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I loved that picture, I love you por ChiSutcliff

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Notas del fanfic:

 Había prometido escribir algo de ellos, además me encanta esta pareja, más que nada por su semejanza con el KiKuro, me parecen bastante lindos juntos.

 Espero que les guste, tanto el fic como la pareja, y si así fue podría escribir más de ellos en un futuro.

 También quiero agraderle a Riko tan. Mujer, sin ti seguiría siendo un fic indecente, gracias por tus consejos.

 Kuroko no Basket y sus personajes no me pertenecen a mí, si no a Tadatoshi Fujimaki.

 

 Ese día no estaba de muy buen humor, el sueño que sentía era bastante pues se había quedado, una vez más, acabando una novela que debía devolver ese día a la biblioteca. Y muy a su pesar ese mismo día la entrenadora estaba de buen ánimo, tanto así que demoraba la práctica un poco menos para que así todos fueran a comer al Maji Burger.

 Era bastante molesto en esos momentos tener que fingir algún interés en el resto cuando moría de sueño, y lo era aún más el deber esforzarse para ser notado. Por eso mismo llegaba un momento en el que, tras la salida de todos del Maji Burger, dejaba de intentarlo y solo caminaba a su ritmo, si notaban su ausencia ¡Bien! Y si no ¡Mejor aún! Solo quería pasar a devolver la novela e ir a su casa a descansar.

 Tomaba el camino más corto a la biblioteca, mas cuando regresaba lo hacía por el más largo, como si de pronto sintiera ganas de caminar. En uno de los parques por los que pasaba se veía hermoso el atardecer y era en ese entonces cuando se sorprendía por lo temprano que la entrenadora les había permitido salir, aunque claro que la chica se los haría compensar al día siguiente.

 Sin poderlo evitar se sentaba apoyando su espalda en el tronco de algún árbol, de modo tal que la luz del sol, la poca que venía quedando, le llegaba por detrás y así no le molestaba en la vista. Calculando más o menos cuando duraría la luz abría el libro que había pedido recién y comenzaba a leer, de seguro que alcanzaría a leer el primer capítulo.

 

 Para Takao ese día no había sido el mejor de su vida, había estado bastante ocupado y además, para complicarle más su existencia, la exposición que querían hacer en su universidad era al otro día y él aún no había sacado una fotografía que le convenciera… Y eso que había escogido estudiar fotografía porque tenía un gran talento para eso. Siempre le gustó aquello y recordaba alegremente cuando era un estudiante de secundaria y sus padres, todos en realidad, le halagaban diciendo que lograba captar el lado más hermoso de las cosas cuando sacaba fotos.

 Ya rendido se disponía a recorrer la ciudad y hacer alguna fotografía de la puesta de sol desde algún lugar en que se viera bien, a esas alturas y contra el tiempo era lo mejor que podía hacer. Sin embargo se pasaba horas caminando pues ninguna foto le convencía realmente y casi corría a un parque que se veía a lo lejos, era muy hermoso y el sol comenzaba ya a descender ¡Ahí hallaría una buena puesta de sol! Buscando el mejor lugar caminaba hacia los árboles debido que desde su ubicación ya se veía bastante prometedor, mas cuando daba unos cuantos pasos más lo que veía le dejaba perplejo, era la visión más hermosa que había tenido jamás.

 Tras un breve debate mental sobre si hablarle o no optaba por la última, ese chico se veía tan calmado, tan hermoso, tan perfecto que interrumpirle antes de fotografiarle sería un pecado imperdonable. Enfocaba y tomaba la foto, una vez todo listo se quedaba observándole un rato más; era demasiada belleza para un estudiante de ¿Secundaria?  Su tez nívea y una mirada que transmitía paz pese a ser inexpresiva, era pequeño, algo delicado. Sus ojos no podían dejar de mirarle aunque quisiera.

 

Tetsuya pasaba las hojas algo incómodo, sentía algo extraño, como… ¡Como si estuvieran mirándole! Pero eso era algo imposible, después de todo nunca le notaban. Suspiraba algo deprimido ante ese pensamiento y por simple curiosidad levantaba la vista a sabiendas que nadie le estaría mirando. Lo que veía le sorprendió, sin quererlo se puso algo nervioso.

 –Oh, disculpa-oía al pelinegro disculparse–es solo que te veías tan lindo… es decir, para una fotografía–corregía enseñando la cámara.

 – ¿Fotografía? ¿Es normal que le saques fotos a la gente de esa manera?–

 –No, no, no, no… Solo necesitaba una fotografía para una exposición y pensé que te veías calmado y todo eso ¡Perfecto para una foto!–

 – ¿La sacaste?–fruncía un poco el ceño, no estaba muy de acuerdo con la idea de que le fotografiaran así sin más–al menos pudiste preguntarme antes–

 – ¿Eh? ¡No! Eso hubiera arruinado todo, te hubieras distraído y debido posar, ya no se vería natural. Además no sabía si dirías que sí, no es común que llegue de pronto alguien a pedirte algo así–

 –Por eso mismo, ya da igual, pero si no te lo hubiera permitido sería que no estaba de acuerdo, el que lo hagas de la nada podría ser peor–

 –Creo que tienes razón–le sonreía–bueno, pero ya está ¿Puedo ponerla en la exposición?–

 –Si quieres–guardaba ya sus cosas, era un buen momento para ir a casa.

 – ¡Claro! Muchas gracias y lamento haberte fotografiado sin tu permiso. De todas formas ¿Por qué no vienes a ver la exposición? Así verás como saliste–

 –Eh… bueno, no lo creo–la verdad le daba igual.

 –Vamos, debes venir…–

 Y tras mucha insistencia el peli celeste accedía, recordaba mentalmente las indicaciones que el otro le daba. Caminaban un rato juntos hasta que debían ir en direcciones diferentes.

 –Ah sí, por cierto ¡Soy Takao Kazunari! Tal vez debí presentarme antes– era tan alegre, le recordaba de cierto modo a Kise.

 –Kuroko Tetsuya–

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 Los días siguientes pasaban, nada en ellos perturbaba la calma del peli celeste por lo que le era fácil recordar lo que el otro le había dicho. Teniendo su compromiso en mente se arreglaba y salía de su casa, más que por verdadero interés por haberse comprometido a ir, además estaba algo aburrido.

 Iba sentado en el tren pensando en cualquier cosa menos en a lo que iba, se fijaba por unos momentos en unas adolescentes que veían con emoción una revista y sonreía algo divertido al percatarse de que lo que les entusiasmaba era la fotografía en la que salía quien, mientras para esas muchachas era casi inalcanzable, él conocía perfectamente bien, Kise siempre atraía a un montón de chicas y la idea de que éstas le conocieran le divertía pues estaba seguro de que, de alguna manera, se decepcionarían al ver que era bastante más infantil de lo que todas ellas pensaban ¡Y es que en las fotografías se veía tan genial! Le sorprendía percatarse de aquello. Luego pensaba que, si bien el rubio posaba de esa manera, el que se viera así era también gracias al trabajo de quien tomaba la foto, luego pensaba en que si el chico del parque también trabajaría de eso y en que si en algún momento fotografiaría a su amigo, la idea le parecía interesante por alguna extraña razón, estar aunque sea un poco más cerca o más relacionado con él.

 Cuando llegaba al lugar notaba que había mucha gente reunida en un lugar, y si bien en todas partes había muchas personas, en este la cantidad era bastante mayor. Curioso se acercaba a ver, con su casi nula presencia no le era dificultoso llegar hacia el frente, ahí veía a Kazunari que sonreía orgulloso de la fotografía que presentaba; se veía a sí mismo en ésta, tan concentrado leyendo y a la vez tan calmado, feliz… realmente las habilidades del pelinegro en eso eran muchas pues dudaba que se viera así comúnmente.

 – ¡Ah, Kuroko!–le saludaba alegre al verle.

 –Buenos días, Takao-kun–

 –Me alegra que vinieras, el otro día no te veía muy entusiasmado con esto por lo que creí que no vendrías, me haces muy feliz–

 –No es para tanto–lo decía con su inexpresivo rostro de siempre, mas en realidad, pese a no demostrarlo, era un desastre; aquellas palabras le hacían sentirse algo extraño, como nervioso y a la vez algo alegre.

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 Tras aquel día en más de una ocasión el peli celeste se había encontrado casualmente con Kazunari, y más que nada era por culpa de éste que se habían hecho amigos pues siempre iniciaba alguna animada charla con el menor. Y poco a poco, y por esas mismas charlas, cada vez que se topaban Tetsuya se sentía más feliz, al mismo tiempo en que se sentía inmensamente nervioso y sin saber bien qué hacer o cómo actuar frente al pelinegro. No intentaba hallar alguna explicación a eso, no quería pues realmente temía la respuesta.

 Es que en realidad era complejo todo eso. Pero dejaba de lado esos pensamientos y se concentraba en la hamburguesa frente a él.

 –… y es por eso que me gustaría que me permitieras tomarte una nueva fotografía–

 –Ah, sí claro…–la verdad ni le había escuchado, estaba más concentrado en lo extraño que se sentía al estar sentado ahí frente a ese chico, en la sorpresiva alegría que sintió cuando éste llamó para invitarle a comer.

 –No me estabas escuchado ¡Que malo eres Tetsu-chan! –

 –Sí lo hacía, al menos un poco…–

 – ¡Cruel! –suspiraba–cómo sea… te decía que si me dejabas tomarte otra fotografía, el profesor es muy exigente y creí que saldría todo perfecto si eras tú–lo decía tan calmado, como si nada.

 –Claro… pero ¿Por qué yo? Es decir, hay un montón de otras cosas o personas y…–ahí estaban nuevamente sus estúpidos nervios, no lograba sonar calmado como le gustaría.

 –Porque creo que eres muy lindo y perfecto… para eso–había pensado eso desde el primer momento en que le vio y cada vez que le veía pensaba más eso, lo cual le hacía sentir raro pues ¡Dios, era apenas un adolescente! Casi parecía un niño, tan pequeño, lindo y con esa inocencia que transmitía. Se sentía como alguna clase de pervertido cuando pensaba en que era hermoso, y en especial cuando pensaba de alguna manera, y en más de una ocasión, más adulta en él.

 Kuroko fue incapaz de decir algo, esa pausa entre el “lindo y perfecto” y el “para eso” le alteró todos sus sentidos, la vergüenza en esos momentos se adueñó de él y su sangre se le subía al rostro, teñía sus mejillas de un carmesí aún más tierno ¡La hermosura e inocencia en persona! Es que si salía de la boca de Takao era tan vergonzoso, muchas veces se lo habían dicho, un “Kurokocchi se ve tan lindo” o “Tetsu-kun se ve tan genial y hermoso” por parte de Kise o Momoi, respectivamente, ya eran comunes y jamás se sintió así. Al parecer todo era diferente cuando se trataba del pelinegro, pero ¿Qué explicación podría tener aquello? ¿Es que a caso se había enamorado? Al parecer sí, tal vez… mas en ese momento se percataba que el enamorarse era mucho más que una probabilidad, él ya estaba enamorado, por eso todo era especial cuando Kazunari lo decía o hacía.

 –Uh ¿Tetsu-chan? Oye–tal vez le había sorprendido.

 –Yo… debo ir al baño…–casi corría de ahí ¿Cómo iba a mirarle a la cara ahora? Ambos eran hombres, hacía uno o dos meses se conocían solamente, ¡La diferencia de edad! Takao era un universitario, hasta estaba en su último año de carrera ¡Tenía 22! ¿Y él? Apenas estaba iniciando su vida en la preparatoria y sabía que para el pelinegro él con sus 16 años solo sería apenas un adolescente, jamás le tomaría en serio, si hasta se sorprendía de que fueran amigos pese a esa diferencia de edad, y bien sabía que si así era se debía, más que a la madurez que pudiera tener, al infantilismo del otro. Era un niño ante los ojos del otro por lo que el ser correspondido sería una fantasía.

 –Claro, yo te espero–de seguro le había asustado, se maldecía mentalmente por ser así y decir las cosas casi sin pensarlas antes. Era sincero, mas sabía que esa clase de cosas no debían llegar y decirse así nada más, ahora el menor debía pensar que era un pedófilo o algo similar pues ¿Qué sujeto con su edad le decía eso a alguien que era apenas un adolescente?  Y pidiéndole una fotografía solo se vería peor.

 Por supuesto que tras el regreso de Tetsuya cambiaron completamente el tema tras que éste aceptara.

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 Suspiraba un poco e intentaba prestar atención, estaba algo frustrado y no era específicamente por el hecho de que fuera la quita vez en la que se distrajera, era más bien por el motivo de su falta de concentración; Kuroko, era cierto que era muy lindo y le había llamado bastante la atención pues cada fotografía que le tomara era simplemente perfecta, sin embargo, desde hacía unas semanas la manera en que pensaba en el pequeño peli celeste comenzaba a cambiar, cosa que más que desagradarle le inquietaba ya que la diferencia de edad era la suficiente como para se sintiera mal por parecerle el otro un niño.

 Finalizada esa clase se sentía aún peor, había durado unos cinco minutos pendiente de la clase, tras eso dejó de intentarlo y decidió pensar. Se preguntaba que si era posible que Tetsuya le interesara de una manera algo más adulta y romántica, al hallar la respuesta se asustaba ¿era normal eso? bueno, él era algo infantil y el otro algo más maduro para su edad, además eran 6 años, en unos cuantos más esa diferencia no se notaría. Hay un montón de parejas que se llevan por muchos más años ¿tan malo era? No, aún así sabía que no era lo mismo algo como “20 y 26” o “18 y 24” que “16 y 22”, el otro era aún, y apenas, un adolescente que por muy maduro que pudiera ser aún dependía de sus padres.

 –Oye Kazunari ¿Estás bien?– preguntaba el otro pelinegro, había notado bastante distraído a su amigo, tanto que ni, pese a su “ojo de halcón” no se había percatado de su llegada.

 –Eh… ¡Tatsu-chan! ¿Cuándo?–se sorprendía al verle sentado junto a él.

 –Recién, y dime ¿Qué te ocurre?–

 –Bueno…–sabía que no podría mentirle, además tal vez su amigo le podría aconsejar–creo que me gusta alguien–

 – ¿Es esa chica con la que saliste la otra vez?–

 –No, de hecho… no es una chica–

 –No es una… espera, espera… ¿Desde cuándo te gustan los chicos? ¿O eres bisexual? ¿Por qué no me lo dijiste? Soy tu amigo y recién me vengo a enterar–la verdad la orientación sexual de su amigo le daba igual, solo le incomodaba un poco el que no se lo hubiera dicho antes.

 –No veía motivo por el cual decir eso, además no es como si te hubiera dicho que era heterosexual o que jamás me podría enamorar de un hombre, aun que para mí también es una sorpresa… pero no es ese el problema, la cosa es que es algo… bueno es menor que yo–

 –Da igual ¿Te gusta o no? Si es así la edad no importa mucho ¿o es que tiene 13 o algo así?–

 – ¡Claro que no! ¿Qué crees de mí? Tiene 16, aun que es bastante maduro para su edad, el punto es que no sé si me gusta o no–

 –Primero que nada ¿Por qué crees que te gusta?–

 –Últimamente he pensado mucho en él y he querido llamarle para verle…–y había pensado, en más de una ocasión, en besarle o incluso tocarle.

 –Te gusta–sentenciaba con bastante seguridad–el problema es que lo dudas por la edad, pero creo que si es tan maduro como dices, además de que eres como un niño, no hay mayor problema–

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 Desde hacía ya un tiempo que durante las clases el cielo se le hacía completamente interesante, solo prestaba atención lo necesario. En ocasiones le era bastante difícil concentrarse, no es que estuviera pensando todo el día en Kazunari como una muchachita enamorada pero el hecho de que le gustara el pelinegro siempre le distraía de alguna u otra forma.

 El resto del día pasaba igual, sin prestar mayor atención a las clases y divirtiéndose cada vez que el profesor regañaba a Kagami por estar dormido. Pero no era hasta el finalizar de su último periodo de clases que se sentía algo aliviado, ahora solo quedaba el entrenamiento y podría irse a su casa. Pasaría a la biblioteca que, convenientemente, había descubierto cerca de la universidad de Takao.

 – ¡Kuroko-kun! –la voz de la entrenadora le llamaba, tomándole por sorpresa. Nuevamente se había distraído pensando en otras cosas.

 –Entrenadora…–

 –Ay, Kuroko-kun–acompañaba con un suspiro–te decía que si te sentías bien ¿Estás bien? Pareces algo distraído–

 –Sí, estoy bien, siento haberla preocupado–se inclinaba para disculparse.

 – ¿Seguro de que no ocurre nada? Puedes contarme–

 –Sí–

 –Bien, entonces no te distraigas–sonaba bastante diferente, pasaba de un tono de voz amable a uno amenazante, el peli celeste comprendió que sería castigado si no se concentraba más en ese partido de práctica.

 Tras aquel intercambio de palabras con la chica Tetsuya se aseguraba de no distraerse, cosa que le fue posible hasta los últimos minutos pues justo en ese instante…

 – ¡Kurokocchi! –el rubio le llamaba alegre, haciendo caso omiso a las miradas extrañadas del equipo de Seirin, era extraño que fuera tan de la nada.

 Le ignoraba un poco más hasta finalizado el partido de práctica.

 – ¿Qué ocurre Kise-kun? –

 –Nada, solo estaba cerca y decidí venir a verte–

 – ¿Quieres algo?–tomaba sus cosas para ir a ducharse.

 –Eh… ¡Kurokocchi! ¿Cómo crees que solo vengo porque quiero algo? ¡Solo venía a verte! Eres tan cruel–fingía un llanto hasta que no le veía más.

 Se sentaba a esperarle, había notado algo extraño al peli celeste, razón principal por la que le iba a ver, desde hacían unas semanas; en muchas ocasiones parecía como ausente y distraído por algo, mas lo principal era que en el momento en que, por mera casualidad, el apellido “Takao” salía en la conversación los ojos de su amigo adquirían un brillo especial.

 –Ya estoy listo Kise-kun–

 –Vamos–

 No se dirigían a ningún lugar en específico, más bien solo caminaban directo a la estación de trenes por el camino más largo.

 –Kurokocchi–

 – ¿Qué? –

 –Sé que no es muy prudente preguntar esto así pero ¿A ti te gusta tu amigo? Ese tal Takao del que me has hablado–

 Kuroko se quedaba en silencio ¿de verdad era tan obvio? Si Ryouta lo había notado de seguro que Kazunari también ¿Y si lo sabía? ¿Y si no? No había modo de saberlo, no podía ir y preguntarle. Solo le quedaba rogar para que no se hubiera percatado pues si así era de seguro que se querría alejar de él para no ilusionarle o algo por el estilo.

 – ¿Kurokocchi? –interrogaba ya preocupado por el silencio de su amigo.

 –Sí–

 –Te gusta ¿de verdad? –no era que le molestara, solo le sorprendía el saber que alguien había logrado enamorar a alguien que, a simple vista, era tan difícil de aquello.

 –Sí, y no sé qué hacer–

 –Dile–

 –No es tan fácil Kise-kun–suspiraba–no me tomará en serio, de seguro que para él soy solo un niño–

 –No creo que sea tan así, piénsalo Kurokocchi, si te viera como a un niño no se juntaría tanto contigo ni nada de eso ¿Qué de interesante podría ver alguien de su edad en una conversación con un niño? Nada, es por eso que no te ve tan de esa manera–

 –Kise-kun…–le miraba asombrado, lo que Ryouta decía tenía bastante sentido. Se había dejado llevar por su pesimismo y no pensó en aquello–gracias, así me das ánimos–

 –Lo sé–le sonreía tiernamente, para él Kurokocchi era un amigo de sobra querido, y por diversos motivos que ni él comprendía bien sentía la necesidad de protegerle, casi como un hermano mayor, según lo que muchos le habían dicho–pero importante ahora es ¿Le dirás?–

 –No lo sé, no creo…–

 Luego de un buen rato de que el rubio intentara convencerle se daba por vencido, al  parecer Tetsuya no estaba dispuesto a ceder.

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 El llamado del pelinegro le había puesto de buen humor, hacía ya un tiempo desde que no le invitaba a salir a algún lugar, además no conocía su casa y le gustaría aquello. Conocer a los amigos de Kazunari tampoco estaba mal, así sabría más de él y la gente con la que se relacionaba diariamente. Finalmente se esperanzaba pues si le invitaba a una reunión con sus amigos era porque le consideraba bastante, de otra manera no le hallaba sentido a invitar a alguien de su edad para compartir y divertirse con un montón de universitarios, todos mayores de 20 años.

 El peli celeste pasó toda la mañana sintiéndose emocionado, a la tarde inventaba alguna excusa para su madre por salir tan tarde y quedarse a dormir en otra casa, no iba a hacer nada malo pero aún así dudaba que le permitiera salir con un montón de universitarios. De esa manera salía de su casa para llegar en poco tiempo a la de Takao, donde se sorprendió bastante al notar que iban a beber, no porque lo considerara malo pues eran adultos, si no que por el hecho de que le había invitado.

 Miraba a todos algo incómodo, cuando el pelinegro le había invitado a pasar el rato con él y sus amigos el peli celeste no creyó que estaría con un montón de universitarios con algunas copas de más que, a su parecer, no deberían estar bebiendo, algunos vivían lejos y el que se fueran así de ebrios le preocupaba de cierta manera. Además de que se había divertido la primera hora pues luego de eso el alcohol se les subía a la cabeza y comenzaron a parecerle algo molesto aquel grupo de ebrios.

 Despedía al último de los amigos de Kazunari, Himuro, que por suerte iba sobrio y así no quedaría preocupado, suspiraba y se dirigía a donde estaba su amigo.

 –Takao-kun, ya es tarde y debemos dormir–

 –Claro que no Tetsu-chan, aún es muy temprano y mañana es sábado, quedémonos bebiendo un poco más ¿sí?–le ofrecía un vaso con alcohol, el cual era rechazado por parte del otro.

 –Aún soy menor, no puedo beber–

 – ¡Vamos! una vez no te hará daño–

 –No–suspiraba–eres un adulto irresponsable–

 –Pero eso es tu culpa, eres demasiado maduro a veces–

 –Más bien, yo diría, que el inmaduro eres tú–se ponía de pie y le extendía una mano para ayudarle a que se levantara–Vamos, hay que dormir–

 – ¡No quiero!–

 –De acuerdo, pero bebe tú solo, yo me iré a dormir. Y no hagas mucho ruido que me despertarás–

 –Comprendo, comprendo… pero, Tetsu-chan, duerme en mi cama, hoy dormiré yo en el sofá–

 –Estoy bien, puedo dormir aquí–

 Y era que realmente Kazunari tenía algo especial, siempre en las discusiones con el menor salía victorioso. Entonces Tetsuya iba algo avergonzado directo a la habitación del pelinegro, a paso algo lento pero a la vez ansioso ¡Dormiría en la cama de la persona que le gustaba! Dios, si pensando así parecía toda una muchachita en su primer amor, aunque en realidad eso no se alejaba completamente de la realidad, y de esa manera se acostaba.

No podía evitar que su corazón latiera rápido, el aroma de Takao estaba impregnado en las sábanas, y en todo en lugar ciertamente, por lo que el menor hundía su rostro en la almohada, así recordaría mejor aún ese olor. Su rostro se teñía de rojo por completo, lo sentía, al analizar lo que estaba haciendo.

 Oía como el pelinegro hacía quién sabe qué cosa en la cocina, al parecer le había dado  hambre e intentaba preparar algo para comer, el ruido que hacía le dificultó bastante el lograr adormecerse. Cuando al fin estaba por conciliar el sueño escuchaba al otro, una vez más, hacer ruidos, molesto se giraba en la cama pensando en lo mucho que le regañaría, mas aquellos pensamientos se borraron inmediatamente al percatarse de que el mayor estaba en el baño; el exceso alcohol le había hecho mal y ahora se hallaba vomitando.

  Corría a ayudarle, y tras acariciar su espalda cuando aún estaba en el baño apenas acababa de vomitar le guiaba al sofá, aunque insistiera en llevarle a la cama, para que se recostara mientras esperaba a que le preparara algún té que no le hiciera mal. Tras aquello se quedaba haciéndole compañía por un buen rato hasta que se dormía, luego observaba su rostro y dejaba un tímido beso en su mejilla antes de irse a acostar, nuevamente sonrojado.

 Se despertaba algo tarde, Kazunari le había preparado el desayuno y se esmeraba en atenderle como era debido, a Kuroko eso le hacía inmensamente feliz, además eso quería decir que se encontraba mejor.

 – ¿Cómo te sientes?–preguntaba al fin.

 –Bueno… me duele un poco la cabeza, pero nada más–bastante la cabeza y algo el estómago, pero no le quería seguir preocupando, estaba totalmente avergonzado, que el pequeño viera ese lado tan penoso de él ¡Que idiota era! Se le había ocurrido invitarle solo por el estúpido capricho suyo de verle, de seguro que la había pasado tan mal, rodeado de gente bebiendo de más. Había tenido hasta que ayudarle cuando vomitaba.

–Me alegra, estaba realmente preocupado–

 –No fue nada, es normal que ocurra eso si se bebe demasiado–odiaba haberle preocupado, era el mayor y su deber era cuidarle, no darle problemas… ¡Ah! Y ahí estaba otra vez “era su deber cuidarle” lo sentía como si realmente fuera su misión en la vida, como si fueran algo más que amigos ¿Desde cuándo se sentía así? Pero más importante ¿Era normal sentirse así? ¿Era normal que a él, con sus 22, le gustara de esa manera un estudiante de 16? Estaba casi seguro de que no, ocho años de diferencia eran demasiado, tal vez más adultos no se notara tanto pero ahora sí, mas el problema era ¿Sería capaz de esperar tanto tiempo? Sí, pero no quería, en esos momentos solo quería quedarse al lado del pequeño, quería verle, protegerle, abrazarle, incuso quería besarle, y últimamente ideas aún más adultas se le ocurrían. Y con todas esas cosas lo sabía, le gustara o no la idea, que no solo le agradaba el chico, no solo le gustaba, no solo le gustaba de manera romántica ¡Estaba enamorado de ese niño!

 –Aún así me preocupé–

 La mañana tras eso avanzó normal, ninguno volvió a tocar el tema. El pelinegro hizo su mayor esfuerzo durante el transcurso del día para divertirse con Tetsuya pese a su resaca, sentía que debía compensarle todo aquello y tampoco quería preocuparle haciendo que le cuidara de día también.

 Era ya algo tarde cuando Kuroko decidía marcharse, no por que quisiera si no que su madre ya debería estar preocupada por él, entonces  le informaba que era hora de ir a su casa y ambos se dirigían a la puerta para despedirse.

 –Lamento no poder ir a dejarte–le decía ya en la puerta.

 –No te preocupes, Takao-kun, estaré bien–

 –Lo sé, pero es que… realmente lamento lo de anoche, te hice venir y la debiste pasar mal, en especial mientras me cuidabas–desviaba la vista totalmente avergonzado.

 –No fue para tanto, yo…–

 – ¡Claro que sí!– le interrumpía –es molesto tener que cuidar gente que ha bebido, además dormiste poco por mi culpa. Y viste algo tan vergonzoso–

 –Repito, no es para tanto, comprendo–

 – ¡Claro que sí! ¿Cómo se supone que te veré a la cara ahora luego de eso? ¡Eras la última persona que quería que me viera de esa manera tan deplorable!–

 –Yo…–y el ver al otro tan empeñado en que le disculpara, diciéndole cosas como esa, solo hacía que se esperanzara, aun que sea un poquito.

 –Es decir, yo… yo…–se percataba de que se estaba dejando a sí mismo en evidencia–soy el mayor y debería dar un buen ejemplo… sí… eso–

 –Claro, claro yo… no te preocupes… ahora debo irme y, bueno…–

 – ¡Te lo compensaré!–tomaba su mano–por favor ven a verme el próximo sábado y te juro que te llevaré a algún lugar que lo compense todo–

 – ¡Claro!– se sonrojaba al instante al percatarse de la manera excesivamente entusiasta, poco común en él, con la que contestaba.

 Ante esa respuesta alegre y llena de inocencia, sumado el lindo sonrojo Kazunari era incapaz de contenerse, acercaba su rostro al ajeno y rápidamente posaba sus labios sobre los del menor, se quedaba así unos segundos antes de moverlos un poco e incluso se atrevía a lamer la comisura de los labios que se estaba robando en ese momento, así lograba que le dieran paso a su lengua que recorría por completo la pequeña boca de Kuroko hasta encontrarse con su húmeda y caliente lengua, jugaba con ésta un poco antes de separarse lentamente, quedando ambos con la respiración algo agitada.

 –Tetsu-chan yo… yo… lo lamento, eso fue… yo no… ¡Tómalo como una disculpa!–decía antes de ingresar a su departamento y cerrar la puerta. Dios, ¿Qué había hecho? ¡Lo había besado! De seguro que ahora le tendría miedo o asco.

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 Kuroko había estado toda la semana sin poder pensar en otra cosa que no fuera ese beso ¿Qué significaba? Es que el mayor se había disculpado tanto, se veía tan arrepentido que no podía si no pensar que solo lo había hecho como un juego e inmediatamente se había lamentado de aquello y creído que era un error. Pero aún creyendo eso le amaba, quería verle y, aun que temiera que le rompieran el corazón, saber la verdad tras ese beso, por eso mismo estaba decidido a ir el sábado ¿le había invitado, no? Entonces él cumpliría con su palabra e iría.

 Se había dicho eso a sí mismo, sin embargo llevaba ya diez minutos de pie frente a la puerta sin golpear, suspiraba antes de hacerlo. Tras eso oía los pasos del otro, le miraba tímidamente una vez le abrían la puerta y, ante la mirada de sorpresa y nervios de Takao, comprendía que no le esperaba.

 –Tetsu-chan… tú… viniste–

 –Me habías dicho que viniera–

 –Sí… pero… ¿Quieres pasar?–le dejaba entrar,  una vez sentados en el sofá continuaba hablando–pero creí que no querrías verme–le miraba tan feliz y aliviado.

 – ¿Por qué?–sabía la respuesta, pero quería una explicación clara de ésta.

 –Te besé y creí que me tendrías miedo o asco… no sé–jugaba nervioso con sus manos–y realmente temí que así fuera… ¡Tetsu-chan!–le abrazaba, estaba tan aliviado que poco le importaba ocultar lo que sentía.

 –Eso jamás pasaría–le regresaba el abrazo, el corazón le daba un vuelco y se sentía tan feliz, extrañamente esperanzado, tanto que no se ponía a pensar en pedir alguna explicación, solo quería disfrutar de ese cálido contacto.

 – ¿De verdad?–

 –Por supuesto–

 – ¿Aunque te dijera que volvería a hacerlo?–

 ­–Claro que no–de hecho la idea le gustaba, su adolescente corazón se aceleraba aún más y se aferraba un poco más al cuerpo ajeno, demostrando así su nerviosismo.

 – ¿Y si te pidiera que me permitieras hacerlo?–

 –Tampoco–

 – ¿Qué tal si te dijera que quiero tocarte?–sentía como el otro cerraba sus puños y halaba un poco de sus ropas, iba a comenzar a odiarse a sí mismo creyendo que le dirían que no cuando…

 –Tampoco–lo decía tan avergonzado, estaba completamente sonrojado al oír lo que el otro le decía ¿Besarle? ¿Tocarle? ¿Es que aún tenía una oportunidad? Su rostro estaba completamente rojo de solo imaginar cómo sería el besarse nuevamente en medio de ese abrazo. El pelinegro se enternecía al notar que hasta sus orejas estaban de ese color, era tan lindo e inocente.

 –Entonces ¿No te daría asco ni me odiarías si te dijera que estoy enamorado de un adolescente ocho años menor que yo? Hasta hace poco era un niño–

 –Jamás me daría asco algo como eso, jamás podría odiarte–

 – Si es así ¿Puedo decirlo?–

 –Dilo–

 –Te amo, Tetsu-chan–

 –Y yo a ti, Takao-kun–

 Ambos se miraban a los ojos, Kazunari acariciaba delicadamente la mejilla de Tetsuya, le acercaba de manera lenta y susurraba sobre sus labios un “te amo” antes de juntarlos con los propios de manera dulce, se sentía tan bien aun que no fuera su primer beso, era algo delicado y amoroso, tan cálido. De la misma manera cariñosa Takao lamía la comisura de esos labios, que ahora le pertenecían, y Kuroko los separaba para recibir en su boca esa lengua que le recorrería por completo antes de encontrarse con la suya. Era un beso delicioso para ambos, era lleno de amor por lo cual era mucho mejor que cualquier otro en el mundo, eran un par de de idiotas enamorados que se besaban para sellar aquella declaración de amor, abrazados y sintiendo lo que era juntar sus bocas al tiempo que entre sus brazos sostenían el cuerpo de quién más amaban en el mundo.

 La falta de aire les hacía separarse, el pelinegro le miraba indeciso, sin saber si besarle nuevamente o no. Al final optaba por no hacerlo, esos besos eran demasiado buenos y sería peligroso seguirlos o perdería su autocontrol, no quería llegar más lejos por ahora pues el otro aún era muy pequeño, quería que llevaran un poco más juntos antes de eso, quería que su primera vez fuera algo realmente especial y que estuviera completamente listo para eso.

 Tomaba entonces su mano, pasaba su brazo sobre su hombro y hacía que apoyara su mejilla en su pecho.

 –Te amo Tetsu-chan, sé que será algo complicado y todo eso pero… ¿Serías mi novio?

 –Sí, Takao-kun–y es que en esos momentos no podía ser más feliz.

 –Entonces, como buen novio debo invitarte a algún lugar ¿Querrías tener una cita conmigo?–

–Claro que quiero–

 –Deja que vaya a buscar mis cosas e iremos–se ponía de pie, besaba su mejilla antes de ir a buscar algo para abrigarse y dinero. No tardaba ni un minuto en llegar–listo ¿Vamos?–

 –Sí–

 Y de esa manera ambos salían, estar juntos ahora era perfecto, pero ambos sabían que todo sería así en un comienzo, mas estaban dispuestos a seguir juntos pasara lo que pasara. Los dos pensaban eso, ninguno lo dijo pero se tomaban fuertemente de las manos y esa era la forma de expresarse su amor, que estarían juntos ante cualquier cosa.

 

 

 

Notas finales:

 Creo que, a mi parecer, no quedó 100% hermoso y lamento si así fue, me gustaría que me dijeran si quedó bien o si no fue así, y si pensaron como yo diganme porqué quedó indecente. Bien, la verdad no creo que haya quedado indecente, pero pudo haber quedado mejor.

 Espero escribir más de ellos, y algo más de Crack, pues tanto con ellos como con el HimuKuro me divertí escribiéndolos pues no es nada fácil hallar cosas de ellos (en realidad es casi imposible hallar algo que no sea KagaKuro y MidoTaka, así que escribir TakaKuro fue genial).

 Creo que no tengo nada más que decir, tal vez disculparme por no actualizar mi fic "¿Me permitirías sanar tu corazón?" pero no había inspiración, espero actualizarlo luego y a quienes lo siguen ¡Prometo compensarlos! con lo que sea (menos KagaKuro, AoKi, Kagami seme o Himuro uke. Aparte de eso pueden sugerir algo(? sdfghj)

 Eso .. Adiós~


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