Capítulo 9:
Sobre lo que Jong In no debió ver
Kyung Soo estaba hundido en su helado. Yi Xing lo miraba con lástima.
— ¿Qué te pasa? ¿Nunca viste a alguien depresivo hundiendo sus penas en helado? — espetó liándose más en sus sabanas y volviendo a ponerle play a la película.
No es que no le gustara The Notebook, pero cada vez que el pequeño ojos lo veía, significaba que algo estaba mal. Y él también estaba mal. Se hizo espacio en la cama, tomo una cuchara y se dedicó a ahogar sus penas también. Ambos, recostados sobre el otro se dedicaron a sollozar y maldecir a los personajes, llorando como niñas.
Cuando terminó la película y se disponían a ver Koizora, el timbre del portero sonó y el más grande se fue hacia el pequeño monitor. Casi se cae de espaldas al ver a Kim Joon Myeon allí. Aquel día en el que Jong Dae rompió el piano, el hombre no había dicho nada y parecía más sólido que una roca, pero el joven instructor podía ver que no todo estaba tan bien como aparentaba.
Lo dejo pasar con algo de dudas, intentando arreglar sus desastrosas fachas un poco.
…
Kyung Soo decidió salir a dar un paseo nocturno, toda su gloriosa imagen se había ido al carajo más temprano, cuando decidió que nunca más iría a arreglarse, además, que no volvería a usar pantalones tan ajustados porque no sentía sus piernas aún.
Claro, no sabía que él tenía exactamente las mismas costumbres que Jong In, por lo tanto, cuando paró a comprar un café frío, él también estaba allí y decidió seguirlo. No era cuestión de que le pasara algo malo por andar solo tan tarde.
Kai se sentía seriamente dolido, nunca le gustó ver en ese estado a su hyung favorito, pero era algo que no podía evitar.
Kyung Soo caminó con tranquilidad hasta sentarse en la banca de una plaza, las calles estaban casi completamente despejadas. Se dejó caer en aquella banca y cerró los ojos un momento. Justo cuando Jong In estaba por acercarse un chico alto salió corriendo, llevando con él una mochila, en dirección a su hyung.
— ¡Soo! ¡Soo! ¡Soo! —
El aludido se paró de golpe, algo asustado, pero en seguida el chico alto lo cubrió con sus brazos en un fuerte abrazo. El chico estaba algo cohibido, pero pronto, el más bajo correspondió. El alto le acariciaba el cabello con parsimonia y Jong In no pudo evitar sentir un pinchazo en su pecho.
— Estás más delgado ¿O soy yo? No, definitivamente estás más delgado. Deberías cuidarte más —
— Me estoy cuidando, no soy un niño —
— Oh, ¿Ya te dije que el rojo te sienta bien? —
— No, pero siempre es bien recibido un cumplido — el más bajo sonrió apenas.
Kyung Soo quiso pegarse así mismo. El calor de Min Ho siempre fue reconfortante, pero siempre era igual de ajeno. Como algo que sabes que no puedes tocar porque no te pertenece. Además, la manera en la que apareció avisándole apenas, le olía a despedida. Y él, verdaderamente le deseaba suerte con aquella chica.
— Como se que has estado llorando, hyung tonto, vayamos a mi hotel. Y me cuentas por el camino ¿Si? —
Le tomó por la cintura y le guió por el camino hacia su hotel. Jong In tenía los puños firmemente apretados. ¿Quién diablos era ese que venía a usurparle de mala manera lo que es suyo? Kyung Soo es de Jong In y punto. No hay nada discutible en esa oración. ¿Por qué se sentía tan intranquilo mientras los veía marcharse? Se suponía que había sepultado sus sentimientos hacía mucho tiempo.
…
— ¿Sabes? La mayoría de las personas no tienen todo el día libre como tu — espetó Lu Han, mirándole con odio.
— Hyung, estoy verdaderamente desesperado — comentó Jong In.
Se Hun se dedicaba a escuchar en silencio, se suponía que ese día debía ser su primera cita forzosa, pero no se sentía mentalmente preparado para afrontar dicha situación. Así que agradecía mentalmente la visita sorpresa del bailarín.
— Kyung Soo tiene un amigo demasiado cariñoso —
— Ya sabemos que Yi Xing tiene sus desvaríos, creía que era su madre. Creí que superaste eso —
— No, no es eso. Es alguien nuevo, o al menos no lo conozco — murmuró el bailarín.
— Bueno, igual eso no importa — masculló Se Hun, cansándose de esa situación — Después de todo, hace tres años le dijiste al Señor Do que tu no tenían ninguna clase de sentimiento romántico por su hijo y lo confirmas cada año —
— Pero si es obvio que se aman — bufó Lu Han.
— Para todos, menos para ellos — aclaró Oh.
— ¡Ya! ¡Ustedes no son de mucha ayuda! —
— ¿Qué quieres que te digamos? —Lu Han quería simplemente gritarle que se declarasen y sean felices.
— ¿De qué hablamos? — preguntó Yi Fan entrando en la sala apartada del estudio.
— De lo cobarde que soy para no afrontar mis sentimientos —
— Eso ya lo sabíamos hace mucho tiempo — El casi Jefe se sentó en la mesa.
— ¿Qué haces aquí, Ben? — preguntó Se Hun.
— Ah, Kyung Soo tiene que traerme unas letras. La compañía va a sacar una colaboración con todos los novatos y él compuso la letra — el más alto miró su reloj — Pero ya está tarde. Vine aquí porque creía que estaba con ustedes.
Jong In estaba demasiado pesaroso como para prestarle atención a las señales. Pero la nueva pareja del mundo del espectáculo había captado más que rápido la línea de la historia. El bailarín dejo caer su rostro en el hueco de sus brazos.
— ¡Perdón! Me retrase en el camino, mucho tráfico —
Jong In levantó la cabeza al escuchar aquella voz. Sus ojos se toparon con el cuerpecito tembloroso de Kyung Soo. Frunció inmediatamente el ceño, él tenía demasiada experiencia en el campo de las trasnoches como para no darse cuenta que su hyung venía de tener un encuentro con alguien. Generalmente él no le ponía esa clase de nombres, pero le dolía demasiado la frase “Kyung Soo tuvo sexo anoche con alguien que no soy yo” eso era demasiado crudo y demasiado real para su gusto. Tuvo muchas ganas de largarse a llorar en ese mismo lugar, como un niño pequeño, dando pataletas y todo por lo injusta que es la vida.
Yi Fan y Se Hun enarcaron una ceja, pero nadie dijo nada. Nadie decente diría nada con Kai allí presente.
— ¿Trafico? En mis tiempos se le decía… —
Se Hun calló a Lu Han tirándole hacia él, asegurándose de que su rostro se hundiera en el hueco de su hombro, aprovechando que sus sillas estaban una al lado de la otra. Palmeó su espalda y compuso una mueca incomoda. Tarareó una canción como quien arropa un bebe. Yi Fan contuvo su risa al igual que Jong In, quien estaba demasiado pasmado como para prestarle atención a lo que casi dijo el cantante chino.
El pequeño ojón le pasó unos papeles y unos USB al más alto. Antes de darse la vuelta para irse.
— ¿A dónde vas? — preguntó Kris.
— Tengo que despedir a un amigo, se va a Incheon —
— Puede saludar a Lee Tae Min de mi parte — masculló Lu Han.
El cantante chino se había acomodado en el regazo del modelo, dejando que este siga haciendo lo que hacía. Le daban ganas de dormir cuando el otro seguía palmeando con suavidad su espalda. Kyung Soo le dedicó una señal obscena antes de girarse sobre sí mismo y salir.
…
Tae Min no pudo estudiar nada esa noche. Tenía un mal presentimiento y un nudo en la garganta que no le dejo dormir. Min Ho dijo que se iría a despedirse de un amigo. Pero le resultó extraño de muchas maneras. Acariciaba su cabello enredándolo en sus dedos. ¿Qué era esa sensación de angustia? Había hablado con Jong In y al parecer, descubrió que Kyung Soo tenía un amante. El ex bailarín sonrió con lastima.
Eso era casi obvio, el literato era un chico guapo y era predecible que si Kai no daba ninguna señal, no estaría toda la vida esperándole. Pero su corazón latía y le daba un mal augurio. Aquel domingo no pudo evitar en pensar lo extraños que eran Min Ho y Kyung Soo.