Hyukjae esperaba desalentado a su pareja que no llegaba a almorzar. Frente suya una larga mesa repleta de suculentos platillos esperando ser devorados. El bailarín había preparado todo aquello para darle una sorpresa al menor ya que se estaban distanciando debido al extraño comportamiento de Donghae. El tic tac del reloj le ponía histérico, cada minuto que pasaba era una agonía. Llevaba dos horas sentado en la mesa del salón esperando oír a los perros ladrar o las llaves abrir la puerta, pero no llegaba. Tampoco contestaba a sus mensajes ni a sus insistentes llamadas. No quería ponerse en lo peor pero era inevitable dadas las circunstancias y los recientes acontecimientos dentro del grupo. A sus oídos había llegado la noticia de que el Yewook estaba teniendo una crisis, y si el matrimonio se caía, ¿por qué no lo harían él y Donghae? Choco se acercó moviendo el rabito, por lo que le dio de comer de la exquisita e intacta comida. Se le había cortado el estómago, no tenía hambre, lo único que quería era saber dónde estaba el dichoso compositor y qué estaría haciendo para no contestarle. Las velas se consumían, al igual que su paciencia, que estaba llegando al límite. Es verdad que en su juventud había tenido celos de las numerosas pretendientas del menor, pero había superado esa etapa, ahora confiaba en él. Pero su autoestima no era muy elevada y ver cómo su pareja le ignoraba y no contaba con él le ponía enfermo, volviéndole paranoide. Había dejado el plan matutino de irse a correr, ahora el pececito había decidido que irse sólo le ayudaba a despejarse mejor. Choco seguía comiendo de su mano por lo que una celosa Yuki llegó corriendo en busca de su ración. Ya que iba a ser tirada la comida, mejor dárselo a los perros. Comprobó por vigésima vez si le había respondido a los mensajes de Kakao pero los había dejado en visto. Furibundo, se levantó de la mesa y comenzó a recoger los platillos, siendo seguido por sus mascotas esperando llevarse algo más al hocico. Estaba tirando a la basura uno de los platos cuando la puerta se abrió y los perros corrieron a recibir a su otro amo. Siguió como si tal cosa, ignorando al recién llegado. Estaba molesto, más que eso, y esta vez no se iba a librar con un tierno puchero. Donghae se asomó por la puerta de la cocina y miró el panorama:
-¿Qué haces tirando la comida?-cuestionó molesto, venía realmente hambriento.
-La hora del almuerzo terminó hace dos horas, haber llegado a tiempo.
El menor se cruzó de brazos y lo miró con el ceño fruncido a pesar de que éste seguía dándole la espalda, inmerso en su tarea de ignorarlo.
-¿Ahora eres mi omma? Me he retrasado un poco, no es para que te pongas así.
El bailarín se giró molesto. ¡Que no pasaba nada! Quizás si no hubiera estado cocinando toda la mañana para él no estaría tan cabreado. Se sintió como un ama de casa esperando a su marido, pero era lo menos que podía hacer ya que estaba sin trabajo.
-Te diré cual es el problema, Hae: somos una familia, por tanto, debes avisarme si no vas a venir a comer.
Pasó por su lado haciendo que sus hombros se chocaran con fuerza. El de Mokpo lo siguió flipando por la rabieta del mayor.
-¿En serio estás así porque no he comido contigo un día?
-No, Hae, estoy cabreado porque llevo todo el día mirando estúpidas recetas en internet para sorprenderte. Estoy cabreado porque últimamente pasas de mí y te vas sin decirme a dónde ni con quién. Estoy cabreado porque quería sorprenderte y la has cagado.
Se tiró en la cama, quedando frente a la pintada “Still I love you”, haciéndole reír con ironía. Por supuesto que seguía queriendo a ese idiota, pero no había dejado su sueño de bailarín para mendigar unos minutos de atención por parte del otro. Sintió cómo el colchón se hundía a su lado, y unos cálidos brazos lo rodeaban. Sabía que podía parecer infantil pero en el fondo tenía miedo: estaba aterrorizado porque Donghae hubiera conocido a alguien más. Nunca había sido así de independiente con él, se lo contaban absolutamente todo, incluso si tenían sueños húmedos con otras personas; no se molestaban, porque se querían y estaban seguro del otro. Por eso era tan desesperante ese cambio brusco de actitud, no era propio de él.
-Sabes que te quiero, ¿verdad?-fue un susurro inseguro, ahora era el menor el que le asustaba el comportamiento del otro.
Hyukjae bufó.
-Lo sé- porque sí, lo sabía: le conocía tan bien que sabía cuando le mentía, cómo era su mirada de enamorado, y los ojos ajenos aún brillaban por él. Temía que ese brillo llegase a consumirse por completo.
-Siento no haber estado contigo, no sabía que me ibas a dar una sorpresa.
-Por eso se llama sorpresa, Hae-no tenía paciencia para sus tonterías, aunque poco a poco se iba calmando al sentir al menor a su lado; siempre era el mejor calmante para él- ¿Qué has estado haciendo?
Donghae se separó lentamente, incorporándose para verle la cara.
-¿Qué insinúas?
-No insinúo, pregunto- respondió cortante el mayor.
-No pienso seguirte el juego de celos, no me gusta que desconfíes de mí.
-¡PUES NO ME HAGAS DESCONFIAR!- respiró profundo para relajarse, si le gritaba sólo haría empeorar las cosas.- Lo siento.
-El qué sientes, ¿ah? ¿Ser un celópata? ¿Fastidiarlo todo con tus paranoias? ¿El recibirme cuando llego a casa con malas caras? Me estás empezando a hartar.
-Mira por donde, yo también estoy cansado de que pases de mí, de que desaparezcas casi todo el día sin darme explicaciones.
Donghae lo miró indignado.
-No sabía que en nuestra relación debíamos darnos explicaciones, que cada uno tenía su espacio. No es culpa mía que no tengas amigos en Mokpo y te aburras tanto que empieces a comerte la cabeza.
Ahora era Eunhyuk el que se había incorporado, mirándole con odio.
-Si estoy aquí es por ti…
-¡NUNCA TE PEDÍ QUE VOLVIERAS!- se mordió el labio, la había cagado, lo veía en la mirada triste de Hyukjae.- Lo siento, Hyukkie, pero no pienso dejarme chantajear cada vez que hay una pelea porque “tú abandonaste todo por mí”. Fue tu decisión, asume las consecuencias.
Ambos se quedaron callados, mordiéndose la lengua para no estropear más el asunto.
-No me vas a contar a dónde vas, ¿verdad?-preguntó con tristeza el bailarín.
-No por ahora-respondió escuetamente. Y joder si se moría de ganas por contárselo, estaba haciendo un esfuerzo hercúleo para no irse de la lengua. ¿Qué le diría? “Hyuk, en verdad no estoy pasando de ti: he hecho un hiatus en mi carrera para echar una mano en la obra para tu academia de baile”. NO. No podía permitirse flaquear por una discusión, la obra estaba adelantada, quizás en un par de meses estaría lista para ser estrenada. Por ahora debía pensar en una escusa que le guardase las espaldas para que Hyukjae no sospechase o, peor aún, pensase que le era infiel.
-“Iruhke matuhbsuhdo dwenayo? Dodaeche mu uhlnuheun guhngayo? Oh ew nomu matuhbsuh)…”
KangIn estaba tan concentrado cocinando mientras cantaba Cooking? Cooking que ni se había percatado de cómo dos pares de ojos lo observaban divertidos.
-¡Es tal y cómo me lo imaginaba!
El grito femenino hizo que diera un bote, dejando caer la cuchara que estaba usando. Miró a la asistenta social, cuyos ojos brillaban de pura emoción al ver a su oppa cantando la famosa canción de SJ Happy. Leeteuk estaba a su lado, con los ojos vueltos por el arrebato de la “profesional”.
-Carmen ha venido para explicarnos los adelantos del proceso de adopción.
-¡Ah, es verdad! Sí. Es que ver al bias bailando tan sensual…Perdón-musitó al ver la furibunda mirada del líder de Super Junior. Cambió su cara a una seria, tratando de ser profesional- ¿Podemos ir mejor al salón?
La pareja se sentó frente a la española, que sacaba de su maletín un sinfín de papeles.
-¿Y bien…?-preguntó impaciente Leeteuk, aunque con una sonrisa. Aquella mujer le desesperaba.
-Traigo noticas.
-¿Buenas o malas?- en el rostro de KangIn se podía visualizar el pánico, por lo que la asistenta se apresuró a negar.
-Son buenas noticias, creo. Sí, lo son.
-Está loca-le susurró el mayor al mapache, que temblaba de los nervios.
-He recibido un informe de Corea, por lo visto los trámites están realizados, todo está en orden- los coreanos la miraron impacientes. ¿Qué mierda significaba eso?- ¿No os alegra saberlo?
-Supongo…-respondió KangIn. La mujer se sentó a su lado, cogiéndole las manos y mirándole con intensidad.
-Oppa, vais a ser papás-chilló con histerismo- En cuanto queráis, podéis poneros en contacto con el orfanato de Corea e ir a por vuestra pequeña.
Ahora sí que se habían quedado sin habla. ¿En serio habían conseguido adoptar tan rápido? Las parejas solían tardar incluso años en que le concediesen al bebé. Por lo visto aquella excéntrica ELF embutida en un traje de ejecutiva y con aires de chiflada había movido hilos por ellos. Leeteuk se levantó como si el sillón quemara, mirando a los otros dos con ojos decididos.
-Youngwoon, vamos a hacer la maleta, nos vamos a Corea.
-En ese caso le informaré a mi superior que la semana que viene a más tardar iréis a por vuestra pequeña. Os mandaré por correo los datos necesarios, los papeles que debéis llevar y la dirección.
-¿Cómo podemos agradecerte todo lo que nos has ayudado?-preguntó el más fuerte con los ojos enrojecidos por el llanto.
-Pues…-miró al líder como pidiéndole permiso- Quiero que oppa me dé un beso en la mejilla.
El aludido aceptó, disculpándose con la mirada al mayor.
-Muy bien, os dejo tranquilos, seguro que tenéis mucho que celebrar. ¿A quién vais a llamar primero? ¿A vuestros padres? ¿A algún miembro?
-Venga, adiós, gracias por todo- la despachó Leeteuk, deseoso de que esa dichosa camomile desapareciera de la órbita de SU novio.
-Ven aquí, Teuk appa-dijo el mapache palmeando el hueco al lado suyo.
El mayor se recostó en su hombro.
-Es tan irreal…es como si fuera a despertar y darme cuenta de que ha sido un sueño.
-Jungsoo, en unos días seremos padres, es casi un milagro. Ahora ponte a hacer una de esas listas que haces siempre que salimos de viaje para que no se nos olvide nada.
-Tenemos que ver dónde nos hospedaremos y por cuantos días. ¿Iremos a ver a nuestras ommas? Seguro que estarán encantadas de ver a la pequeña. También me gustaría ver a los niños, últimamente andan todos deprimidos y como buena omma pato debo ir a consolar a mis polluelos. Hay que cambiar el dinero de euros a won, y llevarnos ropita para la cría. ¿Vamos a coger vuelo directo o con escala? ¿Primera clase o turista? ¡YOUNGWOON! No es momento para que te pongas a beber cerveza, ayúdame con los preparativos- ahí estaba el encantador pero sobreexcitado líder tratando de tener todo bajo control, cuando a él lo que le apetecía era relajarse y disfrutar de la buena noticia.- Llama a nuestras ommas, y luego haz multiconferencia por Skype con los niños. Dale la noticia y diles que estoy ocupado haciendo las maletas. Y no te olvides de decirles que les quiero. ¡Ah! Y tu omma quería saber si estás comiendo bien, dile que tu dieta es una mierda y estás engordando.
-¡Jungsoo! Deja de controlarlo todo. Vete a hacer lo tuyo, que ya me encargaré yo de mi omma.
-No te olvides de preguntarle a Kibum y a Henry cómo siguen, y a Yesung qué es eso del jengibre que me dijo Sungmin.
-No te escucho-le respondió infantilmente el menor que no quería meterse en la vida de sus amigos sólo para cotillear.
-Dame, ya los llamo yo, que no sabes informar-se quejó el mayor arrebatándole el portátil para hacer él la video llamada.-Seguro que Sungmin tiene nuevas noticias-dijo con un brillo perverso en la mirada.
-Si ves que tal, entre cotilleo y cotilleo le cuentas lo de la niña-ironizó KangIn, que volvió a coger su cerveza y a ponerse a hacer él la maleta.
