— ¿Qué tal te fue?
Sehun alzó la vista y mostro una leve sonrisa al escuchar la alegre voz de Haneul. Recordó que Luhan le había mentido de antemano y solo asintió un par de veces, en gesto de “Nada mal”.
— ¿Por qué tuviste que quedarte mucho tiempo? —Se quejaba mientras caminaba hacia Sehun, abrazándolo por la cintura, y levantando el rostro para poder verle. — ¿Tenían que tomar muchas fotos?
—Si… Algunas personales para Luhan.
—Ya veo… —Y Sehun notó como ella alzaba una ceja, típico gesto de disgusto. La vio sonreír y decir, con un tono más indefenso esta vez: —Me sentía muy sola por la noche.
Sehun le despeino un poco los cabellos.
—Tranquila. Ya estoy aquí.
Haneul soltó una risita y abrazó más fuerte a su esposo.
● ● ●
La madre de Luhan había irrumpido en la habitación de este a primera hora de la mañana, ya hablando con anticipación incluso antes de llegar.
—… y no es posible que ayer hayas llegado a encerrarte en tu habitación sin siquiera decir “hola”. Es cierto que ya estas grande y debes tener tus preocupaciones, pero al menos debes ser considerado y más—
— ¡Mamá!
La mujer paró en seco y miró a su hijo con cierto asombro por la brusca interrupción.
—Ya detente, esto cansado. ¿Podrías salir? Bajare a desayunar más tarde, Minseok se hará cargo de mí.
La señora hizo un gesto de infantil enojo y salió de la habitación, cerrando la puerta con fuerza.
Para Luhan, si se trataba de ver a sus padres, un viaje de tres horas era cansancio absoluto. Eso sumado al cansancio que le provocaría interactuar con sus padres, mejor dicho, con su madre.
Al rato volvió a abrirse la puerta de la habitación. Luhan estaba listo para asegurarle a su madre que estaba bien y que ya bajaría a desayunar. Pero al ver a Minseok volvió a recostarse en la cama, importándole poco que la presencia sea la de su mayordomo.
—Joven Lu, sus padres ya desayunaron y han salido a sus trabajos. ¿Gustaría bajar a desayunar?
—No quiero desayunar.
Minseok soltó un suspiro y se acercó un poco más.
—Creo que un pudin de fresa mejorará su situación con respecto al joven Sehun.
Luhan no pudo evitar sonreír al escuchar el nombre de su postre favorito. Y con eso no se refería a Sehun como comida. Salió de la cama y de la habitación, seguido por Minseok.
—Min —se giró a verle—, no le digas “joven” a Sehun, suena como si lo dijese un mayordomo ya viejo, y tú no lo eres.
Minseok rió y asintió, obedeciendo a las órdenes de su joven amo.
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Al día siguiente Minseok salió camino al aeropuerto para recoger a Jongdae.
Se encontraba de pie entre una cantidad de personas que también esperaban a familiares, amigos o conocidos. De pronto algo cubrió sus ojos y la inconfundible voz de su medio hermano llegó a sus oídos.
— ¿Quién soy?
— ¿Bromeas?
Jongdae rió y bajo las manos hasta la cintura de Minseok, dándole la vuelta para quedar cara a cara y entonces le dio un pequeño beso.
Ambos salieron del aeropuerto y subieron al auto que conducía Minseok.
—Sabes, estoy preocupado por la relación que lleva Luhan con sus padres… O mejor dicho con su madre. —Comentó Minseok, encendiendo el auto.
—Es un adolescente. Debe ser algún desorden hormonal. —Dijo Jongdae con la intención de tranquilizarlo, sin embargo no le prestaba mucha importancia al asunto. — ¿Su madre sabe que Luhan gusta de los chicos mayores?
—Oh Dios ¡No! Ni siquiera sabe de la orientación sexual de Luhan. Que se entere de las dos cosas juntas podría causarle un infarto.
—Eso sería bueno…
Minseok le dio un golpe en el hombro a su medio hermano, mientras este soltaba una carcajada de la expresión de indignación que tenía el otro. Pero al final ambos terminaron riendo.
—Pero hablaba en serio, Chen…
— ¿Hace un año fue igual?
Minseok asintió.
—Entonces quizá simplemente sea la adolescencia. Además, su madre es muy irritante a veces.
—Tienes razón… Pero será muy estresante soportarlos todo este tiempo. —Se quejó. —Creo que es esa mi preocupación.
—Tranquilo, para eso estaré yo, para quitarte el estrés todas las noches. —Dijo maliciosamente y rió divertido.
— ¡Oh! Cállate, Chen. —Chilló un sonrojado Minseok.
—El Increíble, y muy guapo, ¡Chen! Para ti. —Exclamó y mando un besito volado a su medio hermano que se encontraba riendo agraciadamente.
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Las siguientes semanas transcurrieron de lo más normal para Sehun. Pero a partir de aquello pequeñas cosas en su vida cotidiana habían empezado a cambiar. Sin embargo, fueron tan irrelevantes que no les presto la más mínima atención.
No hasta que, aproximadamente tres meses después de la ida de Luhan, había confundido a su esposa con el menor.