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Drove Me Wild por RedArrow

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Notas del capitulo:

Hola ¿Qué tal? Ya les traigo nuevo capítulo de esta historia que espero que les guste. 

 

Espero sus comentarios, con sus opiniones, críticas, deseos, y todo lo que quieran decirme jaja 

 

Muchas gracias por leer :3 

 

-          Te ves espectacular… Cuanto has crecido… ¿A dónde se fue mi pequeña Isa? …

 

Rebeca sonreía divertida clavando sus ojos colar aceituna en mí,  me recorrió con su mirada de arriba abajo y viceversa, su voz sonaba tan sugerente como la recordaba.

 

-          Desapareció –respondí recuperando la tranquilidad- igual que tú.

-          Pero yo estoy de vuelta –dijo sin borrar su sonrisa soberbia, recargándose en la puerta del coche.-

-          No por mucho tiempo, es lo que noto –respondí mirando el ligero “equipaje” que llevaba consigo el cual constaba de una mochila a los hombros.-

-          Nunca he necesitado mucho –dijo- menos estando contigo, la ropa es lo de menos.

 

Bufé tratando de con eso restarle importancia a lo que dijo, aunque ciertamente me había traído recuerdos del pasado que habían logrado erizarme la piel, por suerte llevaba mi chamarra puesta y pude ocultar con éxito la sensación que sus palabras habían provocado.

Rebeca era una chica con un ego impresionante, un orgullo inquebrantable y una soberbia que incluso podía ser sensual, era la típica chica que siente que puede con todo y todos y sinceramente esa misma actitud fue lo que hizo que cayera rendida a sus pies en el pasado, pues siempre me había resultado algo sexy, puede sonar estúpido, pero es real.

Se veía más hermosa a como la recordaba su cuerpo había madurado más con los años, ella era mayor que yo cinco años, cuando la conocí yo tenía dieciséis y ella veintiuno y ahora yo tenía veinte recién cumplidos y ella veinticinco.

Rebeca me miraba divertida como si a pesar de haberme dicho que yo había crecido en realidad siguiera viendo en mí a la niña que conquistó años atrás, yo no podía permitir que ella se quedara con esa idea… No.

Hice un gesto con la mano indicándole que podía entrar al coche, ella hizo uso de la fuerza de sus brazos y se metió al coche sin abrir la puerta, al saltar al asiento pude ver parte de su abdomen saludándome, se cuidaba, tanto o más que antes.

Arranqué el coche sin decir una palabra más, tratando de lucir segura y creo que Rebeca poco a poco iba creyendo esa nueva actitud mía.

Sabía que Rebeca no tenía otro lugar donde quedarse, ella era una chica de espíritu errante, nunca se quedaba en un lugar por mucho tiempo, su estancia más larga en un lugar  había sido de un año, quizá un poco más.

Al llegar a casa nos quedamos un momento en silencio dentro del Mustang, “lindo auto” dijo ella con una sonrisa de medio lado.

-          Gracias –le respondí bajándome y ella hizo lo mismo.-

 

Entramos a casa, la cual estaba llena de rastros de la reciente fiesta, miré a Rebeca disimuladamente, ella no dijo nada ni hizo expresión alguna, sabía que no se había olvidado mi cumpleaños, de hecho estaba segura de que precisamente por eso había llegado a mi casa precisamente esa noche.

Subí las escaleras con ella siguiéndome los pasos, entré a mi habitación y ella entró como si nada.

 

-          ¿Qué haces aquí? –le pregunté- buscando entre mis cosas una toalla para entrar a la ducha.

-          Bueno, antes no había problema en que entrara a tu habitación –dijo dejando sus cosas en el piso y sentándose en mi cama.-

-          ¿Pretendes dormir conmigo? – le pregunté antes de entrar al baño.-

-          Pretendo quedarnos despiertas toda la noche.

 

Reí sonoramente ante su respuesta, cosa que a ella le extrañó, la conocía perfectamente, ella esperaba que me mordiera el labio y corriera a besarla, pero no, eso no sucedería, al menos no ese día.

-          Jajaja pues lo siento, pero eso no ocurrirá –y me introduje al baño.-

 

Me duché a prisa y al salir la encontré a ella ya cambiada y con el cabello húmedo, se había duchado en otro baño de la casa, lo cual no me sorprendió pues ella conocía perfectamente bien cada rincón del lugar, estaba sentada en mi cama revisando algunas cosas de una pequeña maleta que llevaba dentro de su mochila, la maleta contenía una cámara fotográfica y varios objetivos (lentes) los cuales limpiaba con sumo cuidado.

 

-          Ah, ya has terminado –dijo mirándome de arriba abajo una vez más.-

-          Sí… -fue lo único que dije.-

-          ¿Qué harás mañana? –me preguntó y dirigió a mí su cámara tomándome una fotografía.-

-          ¿Qué haces? –le pregunté con una ligera sonrisa que se me escapó.-

-          Te ves hermosa, no podía perder la oportunidad –dijo- ¿Qué harás mañana?

-          Voy a clases – le respondí sentándome a su lado.-

-          Te propongo algo –me miró fijamente.-

-          ¿Qué cosa?

-          No vayas a clases y quédate aquí toda la mañana, conmigo.

 

No le respondí, sólo pude ver como su rostro se acercaba peligrosamente al mío, sentí como tomaba una de mis muñecas con fuerza y se aproximaba con la elegancia de un felino para besarme, cuando estaba a milímetros de posar sus labios sobre los míos yo sonreí impidiendo ese contacto.

 

-          Lo siento, no puedo –le dije después de observar su expresión de desconcierto, como un cazador quien ha fallado en disparar a una presa aparentemente fácil.-

-          ¿Por qué no? –dijo acariciando mi mejilla.-

-          Tengo novia –le respondí de una vez- de hecho ni siquiera deberías estar aquí, en mi habitación, no creo que a ella le guste mucho. Es bastante celosa. –le dije de forma divertida.-

 

Ella bajó la mirada y sonrió, cosa que no supe interpretar hasta que volvió a levantar el rostro y ahí estaba, esa mirada que reflejaba sinceridad total, cuando estuvimos juntas la mayor parte del tiempo ella era la chica conquistadora de siempre pero había varios momentos en el día en que me miraba de una forma diferente, dulce, tierna y sincera justo antes de decirme algo que me movería cada fibra del cuerpo y encendería cada pequeño sentimiento en mi corazón, esos destellos de sinceridad habían hecho que en el pasado me enamorara de ella.

 

-          Tienes novia… -comenzó- debí esperarlo… Eres tan hermosa Isabel, tanto o más que como cuando te conocí… Era obvio que estuvieras ya con alguien más, es decir, sólo mírate… -sonreía amargamente- Aunque suene tonto… conservaba la esperanza de encontrarte esperándome…

 

Su forma de hablar estaba provocándome muchas sensaciones, resucitando recuerdos en mi mente, pero no dije nada, sólo seguí escuchándola.

-          Pero también fui realista… Preví esta posibilidad y quiero hablar con toda sinceridad, ser directa contigo –ella me miró buscando mi aprobación para continuar y yo sólo asentí- Quiero volver contigo Isabel, sé lo imbécil que fui en el pasado y sé que seguiré haciendo cientos de estupideces más, sé que el orgullo me hará hacer y decir cosas que no quiero, sé que siempre seguiré siendo la chica soberbia que cree que con una sonrisa lo arregla todo y créeme que seguiré con esa actitud… Porque es parte de mí, porque aun así te enamoraste de mí en el pasado, pero trataré de cambiar, haré mi mayor esfuerzo por lograrlo, y para que sepas que estoy hablando enserio, esta vez me quedaré aquí, mañana tendré dos entrevistas de trabajo y ya encontré un departamento el cual rentar en la ciudad….

 

Me costaba trabajo procesar cada cosa que estaba diciendo, sabía que no era mentira, sabía que estaba diciendo toda la verdad, la conocía perfectamente, tanto o más que a mí misma, y ella me conocía también a mí, lo más profundo de mi persona.

 

-          Voy a demostrarte que por ti seré mejor… más de lo que ya soy –dijo bromeando- Quiero enmendar los errores que cometí antes, y volver a tener conmigo a la mejor chica que he podido decir que fue mía… Isabel, he vuelto por ti.

 

Sus ojos verdes aceituna estaban fijos en mí, no supe en que momento de su pequeño monólogo tomó mis manos con fuerza apretándolas al ritmo en que sus palabras de volvían más intensas.

 

-          ¿Aún me amas? –me preguntó repentinamente.-

-          N-no… -le respondí con dificultad- Yo ya no te amo… Sufrí mucho por tu causa antes…

-          ¿Amas a tu novia? –cuestionó.-

-          No… Tampoco la amo a ella… Aunque hace tiempo la amé mucho, y por ella fui capaz de superar el dolor de tu pérdida –le respondí con la verdad.-

-          ¿Amas a alguien más?...

 

Andrea se me vino a la mente al instante, y un “sí” salió de mis labios.

 

-          Pero ella… ya no está más… Me dejó al igual que tú lo hiciste antes.

-          No lo haré nunca más, tenerte frente a mí es más maravilloso de lo que me imaginé que sería, si aún me queda una oportunidad… Te reconquistaré.

-          Lo dudo –le respondí, y su sonrisa soberbia volvió a aparecer.-

-          ¿Acaso no sabes con quien tratas? No podrás resistirte a mí.

 

Le sonreí y tras decir eso tomó sus cosas y salió de la habitación, para instalarse al menos por esa noche en la habitación de huéspedes.

 

A la mañana siguiente desperté temprano, busqué a papá en su habitación pero el ya no estaba, luego me dirigí a la habitación de huéspedes, la habitación estaba vacía y limpia, la cama tendida y todas las cosas en su lugar, como si nadie se hubiese quedado a dormir a ahí.

Bajé las escaleras, el desastre de la fiesta de mi cumpleaños había desaparecido y en su lugar en el comedor estaba el desayuno servido y Rebeca sentada en una de las sillas degustando.

 

-          Buenos días Isabel –dijo con una sonrisa dulce, encantadora.-

-          Buenos días –respondí- ¿Saldrás?

-          Sí, ya me iré al departamento para no darte más molestias aquí, quiero terminar de instalarme allá para tener la tarde libre e ir a ver lo del empleo. –tomó un sorbo de su café- siéntate por favor, el desayuno está servido.

-          Gracias –respondí y me senté frente a ella.-

 

Ambas desayunamos y al terminar le ofrecí llevarla a su departamento antes de irme a clases lo cual ella aceptó, así que sin más fui a darme una ducha y a llevar a cabo mi rutina de todas las mañanas, cuando estuve lista salí en su búsqueda, ella me esperaba sentada en la sala ya con todas sus cosas.

 

-          ¡Espera! ¡No salgas! –gritó con lo cual yo me detuve en seco.-

-          ¡¿Qué pasa?! –le pregunté preocupada.-

-          Shh… No quiero que si sales así alguien más se enamore de ti… Ya no quiero competencia.

-          Eres idiota –le dije y la golpeé en el brazo.-

 

Ella rio y yo también lo hice, entonces ella tomó sus cosas abrió la puerta y me cedió el paso. Ambas salimos y nos subimos al coche.

-          Ahora si ¿Dónde está tu departamento Rebeca?

-          Aquí está la dirección – dijo dándome un papel- ¿conoces?

-          Sí, si… Justo en ese complejo vive una muy buena amiga mía…

-          Espero que con “muy buena” te refieras a que es muy agradable y no a otra cosa –me dijo con un ligero deje de celos en su voz, típico de ella.-

-          Sabrás de lo que hablo cuando la conozcas. –sonreí y partimos.

El camino pasó tranquilo escuchando algo de música, de vez en vez Rebeca hacía comentarios… ¿Cómo decirlo? Ustedes saben, sugerentes, divertidos y he de admitir que uno que otro logró hacer que mi piel se enchinara al dejar mi imaginación volar, por suerte no tardamos demasiado en llegar y eso me libró de tener que seguir lidiando con la increíble habilidad de seducción de la cual Rebeca era poseedora.

Me estacioné frente al edificio y tanto Rebeca como yo bajamos del auto, nos quedamos recargadas en una de las puertas.

 

-          Bueno señorita, ha llegado usted a su destino sin ningún percance. –le dije a modo de broma.-

-          Jajaja ya, muchas gracias, debo conseguir un coche de esos.

-          Consigue primero un empleo –le respondí sonriente.-

-          Ummm… -se puso la mano en la barbilla y fingió estar pensando- creo que es mucho mejor idea olvidarme del auto y simplemente tener una chofer única y hermosa como tú, así me ahorro el coche y disfruto de tu compañía.

 

Se recargó un poco más sobre el auto acercándose a mí con una sonrisa de medio lado que me derretía, hacía temblar mis piernas y disparaba mis hormonas.

 

-          Te costará más que un par de palabras lograr eso…

 

Le respondí tratando de actuar de la misma forma sugerente en que ella lo hacía, quería mostrarle que había crecido y que podía ser tan o más irresistible que ella, Rebeca se mordió el labio inferior, eso hacía cuando no podía ocultar su deseo, era una situación peligrosa, lo sabía, pero aun así lo dejé pasar.

 

-          Anoche ya no pude darte tu regalo –dijo acortando la distancia entre las dos.-

 

Su rostro estaba muy cercano al mío, podía sentir su respiración desde mi mejilla hasta mi cuello, sus brazos estaban a mis costados aprisionándome contra el coche… “Feliz Cumpleaños” dijo en un susurro sobre mis labios y luego me besó.

Fue un beso apasionado que me había dejado sin aliento desde el primero roce, ella mordió mi labio inferior con fiereza y al abrir mis labios para dejar escapar un gemido de dolor Rebeca aprovechó el breve instante para introducir su inquieta lengua dentro de mí.

El deseo y la pasión de Rebeca me cegaron, haciendo que me olvidara del lugar en el que me encontraba, sin embargo no pasó mucho tiempo antes de que una voz me devolviera a la realidad, una voz que conocía perfectamente.

 

-          ¡¡¡ ¿QUÉ MIERDA ESTÁS HACIENDO ISABEL?!!!

 

Rebeca y yo nos separamos bruscamente y ahí estaba Daniella parada a unos metros con una ira en su rostro que nunca antes había visto.

 

 

 

Continuará….


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