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Drove Me Wild por RedArrow

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Notas del capitulo:

Aquí les dejo un capítulo más, gracias por seguir mi historia y dejar comentarios ^^

 

 

Gracias por leer.

“… Te tengo clavada en el corazón, en lo más profundo de él, y cada latido te lleva a todo mi cuerpo desde el centro hasta la punta de mis dedos, te respiro, te anhelo, te sueño.

No existe un mejor momento en el día que no sea aquel en que te veo, que estoy contigo y puedo decirte que te quiero, que te amo y que daría cualquier cosa porque me hubieras elegido, pero no es así.

Elegiste a alguien más, eres feliz con él, y yo no debo interponerme, el alma me duele cuando sé que están juntos y se reconforta cuando vuelves a mi lado, porque aunque no sea como yo deseo, tú siempre vuelves a mí.

¿Por qué no nos diste la oportunidad Adri?... ¿Por qué no lo intentaste?...”

 

Había pasado más o menos dos meses desde que me habían dado la golpiza que me mandó al hospital, ya no tenía una sola marca en el rostro, era como si nada me hubiera pasado, la única cicatriz que quedó estaba en mi abdomen, pero realmente no importaba.

Ese tiempo en la universidad era fue muy pesado ya que debía cumplir con mis proyectos atrasados y además ponerme al corriente con los nuevos, pero de una u otra forma logré sacar todo ese trabajo adelante, en sí no era complicado, lo complicado eran las cosas que me aquejaban.

El no poder hablar o si quiera mirar a Jennifer me molestaba, me estresaba, ella me importaba, algunas veces durante clases la veía con dudas, sin saber qué hacer y yo quería ayudarla, de hecho lo intentaba pero al notar mi presencia Jen se alejaba inmediatamente de mí y me evadía la mirada, ¿Qué podía hacer? Si ella no quería estar cerca de mí debía respetar su decisión ¿no?

Por otra parte Adri me tenía en la nubes, habíamos pasado días increíbles juntas, me abrazaba a cada momento y llenaba de besos mis mejillas, íbamos por helado como hace tiempo, íbamos a la playa, caminábamos, nadábamos, cantábamos como nunca antes, cada vez con más ganas, fueron unos días maravillosos que yo no quería arruinar así que mi cerebro bloqueó por completo la existencia de Giovanni en mi memoria, para mí, éramos solo Adri y yo.

Cierto día que para mí era como cualquier otro, había planeado invitar a Adri al cine después de clases, pero para mi sorpresa no había ido a la universidad. La busqué por todas partes y no logré encontrarla, no podía preguntarle a Jen dónde estaba, así que mi única opción fue llamarla por teléfono.

Su voz se escuchaba nerviosa, le pregunté por qué no había ido a clases y me dijo que estaba enferma, entonces me ofrecí a ir a cuidar de ella, pero se negó rotundamente diciendo que podría contagiarme, a mí no me importaba en lo más mínimo contagiarme de un simple resfriado contar de estar con ella y cuidarla como ella lo había hecho cuando estuve en cama, sin embargo por más que insistí Adri se negó prometiéndome que nos veríamos al día siguiente.

No me dejó más opción que aceptar su decisión, pasé el resto del día escolar sin mucho ánimo o interés, y al término de las clases decidí ir a dar la vuelta en la motocicleta por mi cuenta.

La tarde era como cualquier otra, el clima era cálido y la fresca brisa del mar golpeaba sobre mi rostro, estaba pensando en Adri, en los eventos de los últimos días, en lo mucho que habíamos estado divirtiéndonos…

De pronto una idea llegó a mi mente, cerca de donde me encontraba había una cafetería donde hacían unos pasteles de chocolate que a Adri le fascinaban, era su favorito y el mío también, de hecho lo descubrimos juntas una tarde en que ella y yo habíamos salido, es el mejor pastel de chocolate del mundo, se me ocurrió que tal vez podría comprar uno pequeño para ella y llevárselo al día siguiente a la universidad.

Así que sin más me dirigí a esa cafetería, pero encontré a una persona que jamás habría esperado encontrarme, y que tampoco quería hacerlo.

Estacioné la motocicleta justo frente a la cafetería, al entrar una serie de aromas llenaron mi ser, impregnándose en mi ropa, café, chocolate, té verde, fresas… Estar ahí era todo un festín ara el olfato y qué decir del gusto.

Esos aromas me traían recuerdos, sobre todo del día en que Adri y yo fuimos a comer por primera vez ese delicioso pastel, cuando lo vimos en la vitrina nos enamoramos perdidamente de él, el pan era esponjoso, encima tenía una cubierta de chocolate líquido y sobre esta trozos de un chocolate que sabía al más delicioso helado, Adriana y yo éramos unas amantes del chocolate, ese era uno de nuestros mayores gustos en común.

Caminé dentro de la cafetería haciéndome espacio entre mesas y clientes, poco antes de llegar al mostrador encontré la silueta de alguien conocido…

 

-          ¿Giovanni? –pregunté cuando estuve detrás suyo.-

-          ¡Isa! –me saludó sonriente.-

 

Beso mi mejilla como complemento a su saludo y luego siguió hablando.

-          ¿Qué haces aquí? –preguntó.-

-          Bueno, esta es una de mis cafeterías favoritas… Vine por un frappé –mentí- ¿Y tú?

-          Ah… -se sonrojó- Bueno… yo… estaba por aquí y… Bu-bueno te diré la verdad porque sé que eres una gran amiga de Adri y quizá puedas ayudarme.

-          ¿Ayudarte? – pregunté con sarcasmo aunque él no lo notó.-

-          ¡Sí! Mira, Adri y yo saldremos hoy –se sonrojó de nuevo- ya sabes, hoy cumplimos dos meses…

¿Qué? ¿Cómo carajos iban a salir si Adriana estaba en casa enferma? ¿O no lo estaba?

-          ¿S-saldrán?

-          Sí –me respondió- le compré un regalo muy especial – dijo sacando una caja de un bolsillo de su chamarra.-

 

Era un collar bastante lindo en forma de clave de sol, plateado con un brillante en el centro, en realidad era un collar con un dije precioso, pero había un problema, Adri no soportaba usar collares, lo suyo eran las pulseras y los anillos.

-          Está precioso –dije finalmente.-

-          -¡Sí! Pero, verás, estaba caminando por aquí cerca y el aroma de la cafetería me atrajo, así que se me ocurrió comprarle un pastelito a Adri, ya sabes cuánto le gustan los postres –dijo sonriente.-

-          Si, lo sé –respondí secamente.-

-          Pero mira –señaló la vitrina- no sé cuál elegir, ese de fresas se ve delicioso, pero aquel de mocca con flan se ve tentador ¿No crees?...

 

El tipo casi babeaba mirando los pasteles, me sorprendía cómo siendo su novio conocía tan poco a Adriana.

Nuestro pastel de chocolate era especial, de hecho Adri y yo prometimos que sería un secreto, algo que sólo podíamos compartir nosotras, algo nuestro.

-          A mí me encantan las fresas –respondí- pero a Adri no le gusta comerlas en pastel, a ella sólo le gusta comer las fresas, no las come en mermelada, ni en crema, vaya, ni siquiera con chocolate –Giovanni me escuchaba con atención- en cuanto al de mocca… Tampoco le gustará, Adri no soporta el flan… -se desanimó.-

 

-          Vaya… -expresó con tristeza.-

 

 

Estúpido Giovanni, necesitaba mucha ayuda en lo que a Adri se refiere, pero bueno, al menos era lindo y detallista con ella.

Mi corazón estaba en un dilema, por un lado sentía furia al saber que Adri me había mentido y que iba a salir con su novio, y por otra parte sentía que debía ayudar a Giovanni para que pudiera hacer feliz a mi princesa.

-          Descuida –dije- ¡Disculpe! –llamé la atención de la chica que atendía.-

-          ¿Puedo ayudarte en algo? –preguntó amablemente.-

-          Sí –sonreí- ¿puedes darme un “chocolate explotion” por favor preciosa?- la chica se sonrojó.-

-          C-claro. –dijo antes de salir disparada en busca de mi pedido.-

-          Wow –escuché la voz de Giovanni- tienes talento con las chicas –sonrió.-

 

Hice caso omiso a su comentario y luego continué.

-          Es el pastel favorito de Adri –dije con un tono de voz triste, sombrío- yo… espero que lo disfruten.

 

Empecé a caminar hacia la salida, escuché a Giovanni darme las gracias pero no me giré ni le respondí sólo seguí en dirección a la puerta hasta marcharme.

¿Qué estupidez había hecho? Le había regalado a Giovanni algo que era solamente mío y de Adri, una de las pocas cosas que solamente yo compartía con ella, él ya tenía sus besos, sus caricias… ¿Por qué le entregué algo que era exclusivamente mío? Vaya que yo era una imbécil.

Subí a la motocicleta una vez más sin saber realmente a dónde ir había avanzado unos cuantos metros cuando sentí mi celular vibrar dentro de mi bolsillo, me orillé en cuanto pude y respondí de mala gana.

-          ¿Quién eres y qué quieres?

-          Ahmm … So… Soy yo, Andrea.

-          Perdón Andrea pero ahora no tengo tiempo para ti. –colgué.-

 

Arranqué la motocicleta una vez más saliendo disparada hacia ningún lugar, pero me bastaron segundos para arrepentirme de la forma en que había tratado a Andrea, definitivamente yo era una imbécil.

Me orillé una vez más, tomé mi celular y le llamé a Andrea.

-          ¿Ho-Hola?

-          Andy… perdóname, no debí responderte de esa forma… ¿qué necesitas?

-          No… -respondió dulce – no importa no te preocupes, ¿estás bien? ¿te pasó algo?

-          Estupideces –respondí- sólo tonterías que no valen la pena… ¿Para qué me llamaste?

-          Bueno, es que… mi examen será dentro de una semana y yo… quería ver si puedo ir a tu casa a estudiar…

-          ¡Claro! Mira, ahora mismo estoy en la calle… ¿estás en el hospital? Porque si es así puedo pasar por ti, si tú quieres, para ir juntas a casa...

-          ¡Eso sería genial! Aquí te espero ¿vale?

-          No tardaré, nos vemos pronto.

-          Nos vemos.

 

Terminé la llamada, y subí una vez más a la motocicleta pero esta vez con un rumbo definido, directo a ver a Andrea.

Una vez que llegué ella ya me estaba esperando, ni siquiera tuve que bajarme de la moto, me saludó dulcemente y yo le di mi casco, ella lo tomó se lo puso y subió a la moto.

“¿Lista?” le pregunté, sentí como Andy se abrazó a mí, sentí la tibieza de su cuerpo contra el mío y sus manos abrazándose fuertemente a mi cintura, su barbilla estaba recargada en mi hombro “Lista” me dijo ella al oído,  y entonces partimos camino a casa.

 

Mientras tanto, Adri se encontraba con Giovanni, en una bella terraza que tenía vista al mar, era realmente lindo ambos estaban disfrutando de su festejo, el collar que Giovanni había comprado para Adri se encontraba reposando en la muñeca de ella, Adri había encontrado la forma de adaptar la cadena para convertirla en una pulsera y le había quedado perfecta.

Todo estaba bastante bien, hasta que llegó la hora de partir el pastel, Giovanni había ido felizmente por él, lo habían adornado de una forma bella y tierna para la ocasión,  ella lo esperaba con una sonrisa, pero al entregárselo a Adri su sonrisa se borró.

-          ¿D-donde lo compraste? –preguntó con un ligero tono de molestia-

-          En una cafetería en el centro – sonrió- es bellísima y huele delicioso desde la calle.

-          Sí, la conozco… -dijo mirando el pastel.-

-          Lo sé, Isa me lo dijo…

-          ¿Isa? –preguntó con un deje de preocupación.-

-          Sí, Isa… llegó ahí poco después que yo y le expliqué que cumplíamos meses y que nos veríamos y entonces..

-          ¡¿Qué hiciste qué?! –preguntó molesta.-

-          ¿Qué sucede? –preguntó Giovanni.-

-          No debiste decirle nada… No debiste…

 

Adriana se levantó de su silla y salió del lugar, Giovanni intentó seguirla pero su reacción fue muy tardía pues cuando salió del lugar Adri ya no estaba “¿Qué carajos?” era lo que pasaba por su mente, todo se había ido a la mierda y lo peor era que ni siquiera entendía por qué.

Yo me encontraba en casa con Andrea, al llegar lo primero que Andy hizo fue ir directamente a la cocina a buscar algo para comer, creo que a ella le gustaba mi cocina, y bueno a mí me hacía feliz eso porque podía disfrutar de sus excelentes platilllos raros, en cuanto a mí, yo me quedé en la sala leyendo las guías para los exámenes de Andy, viendo los problemas que posiblemente se le pudieran llegar a presentar.

Tras algunos minutos Andy y yo nos encontrábamos sentadas en el piso de la sala estudiando, me disculpé una vez más por la forma en que la traté pero ella sólo negó con la cabeza para restarle importancia a mi tonterías y me dedicó una tierna sonrisa, estábamos en medio de un problema cuando mi celular comenzó a sonar, me disculpé con Andy y contesté la llamada.

 

-          ¿Hola?

-          Isabel –era la voz de Adri.-

-          Ah, eres tú –de verdad estaba enojada con ella - ¿qué quieres?

-          Por favor no me hables así… -pidió- tú no eres así conmigo… ¿estás molesta?

-          ¿Te gustó el pastel? –evadí su pregunta.-

-          No le di un solo bocado –respondió- no puedo compartirlo con alguien que no seas tú ¿recuerdas? –su voz era tierna, suplicante, de hecho creo que estaba comenzando a llorar.-

-          Me mentiste y odio las mentiras… No quiero hablar contigo ahora y además estoy ocupada, así que si me disculpas debo colgar.

-          Isa perdóname…

 

Eso fue lo último que alcancé a escuchar de la voz de Adri porque colgué inmediatamente, quise poner mi atención en Andrea y ayudarla y de hecho le ayudé, estudiamos la tarde entera y ella dijo que iría al día siguiente también, a lo cual accedí.

Sin embargo nunca pude sacarme a Adri de la mente, ella siempre estaba ahí, todo el tiempo, su voz resonaba en mis oídos ¿Estaba triste por mí? ¿Por qué me había mentido?... No sabía, y tampoco quería pensar en ello, pero me era inevitable, ella era una persona a quien yo no podía ser indiferente…

 

Continuará…

 


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