Ha pasado mucho tiempo desde ese día, y les sorprendería saber todo lo que ha pasado en 5 largos años.
Para empezar terminé con Adri, ella se molestó, creyó que había sido por Rebeca pero después de un tiempo comprendió que era simplemente que yo ya no la amaba y lo superó, seguimos siendo amigas de alguna extraña manera…
Todos nos graduamos, incluidos Cris y Jen que generalmente siempre se saltaban las clases, también Daniella quien decidió quedarse a vivir allí, actualmente todos nosotros ejercemos nuestras respectivas profesiones, Adri trabaja en una empresa de publicidad, Jen y Danielle en una radiodifusora, Cris y Xavi en una casa productora y sorpresivamente Jade terminó en una agencia de noticias, nada que ver con su estilo, pero en fin, sé que le está yendo muy bien.
Yo salí de la ciudad, una de las profesoras de la universidad apoyada por la directora me recomendó con una casa productora en otra parte del país y allí después de algunos meses comencé a encargarme de producir y dirigir videos musicales para bandas y cantantes lo cual me ha gustado mucho y además me ha dejado muchas ganancias.
Dolió despedirme de papá pero el día que me despedí de él y de los demás en el aeropuerto conoció a Aura y creo que se llevan muy bien, son amigos por lo que sé.
De Andy no he sabido nada… Desde aquel día no he vuelto a hablar con ella ni nada, se por parte de su madre que se decidió a estudiar la especialidad de cardiología igual que ella y confío en que le esté yendo muy muy bien, se que así es, no hay forma de que esté equivocada.
¡Ah! Hay algo más, Rebecca está conmigo, y con “está conmigo” me refiero a que se vino a vivir conmigo pues su propuesta de reconquistarme era bastante seria además es una talentosa fotógrafa y consiguió empleo en el mismo sitio que yo, de hecho hacemos una muy buena mancuerna para el trabajo y en varias ocasiones hemos producido los videos juntas, fusionando nuestras ideas e incluso hemos diseñado la imagen de los álbumes de las bandas que se han acercado y han quedado muy bien, además también trabaja ocasionalmente para revistas de diferentes tipos.
Mmm… si se lo preguntan sí, Rebecca y yo tenemos una especie de relación, aunque sin amor de por medio, ella lo sabe, se lo dije y se que puede sentirlo, no creo volver a sentir amor como el que sentí por Andy alguna vez, pero su compañía me hace bien, ella ha cambiado mucho y aunque no creo enamorarme de ella lo pasamos bien y el sexo es increíble también (Joder!)… En fin, digamos que tenemos una relación estable pero sin compromisos, vivimos juntas y hacemos la mayor parte de nuestras cosas juntas pero… No es amor, me entienden, lo sé.
-¿En qué piensas guapa? –pregunta Rebecca en el asiento del copiloto de mi Mustang.-
-Ah… nada importante, recordaba a los viejos amigos.
Rebecca tenía los pies sobre el asiento, las rodillas chocaban con su pecho, llevaba el cabello suelto y se encontraba enfundada en una chaqueta de cuero, sus ojos verdes brillaban y sus deliciosos labios, que había probado incontables veces ya, esperaban ansiosos por sostener entre ellos un cigarrillo.
Sentí muchas ganas de comérmela en ese momento, ya saben, la situación era muy sugerente, el clima era frío, ella fumaba un cigarrillo y escuchábamos algo de rock en el estéreo del coche que para terminar era un convertible, algo cliché, pero no dejaba de ser excitante.
Sin embargo debía mantener mis ojos puestos en el camino.
Mi relación con Rebecca es bastante extraña, está basada en el sexo (que como dije antes es jodidamente bueno) pero a la vez es una muy buena amistad, no hay amor de por medio, al menos no de mi parte y realmente estoy segura que de la suya tampoco, pero… de alguna manera nuestra pasada relación fue muy intensa y creo que eso es lo que nos mantiene unidas de alguna manera, nos conocemos tan bien que es muy cómodo estar juntas, no sé si es bueno o malo pero de eso va el asunto.
Llegamos al departamento y dejé las llaves sobre la mesa, detrás de mí entró Rebecca, se quitó las botas, la chamarra y se acostó en el sillón, yo me dirigí a la cocina y preparé un café, hacía frío.
El clima no permitiría que siguiéramos con la grabación al día siguiente y era algo que no podía solucionarse con un set así que habría que esperar, sin embargo Rebecca tenía otro asunto que atender pues debía realizar una sesión fotográfica para algunos artículos y la portada de una revista, se ausentaría todo el día.
Esa noche fuimos a la cama y dormimos, aunque ganas no nos faltaban de hacer algo más, solo que tal vez no era el momento adecuado.
Al día siguiente Rebecca salió temprano del departamento y yo me quedé en la cama, la cama me hacía muy feliz, la cama y yo teníamos una relación perfecta, era amor verdadero y la verdad es que disfrutaba mucho cuando estábamos sólo ella y yo.
Ese día era especial de alguna manera, cuando desperté sentí mucha melancolía, sentí dolor y alegría al mismo tiempo, ese día era el cumpleaños de Andrea, mi Andrea.
¿La extrañaba? Sí, la extrañaba cada puto segundo, que me fuera bien en la vida y que tuviera la compañía de Rebecca solo significaba que puedes continuar con tu vida aun si pierdes a la persona que amas pero aun así algo te falta y sabes que siempre te faltará.
No era culpa de Rebecca no ser “suficiente” para mí, tuvimos nuestro momento y las cosas no se dieron como debieron, pero en fin, tampoco era culpa de Andrea, yo fui la idiota que no supo definir sus sentimientos a tiempo, tampoco era culpa de Adriana, la culpa era toda mía y no me quedaba más que afrontarlo.
Al despertarme, casi a medio día, solo fui en busca de mi guitarra, la tomé en mis manos y toqué las canciones que nos gustaban.
“Won’t you tell me what you want for me?
Don’t you know I walk across the sea just to be with you?
Just to see it through…
I could promise you're the only one
We could walk into the setting sun
If you wanted to
I'll follow you
Please don’t find another love, please don’t find another love…When I’m away
Now our signals breaking up, a satellite is not enough,
Please don’t find another love when I’m away… “
Joder, me pasé el día entero recordándola, pensando en cómo haría para celebrar su cumpleaños como aquél que celebramos juntas 5 años atrás, todavía podía sentir el sabor de sus labios y su piel si cerraba los ojos… quería tener los ojos cerrados todo el tiempo.
Habían pasado 5 años y cada día de su cumpleaños era el que más me reprochaba.
Ya eran las 6 de la tarde y yo solo tenía ganas de una cosa, salir a beber, así que lo hice, no es que fuera alcohólica o algo parecido, ustedes saben que no lo soy, pero me gustaba beber de vez en cuando, y fumar un cigarrillo, me relajaba y eso estaba bien ¿no?
Fui a un bar no muy lejos de casa, era cómodo, como una cabaña, estaba sola y tomaba cerveza, 1, 2 , 3 , 4 , 5… ahí perdí la cuenta pero sé que tomé muchas más porque me embriagué, no mucho, pero igual estaba ebria, no podía conducir así que llamé a Rebecca, eran ya las dos de la mañana, sí, pasé horas bebiendo pero tenía buen aguante.
- Guapa se te pasaron las copas esta vez – me dijo Rebecca cuando me vio recargada en el coche.-
- No –le respondí- no estoy tan mal sólo que no puedo conducir.-
- Bien preciosa, pues sube al carruaje que la llevaré a su castillo su alteza.
Rebecca abrió la puerta del coche y me ayudó a entrar en el, con unas copas de más la veía aún más guapa de lo que ya era (que era mucho) no soporte las ganas de jalarla de la camisa y besarla y ella me correspondió como era de esperarse.
Me dio mucho calor, estaba hirviendo de hecho, y se que ella también porque no supe en qué momento pero su mano había terminado en mi pecho y se sentía demasiado bien.
-Espera bonita… Lleguemos a casa antes. – Dijo y luego se dirigió al lugar del piloto.-
Al menos a ella le quedaba un poco de cordura.
Más cuando llegamos al departamento entramos comiéndonos a besos, ni siquiera dio tiempo de llegar a la habitación.
Necesitaba no pensar en Andrea, necesitaba sentir el cuerpo de otra persona y Rebecca me gustaba, me gustaba muchísimo, nunca dejaría de gustarme, así que en cada beso le mordía los labios y mis manos se metían bajo su ropa mientras ella me tomaba del cabello y yo la acorralaba contra la pared.
Me gustaba tener control de ella, aunque sabía que simplemente se estaba dejando hacer por mí, sabía que en cuanto yo terminara ella haría conmigo lo que quisiera y estaba bien, tenía mi permiso.
Le mordí el cuello y mientras estaba en eso tomé su camisa con mis manos y la desbroché de un tirón, creo que le rompí algunos botones pero a ninguna nos importó, porque sentí sus manos en mi cabeza empujándome hacia abajo guiándome hasta sus pechos que se asomaban por el filo de su sostén y ahí estaba yo siguiendo sus movimientos clavando mi labios en sus senos.
Cada vez había más besos, más caricias, más calor y menos ropa , la verdad es que en algún momento llegué a pensar que pasaría mi vida con Rebecca, que esa relación en la que no había amor sería para siempre, porque estábamos bien, estábamos muy bien, éramos dos hijas de puta, y lo pasábamos de lo lindo en la cama, o en el sillón, o en la ducha o en el piso o donde fuera.
El sexo fue increíble, como siempre, y nos quedamos dormidas sólo hasta que el cansancio nos venció, como siempre, pero la mañana siguiente no sería “como siempre” pasarían cosas, cosas que acabarían con mi “estabilidad emocional” cosas que terminarían por descolocarme por completo.