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Drove Me Wild por RedArrow

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Notas del capitulo:

¡Hey! ¿Qué tal? Ha pasado mucho tiempo ¿cierto? Espero que si algunas de las personas que me seguían siguen aquí me disculpen por la larga espera, he estado muy ocupada con la universidad y eso me tiene abrumada pero he traído un nuevo capitulo que espero disfruten.

 

 

 

A quien sea que esté a quí, gracias por leer.

-          Me haces muy feliz …

Dijo Andrea y después besó mis labios con suavidad, nos encontrábamos en la cima de una especie de montaña, desde ese lugar podíamos ver la bahía siendo iluminada por los cientos de luces de las casas y edificios que se encontraban a los alrededores se veía realmente hermoso y como si eso fuera poco había una luna llena preciosa flotando sobre nosotras.

Me acomodé en la tela que habíamos dejado sobre la hierba y la abracé.

 

-          ¿De verdad te hago feliz Andy? – le pregunté.-

-          Sí, mucho… Eres una chica muy guapa, inteligente, tierna… Me alegra haberte encontrado de nuevo. Te quiero mucho…

-          Y yo te quiero a ti mi doncella de ojos miel…

 

La besé tiernamente saboreando sus labios, disfrutando del suave roce de sus manos en mi cabello, la noche era mágica a su lado, no podía negarlo, Andrea era un sueño de mujer.

El hecho de haber caído ante la tentación de besar a Adriana en aquel armario había sido un error del que no me arrepentía, pero no por ello iba a cambiar mi decisión de hacer todo por Andrea, de darle su lugar como mi novia y de no terminar mi relación con ella por una tercera persona, no, eso no sucedería.

 

-          Andy… ¿Tú me amas? –le pregunté.-

-          Yo… -comenzó a decir, la pregunta le había sorprendido- Yo… creo que “amar” es una palabra muy grande Isa… Y tú eres una chica extraordinaria y realmente lo que siento por ti es muy fuerte pero… No quiero arruinarlo diciendo que te amo, si aún no estoy segura de ello. –finalizó en tono serio, yo sonreí y besé su mano.-

-          Siempre tan madura Andy… A veces me siento más pequeña que tú.

-          ¿Esperabas que te amara tan pronto? –me dijo levantando una ceja de forma graciosa.-

-          Tal vez … -le respondí coqueta y me acerqué a ella para morder suavemente su labio inferior.-

-          ¿Tú me amas? –me preguntó en tono serio después de darme un pequeño beso.-

-          No Andy… No te amo, pero te quiero mucho y tienes un lugar muy especial en mi corazón y en mi vida. –le respondí sinceramente.-

 

Andrea no cuestionó una sola palabra de lo que le dije, era una chica muy madura y entendía perfectamente, eso me gustaba de ella, no era una chica infantil ni posesiva como muchas suelen ser, yo podía hacer de mi vida lo que quería igual que ella y ese no era motivo de discusión para nosotras.

 

-          Hace calor –dijo de repente – me voy a agarrar el cabello.

Generalmente Andrea siempre traía el cabello suelto, sus hebras castañas llegaban hasta sus pechos, me gustaba mucho su cabello y cuando caía sobre su rostro me gustaba tratar de encontrar sus pecas que se ocultaban tras de él…

La miré fijamente y lo que hizo en seguida fue acomodarse los cabellos que caían sobre su frente.

-          Listo –dijo.-

-          Eres tan tonta –le dije – creí que te lo amarrarías…

-          Yo sólo dije que me lo iba a agarrar – me respondió sacándome la lengua.-

-          ¿A dónde se fue la chica madura con la que estaba hace unos minutos? –pregunté bromeando.-

-          Sigue aquí –dijo con una sonrisa que derretiría a cualquiera- sólo que es así como soy y lo sabes, hay muchas “Andys” en mí  –sonrió una vez más y posó sus labios sobre los míos.-

-          Y yo quiero conocerlas todas –sonreí.-

-          Me encanta cuando sonríes de medio lado…

 

Andrea acercó su rostro a mi oreja y me mordió el lóbulo de la misma, últimamente esa chica se había vuelto más sexy, creo que poco a poco estaba perdiendo la inocencia, no hay que olvidar que sólo tenía 17 años y estaba a nada de convertirse en una mujer…

Mi doncella de ojos miel empezó a besar y morder mi cuello, estaba logrando hacerme suspirar y eso no era bueno, está bien en realidad si era bueno, era demasiado bueno pero… no era correcto.

-          N-no… No hagas eso… -le pedí.-

-          ¿Por qué no? –me preguntó- ¿No te gusta?

-          ¡Claro que sí! –respondí sonrojada- ¡Por supuesto que me gusta!

 

Mi novia se echó a reír a carcajadas y yo me sonrojé más, se supone que yo por ser mayor y tener más experiencia debía tener el control ¿o no?

-          Deja de reírte –le dije con falsa molestia.-

-          Entonces dime ¿por qué no quisiste que siguiera?...

-          Porque si seguías no sé si hubiera podido controlarme.

-          ¿Y por qué eso tiene que ser malo? –dijo haciendo un puchero de niña consentida.-

-          Jaja, porque no creo que sea el lugar adecuado para… tú sabes…

-          ¡Pero yo quiero! –replicó.-

 

Me sorprendí por sus palabras y ella también lo hizo, creo que nunca había expuesto de esa manera sus deseos, reí por la ternura que me había causado y el sonrojo que en ese momento se extendió por sus blancas mejillas.

-          Eres tan dulce –le dije.-

Andrea se quedó en silencio por unos segundos y luego respondió.

-          ¿Te gusto?

-          Me encantas Andy, eres hermosa.

-          Gracias por traerme aquí, es hermoso…

-          No podía hacer menos, siendo tu cumpleaños.

-          ¿Puedo pedir un deseo más?

-          Aún es tu cumpleaños, puedes pedirme cualquier cosa y si puedo dártela lo haré –sonreí.-

-          ¿Puedo pasar la noche con mi novia una vez más?...

 

Sabía por dónde iba esa petición pero no podía negarme.

-          Vamos a casa Andrea –le respondí sonriendo.-

 

Mi bella novia de ojos claros me sonrió de vuelta, me levanté y luego le extendí mis manos para ayudarla a levantarse también, la luz de la luna nos iluminaba como si de un gran reflector se tratara y la colina en la que nos encontrábamos fuese un escenario, cuando Andrea se levantó se quedó frente a mí mirándome unos segundos antes de dirigirse a mí.

 

-          Eres increíble…

-          ¿Um? ¿A qué viene eso doncella? –le pregunté.-

-          A todos los extraordinarios momentos que hemos pasado juntas… Como cuando me presentaste como tu novia, debo admitir que no lo esperaba.

-          Jajaja –reí un poco- debo decir que yo tampoco lo esperaba… No lo tenía planeado.

-          Y eso me encanta de ti –puso su dedo índice sobre mi labio inferior- tú espontaneidad… Tus detalles, tus besos… Tu voz, tu todo…

-          Harás que me sonroje –le dije y ella se limitó a besarme- Anda, vamos a casa.

-          Vamos –accedió dedicándome una hermosa sonrisa.-

 

Recogimos todo lo que habíamos llevado para la pequeña celebración de su cumpleaños, Andrea no había podido celebrar con su madre porque ella tenía trabajo en el hospital así que sabía que estaría triste por ello, entonces fue que decidí hacer ese pequeño picnic nocturno, así quizá podría alegrarla un poco.

Subimos a la motocicleta, le dí el casco a Andrea y ella como de costumbre se abrazó a mí al sentir que arranqué el motor.

La noche era fresca, oscura y el cielo se encontraba decorado por cientos de millones de estrellas, el universo no pudo conspirar de mejor manera para hacer que el cumpleaños de Andrea fuera más bello, eso me alegraba por dentro.

El camino a casa fue bastante ameno, incluso me hubiera gustado que no terminara, sin embargo lo que sucedería en casa sería aún mejor.

Sé que puede sonar mal, incluso, sé que deben estar pensando que soy una mierda de persona por lo que sucedió con Adriana en el armario y luego seguir como si nada con Andrea e incluso hacer el amor con ella, y sí, quizá tienen razón, de hecho durante el camino a casa lo pensé mucho, pensé mucho en Adri por un momento pero luego decidí que debía dedicarme a Andrea plenamente al menos esa noche.

Realmente es complicado, si Adriana me hubiera dicho lo que sentía por mía antes, no hubiera dudado un solo segundo en lanzarme a sus brazos, pero ahora estaba Andrea de por medio y ¿para qué negarlo? Ella me hacía muy feliz… Créanlo o no, la decisión no era nada sencilla.

Finalmente llegamos a casa, bajamos de la moto y entramos, estaba vacía como de costumbre, quizá papá seguía trabajando, quien sabe.

Dejé las llaves sobre una pequeña mesita que tenía en la sala y entonces escuché la voz de Andrea llamándome.

-          Isa –dijo en tono fuerte para que la escuchara.-

-          ¿Um? –me giré para mirarla- ¿qué sucede Andy?

-          ¿Puedo ir a ducharme?

-          Adelante doncella, ya sabes dónde está el baño, si te hace falta puedes tomar un poco de mi ropa, y mientras tanto yo iré a ducharme en otra habitación ¿te parece?

-          ¡Claro! –me respondió sonriendo.-

 

Andrea se apresuró a ducharse no sin antes darme un fuga beso, la vi desaparecer corriendo escaleras arriba… Vaya chica, a veces tan seria y madura y otras tan atrabancada e infantil, era una extraña y encantadora combinación.

 Yo también me apresuré a darme una ducha, al salir me puse una pijama ligera que constaba de un short y una camiseta corta pero holgada que dejaba ver mi abdomen y esa sexy “v” que se me formaba a los costados del vientre.

Fui hacia la habitación donde se suponía que estaría Andrea, me senté en la cama y sequé mi cabello con la toalla.

 

-          El cabello húmedo te hace lucir sexy.

 

Reí un poco, y luego la miré, se veía tan dulce y tierna pero con ese toque sensual que yo no tenía idea de dónde lo sacaba, con sutileza se acercó y se sentó a mi lado, tomó mi cabello y comenzó a cepillarlo con delicadeza.

Durante ese tiempo no dijimos una sola palabra, ella cepillaba mi cabello en silencio y yo mantuve los ojos cerrados, era realmente relajante, tanto que no me di cuenta del momento en que dejó su labor y comenzó a besar mi hombro izquierdo y se dirigió poco a poco a mi cuello.

 

-          ¿Qué haces? –le pregunté sin abrir los ojos y dejándome llevar por sus besos.-

-          Acariciarte con mis labios…

 

Su respuesta fue un susurro sobre mi oreja que me erizó hasta el último bello de mi piel, y es que realmente tenía razón, hasta ese momento sus besos había sido tan suaves que parecían caricias, caricias que poco a poco me llevaban a un lugar fuera de la realidad.

No pude aguantar más, me giré y besé sus labios primero suave aunque no demasiado y después poco a poco con más deseo y ahínco, ella enredó sus brazos detrás de mi nuca tomando mi cabello con sus manos y dejándose caer en la cama, llevándome con ella.

Estando sobre ella la besé hasta que el aire no nos dio para más, entonces nos separamos unos centímetros y la miré fijamente, sentí una extraña sensación de satisfacción al verme reflejada en sus ojos, lo único que pasó por mi mente en ese momento es que me gustaba ser la única para ella, que Andrea sólo tenía ojos para mí… Ese pensamiento me llevó a besarla aún con más pasión como si en cada roce de mis labios con los suyos y en cada mordida que dejaba en su cuello quisiera marcarla.

-          Ahh… umm… Isa…

 

Escuchaba los suaves gemidos que Andrea soltaba y cada uno de ellos hacía que mi corazón latiera más y más rápido, me separé de ella unos segundos sólo para mirarla, le expresión de su rostro, sus ojos se encontraban cerrados y se mordía el labio inferior tratando de contener sus suspiros.

 

-          No me mires así – me dijo.-

-          ¿Así cómo? –le pregunté.-

-          Como si te causara gracia como me tienes… -dijo sonrojada.-

-          No me causa gracia –le respondí con un poco de seriedad aunque mi voz sonó ronca – Me gusta… Me encanta verte así por mí…

-          ¿Dónde quedó la chica que estaba evadiéndome hace unas horas? –me preguntó con coquetería.-

-          ¿Eso te importa realmente? –seguí su juego- Sé que te gusta como estoy siendo ahora…

-          Me encanta –me respondió y me besó fugazmente los labios.-

-          Y aún no ha llegado la mejor parte…

 

Volví a besarla con deseo, hurgando con mi lengua en cada rincón de su boca, mientras una de mis manos se aventuró debajo de la blusa de Andrea acariciando su cintura y subiendo de a poco a sus pechos, pero no piensen que solo yo jugaba, ella también lo hacía y presurosa introdujo sus dos manos bajo mi blusa acariciándome cuanto pudo hasta que se cansó y se deshizo de esa prenda.

Y así estuvimos, besándonos y deshaciéndonos de todo aquello que nos estorbara para poder disfrutar del momento, de la pasión que en aquel momento se había apoderado de nosotras.

En esos momentos Andrea me recordaba a mí misma años atrás, cuando me entregué por primera vez a alguien y a partir de eso mi necesidad por el cuerpo de otra persona se acrecentó, recuerdo que cada vez que estaba con aquella chica las ganas de que estuviéramos juntas me envolvían, eran como cadenas invisibles que no me dejaban escapar, era una adicción por sentir sus caricias y por el placer que me provocaba, cualquier lugar y momento era bueno para hacerlo, sólo bastaba que ella estuviera conmigo.

Así sentía a Andrea, como si se estuviera haciendo adicta a mí pues cada beso y caricia suya eran increíblemente demandantes, sus rasguños en mi espalda al momento de entrar en ella me dolían pero a la vez hacían que las sensaciones se multiplicaran y escucharla gemir mi nombre una y otra vez me hacía darme cuenta que cada vez necesitaba más de mí en ‘ese’ sentido.

Una vez que terminamos me recosté en la cama a descansar, ella se acomodó sobre mi pecho, cansada, somnolienta… ¿Qué puedo decir? Había sido una sesión bastante… extenuante, pero cada gota de sudor había valido la pena.

 

-          Isa… -su voz era suave, dulce.-

-          ¿Um? –respondí.-

-          Gracias por cada momento a tu lado. –dijo cerrando los ojos.-

-          Feliz cumpleaños Andy… -susurré en su oído.-

 

No supe si Andrea escuchó lo último que le dije pues cuando la miré ya estaba profundamente dormida, de cualquier modo no quise despertarla, con un poco de trabajo logré alcanzar la sábana y nos cubrí con ella, después de hacerlo me dispuse a dormir.

No sé cuánto tiempo pasó pero unos extraños ruidos comenzaron a despertarme, realmente no quería abrir los ojos, pero me incomodaban esos sonidos cuya procedencia desconocía.

Al despertar me separé de Andrea con toda delicadeza para no despertarla lo cual logré con éxito, recogí mi ropa que se encontraba regada por el piso y me vestí rápidamente, salí de la habitación, los pasillos se encontraban en total oscuridad.

Conforme avanzaba los sonidos se hacían cada vez más y más fuertes, venían de una de las habitaciones de huéspedes que había en casa, fui caminando con cuidado por el pasillo, lo admito, estaba aterrada pero fuera lo que fuera no podía permitir que llegara a Andrea.

 

-          ¿Papá? –pregunté cuando me encontré frente a la puerta de la habitación.-

 

Realmente esperaba que fuera mi padre pero no recibí respuesta, entonces armándome de valor abrí la puerta con cautela…

 

-          ¡¿TÚ?! ¡¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO AQUÍ?!!

 

 

Continuará….


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