre todo sabia; codicioso.
-“La idea es aceptada, será lo que desee usted, señor.” Hablaron las personas que se encontraban en la mesa redonda, dejando satisfecho a Lelouch, quien inmediatamente salió victorioso de la sala.
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El pelinegro se dirigía a su habitación, no quería más tareas que realizar este día, aunque realmente no había hecho nada pero sentía que había hecho demasiadas cosas.
Podía sentir los pasos de alguien a su espalda y sabía perfectamente de quien eran, se esperaba que esta persona reaccionara así.
-“¡¡Lelouch!!” Le grito el castaño para hacer que se detuviera, pero no lo logro.
-“¿Le estas gritando a tu gobernante, Suzaku?” Respondió con una risa.
-“¡No puedes casarte con el! ¡No puedes casarte con alguien que no amas!”
-“Puedo y quiero, obsérvame, siempre obtengo lo que quiero.” Dicho esto entro a su habitación para despojarse del elegante saco de su traje.
-“Lulu.” Susurro el moreno para seguirlo a los adentros de la habitación –“¿De verdad quieres hacer esto?”
La mirada triste de Suzaku hizo que Lelouch sintiera culpa sobre la decisión que había tomado, pero su egoísmo era mucho más grande, y ya no había marcha atrás ahora.
Sonrió de manera cálida tratando de tranquilizar al oji esmeralda, pero las palabras que salieron de su boca no fueron las esperadas por ninguno de los dos.
-“Ve a comprar comida para la cena, debemos celebrar que me casare.”
Suzaku apretó los puños y dejo salir un frio –“Si, su majestad.” Antes de marcharse azotando la puerta a su espalda.
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Suzaku caminaba por las calles del mercado del pueblo, no había tenido tiempo de vestirse adecuadamente para salir, su enojo había sido demasiado grande para eso, por ello llevaba el uniforme del castillo y la gente lo miraba algunas con odio y otras con miedo.
Termino comprando varias frutas que eran las que prefería su príncipe, y de paso una botella de vino, camino de regreso al castillo aun sin dejar de pensar en la horrible decisión que tomo el pelinegro, esta decisión le estaba dañando mucho a él, aunque al príncipe le juraba que se preocupaba por su seguridad, la verdad es que por dentro lo carcomían los celos, al había estado esperando el momento en que sus vidas se juntaran y ahora un extraño conseguirá lo que él siempre anheló. Era tan injusto.
Distraído en sus pensamientos, no ponía atención a su alrededor y por eso mismo, se estrelló con una persona del camino, tirando al piso lo que él había comprado y también lo que esa persona tenía en sus manos.
-“¡Oh dios! Lo siento mucho, discúlpeme enserio, ¡Que tonta soy! Estaba tan distraída.” Hablo una voz dulce y femenina. Una chica de piel blanca, ojos violeta y pelo de tonalidad rosada. Muy bella para ser una aldeana.
-“No, no, no se disculpe fue todo culpa mía, venia metido en mis pensamientos” Dijo dispuesto a recoger lo que la chica llevaba en las manos.
-“¡Oh no! ¡Su botella de vino! Yo misma le comprare otra.”
-“No se moleste señorita, con la crisis que sufre el pueblo, no es necesario que gaste el poco dinero que le queda, yo debería deberle mucho.”
-“No te preocupes…” Dijo la peli rosa bajando el volumen de su voz al darse cuenta de algo –“Oh ¡Pero si tú eres el caballero del príncipe de este lugar! Mira que sorpresa.” Dejo de hablar la oji violeta para acercarse al oído del castaño – “Porque yo soy una princesa.” Dicho esto se alejó de él y sonrió amablemente.
Suzaku se sorprendió un poco, ya que le era un poco extraña la belleza de la mujer para ser una simple aldeana. –“¿Disculpe?”
La chica sonrió y lo jalo del brazo a un lugar más privado.
-“Euphemia Li Britannia, gobernante del área 12” Menciono en una voz pintoresca.
-“Vaya sorpresa, uno no espera encontrarse una princesa vestida de aldeana por aquí.” Dijo sonriéndole a la mujer.
-“Y alguien como yo no espera encontrarse a un caballero por aquí, ¡Vaya sorpresa la mía! Un caballero y una princesa ¿No es esto romántico?” Dijo soltando una risa muy animada.
Suzaku volvió a sonreír. Continuo hablando con la peli rosa, teniendo tanta confianza con ella que hasta le permitió ser llamada Euphie, era una mujer muy amable, caritativa, dispuesta a dar sin recibir, era una muy buena gobernante de su pueblo.
Era como si Euphie fuera lo que le faltaba a Lelouch.
-“¡Mira la hora! Mi señor se molestara si no regreso para la hora de la cena al castillo, un honor conocerte Euphie.”
-“El honor el mío Suzaku, ojala pueda seguir viéndote alguna otra oportunidad.” Sonrió la princesa.
-“Claro, me gustaría mucho volver a verte.” El castaño soltó esto último sin pensarlo, asi que decidió dirigirse al mercado de nueva cuenta rápidamente. Euphemia le había parecido una muy buena joven, hermosa, cautivante, divertida, pero no se explicaba como tenía el deseo de seguir viéndola.
Compro lo que debía de llevar al castillo y corrió hacia este, seguramente Lelouch se encontraba enojado con él, ya era muy tarde y se encontraba nervioso por esto.
Al entrar a la sala principal del castillo observo al pelinegro sentado en un sillón completamente dormido, era como si este le hubiera estado esperando hasta que regresara pero no había tenido el valor de salir el mismo del lugar. Dormía con una expresión totalmente calmada y angelical, como si toda tristeza del mundo fuera olvidada con su calmado rostro.
Suzaku sonrió ampliamente, le pareció adorable que el príncipe le hubiera esperado hasta que regreso, dejo las cosas compradas de lado para sostener al príncipe en brazos y llevarlo a su habitación.
El príncipe se retorció un poco en sus brazos.
-“Mmh…Suzaku…” Susurro tranquilamente el oji amatista.
-“Aquí estoy, soy yo.” Le contesto cálidamente el castaño, y beso su frente en el acto, con suerte Lelouch no recordaría nada al día siguiente.
El gobernante del área 11 se abrazó al cuerpo de su caballero, se encontraba demasiado adormilado pero con suficiente conciencia como para saber que estaba pasando, deseaba cuestionar a su caballero sobre por qué había llegado tan tarde, donde estaba lo que le encargo, ¿Se había estado entreteniendo con alguien?
Pero todo lo dejo de lado, se encontraba totalmente cómodo en los brazos del castaño y no quería arruinar este momento.
Al llegar a la habitación Suzaku deposito el frágil cuerpo del príncipe en la cama, estaba a punto de alejarse cuando sintió el suave agarre en su ropa.
-“Quedate conmigo…” Menciono de manera cansada el pelinegro.
El oji esmeralda sonrió, la forma de ser del príncipe cuando estaba junto a él era totalmente diferente a como era con todas las personas. Sabía que Lelouch solo estaba asustado y quería hacer las cosas bien, pero su egoísmo se interponía. Todo lo que hacía no era lo que realmente buscaba hacer.
-“Siempre.” Y al decir esto, se acostó al lado del cuerpo del oji amastista y lo abrazo de manera protectora.
No sabía cómo se había puesto a pensar que podría querer a otra persona que no fuera Lelouch, si bien aquella princesa de rosa era alguien hermosa y de buen corazón, eso no quería decir que Suzaku iba a fijarse en ella, pues solo quería verla de nuevo, como cualquier amiga, le había caído bien, solamente eso.
-“Yo solamente amo a Lulu.” Susurro antes de dormirse acariciando el cabello negro de su príncipe.