Park Chan Yeol POV
Me quedé congelado ante la pregunta que Hain me había hecho. De todas las cosas posibles que me pudo haber preguntado, me dijo precisamente eso. Me estaba tardando en responder y eso no me daba ninguna ventaja. Opté por reírme como loco, como yo sé hacerlo.
— No creo en tu risita —ahora sí estaba jodido. Era de esperarse que en algún momento ella lo notara al estar tan pendiente de mí pero no esperaba que fuera tan pronto. Definitivamente las mujeres tienen un sexto sentido.
— ¿De dónde sacas eso?
— Está bien… no lo admitas, me sigues gustando igual, pero mínimo, Jongin te atrae —en persona ella no hablaba tanto, ni mucho menos era tan directa, me estaba arrepintiendo de pedirle que me llamara.
— ¿Ya lo das por hecho? ¿Ni siquiera me crees? —sí, era un intento de negarlo. De pronto oí un golpe sordo como si a Hain se le hubiera caído el móvil— Hain, ¿sigues ahí?
— ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no tocas? Aasssh —oí el ruido de unas sandalias como si Hain se hubiera levantado de donde estuviera— ¡vete!... ¡¡Ay!! —esos ruidos me estaban alarmando y mucho.
— Hain, ¿estás ahí? Contéstame por favor, deja de estar bromeando —ella nunca lo hacía pero deseé que así fuera cuando oí un golpe seco seguido de un gemido de dolor— ¡Hain! — ¡Maldita sea! No tenía ni su dirección.
— ¡Suéltala! —oí la voz de una mujer madura que sollozaba. Un gruñido masculino sonó. Quise romperle la cara a ese tipo. Oí pasos alejarse.
— Aaahh… ¡puta madre cómo duele! Aahh… ¡me largo! ¡Juro que me largo y será ésta noche!... ¡Ya sé adónde!... Es una estupidez, pero no pierdo nada… —al parecer Hain hablaba sola, sin embargo, esas palabras sonaban raras en ella, seguro eran producto de su molestia— ¿y mi teléfono?... Oh mierda… —me colgó. La llamé inmediatamente después pero sonaba el timbre de ocupado. Le llamaré en unos momentos, pensé.
Inhalo y exhalo. Trato de analizar lo sucedido. ¡¿Qué iba a analizar?! Por lo que entendí, el padre de Hain entró a su cuarto, quién sabe qué hizo que ella no se dejó y la golpeo. Su madre entró, la salvó y ahora ella iba a fugarse de su casa. Así de simple. Pero pensar que ese idiota le puso una mano encima a mi amiga me ponía de muy mal humor. Porque eso era para mí, una amiga, si bien no nos conocíamos del todo, sí habíamos tratado lo suficiente como para considerarla como tal. Además, ¿qué descerebrado le pegaba a una mujer? La sangre volvía a hervirme, quería ayudarla pero su número estaba ocupado todavía. No sabía si fugarse de su casa era la mejor solución pero la apoyaría. Sólo necesitaba hablar con ella y saber que estaba bien. Mi teléfono sonó.
— Eeeh hola Yeol… mira no te preocupes, no le diré a nadie de tus sentimientos —Ya me había olvidado de esto…—, a quién podría decirle además kekeke —su risa era triste. Y es que a esa chica nunca le había visto amigos a su alrededor, siempre andaba tan solitaria. Típico en una nerd, pensé. Pero si no tiene amigos y, según lo que me había contado alguna vez, no tenía más familia, entonces, ¿adónde se iba a fugar?
— ¿Adónde te vas? —quise mostrar que yo también puedo ser directo con ella, aunque en estas situaciones es mejor serlo.
— ¿Eh? ¿De qué hablas?
— Oí todo Hain, ¿dónde pasarás la noche?
— Ah… Yeol… Eeemmm discúlpame por preocuparte… normalmente me saldría por la tangente y no te diría pero… necesito desahogarme… perdón…
— No te disculpes, eres mi amiga ¿no? Cuentas conmigo.
— Auch duele la friendzone ¿sabes?
— ¡Lo sabré yo! —dije irónico aunque la intención era ser divertido.
— Kekeke… no te preocupes… eeemm me voy a casa de Jongin…
— ¿Estás loca? ¡Ni lo conoces!
— ¿De quién estas celoso Yeol? ¿De él o de mí?
— Sólo preocupado.
— No estoy para andar con ligues en la situación que estoy, además… contigo no me iba a ir —lo dijo como algo obvio.
— ¿Por qué?
— Me gustas, ya lo sabes. Vivir contigo sería un calvario al saber que no me correspondes.
— Lo mismo le harás a Jongin ¿no crees? —sí, también me preocupaba Jongin.
— Para eso estarás tú, que me visitarás… y a veces no estaré…
— Estás loca definitivamente.
— Pero te agrada la idea…
— … —pensándolo bien sí me convenía pero me incomodaba sacar provecho a la desgracia de otros— ¿te ayudo a mudarte?
— Jajaja ¡mudarme! Estoy de huida Yeol.
— Dame tu dirección, te ayudo, así puedes llevarte más cosas…
Fui por ella a su casa a media noche como me lo había pedido. Tenía sus razones y me las contaría después. En ese momento sólo necesitaba apoyo, no alguien que le dificultara más las cosas. Sin embargo no pude evitar expresarme al verle la mejilla hinchada y morada.
— No te merecías esto Hain —se encogió ante el roce de las yemas de mis dedos en la zona afectada.
— No me toques… dueles… —ambos supimos que eso iba en el sentido físico y emocional.
Llegamos a casa de Jongin, que para mi sorpresa estaba en uno de los lugares más refinados de la ciudad. Vi que Hain también estaba sorprendida.
— Más nos vale encontrar rápido la casa de Jongin —dijo Hain rompiendo el silencio que se había formado entre los dos—, creerán que somos delincuentes por nuestros atuendos —me dio risa su preocupación.
— Aquí esta —toqué el timbre. Estaba sumamente nervioso. No quería despertar a la familia de Jongin, no quería dejar a Hain en casa de Jongin a su merced y… vería a Jongin… TODO era Jongin… me regañé mentalmente porque se supone que era más importante Hain. Volví a tocar. Abrió inmediatamente.
— Me había quedado dormido —bostezó frotándose los ojos— ¡Hyung! ¿Qué haces aquí? —al parecer no se había dado cuenta quién había tocado el timbre.
— Deberías fijarte quién toca antes de abrir y más a media noche. Es peligroso abrir la puerta así como así.
— Ya no me regañes… ¡Hain! ¡Qué bueno que llegaste! Puedes quedarte el tiempo que desees… Pasen… Pasen…
Era de esperarse, por la zona, que fuera una casa inmensa. Sin embargo, también era cálida, supongo que por los colores, no sé, nunca fui bueno respecto a la decoración de interiores, de eso se encargaba otra persona, la cual no quisiera recordar. Nos encontrábamos en el living room y había demasiado espacio. Fácil, se podría armar una buena fiesta ahí y de las buenas. Del techo no había los típicos candelabros anticuados de las casas de la gente pija sino que sólo colgaba la televisión plasma que por controles, supuse, se podría ocultar. Enseguida se veía lo que es el comedor. Había una chimenea encendida lo que iba perfectamente con el ambiente además el frío del invierno lo pedía a gritos. Ahora entendía por qué Jongin traía puesta una camiseta sin mangas que me permitía observar sus trabajados brazos y esa piel bronceada tan apetecible que quisiera acariciar con mis labios alguna vez… sacudí la cabeza para centrarme y no causarme un problemita.
— ¿Y tus padres? —preguntó Hain mientras yo seguía contemplando la riqueza que esa casa emanaba. No es que yo no hubiera vivido antes en una pero aquí también se respiraba la libertad que conseguí al irme a vivir por mi cuenta.
— Vivo solo.
— ¡¿Qué?! —mi grito debió oírse a tres casas de radio.
— Shhh… la gente normal duerme ¿sabes?... Soy huérfano pero no me gusta hablar de ello.
— ¡Oh! Mianhae… Pero no me refería a eso… Hain es una chica...
— ¡Qué brillante! No lo habíamos notado Yeol —Hain me dijo con un cinismo que me hizo soltar la carcajada aun con el humor que me cargaba.
— La gente pensará que…
— Estoy harto de lo que la gente piense hyung… como ya observaste esta casa es enorme, ni cuenta me daré de su presencia y espero que eso no pase —le guiñó un ojo a Hain y me comencé a sentir sin esperanzas.
— Pero Yeol podría venir también ¿no?
— ¡Sería estupendo hyung! —La sonrisa de Jongin me estaba llevando al cielo—. Después de todo también vive aquí Taemin, ¡por temporadas claro!
— ¿Taemin? —preguntamos Hain y yo. Una curiosa y otro celoso.
— Sí, ese chico es casi mi otra mitad —y mi corazón se fue triturado.