Capítulo 7- No!
Ya, sabía que pensar tanto sobre el tema no era sano... ¿pero cómo no pensarlo?, habían pasado ya dos semanas separados, las peores de su vida, lo admite...
Y no, no le gustaba verle con su ex-amor, no, no le gustaba ver como se abrazaban con cariño... ¡No!, no le gustaba ver como se besaban delante de todos, aun no formalizaban, pero... No, no y mil veces ¡no!, no le gustaba ver como ese pequeño engreído se llevaba poco a poco el corazón de aquel que amaba... Y no, no le dejaría así.
Mira atrás no sirve nada,
Si no supiste nunca donde hubo un error
Mejor el sol en la mañana,
Y comprender que todo existe para hoy
Pensar en que los separo... Era doloroso.
Pensar en que nunca lo valoro como debía, era pensar que era una mierda, que no le merecía... Y eso no era la idea, la idea era recuperarlo.
En realidad no podía saber en qué momento se equivocó, él siempre fue así, así de frío, así de serio, así de denso... Así de tsundere.
Pero siempre mejoraba en las mañanas, cuando le llevaba el desayuno en las mañanas, cuando se bañaban juntos, y le lavaba la espalda, cuando lo llevaba cargando a la ducha, cuando le besaba al despedirse, al llegar... Si todo era mejor con el amanecer en la ventana.
Hoy, si hoy lo comenzaría, comenzaría a conquistarle una vez más, solo una oportunidad más, si no lo lograba, se daría por vencido, y lo dejaría ser feliz, se iría de su vista y su vida para siempre... Todo por hoy.
Que cosas cambian desde hoy
Que ya estoy harto de escucharme
Mi corazón, mi corazón late cada vez más lento, y ya me he acostumbrado... Mi cuerpo bota cada vez más sangre... Algo anda mal... Y no me importa.
-Kazunari-dice el pelifresa-tienes que revisarte.
-ya estoy parto de escucharte decir eso, Aka-chan-digo, fastidiado-ya se que es lo que puedo tener, pero que importa... Mi vida ya no tiene valor-susurro, y salgo de la habitación.
Voy rumbo al hospital, siento mi cuerpo afiebrado, caliente, mi cabeza arde y mi garganta esta seca... Toso en seco, y mi mano inmediatamente va hacia mi boca y al sacarla esta manchada con sangre.
-así que me he contagiado-digo.
¡No!, no seguiré midiendo las palabras
¡No!, renegaré de lo que haga falta
Al llegar, mi acostumbrado buen humor y sonrisas habían acabado.
No entendía por qué debía estar de buen humor y tratando bien a mis subordinados, compañeros, etc... Si pronto, más temprano que tarde abandonaría este mundo.
Ellos solo sufrirían.
-hey, Takao-sempai, se ve un poco mal-me dicen, solo les doy una mirada furiosa y no dicen nada.
Las nubes pasan no hacen daño,
A las ideas que voy escarbando,
Con el asfalto bajo mis dos pies,
Se encenderá el camino de estos años
Miro el cielo, y ruego por que hoy pueda verle y decirle lo planeado, mis ideas son claras:
1-le pediría hablar luego del trabajo.
2-iríamos a mi apartamento y le cocinaría su comida preferida.
3-durante la cena le diría todo y le pediría perdón por todo lo que me guardado.
Suelto un suspiro y miro el piso sin ver...
En mi cabeza de nuevo veo como una película vieja todo lo que hemos pasado...
Veo la sonrisa que al esfumarse... Volvió opaco mi día a día.
Y cosas cambian desde hoy,
Y ya estoy harto de oírte.
Akashi camina como león enjaulado, no aguantaba impertinencias como las de ellos...
Además sabía que algo andaba mal con su pelinegro amigo... Tal vez se provocó una enfermedad por comer mal, o por las pastillas que constantemente tomaba.
Y él, ciego no lo noto.
Y el otro ciego que no hacía nada... No sabía cómo no había notado tantas señales...
-joder, no oiré más reclamos, ahora mismo los retare a ambos por sus orgullos, ya no lo aguanto-y sale dejando el solitario salón vacío.
¡No!, no está bien, no seguiré midiendo las palabras
¡No!, otra vez, renegaré de lo que haga falta,
¡No! saldré a la calle corriendo,
Para perderme en la ciudad;
La vida nunca nos confió felicidad.
-señor Kazunari, usted tiene un grave caso se anemia, deberá cuidar-
-no se preocupe por eso-dice serio-no tengo nada que perder, gracias-y sale del lugar.
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Midorima llego finalmente al hospital, el personaje que buscaba estaba frente a él, pero eso no lo alegro, pues este estaba tosiendo... Sangre.
De forma copiosa, sus manos manchadas ya no retenían el líquido, que se deslizaba en un delgado hilo hacia el suelo...
Rápidamente fue hacia él, tomo sus hombros cuando él se desvanecía, quedo apoyado en su hombro... Y se dio cuenta de cuánto daño se habían hecho.
***dos días después***
El pelinegro estaba recostado en una camilla, su piel pálida tomaba un color más vivo, sus labios ya no estaban secos, y en sus brazos unas intravenosas con suero nutrían al cuerpo... Midorima observaba con remordimiento al joven que tanto amaba, no estaba seguro como antes de que volver a su vida fuese una buena elección, ¿cómo podría ser bueno ahora que volviera, si le había causado tanto dolor?...
-no, ni lo pienses, Shintarou-dice un bajo joven de pelo rosa fuerte, golpeándole la espalda-si vuelves a irte así de su vida, no lo soportara-
-¿cómo puedes decir eso?, si tú eres su actual pareja-
-no lo soy, solo fingíamos-
¡No!, no está bien, no seguiré midiendo las palabras,
¡No!, otra vez, renegaré de lo que haga falta
¡No!...
En la salida del hospital se veía a dos jóvenes, estos parecían hablar, sin prestar atención a los demás que caminaban apurados al ver que el cielo oscurecía.
-bueno Midorima-san, ¿qué quería hablar conmigo?-dice de forma inexpresiva un joven de orbes plata azulino, 'no, no debo hacerme ilusiones' es lo que pensaba tristemente, sus esperanzas se habían acabado.
-yo... Takao, le quería pedir si deseaba tener una cita conmigo-dice el alto peliverde de orbes esmeraldas que hoy lucían brillantes, anhelantes... Decididas.
'No, ya no volveré a ocultar mis sentimientos más', esto decidió el día que hablo con Akashi, decidió que no valía la pena perder al amor de su vida por miedo... Por miedo a qué dirán... Se arriesgaría. O se arrepentiría por siempre.
-Sh... ¿Shin-chan?-susurro sorprendido.
-Takao... Hagamos las cosas bien, desde el principio al fin, yo quiero pasar mi vida contigo.
-...-se queda callado, sorprendido por la propuesta del otro... Pero rápidamente toma la mano que él otro que le ofrece-sí...-susurra, sus mejillas se ruborizan.
-te quiero a mi lado por siempre.
-yo igual-musita el pelinegro.
...No, ellos ya no cometerían más errores, ya habían cometido los que debían en esta y sus demás vidas...