Decir que estaba deprimido era poco: desde que Yesung había tenido que irse por motivos laborales se le hacía muy difícil volver a casa después del trabajo. Pequeños detalles como el no calcular bien las raciones cuando cocinaba o el quedarse a veces hasta tarde esperando inconscientemente que el mayor regresase eran solo algunas de las confusiones de su mente que aún no se acostumbraba a la soledad después de meses de convivencia. Observó su alianza con un puchero dibujado en sus labios; sabía que sólo sería un tiempo pero no le gustaba la soledad. Había buscado cosas que hacer al salir del trabajo pero ninguno de sus amigos estaba disponible un día laboral a las nueve de la noche para pasar las horas. Es por eso que se había hecho más cercano con Hyun Sup, el mánager de los rookies de la SM. Desde que se había ido el mayor había encontrado consuelo en sus noches solitarias con el mánager. Normalmente iban a beber a un bar cercano de la agencia y a compartir sus impresiones sobre los chicos del grupo, ya que Ryeowook era su profesor de canto. Sabía que si Yesung se enteraba de esas salidas nocturnas no estaría especialmente contento pero tampoco veía el porqué tenía que enterarse, no es como si estuviese haciendo algo prohibido.
-El maknae es demasiado tímido, intento que se abra con sus compañeros pero parece imposible- se quejó el manager bebiendo de su cerveza.
-Yo también era así cuando debuté así que creo que podré hablar con él y hacer que vaya cogiendo confianza.
-Gracias, Ryeo, la verdad es que me estaba desesperando su actitud, a veces parece tan distante…
El móvil vibró en el bolsillo del cantante al que se le iluminó la cara al ver que quién le llamaba era “Yeyeobo <3”
-Hola, amor.
-“Hola, sobangim- mentiría si dijese que no había echado de menos la voz del mayor- ¿has salido del trabajo?”
-Hace como media hora, y tú cómo lo llevas.
-“Pufff, estoy agotado, como siga ensayando así me voy a quedar sin voz- se quejó Yesung, casi podía imaginarse el puchero amorfo en los labios del chico tortuga- Aún me quedan un par de horas, llevo desde las siete de la mañana de un lado para otro. ¿Viste la entrevista del otro día?”
-Sí, saliste muy guapo.
-“Ah, no me digas esas cosas, Wook, que así se me hace más pesada la distancia… Sé que es mucho pedir pero, ¿podrías cogerte unos días de vacaciones? Quiero estar contigo.”
-Yeye, sabes que no puedo. Cuando nos casamos cogí varios días y ya no me corresponden. Además, mi presencia sólo retrasaría tu trabajo y seguro que cuando regresases al hotel donde estás llegarías tan cansado que no podríamos hacer nada en pareja.
-“Esto de estar sin ti es cada vez más duro… Por cierto, ¿cómo se está portando el mánager ese amiguito tuyo? ¿Tengo que contratar a algún sicario para ponerlo a raya?”
Ryeowook miró por el rabillo del ojo a Hyun Sup esperando que no hubiese escuchado eso último.
-Estoy bien, te lo prometo.
-“Más le vale que no te mire con descaro porque me enteraré, tengo gente en la SM pendientes de que te mire más de 5 segundos seguidos para decírmelo y que me haga cargo de él.”
-Yah! Deja de decir idioteces, a veces eres como un niño pequeño. Te tengo que dejar, yeobo, espero que se te pasen rápidas estas dos horas.
-“Sabes que te digo esas cosas porque te quiero y eres mío, ¿verdad? Hablamos mañana, sobangim. Te quiero. Chu”-le mandó un beso, haciendo sonrojar a Ryeowook, que le respondió al beso con timidez.
-Disculpa, era Jongwoon, llevamos un par de semanas separados por su trabajo.-se disculpó apurado.
-No importa, lo entiendo- aunque su voz parecía relajada en sus ojos podía atisbar rencor.
No le gustaba el aura que envolvía a Hyun Sup cuando hablaba de Yesung, hacía sentirse incómodo. Pero valoraba la amistad que le brindaba el mánager así que intentaba ignorar esos momentos de incomodidad.
-Decías que el maknae…
-Es tan solitario, no creo que sea bueno para él ahora que está comenzando su carrera.
Siguieron hablando con normalidad, dejando a un lado la molesta sensación de enfado del mánager.
Se mordió las uñas con nerviosismo. Hacía una hora que había acostado a Han Ché, la misma hora que llevaba observando aquella botella de ron sin abrir que había comprado esa mañana cuando fue al supermercado. No es que necesitase el alcohol como antes pero le gustaba echarse unos tragos en las horas de soledad, le hacía sentirse mejor. Agarró la botella y releyó la etiqueta cerca de cinco veces, decidiéndose si estaba bien abrirla o no. Por la mañana ya había tomado un poco de vodka cuando llevó a Chè al colegio. Antes de procesar una respuesta su mano ya estaba quitándole el tapón facilitándole el trabajo. Como no tenía vasos cerca y estaba demasiado acomodado en el sillón como para levantarse, bebió directamente de la botella. Ese primer trago le rajó la garganta, no era un alcohol para tomarlo sólo, pero a él no le importaba. Volvió a beber, sintiendo como ese segundo sorbo entraba mejor en su organismo, que ya empezaba a sentirse más caliente. Dejó la botella en la mesa y encendió la televisión para ver si había algo interesante, dejando “Go! Go! Gong”, el programa de variedades donde Sungmin y Kyuhyun hacían de MCs. Aunque sólo lo había visto un par de veces, decidió que sería divertido ver a sus amigos en el papel de conductores del programa en vez de cómo invitados. Los concursantes tenían que superar, divididos en dos grupos de cinco personas, una serie de pruebas antes de que el gong sonara, dando por finalizado el tiempo. Sungmin apoyaba a un equipo y Kyuhyun al otro. Aunque para Heechul no tenía nada de especial el programa, los concursantes parecían divertirse haciendo esas estúpidas pruebas.
-“Ah, estos chicos son buenos, han conseguido pasar la prueba en tiempo record”-la voz del evil maknae salía de los altavoces de la televisión, envolviendo el salón.
Aunque miraba la TV, su mente viajaba a otra época, una época donde él también solía ser MC de un programa de variedades: la verdad es que se lo pasaba realmente bien trabajando en eso. Una oleada de nostalgia se apoderó de su mente al recordar el porqué tuvo que dejar el programa. Cuando Hangeng se fue sin avisar cayó en una profunda depresión que le impidió seguir con su carrera, por eso se retiró del mundo del espectáculo. Pero Heechul no era del estilo de encerrarse en su casa a llorar por el chino, ya había pasado por eso y se negaba a revivir aquellos terribles meses que siguieron a la demanda de Hangeng contra la SM. Por eso comenzó a salir y a frecuentar bares nocturnos en busca de alguien con quien acostarse, alguien que le borrase los besos que tenía grabados a fuego en su piel.
Miró la botella que descansaba en la mesa y bebió un tercer trago, y un cuarto para borrar esos oscuros recuerdos que pertenecían al pasado. Ahora las cosas eran diferentes: Hangeng se había ido pero volvería, sólo sería algo temporal. Volvió a beber otro trago, no quería pensar en ello y dejar que sus inseguridades saliesen a flote. Porque, pensándolo bien, ¿por qué no iba a abandonarle otra vez? Aunque tenían a Han Chè no significaba que volviese.
-No seas ridículo, tiene que volver, o vuelve o juro que lo mato-se dijo a sí mismo para tranquilizarse. Agarró de nuevo la botella, dándole esta vez un sorbo más largo que los anteriores.
Se sentía algo mareado pero esa sensación le reconfortaba; sabía que un par de tragos más y quedaría K.O. por lo que dejaría de pensar en esas ideas auto destructivas. De no ser por Han Chè se hubiese hundido otra vez, pero tenía que ser fuerte. Y a pesar de haber retomado la costumbre de beber a diario y de fumar a escondidas unos cuantos cigarros sentía que esta vez lo tenía bajo control, esta vez no se le iría de las manos como la última vez. Tenía a un niño a su cargo, no podía dejarse dominar de nuevo por el alcohol y demás vicios. Se levantó como pudo, trastabillando hasta que recuperó el sentido del equilibrio. Veía un poco borroso y la habitación le daba vueltas. Apagó la TV y caminó hacia el cuarto de Han Chè: abrió sin hacer ruido y entró de puntillas, cosa realmente complicada en su estado de ebriedad. Besó la frente de su hijo y no pudo evitar caer en la tentación de acostarse a su lado. Aunque ya dormían en habitaciones separadas, dándole a la pareja más intimidad que en el loft, la verdad es que echaba de menos dormir abrazado al pequeño. Se acamodó a su lado intentando no despertarle, y se tapó.
-Buenas noches, princesa-susurró antes de cerrar los ojos y ser abrazado por un delicioso sueño.
-Tenemos que hacer los ejercicios.
La voz de ZhouMi lo trajo de vuelta a la realidad, dejando a un lado el libro que leía. Ya se había acostumbrado a esa rutina sexual que les había impuesto la sexóloga, aunque esa semana les había cambiado los ejercicios. Es verdad que sentía un cosquilleo en el estómago cuando los delgados dedos del chino acariciaban su cuerpo, masajeándolo con maestría, pero aún no había conseguido tener una erección. La doctora les había prohibido tajantemente el coito, cosa que llevaban a rajatabla, el menor ni siquiera había insinuado esa opción. Sabía que ZhouMi estaba haciendo su mejor esfuerzo para apoyarle en esto pero tenía ganas de curarse pronto y poder satisfacerle plenamente no sólo con masajes estimulantes.
-Esta semana toca la autoestimulación-dijo preocupado.
-Siwi, la doctora dijo que estabas progresando y que estabas listo para avanzar a este nivel. Es normal, está acostumbrada a tratar con pacientes que llevan años teniendo ese problema y tú apenas llevas cuatro meses. ¿Recuerdas lo que dijo? No se trata de mantener la erección sino de observar la reacción de tu pene, bombearlo para que vuelva a acostumbrarse.
-Me da un poco de vergüenza.
-Este ejercicio lo haces en solitario, no tienes porqué sentirte presionado con mi presencia. Ya sabes, lecturas eróticas o pornografía para estimularte, lo dijo la sexóloga.
La cara de Siwon se transformó.
-No puedo ver pornografía.
-¿Por qué? Ah- cayó en la cuenta de que no hablaba con Eunhyuk sino con su novio San Siwon, el que probablemente se tocase con culpabilidad y luego rezaría unos padres nuestros para limpiar su cuerpo de todo pecado. Suspiró- Entonces, ¿cómo pretendes estimularte?
Por primera vez desde que lo conocía vio al mayor sonrojarse, incapaz de sostenerle la mirada.
-No puedo ver yadong pero sí que puedo ver a mi pareja haciéndose cosas…-se sentía realmente incómodo de sólo insinuarle al chino que le hiciese un show erótico para su disfrute. Pero a ZhouMi, lejos de incomodarle esa sugerencia le excitó. Antes del problema, él y Siwon hacían muchos juegos eróticos por lo que ya estaba acostumbrado. Hizo que el coreano se tumbase en la cama y se posicionó a su lado.
-Dime qué quieres que haga-aquello de ser sumiso le estaba gustando, quería que Siwon sintiese que era partícipe de su juego, de hecho, sería quien controlase cada movimiento del chino, teniendo un espectáculo porno a su gusto.
-Quiero que te desnudes lentamente- sintió un nudo de pura excitación en la garganta. Veía caer lentamente las prendas del menor, dejando al descubierto ese perfecto cuerpo a la espera de la siguiente orden. Se bajó los bóxers y comenzó a acariciarse superficialmente el miembro, que ya respondía a la imagen sensual de ZhouMi desnudo y sumiso.- Acaricia tu pecho y baja hasta llegar a tu miembro pero sin tocarlo.- podía ver como el pene del chino estaba erecto, deseoso de recibir las caricias de su dueño. La mirada suplicante del menor lo encendió más.- Quiero que pongas tus manos detrás de tu cabeza, como si estuvieras detenido.
ZhouMi acató la orden, impaciente por ver que se tramaba Siwon para tenerlo de rodillas en el colchón y con los brazos lejos de su miembro. El coreano se incorporó y comenzó a acariciar los muslos del menor, p asando peligrosamente cerca de su erección pero sin rozarla. Podía escuchar los jadeos del chino, rogando el silencio que le tocase: eso lo excitó tanto que comenzó a bombear su semi erección, intentando no pensar en que en cualquier momento podría bajársele por su problema. Tenía a ZhouMi sumiso, deseoso de sus caricias, y su miembro estaba respondiendo bien a la autoestimulación.
-Por favor, Siwon, déjame tocarme-jadeó desesperado al ver que el mayor se negaba a tocar más allá de sus muslos.
El coreano sonrió con suficiencia, anticipando el espectáculo que estaba a punto de comenzar.
-Quiero que metas un par de dedos en tu entrada y te prepares como si te fuese a penetrar.-sabía que tenían prohibido hacerlo, en especial porque era incapaz de llegar hasta el final, pero no quería privarse de la erótica imagen de ZhouMi auto penetrándose el ano con sus largos dedos mientras lo miraba con lujuria. Su mano subía y bajaba por su falo mientras disfrutaba de las excitantes vistas. Se estaba dejando llevar y era la primera vez que aguantaba tanto con el pene erecto. Con su mano libre cogió el miembro de ZhouMi y comenzó a bombearlo, sacándole fuertes gemidos de satisfacción al menor al recibir por fin atención en su entrepierna. Aceleró el ritmo de sus manos que atendían sus erecciones, gozando de los suspiros de placer que salían de la boca del chino mientras se auto penetraba con dos dedos moviéndolos a su gusto para dar con su próstata. Poco tardó en correrse en la mano de Siwon, soltando un profundo gemido: realmente estaba necesitado de contacto físico. Siwon aligeró el ritmo de bombeo sobre su pene, pero no sentía el climax cerca: comenzó a impacientarse, viendo que, una vez más, no iba a poder acabar con ZhouMi. Su mano se movía sobre su miembro tan rápido que lejos de producirle placer le hacía daño. Pero quería acabar, esta vez había sentido que estaba cerca de llegar al final gracias a los juegos eróticos del menor. Poco a poco fue bajándosele la erección, dejando en su pecho una sensación de rabia e impotencia difícil de calmar.
-Has estado muy bien, has avanzado y has logrado mantener tu erección tanto como yo-le alabó el chino, aunque eso no le reconfortó en absoluto.
-He estado tan cerca…quería volver a sentir un orgasmo, estaba convencido de que lo conseguiría, me has puesto a mil…
ZhouMi vió la impotencia de Siwon y trató de abrazarle, pero no se dejó.
-Debes de entender que es la primera vez que hacemos este ejercicio y has tenido unos resultados increíblemente buenos, con que sigamos jugando durante toda la semana estoy seguro de que acabarás corriéndote.
-Espero que sí, porque no sabes las ganas de llorar y de romper algo que tengo-admitió el coreano, levantándose para ir a limpiar su mano del semen del menor.
-¿Es esta la dirección?-el mánager de Henry, conducía hacia la dirección que el menor le había indicado.
-Sí, muchas gracias Lei.
-Ya sabes que sólo tienes media hora, tú verás cómo la inviertes-le insinuó el hyung.
-Prometo no tardar, y si tardo yo que tú no llamaba a la puerta si no quieres encontrarnos desnudos-advirtió el canadiense con un deje de picardía.
-Vamos antes de que me arrepienta de haberte hecho un hueco en la agenda para que te tires a tu novio-bromeó el mánager.- Te quedan 28 minutos.
Henry agradecía la total confianza y la libertad que tenía con Lei para poder bromear de esas cosas sin que fuese incómodo.
-Te debo una-dijo alejándose del coche que estaba aparcado algo alejado de la puerta del piso de Kibum para no levantar sospechas.
-Me debes más de una, agradece que no las cuente sino tendrías serios problemas-le tomó el pelo.
Miró para los lados asegurándose de que no había nadie husmeando y llamó al timbre. Aunque Kibum le había dado unas llaves prefería llamar por si no había vuelto de la grabación de su nueva película. Además, si por desgracia había algún paparazzi acosando a Kibum no sería muy buena idea que le viese entrando en su casa como si fuese algo más que un simple amigo de visita. Volvió a llamar de nuevo para asegurarse de que no estaba y, justo cuando iba a irse, el actor abrió la puerta algo agitado. Los ojos se le abrieron de la sorpresa al ver a su novio en la puerta.
-¡Ryu! ¿Qué haces aquí, no tenías por la tarde grabación en el estudio?-preguntó recuperando el aliento.
-He convencido a Lei para que me diese media hora libre para verte, llevamos semanas sin vernos y te tengo ganas… Además, ese recibimiento sin camiseta y con el pecho sudado era justo el que esperaba-le flirteó un poco al actor, que parecía como si fuese víctima de una emboscada sexual.- ¿Qué hacías para estar así?
-Estaba haciendo abdominales y me iba a dar una ducha. Tienes suerte de que aún no me hubiese metido. ¿Y tus llaves?
-No he querido usarlas por miedo a que tuviesen vigilada tu casa, desde el incidente con el SiMi debemos de andarnos con cuidado porque nosotros también podemos estar en el punto de mira-razonó el canadiense.-Haz el favor de taparte o no voy a poder controlarme por más tiempo- le amenazó echándole una descarada ojeada a su torso sudado.
-¿Cuánto tiempo tienes?-preguntó el mayor, que lo miraba con lujuria.
-Veinte minutos más o menos…
-Suficiente-dijo empujando al canadiense contra la pared más cercana y acorralándolo para, acto seguido, devorar sus labios.- ¿Tú o yo?- preguntó jadeando entre besos.
Henry sabía que se refería a quién haría de activo y, aunque sabía que horas más tarde se iba a arrepentir, quería sentir a Kibum dentro de él.
-Tú-susurró, sofocado por el intenso beso que acababan de compartir.
El mayor no perdió tiempo, volteándolo y bajándole los pantalones, dejando a su disposición las pálidas nalgas del canadiense.
-No tengo tiempo para prepararte-le susurró mientras le acariciaba la cintura.
-Sólo hazlo-pidió el menor que sabía que iban a contrarreloj.
Siendo lo más delicado que pudo se enterró en el interior de Henry, gimiendo por la estrechez del menor. Comenzó a embestirle violentamente, sabiendo que aunque era un método agresivo, forzaría a que la entrada cediese más rápido. Embistió contra la próstata del cantante, que soltaba quejidos a medio camino de la excitación y el dolor.
-Vamos, Ryu, córrete conmigo-le susurró seductoramente con su voz profunda, repartiéndole besos en la nuca para tranquilizarlo. El menor se masturbaba disfrutando del salvajismo con el que estaba siendo embestido, siendo para él algo nuevo.
-Hmmm, Bum, estoy…estoy a punto…-jadeaba entre gemidos, escuchando la respiración acelerada del actor chocando contra su oído. Comenzó a mover su trasero en busca de mayor velocidad. Cuando sintió el semen de Kibum derramarse en su interior, una oleada de placer parecida a una corriente eléctrica hizo que se corriese, descargando su semen entre la pared y su mano.
-Y te han sobrado 3 minutos-informó con voz queda el coreano, saliendo de su interior y regalándole una sonrisa de medio lado. Se besaron sin prolongarse demasiado ya que tenía que limpiarse antes de irse. Corrió hacia el baño y limpió su cuerpo de todo rastro de semen: se echó agua en la cara para despejarse del orgasmo, y salió como nuevo.
Kibum le regaló una brillante sonrisa para luego besarle con ternura.
-Siento que haya venido sólo para esto, también quería hablar un poco.
-No te preocupes, si todas tus visitas van a ser así, avísame para que me vaya aprovisionando de condones-bromeó, palmeándole el trasero.
-Tengo que irme, prometo que la próxima vez haremos cosas de pareja.
Se despidió con un beso y corrió hacia el coche del mánager, que lo miraba con una sonrisa.
-Si vieses como andas…-se rió el mánager al verle llegar.
-Créeme que merece la pena, tú como eres hetero te pierdes todo un mundo de sensaciones-bromeó, aunque hizo una mueca de dolor al sentarse en el asiento del copiloto.
-No trates de convertirme a tu bando, pequeño hámster, que a mí lo que me gustan son las mujeres.
-¡Y a mí! Sólo permito a Kibum que me deje sin andar.
Ambos comenzaron a reírse por el comentario del canadiense, volviendo en el coche a su rutina de trabajo.
