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Drove Me Wild por RedArrow

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Notas del capitulo:

Les dejo el nuevo capítulo, mil disculpas por la demora ^^

 

Gracias por leer y por sus comentarios :)

Sintiendo la delicadeza de sus labios no pude hacer otra cosa más que cerrar los ojos y dejarme llevar por el momento. Cada célula de mi ser estaba experimentando una cadena de sensaciones que estaban encendiendo cada partícula de mi ser.

Su beso era suave y dulce, pero al paso de los segundos se volvía más ansioso y necesitado, mi cuerpo respondió sólo para que mis manos subieran hasta su cabeza, mis dedos se enredaron en su cabello y seguí besándola como si tuviera años sin besar a alguien, como una persona que no ha bebido una gota de agua en toda su vida.

“Te amo” escuché a Adri decirme entre un beso y otro, yo no pude responderle porque en aquel momento un destello de razón cruzó por mi mente.

Me separé de Adriana y me levanté de la cama comenzando a caminar por todo el lugar sin querer mirarla.

 

-          ¿Qué pasa? – me preguntó sentada desde su lugar.-

-          Pasa que creo que la fiebre está afectándote de más –respondí sin detenerme a mirarla.-

-          ¿Qué?

-          Pues eso, es lo más lógico que se me ocurre ahora para justificar esto que me dices y lo que acabas de hacer.

-          No digas tonterías –dijo con un ligero tono de molestia- la fiebre no tiene nada que ver con lo que te estoy diciendo – Adri se levantó de la cama y se acercó a mí- Te amo, te amo desde hace mucho tiempo…

-          ¿Yo digo tonterías? –comencé a exaltarme- Adri, mil veces te pedí que intentaras algo conmigo y te negaste, mil veces te rogué que me dieras una oportunidad y no lo hiciste… ¿Por qué ahora me dices esto? ¿Te molesta que ahora esté con alguien que me quiera? ¡¿Te molesta haber perdido tu juguete?!

 

Estaba enojada, no entendía por qué, o tal vez sí pero en aquel momento no podía razonar, no podía controlar los sentimientos que estaban bombardeando mi corazón.

 

-          ¿Qué dices? –me preguntó incrédula y molesta- ¡Jamás te he visto como un juguete Isabel! – Adriana se acercó a mi molesta y me tomó por los hombros.-

-          ¡¿No?! –pregunté frente encontrándome con ella cara a cara, miré sus ojos- ¿Entonces por qué? –bajé el tono de mi voz a uno más tranquilo, suspiré- ¿Por qué me dices esto ahora Adri?

 

Adriana bajó la mirada y no me respondió.

-          Ahora ya es tarde… Estoy con alguien más –dije pensando en Andrea.-

-          Pero no la amas… -respondió Adriana con voz triste mirándome a los ojos una vez más.-

-          Quiero amarla –respondí con seguridad- ella es mi novia, y desde hace tiempo no tenía una estabilidad como la que ella me da… Ella me demuestra que me quiere, y que me quiere como su novia, no como una amiga Adri.

-          Yo te quiero como mi amiga Isabel… Pero también como mi novia, como mi amante, como mi compañera, como todo en mi vida… No hay otra persona que me entienda como tú, no hay nadie que sea tan perfecta para mí …

 

Adriana me abrazó, me abrazó de una forma tan cálida y emotiva que sentí como el alma se me derretía, quise besarla pero no lo hice, no podía.

 

-          No sabes lo que hubiera dado porque me hubieras dicho esto antes... Pero ahora no es posible nada entre tú y yo, quiero a Andrea, quiero estar con ella y ella no se merece que le haga daño.

-          No puedes haber olvidado el amor que sentías por mí – la voz de Adri se quebraba- al menos no tan pronto… y hace un momento lo sentí Isa… aún me amas, sólo necesito una oportunidad, no más… Basta con una.

-          No puedo dártela ahora… Además, perdóname Adri, pero no puedo creer lo que me dices, no puedo creerte cuando me dices que me amas… Porque se me hace ilógico que si me amabas tanto no me hayas aceptado… No quiero ser un capricho tuyo.

-          ¡No lo eres!

-          Entonces, si me amas… Sabrás esperar, así como yo lo hice cuando estabas con Alexa, así como lo hice hasta que empezaste con Giovanni… Ahora es tu turno de entender…

 

Deposité un dulce y fugaz beso en su frente y luego me separé de ella para dirigirme a la salida… Por un momento esperé a que ella me detuviera, pero no lo hizo.

Tenía un cúmulo de sentimientos que me hacían creer que mi corazón y mi cabeza estallarían, estaba enojada, molesta, triste, y en el fondo… también feliz… Pero mierda, en aquel momento no podía separar mis sentimientos, todo era un caos dentro de mí y necesitaba sacar todo eso de alguna forma.

Por suerte para mí y para desgracia de ella, al caminar por la calle en dirección a mi motocicleta me encontré a Alexa, quien por primera vez me serviría de algo, me serviría como saco de box.

 

-          ¿Sigues viniendo aquí? –me preguntó con un tono de voz prepotente- ¿No te quedó claro que debías alejarte de Adri? Ella es mía.

-          ¿Tuya? ¿Hablas en serio? –pregunté con un poco de sarcasmo- Adriana no es un objeto que puedas poseer ¿entiendes? ¿O tienes mierda en la cabeza en lugar de cerebro?

-          ¡No me hables así imbécil! –me gritó e intentó darme una cachetada.-

-          ¡Te hablo como se me da la gana! –le respondí después de tomar su mano en el aire y doblarle la muñeca, su rostro reflejaba dolor aunque no emitía ningún quejido- Ya no eres tan valiente ahora que no están tus amigos ¿verdad?

 

Alexa me miraba con odio y orgullo, pero no respondía, no supe si era por miedo o simplemente porque era demasiado estúpida para formular una buena respuesta.

 

-          Eres una rata miserable –le dije sin soltarla- tuviste a la mejor mujer en el mundo y la cambiaste por una puta, asume las consecuencias de tus actos, a Adri no le importas, a mí tampoco así que busca por otra parte porque ni en mi vida ni en la de ella tienes un lugar.

 

Me escupió en la cara. Sólo necesitaba una  pequeña razón para molerla a golpes y ella me la había dado.

No soy una persona agresiva, pero sé defenderme, y bueno, pocas personas habían podido sacarme de mis casillas como Alexa, era una basura de ser humano, una escoria, no lo pensé mucho antes de darle un golpe en la cara a puño cerrado que le rompería la nariz.

Alexa intentó defenderse, gritó y corrió hacia a mí para tomarme del cabello, típico, pero no lo logró, pues yo sabía perfectamente como esquivarla y usar sus movimientos en su contra, cuando la tuve inmovilizada y contra el suelo, arrastré su cara contra el asfalto.

 

Ya no quiero problemas contigo –le dije- Pudimos habernos evitado todo esto, pero tú lo quisiste así – me puse de pie, Alexa se giró en el piso sin poder levantarse- No quiero que vuelvas a acercarte a mí o a Adriana ¿entendiste? No quiero saber más de ti. - Saqué mi cartera y le arrojé algunos billetes – Espero que te sirva para que te arreglen las costillas… Con tu cara no intentes nada, así te ves mejor.

 

Supongo que a Alexa no le quedaron ganas de seguir hablando conmigo, porque no dijo una sola palabra.

Caminé sin problemas hacia mi motocicleta y luego fui a “correr” por la ciudad.

Estaba mucho más tranquila, golpear a Alexa me había servido como desahogo y ahora podía pensar con más claridad… Recordé el sabor de los besos de Adriana e inconscientemente rocé mis labios con la yema de mis dedos… Debía admitir que me había encantado su forma de besarme tan ansiosa, tan apasionada… Nunca la había imaginado de esa forma.

Pero por otra parte, sabía que había tomado la decisión correcta, yo quería con todo mi corazón a Andy, por todo lo que había hecho por mí, por la felicidad que me había dado en todo ese maravilloso tiempo a su lado.

Debía darme una oportunidad para ser feliz con Andrea, yo tenía la seguridad de que ella y yo hacíamos una pareja extraordinaria.

Esa tarde me dediqué a fortalecer mi convicción, me decidí a luchar por mi relación con Andrea, tal como ella lo había hecho por mí.

Al caer la noche quise sorprender a mi novia, a quien no había podido ver durante el día, le compré flores, tulipanes amarillos, eran sus flores favoritas.

Traté de ir a una baja velocidad para no lastimarlos con el aire, tenía muchas ganas de verla, de estar con ella, quería asegurarme de que no la perdería.

Antes de llamar a la puerta me acomodé un poco la ropa y el cabello,  suspiré tratando de expulsar en ese suspiro todo lo acontecido en la tarde, cuando finalmente sentí que estaba presentable, llamé a la puerta, y unos segundos después mi doncella de ojos miel estaba frente a mí.

Tuvo una efímera expresión de sorpresa y luego me sonrió, con esa dulce sonrisa que ella siempre me dedicaba.

-          Isa, no te esperaba… - se sonrojó un poco.-

-          Ya sé –sonreí- perdón por no avisarte que vendría, pero estaba en la calle y quise venir a darte una sorpresa.

 

Le mostré el ramo de flores y su sonrisa se engrandeció, me encantaba verla feliz, tomó el ramo en sus brazos y me besó con dulzura y cariño, su beso me hizo sentir tranquila.

-          Te quiero –le dije casi en un suspiro, cuando se separó de mí.-

 

Andrea me miró con extrañeza, acarició mi mejilla con delicadeza y luego continuó.

 

-          ¿Te pasa algo? Te noto un poco extraña…

-          No bonita, no me pasa nada, todo está perfecto ahora que estás conmigo.

 

Andrea sonrió una vez más para mí y luego me invitó a pasar, estuve en su casa durante varias horas, hasta que decidí ir a casa, Andrea y su madre me pidieron que me quedara a dormir ahí, pero no lo consideré prudente dado todo lo que había pasado aquel día.

Quería despejar mi mente, estar sola esa noche, consultar todo lo sucedido con mi almohada.

La mañana siguiente desperté como cualquier otro día, me desperecé y me di una ducha. Seguí mi rutina normal, me vestí, tomé algo antes de salir de casa y luego me dirigí a la universidad.

Al llegar a la universidad me sorprendió ver a Adriana en la entrada, sentada en una pequeña banca con lo mirada hacia el suelo, me dirigí hacia ella.

-          Llegas temprano Adri… -le dije y ella levantó la vista para mirarme.-

-          Isa… Estaba esperándote.

 

Se veía adormilada y confirmé su cansancio cuando la vi bostezar y tallarse un poco los ojos, me enterneció verla así, como una niña pequeña que acababa de despertar.

 

-          ¿Y tu hermana? –pregunté.-

-          En casa, debe seguir dormida… Me desperté temprano hoy porque quería llegar antes que tú y que hablemos… Sin interrupciones.

-          ¿Hablar de qué Adri?

-          De lo que pasó ayer… Quiero saber qué piensas, quiero saber si crees en mí.

-          Lo que te dije ayer es lo que pienso Adri… Mi opinión es exactamente la misma.

-          ¿Estás segura? –me preguntó con un poco de tristeza.-

-          Totalmente – respondí.-

-          Entonces… Haré todo para demostrarte que te amo… No me rendiré Isabel.

 

Adri se puso de pie y me plantó un beso en los labios, fue un beso breve, pero con eso fue suficiente para dejarme sin habla. Tras separarse de mí Adriana se adentró en la universidad dejándome su sabor en los labios y sus palabras en la mente.

 

“No me rendiré Isabel…”



 

 

Continuará...


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