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Drove Me Wild por RedArrow

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Notas del capitulo:

PERDOOOOOOOOOON :CC

 

He estado muy ocupada y no he podido escribir, voy a tratar de apresurarme con las actualizaciones :(

 

Gracias por leer.

La aventura del camino a casa montada en una motocicleta con mi nueva novia fue fantástica, esa noche había sido increíble, inolvidable.

Bajo la lluvia cantábamos como locas, las canciones del concierto, y algunas otras que no tenían nada que ver pero no importaba.

Al llegar a casa lo primero que hice fue llamar a la madre de Andrea y explicarle que ella se quedaría en mi casa esa noche y que no tenía nada de lo cual preocuparse, ella aceptó sin problemas y después Andy y yo nos dimos una ducha ¡Pero no piensen mal! Cada una se duchó en un baño diferente de la casa.

Como la visita de Andrea había sido repentina, era obvio que no llevara cambios de ropa, por lo tanto busqué en mi armario tratando de encontrar algo que le quedara bien y con lo que se sintiera cómoda para dormir, cuando finalmente lo hallé, lo acomodé sobre mi cama para que cuando Andrea saliera de ducharse pudiera vestirse de inmediato, después de eso tomé ropa para mí y me dirigí a otro baño.

Después de ducharme me vestí y salí al pasillo que daba a mi habitación en busca de Andy sin embargo un delicioso aroma me indico que ella ya no se encontraba  ahí.

Seguí la estela de aroma que estaba inundando mi casa, “chocolate” pensé, llegué a la cocina y Andrea se encontraba sirviendo chocolate caliente en una taza, me acerqué a ella por la espalda y la abracé.

-          Que rico huele… ¿Es para mí?

-          No, es para mí solita –me dijo bromeando-

-          Oh, por favor sólo un poco, ¡Es chocolate y sabes que me encanta!

 

Hice un puchero y luego besé su mejilla repetidas veces, Andy terminó aceptando, aunque era más que obvio que esa deliciosa bebida la había preparado especialmente para mí, eso me gustaba mucho de Andrea… Nunca antes alguien había sido tan linda y detallista conmigo, ella parecía hacer todo para tenerme feliz, y lo lograba.

Después de beber el chocolate ambas fuimos a dormir a mi habitación, afuera la tormenta seguía azotando la ciudad, retumbaban los truenos y las estrellas se escondían, no había una sola iluminando el cielo nocturno, sin embargo de eso se encargaban los rayos que atravesaban con violencia el firmamento.

Dentro de mi habitación nos encontrábamos Andy y yo, me acerqué a la ventana que se encontraba abierta de par en par y por la cual se colaba un aire helado, iba a cerrarla justo cuando la voz de Andrea impidió que lo hiciera.

-          Déjala abierta –pidió con su voz dulce.-

-          Pero está helando –repuse- te vas a resfriar…

-          Si me abrazas no tendré frío.

 

No supe si su respuesta era real, o si sólo trató de ser linda conmigo, algo me decía que  sus palabras habían sido totalmente serias, y eso me hacía sentir afortunada, afortunada de tener como novia a alguien que me quería de verdad.

Sólo atiné a sonreírle, ella me miraba desde la orilla de la cama, entonces me dirigí a ella y me senté a su lado.

Ninguna de las dos dijo una sola palabra, sólo nos miramos por un breve momento y luego la besé, la besé con verdaderas ganas de besarla y ella me respondió con la misma fuerza, no pasaría nada esa noche, eso lo sabíamos ambas, pero aun así nos besamos hasta que el aire nos faltó y finalmente dejamos que esa noche terminara para cada una en los brazos de la otra.

Esa noche tuve un sueño, un sueño que hizo que mi cerebro trabajara a mil revoluciones por segundo.

En mi sueño estaba con Andrea, en la playa a la que solía ir con Adri, hablábamos y veíamos al mar, jugábamos con la arena y con el agua salada que llegaba a nuestros pies, pero entonces Adriana aparecía, abriéndose paso entre las débiles olas hasta llegar a tierra firme, un extraño resplandor la hacía verse más hermosa de lo que yo sabía que era y extrañamente sin que yo me diera cuenta la noche cayó y Andrea ya no se encontraba a mi lado.

No me di cuenta de la desaparición de Andy, no me di cuenta de cuando el sol dejó de brillar, no noté ni siquiera el momento en el que el silencio se apoderó del lugar.

Toda mi atención estaba puesta en Adriana, mis ojos fijos en su inigualable belleza, su cabello parecía ser un poco más largo de lo que yo podía recordar y sus ojos oscuros, tan oscuros que podría perderme en ellos y no querer salir nunca más.

-          Te amo –le dije.-

-          Y yo te amo a ti –me respondió.-

 

Su voz era dulce, pero no dulce como la de Andrea, era algo que no sabría cómo explicar, sus palabras eran seguras pero dichas con amor, un amor verdadero, un amor como el que yo le profesaba, la besé y al hacerlo desperté, volviendo a la realidad.

Cuando desperté ya era el día siguiente, Andrea no se encontraba a mi lado y la ventana continuaba abierta.

Ya no llovía pero el cielo estaba nublado, era temprano, las 8:00 am según mi celular.

Me levanté de la cama y busqué a Andrea, sabía perfectamente dónde estaría…. Sí, la cocina.

-          Buenos días bonita –dije entrando a la cocina aún en pijama.-

-          Hola –un bonito sonrojo se posó en sus mejillas- estaba preparando el desayuno.

-          Ya sé, el olor a hot cakes me despertó –mentí y le di un fugaz beso.-

 

Desayunamos juntas, hablamos y reímos como normalmente hacíamos, pero mi sueño no me dejaba la mente en paz, no estaba prestándole el cien por ciento de mi atención a Andrea y eso me hacía sentir mal, porque sabía perfectamente que toda la atención de Andy estaba puesta en mí.

Después de desayunar Andrea se dio una ducha y se vistió con ropa mía para ir a casa con su madre, me ofrecí a llevarla pero se negó realmente preferí no insistir, aún estaba distraída por ese sueño y no quería que Andy lo notará, así pues mi novia se fue no sin antes darme un beso.

Pensé, a cada segundo estaba pensando, me duché creyendo que quizá esas gotas de agua se llevarían mis pensamientos por la coladera, pero no fue así, me pasé horas en el sillón de la sala pensando.

Me preguntaba si había tomado la decisión correcta al hacer a Andrea mi novia, me preguntaba si no había sido sólo la emoción del momento, me preguntaba si estaba bien lo que había hecho aun sabiendo que la persona a la que amaba era Adri.

Adri… mi Adri, la chica que tanto amaba y que solo me veía a mi como una amiga, es tan injusto conocer a la persona perfecta para ti y no poder estar con ella, es una tortura tenerla cerca, verla a diario en la universidad, que de tantas maneras esté ligada a ti, menos de la forma en que quisieras.

Por otro lado estaba Andy, quien hacía todo por mí, me cuidaba y me quería de verdad… Ella merecía todo de mí y yo intentaría dárselo, de verdad, esa era mi decisión, intentarlo con todas las ganas para que lo mío con Andrea funcionara, lo hacía por ella y también por mí.

Subí a mi habitación sólo para buscar algo, algo que representaba todos mis sentimientos por Adriana más allá de la amistad, mi libro.

Tenía más de 365 páginas escritas en él, y aún quedaban muchísimas en blanco, era bastante grueso tanto que no pareciera ser un “diario” sino un libro real, a mí me encantaba, pero ahora que Andrea estaba en mi vida ya no había lugar para él.

Pensé en quemarlo o arrancarle las hojas en las que ya había escrito, pero hasta cierto punto me dolía hacer eso, no podía.

Sabía que debía renunciar a todos esos sentimientos, por el bien de Andrea y sobre todo por el mío, entonces con el libro en mis manos tuve una idea, entregaría mis sentimientos a su verdadera dueña, no podía tirarlos, quemarlos o romperlos porque en realidad no me pertenecían a mí sino a Adri.

Esa noche iría a verla, iría a ver a Adri y le entregaría los sentimientos que estaban guardados en esas páginas, ella sabría qué hacer con ellos porque finalmente le pertenecían.

Durante la tarde no hice más que leer página tras página, cada alegría y tristeza que ese libro contenía, recordaba cada momento que el libro me describía tan detalladamente, era como si hablara conmigo misma…

Lo admito, lloré en algunas partes, pero también reí en otras, y volví a experimentar la felicidad que la compañía de Adri me regalaba, pero era momento de decir adiós a todo eso, a toda esa inestabilidad, a ese sueño que finalmente era solo eso, un sueño que se había esfumado.

La noche llegó más pronto de lo que yo imaginaba que llegaría, en todo el día no hablé con Andy, ni un mensaje ni una llamada, hasta cierto punto me alegraba de que fuera así, porque ese día iba a cerrar un ciclo, y prefería que Andy se mantuviera alejada de eso.

Tomé mi celular y llamé a Adri.

 

-          ¿Hola? –escuché su voz.-

-          Hola Adri –saludé en un tono que no sé explicar.-

-          ¿Isa? ¿Te pasa algo? –ella siempre notaba cuando algo me sucedía.-

-          ¿Puedo ir a verte? –pregunté- Tengo que hablar contigo de algo importante y no puede esperar.

-          Claro –dijo seria- estoy en el departamento, te espero.

-          Llegaré pronto.

 

No esperé que me respondiera, sólo finalicé la llamada, tomé mi chamarra, el libro, y salí de casa.

Esa noche llovería también, se sentía en el aire pero no importaba, tenía que terminar con aquello.

Entré al vecindario donde estaba el departamento de Adriana, a pesar de que iba en la moto y de que el lugar estaba bastante oscuro logré distinguir dos siluetas en un callejón, un hombre y una mujer.

Paré en seco, algo no estaba bien ahí, retrocedí un poco y mi visión fue mejor, el tipo estaba amenazando a la chica con una navaja.

Dirigí la moto hacia el callejón e hice sonar con furia el motor, aceleré y derrapé justo frente al tipo haciendo que la chica y él se asustaran pero logrando lo que quería, que él se alejara de ella.

Miré a la chica y me sorprendió lo que vi, era Jen.

Sentí mucha ira en contra del hombre que la había atacado quien estaba en el piso impresionado, bajé de la moto y le di una patada el rostro, con el impacto la navaja que estaba en su mano salió disparada, se sintió inseguro al perder la única arma que tenía y entonces salió corriendo.

Era obvio que era inexperto, si hubiera sido uno como los tipos que me atacaron a mí probablemente hubiera sido mucho más difícil salir de ahí. Una vez que el tipo desapareció me giré para buscar a Jen, sus ojos estaban inundados en lágrimas.

-          ¿Estás bien? –pregunté.-

Jennifer no respondió, sólo se lanzó a mis brazos y comenzó a llorar. La abracé fuerte y le dije que todo estaría bien, que la llevaría a casa, una vez que pudo conservar la calma, le ayudé a subir a la motocicleta y continuamos el camino hacia el departamento.

Íbamos subiendo las escaleras hacia el departamento cuando sentí que Jen tiró un poco de mi manga para llamar mi atención.

-          ¿Qué sucede? –le pregunté tratando de sonar dulce.-

-          Perdóname Isa… Por favor perdóname… Tú siempre estás cuidándonos tanto, a Adri y a mí, incluso a mamá… Y yo te he tratado horrible ¡Por favor perdóname!

 

De nuevo las lágrimas comenzaron a llenar los ojos de Jen, pero cuando una logró escapar de ellos la sequé con delicadeza.

-          Te perdono Jen… Te quiero muchísimo, y te he extrañado. Empezaremos de nuevo –le sonreí.-

 

Jen no agregó nada más, sólo me sonrió aunque sus ojos tenían algunas lágrimas todavía, y subimos juntas hacia el departamento.

No fue necesario llamar a la puerta puesto que Jennifer llevaba sus llaves, así que abrimos la puerta y entramos. Adriana se encontraba en la sala viendo la televisión, su sorpresa fue más que obvia al vernos a su hermana y a mí llegando al departamento juntas, sin embargo ni Jen ni yo dimos explicaciones de nada.

 

-          Estoy aquí Adri… ¿Podemos hablar?

-          S-sí… claro.

 

Adri se levantó del sillón y me guio hacia su habitación ambas nos sentamos en su cama, tomó mis manos y nos miramos fijamente.

 

-          ¿Qué pasa Isa? ¿Por qué tanta prisa por verme? –inició.-

-          Ayer fui a un concierto – me miró desconcertada – y fue genial –sonreí tímida- y… ahora… tengo novia.

 

Adriana me miró totalmente confundida.

 

-          ¿Cómo? –preguntó tras unos segundos de silencio.-

-          Eso… tengo novia Adri, ya la conoces, es Andrea… ¿Recuerdas?

-          Sí… recuerdo –Adri logró formar una sonrisa en sus labios y luego continuó- Me alegro por ti.

-          Gracias… Pero además de eso, tengo que hablar contigo de algo más…

-          ¿Qué sucede?

-          Traje algo para ti… -metí la mano dentro de mi chamarra y saqué el libro.-

-          ¿Un libro? –preguntó.-

-          Es más que un libro –respondí- Ahora que empecé algo con Andrea es tiempo de dejarte ir definitivamente –Adri me miró- y renunciar a mis sentimientos por ti…

 

Adri se quedó en silencio y yo dejé el libro en sus manos, era obvio que no entendía nada de lo que le estaba diciendo.

 

-          Por favor no me pidas explicaciones porque me cuesta mucho trabajo hablar de esto… Sólo diré que, desde este momento seré la amiga que siempre me has pedido que sea y que todo lo que quieras saber sobre mí, lo encontrarás ahí, en ese libro.

 

Intentó decirme algo, pero las palabras no salieron de sus labios, y yo, yo ya estaba dándole la espalda camino hacia la salida.

 

Continuará…

 


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