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The last man standing ! Parte 2 por Karmilla46664

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Notas del capitulo:

He vuelto, ¿me habéis echado de menos? xD

He tenido mil problemas y no he podido actualizar antes ninguno de mis fics. Como elegísteis por unanimidad un especial Yewook aquí os lo traigo recién salido del horno, espero con ansias vuestras reacciones kekeke 

A leer, mamacitas.

Decir que estaba cabreado era quedarse corto. Se había enterado por terceros que Ryeowook se veía todas las noches con el mánager. Porque cuando dijo que iba a tener gente vigilando la SM para asegurarse que el dichoso Hyun Sup no intentase nada con su sobangim lo decía totalmente en serio. Lo peor de todo era que Ryeo no quería ver que el entrometido ese quería apartarlo de su lado. Pero eso iba a cambiar: iba a tener al menor gimiendo desesperado que él era el único hombre en su vida, y lo iba a hacer de una manera dolorosamente excitante. Sí, el mánager le había tocado los cojones con su actitud y que Ryeo le riese la gracia no había hecho más que añadir leña al fuego. Pero lo habían encontrado, y a Kim Jongwoon no lo cabrea ni dios, habían sacado su vena sádica y dominante.

Repasó de nuevo su horario: un par de presentaciones de su single, un encuentro con periodistas, un fan meeting en Mouse Rabit, una entrevista en el programa de radio de Shindong y tendría la noche libre. Había preparado meticulosamente todo para poder ver a Ryeowook esa noche, ya que todas sus actividades eran en Seúl y llevaban un mes sin verse. A pesar de haber tenido la mente algo dispersa previendo lo que tenía preparado para el menor, trató de dar lo mejor de él mismo en cada lugar.

 Cuando terminó su agenda condujo hasta el departamento donde vivían: eran las 19:30, a las 21:00h salía el menor de la SM por lo que tendría tiempo de preparar el jengibre. Sí, jengibre. Buscando maneras de someter a Ryeo se encontró con una práctica sadomasoquista no muy extendida llamada figging que trataba de insertar un “dedo” de jengibre en el ano del sumiso y éste experimenta un ardor y unas ganas de ser penetrado que llega al extremo de llorar y suplicar para que acabe con esa tortura. Y Yesung no sabía que mejor que llevarle al extremo de una forma tan sencilla y hacer que el menor le suplicase ser follado: sólo de pensarlo se estremecía. Por lo que siguió paso a paso los consejos que especificaban en la página de BDSM, además de haber buscado videos y relatos para asegurarse de que lo haría bien y no dañaría al menor. Tuvo que patearse Seúl en sus ratos libres para dar con una mano de jengibre natural, ya que no se podía encontrar en cualquier supermercado. Cuando abrió la puerta de su departamento no pudo evitar que le azotase una ola de nostalgia, llevaba más de un mes sin pisar su casa, sin dormir con Ryeowook, y se le estaba haciendo un infierno. Se sentía como si estuviese redescubriendo el encanto de aquel diminuto piso, pero tampoco necesitaba más que un discreto y barato departamento donde pasar desapercibido con su esposo sin que nadie les molestase. Fue hacia la cocina y cortó con nerviosismo un “dedo” de la “mano” de jengibre, llamado así debido a su apariencia similar a la de dicha extremidad. Le quitó la piel, teniendo cuidado de dejar completamente lisa la superficie para no dañar  a Ryeo. Redondeó la punta para darle una forma fálica y lo enjuagó en abundante agua fría como había leído.

(N/T: Para que os hagáis una idea de cómo sería el resultado final del dedo http://blog.planetabdsm.com/wp-content/uploads/2013/01/figging.jpg )

Además tenía otra sorpresita: para mayor contraste utilizaría un gancho anal que, al contraste con el intenso escozor, el frío del metal le multiplicaría el placer.

Ya que le sobraba tiempo decidió ambientar la habitación acorde a los roles que iban a tener esa noche. Ya que no tenían potros de tortura ni cadenas colgando del techo, decidió simularlo con lo que tuviese a mano: cubrió la cama con una manta roja y las cortinas por una sábana negra. Repartió por toda la habitación varios candelabros con velas de los mismos colores y sacó los juguetes eróticos que usaban en sus sesiones de sexo: cuerdas, esposas, velas BDSM, todo un repertorio de consoladores de distintos tamaños y texturas, y demás utensilios para azotar. Se embutió en unos ajustados pantalones de cuero con tirantes, dejando su torso desnudo y se aseguró de que todo estaba perfecto para cuando Ryeowook llegase. No podía esperar a escuchar la puerta y sorprender al menor con una sesión de sexo que le recordaría quién es el único hombre que puede tocarle.

 

 

Después de que aquel mediodía Sungmin le tendiera una emboscada y le acusase por quedar con Hyun Sup se sentía con mal sabor de boca. No se sentía culpable, no estaba haciendo nada malo y desde luego que no iba a engañar a Yesung, simplemente se había sentido atacado por su mejor amigo. Por eso decidió que aquella noche pasaría de tomarse ninguna cerveza con el mánager, saldría del trabajo directo a su casa y llamaría a su Yeyeobo. Se le hacía muy cuesta arriba no estar con el mayor, le dolía llegar y encontrarse la casa vacía. Recordó que ese había sido el motivo por el que un año atrás habían cortado, por lo insoportable que se hacía la distancia cuando el mayor estaba de gira. Trató de alejar esos pensamientos autodestructivos de su mente y se dedicó a observar lo hermosa que era Seúl por la noche, con todas esas luces artificiales que le confería un aspecto cosmopolita. Cuando giró las llaves y se encontró el piso iluminado se paralizó: él siempre se aseguraba que haber apagado todo antes de irse a trabajar y desde luego que no esperaba la visita de Yesung. No sabía si llorar, salir corriendo, llamar a la policía o las tres cosas a la vez. Justo cuando estaba sacando el móvil con la mano temblorosa vio salir del cuarto a Yesung enfundado en unos pantalones de cuero que marcaban la bendita Yeyeconda que tanto había extrañado. Aquello no podía ser verdad, quizás todo ese tiempo sin sexo le había jugado una mala pesada y había comenzado a delirar, pero si aquello era una alucinación era demasiado realista. Como un lobo a punto de devorar su presa, Jongwoon se acercó al menor con una sonrisa ladina dibujada en su rostro al ver la cara de sorpresa que se le había quedado a su sobangim.

-¿Así es como me recibes, ni un beso?-preguntó con expresión juguetona, haciendo que por fin reaccionase. Cerró la puerta y volvió a echarle una ojeada a su indumentaria compuesta exclusivamente por esos sugerentes pantalones. Oh, dios mío, ¿cómo podía ser tan seductor? Sin mediar palabra se abalanzó a besar los labios del mayor. Era un beso desesperado, necesitaba sentir que era real, que tenía de vuelta a Yesung ¡y vaya si era real! Aquellos labios no tardaron en corresponderle con la misma impaciencia. Vale que aquello no era el típico reencuentro convencional con frases tipo “te he echado de menos” pero no había podido evitar reaccionar así, eso de ser célibe no era lo suyo.

Viendo lo demandante que se estaba tornando el beso de Ryeo se alejó, disfrutando de la cara de frustración del menor.

-¡Eh! ¿Por qué te apartas?-su ceño levemente fruncido, se notaba que no llevaba bien la abstinencia- ¿Te presentas sin avisar y con esa indumentaria que pide a gritos que te folle y me apartas?

-Todo a su tiempo, yeobo, hoy te voy a dar una sesión de sexo que va a sacar tus instintos más bajos-le susurró con voz seductora, sintiendo como se tensaba el cuerpo del menor- Para empezar tu ropa me molesta… quítatela- Ryeowook no era precisamente el perfil de uke sumiso, él tenía su carácter que le gustaba sacar en la cama, pero la forma en que se lo había ordenado le hacía estremecer. ¿Cómo podía decirle que no a semejante cuerpo? Obedientemente se desnudó, quedando tan sólo en bóxer, sacándole de nuevo una arrogante sonrisa al mayor- Te he dicho que te desnudes y hoy no me has pillado muy paciente como para tener que repetírtelo.

Lejos de estar cohibido por la actitud que estaba teniendo Yesung, le llenaba de expectativas: algo le decía que iba a ser memorable.

-¿Tú no te desnudas?-preguntó con la voz rasposa por la excitación. Odiaba sonar así de desesperado, como si fuera el único con ganas de hacerlo.

-No es necesario para lo que te voy a hacer-contestó socarronamente. Aquello no le gustó al menor en absoluto: ¿acaso iba a ser el único en estar desnudo? De repente se sintió cohibido y vulnerable, justo como lo quería ver el cantante.- Más te vale que colabores y no me hagas amarrarte. Vamos a la habitación, allí está todo.

Ryeowook caminó como un autómata tras él, y cuando vio la decoración se quedó pasmado: sí que se había tomado en serio el mayor aquello. Pero como estaba impaciente por recibir las atenciones de Yesung y estaba lleno de anticipación, decidió mostrarse manso, aunque sólo fuese por esa noche le daría el gusto al mayor de ser el macho alfa.

-¿Qué debo hacer, amo?-una corriente atravesó la espina dorsal del cantante: ver la expresión de uke pervertido que tenía el menor, sumándole la forma en que lo había llamado, le entraron ganas de mandarlo todo a la mierda y hacérselo sin miramientos. Pero ya que se había esforzado en montar toda la parafernalia masoquista debía seguir en su papel hasta el final.

-Túmbate en la cama-el menor obedeció y le miró con expresión retadora. Trató de calmar sus instintos paseando por toda la habitación, rezando para que Ryeo no notase que estaba tan o más desesperado que él- Me he enterado de que por las noches te ves con Hyun Sup.

Ryeowook se tensó; aquello no le gustaba por donde iba.

-Sí-admitió con voz trémula. Vio como la mandíbula del mayor se tensaba y sus facciones se endurecían. Cuando se ponía así daba miedo.

-Y no me lo has dicho-dijo tomando con fuerza su mentón, obligando al menor a mirarle.

-No lo vi necesario.

-¡Ah, no lo viste necesario! Estoy muy muy cabreado, Wookie, y ya te he dicho que no estoy de humor para aguantar tonterías-pellizcó uno de los botones del menor, sacándole un jadeo de excitación que le hizo sonreír- Intenté que entraras en razón por las buenas, pero viendo que no obedeces he decidido hacerlo a mi manera-volvió a pellizcarle el pezón- Ponte a cuatro patas, esta noche vas a ser mi perro.

-Voy a ser tu putita-dijo con voz premeditadamente aguda, simulando la inocencia que no estaba demostrando con sus actos morbosos.

-Así me gusta, que colabores-poco a poco se iban sintiendo más cómodos en sus roles, llegando a pillarle el gustillo.-Parece que no te ha quedado muy claro quién es el único que puede tocarte… ¿Acaso tengo que recordarte que esto me pertenece?-cuestionó sobándole la erección; Ryeowook cerró los ojos deseoso de seguir sintiendo esas deliciosas caricias, pero la pequeña mano del mayor dejó de tocarle.

-Eh, no me hagas eso-se quejó con el ceño fruncido y un puchero en los labios. Yesung caminó rápidamente hacia la cama, agarrándole del pelo para someterlo.

-Aquí las normas las pongo yo y, créeme, vas a acabar suplicando que te toque cuando termine de hacerte lo que he preparado.

El menor lo miró con expectación: el sexo con Yesung siempre era diferente, les encantaba innovar y buscar formas nuevas para matar la rutina. Vio como el mayor sacaba algo de la mesita de noche, era una especie de raíz húmeda; aquello no terminaba de convencerle.

-Yeye, ¿qué es eso?-no pudo evitar que le temblara levemente la voz, haciendo que al mayor le diese un tirón la polla al verlo tan vulnerable.

-Con esto te voy a recordar quién es el único que puede tocarte-se volvió a acercar a la cama, haciendo que Ryeowook se tumbase en el colchón debido a la cercanía entre ambos.

-¿Qué vas a hacer con eso?-aunque en su rostro se leía el miedo, sus ojos brillaban de excitación.

El mayor frunció el ceño, resoplando más que harto por las constantes interrupciones del otro.

-¿Quieres hacer el favor de callarte? Así no hay quien se meta en su papel-tomó aire al ver la cara del menor- Abre las piernas.

El amante de las jirafas obedeció inmediatamente, dejando expuesta una maravillosa vista de su entrada. Yesung acarició la rosada entrada con la húmeda raíz, sacándole jadeos de anticipación al menor. Sin prepararle, enterró el dedo de jengibre en el ano del menor, provocando un quejido molesto del que estaba debajo.

Ryeo cerró los ojos con fuerza, intentando acostumbrarse a la intromisión de aquella cosa que no tenía muy claro qué era. Pero, en cuestión de segundos, la molestia comenzó a mutarse en un ligero picor que evolucionó a un fuerte escozor. Abrió los ojos asustado, encontrándose con la hambrienta mirada del mayor.

-¿Qué es esto? ¡Me pica! Quítamelo- trató de quitárselo pero Yesung fue más rápido, cogiéndole las manos y sosteniéndolas encima de su cabeza.

-Dijiste que ibas a colaborar, Wookie, ¿me vas a obligar a que te ate?-el cálido aliento del mayor chocaba contra sus labios, quedando momentáneamente hipnotizado mirando los profundos ojos de su hyung. Pero de nuevo ese ardor tan molesto le devolvió a la realidad, haciendo que se retorciera bajo Yesung.

-Por favor, quítamelo, escuece-suplicó, cosa que odiaba hacer ya que alimentaba el ego de Jongwoon. Pero aquello era demasiado para él, una sensación totalmente desconocida. Aunque a ambos le gustaban practicar BDSM, aquello iba más allá de cualquier experiencia pasada: el punzante escozor se tornaba en sumo placer, volviendo a arder, haciendo que el menor estuviese confuso por las contradictorias sensaciones de su cuerpo.

El mayor observaba minuciosamente las expresiones de Ryeowook, tratando de ver si aquello estaba teniendo el efecto deseado. El menor apretaba los párpados, poniendo caras de molestia intercaladas con muecas de placer. Aquello parecía estar surtiendo efecto.

-Ahora me vas a contar con pelos y señales qué coño haces todas las noches con el capullo ese-lo tenía sometido, inmovilizado de manos e incapaz de cerrar el trasero debido al jengibre que hacía su trabajo. El menor abrió los ojos con dificultad, frunciendo el ceño con fastidio.

-Somos amigos-un sonoro aullido escapó de sus labios cuando Yesung comenzó a embestirle con el jengibre, haciendo que esa desconcertante mezcla de sensaciones se acrecentase.

-Respuesta fallida, prueba otra vez-replicó con arrogancia, disfrutando de ver al menor retorciéndose de placer bajo suya.

-Te lo prometo, yeobo, sólo salimos a tomar unas cervezas-sentía lágrimas escurrir a ambos costados de su cara debido al masoquista placer que le proporcionaba la raíz.

-¿Acaso, de todas tus amistades, se te ocurre que el idóneo para pasar tus noches es al que te follaste unos meses antes de volver conmigo?-sus propias palabras le enfurecieron, embistiendo con más fuerza el jengibre, haciendo que el menor gimotease entre gemidos.

-Por favor, Jongwoon, para esta tortura, necesito sentirte.

¡Bingo! El prometido efecto afrodisiaco hacía acto de presencia, por fin iba a tener al menor suplicándole que se lo hiciese. Azotó el trasero de éste, haciendo que jadease: la vena masoquista de Ryeowook era su punto flaco.

-¿Qué has dicho? Creo que no te he entendido-quería llevarlo al límite, sacar de sus casillas al apacible Wookie.

El menor lo miró con los ojos aguados.

-Por favor, métemela, no aguanto más esta tortura.

-Hmm, vas bien, pero aún no estoy convencido de ser el único que deseas.

-¡Joder! ¡Méteme de una maldita vez la Yeyeconda! Tu polla es la única que quiero en mi culo-los ojos inyectados en sangre y el rostro descompuesto por el ardor/placer que estaba sintiendo. Para Yesung aquello fue suficiente, además su erección necesitaba ser atendida. Tentando un poco más al menor volvió a embestirle un par de veces y le sacó lentamente el jengibre, haciendo que soltase un suspiro de alivio a pesar de que el picor no cesaba. Pero pronto fue sustituido por algo frío y metálico, un gancho.- Por el amor de dios, cuánto más vas a jugar con mi paciencia.

-Un poco más, es demasiado sexy verte en este estado tan desesperado por ser follado.-el contraste del escozor con el frío metal le proporcionaba un placer y un alivio extraordinario, pero aún así  quería sentir al mayor dentro de él. Yesung movía el gancho para que friccionase el interior de Ryeo, haciéndole gemir sin control. Sin aflojar el agarre de las muñecas, descendió por el torso del menor repartiendo besos por todo el abdomen de éste, hasta llegar a la erección: sopló en la punta, haciendo que el menor se retorciese.- Veo que necesitas un poco de acción, ¿me equivoco?

Sin abandonar su sonrisa socarrona, mordió el interior del muslo de Ryeowook.

-Por favor, por favor déjame sentirte, ya te he dicho que no quiero acostarme con nadie que no seas tú.

Aunque estaba disfrutando de lo lindo torturando al menor, decidió que ya había sufrido suficiente.

-Espero que hayas aprendido la lección: cuando dije que ese tipo te pondría un dedo encima por encima de mi cadáver lo dije en serio. No quiero tenerlo como un perro rondándote, a menos de cinco metros de ti, compartiendo tus risas mientras yo me muero de asco en un hotel de mierda. Tú, Kim Ryeowook, eres mío y te lo tendré que recordar cada vez que te vea con él y, créeme, esta vez he sido benevolente.

El menor sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal: si aquella angustiosa picazón era lo menos que le podía hacer, prefería no tentar su suerte.

-Te prometo que no volveré a quedar con él fuera de la SM, pero ahora haz el favor de follarme de una maldita vez antes de que me corra con un gancho en el culo.

Yesung quitó sin delicadeza el gancho de la entrada del menor, y se quitó con impaciencia los ajustados pantalones de cuero, sintiendo por fin libre su imponente erección. Porque Ryeowook no era el único que había sufrido, tener su pene erecto embutido en látex y falto de caricias era una verdadera tortura. Tomó su falo y lo clavó en el culo del menor, sintiendo como esas estrechas paredes devoraban su pene. Comenzó un suave vaivén, sintiendo por primera vez después de mes y medio la estrechez del menor. El balanceó fue cogiendo fuerza, provocando en ambos jadeos que mutaron a gemidos roncos. La habitación, impregnada del olor a sudor y sexo, acogió los sonoros orgasmos de los vocalistas principales. Ryeowook se corrió como nunca antes, manchando su torso y salpicando al mayor, que le marcaba con su esencia mientras profería un profundo gemido de placer. Se dejó caer sobre el pecho del menor, escondiendo su rostro en el cuello de éste.

-¿T-te ha gustado, sobangim?-preguntó con ternura dejando su fachada dominante mientras abandonaba el interior de Ryeowook.

-Ha estado increíble-su rostro sumido en un intenso placer confirmaba lo que sus palabras afirmaban.

Yesung besó superficialmente los labios de su esposo, tumbándose a su lado.

-Te he echado mucho de menos, pequeño-confesó mientras le acariciaba dulcemente el cabello.

Ryeowook lo miró con ternura, depositando un tierno beso cerca de la oreja del mayor.

-Yo también, Jongwoon, pero debes aprender a confiar en mí. Si me casé contigo es porque te quiero, sólo a ti, y no hay nadie más. Aunque reconozco que lo del jengibre ha sido… ¡woah! Pensé que me desmayaría de la fuerte necesidad que sentía de que me follases. Pero dudo que quiera volver a repetir esa experiencia. ¿De dónde sacaste la idea?

-De un blog de sadomasoquismo. En cuanto lo leí supe que quería probarlo contigo.

-Me alegro de que no quisieras probarlo con otro-ironizó el menor, haciendo que el mayor refunfuñase algo acerca de lo mucho que le gustaba al menor sacarlo de quicio.

 

A pesar del sudor y de tener los cuerpos salpicados de semen se quedaron durmiendo abrazados, agotados tras la sesión de sadomasoquismo que habían tenido esa noche. Quizás no había sido un reencuentro romántico, pero así era Jongwoon, poco convencional.

Notas finales:

Escribir este capítulo ha sido todo un reto por dos razones:

1-Soy un asco escribiendo lemon

2-He descrito algo que no he experimentado así que he tenido que leerme muchos relatos de sumisos y amos acerca de esta práctica.

Espero tener la aprobación de mi "lemon madrina" Inphy kekeke

Ojalá les haya gustado, no sabía si arriesgarme a escribir sobre el figgin por si pensábais de mí que soy una viciosa o algo jajaja

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Que levante la mano quien quiere una sesión sadomasoquista con Yesung xD 

Muchas gracias por vuestro apoyo, espero que lo mucho que me ha costado escribir el dichoso lemon haya valido la pena.

Kisses.


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