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El amor de un Carnívoro por Sinimeg

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Notas del fanfic:

Los personajes no son míos.

Notas del capitulo:

Realmente no me entusiasma esta pareja, pero se me ocurrió esta idea y no pude resistir el subirla.

En ese momento Sawada Tsunayoshi se encontraba en la oficina del comité disciplinario con el prefecto de nombre Hibari Kyoya. Se encontraba completamente desnudo con las manos apoyadas en el borde del escritorio, con las piernas rectas e inclinado 90*, el prefecto se encontraba detrás de este y con sus queridas tonfas enterradas en la entrada de Tsuna, si, las dos. De la entrada del más pequeño salía un hilillo de sangre, con los ojos inundados en lagrimas y las mejillas sonrojadas a más no poder por el dolor y el placer, mientras el prefecto sonreía como un auténtico depredador ante esta imagen y se relamía mientras movía con fuerza las dos tonfas, haciendo que el castaño gimiera su nombre.

-Dime Tsunayoshi ¿Te gusta esto? Porque si quieres lo paro ahora mismo y te vas a tu casa

-Aah...no...Hibari...san...me aah me gust...aaaaaaah- Decia el castaño entre jadeos y gemidos.

-Mmm, eres un herbívoro muy apetecible, te voy a comer entero.

Kyoya saco de golpe las dos tonfas del interior del torturado castaño sin importarle hacerle daño, se desabrocho el pantalón (evidentemente no tenía bóxers) y penetro a Tsuna, quien no pudo evitar soltar un grito. Las embestidas eran rudas, fuertes y precisas, exentas de compasión. La habitación se llenó de los gritos del castaño y de los gemidos quedos del azabache que mordía y arañaba la piel de su amante y no paraba hasta que sangraba. Por fin ambos se corrieron casi a la vez. Una vez recuperado el prefecto se acomodó la ropa.

-Vístete y vete- Utilizó su voz indiferente de siempre mientras miraba a Tsuna que estaba tirado en el suelo, sin poder levantarse.

-Demo...

-Si no lo haces te morderé hasta la muerte

Con las últimas fuerzas que le quedaban se levantó a duras penas y se puso el uniforme para salir renqueando por la puerta, con los fluidos aún dentro de su cuerpo.

-Te amo-le dijo Tsuna con la sonrisa más pura y brillante que cualquier otra, la unica que le dedicaba a su amor.

A la entrada de Nami-chuu se encontraba Reborn esperando a su Dame-alumno escondiendo su mirada con la fedora. Ambos se encontraron y empezaron a andar hacia la casa donde les esperaba Nana. Reborn no podía mirar a su estudiante, aún no sabía como es que se dejaba utilizar de tal modo, así que decidió mantener una charla ahí mismo, en medio de la calle.

-Tsuna-Dijo serio Reborn

-¿Qué pasa Reborn, hay algún enemigo nuevo? Porqué normalmente sólo estás así cuando pasa algo grave.

-Iré al grano, debes dejar de hacer eso con el guardián de la nube, por mucho que tu lo ames él sólo esta jugando contigo, cada sesión que pasa sales peor que la anterior y un día de estos no podrás ni moverte por su culpa.

-!ESO NO ES CIERTO¡-Reborn se quedó medianamente sorprendido puesto que era la primera vez que su alumno le gritaba- Yo se que Hibari-san me ama tanto como yo lo amo a él, y si he de morir por él no me importa.

Tsuna intentó dejarle atrás, pero su cuerpo estaba demasiado destrozado como para poder correr y casi se cae varias veces. Reborn le miraba preocupado, apreciaba a su estudiante como sí fuese un hijo, y no le gustaba nada verle así. Tendría que ir a ajustar cuentas con Hibari. 

-Por cierto Reborn-Dijo Tsunami con tono escabroso antes de entrar a la casa- Si le dices algo a Hibari-san te puedes ir olvidando de mi.

Su plan se acaba de ir al traste.

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Al día siguiente después de las clases Tsuna se encontraba con las manos atadas con la corbata del prefecto a una pata del escritorio (Estaba tumbado encima) mientras Kyoya le pasaba por la espalda las tonfas con las cadenas que tienen al final y así arañarle con los pinchos que hay al final de las cadenas provocando heridas más bien profundas y de apariencia dolorosa. Pero Tsuna no se queja, simplemente cierra los ojos y deja que las lágrimas caigan por sus mejillas, lágrimas que Kyoya se encarga de saborear. También lame las heridas que él mismo acaba de crear, provocando que Tsuna se estremezca. Y entonces una sonrisa maliciosa aparece en su rostrose quita el pantalón y los bóxers y se entierra sin previo aviso en la entrada del castaño. Tsuna suelta un grito que se escuchó por toda la escuela, incluso donde estaba su tutor esperando a que saliese. Kyoya se empezó amover nada más entrar, sin darle tiempo al castaño a acostumbrarse, causándole más dolor que placer, pero al castaño no le importaba mientras el prefecto le prestase atención. Kyoya siguió embistiendo mientras creaba más heridas sangrantes en el cuerpo del menor. Cuando se vino Tsuna no pudo aguantar más y se desmayó.

Kyoya se vistió tranquilamente mirando con indiferencia el cuerpo que había encima de su escritorio. Penso en tirarlo por la ventana, pero algo en su interior se resistió, y un poco molesto por eso llamo a Shamal para que lo curara y lo supervisara.

Shamal se iba a negar hasta que vio el deplorable estado del décimo, y lo llevo a la enfermería para curarlo. Después de limpiar y vendar las heridas se dio cuenta de dos cosas muy malas, y sin más remedio tuvo que llamar a Reborn.

-Reborn, Tsuna tiene anemia y además está en coma.

El prefecto pasaba por ahí casualmente, no es que fuera a ver a Tsunami ni nada y "accidentalmente" escuchó la conversación. Y su mundo se vino abajo.

Una vez tratada la anemia Nana exigió que trasladarán a su hijo a su casa, que nadie podría cuidarlo mejor que su propia madre, por muy en coma que estuviese. Y los médicos, más por miedo que por otra cosa accedieron.

Reborn pensó que el prefecto después d enterarse de eso se olvidaría de Tsuna y empezaría a jugar con otra persona, pero para sorpresa de todos fue a visitarle todos los días, tanto como cuando estaba en el hospital que cuando estaba en su casa. Nunca decía nada, pero se sentaba a su lado con una taza de té en las manos y estaba así hasta qué oscurecia del todo y se iba a su apartamento en el cual vivía sólo. Y así todos los días, en cuanto acababa el colegio iba a casa de Tsuna, y si era fin de semana se pasaba por allí después de desayunar y se quedaba el resto del día. Y ahí fue cuando comprendió que su Dame-alumno-no-tan-dame había acertado una vez más.

POV KYOYA

No sé porque me molesta tanto el hecho de que el herbívoro esté en coma, además ¿Qué es esto que siento? Estas ganas de correr, esta angustia, el hecho de que no puedo dormir bien por las noches por sí le pasa algo, será ¿Miedo? Esto es patético, yo, el gran Hibari Kyoya muerto de miedo por el hecho de que el herbívoro más herbívoro de todos se pueda morir. De todas maneras no entiendo porque al verlo sonreír se me hincha tanto el corazón, quizás al fin y al cabo si halla acabado enamorado de este herbívoro. Sí, cuando despierte lo morderé hasta la muerte por darnos este susto a todos, incluso el bebe que siempre le golpea esta desanimado. 

Hoy es un dia cualquiera, después de Kamikurosear a los herbívoros de la escuela me dirijo a su casa para verle. Me siento al más puro estiló japonés con una taza de té en las manos y le miro. Sé qué el bebe me vigila para que no le haga más daño, y me siento muy culpable por esto, pero no voy a dejar de verle porque sino estaré envuelto en la oscuridad otra vez. Me levanto, me acerco a él y le susurro al oído un quedo "Te amo" porque ese es un secreto entre él y yo, aunque sé que el bebe también lo ha escuchado.

-Sabes-empiezo a hablar en voz alta porque yo sé que aunque estés en coma me escuchas, y hoy te voy a contar mi secreto más grande, mi pasado- Yo tenía una adorable hermana pequeña y un horrible hermano mayor, mi madre murió en cuanto dió a luz a mi hermana pequeña cuando yo apenas tenía tres años. Nuestro hermano mayor y nuestro padre siempre nos pegaban y nos violaban, había momentos en que no había ni una sola parte de nuestro cuerpo sana, pero nos teníamos entre nosotros. Sin embargo en una de esas veces acabaron matando a mi hermana, ni siquiera le dieron un entierro digno, simplemente la tiraron a un basurero. La última vez que la vi me dijo que había estado ahorrando dinero para escapar los dos, pero que ahora sólo podría escapar yo, y que estaba muy feliz de que al menos pudiera salvarme yo. En ese momento yo tenía diez años y fue la primera y última vez que lloré. Esa misma noche cogí el dinero ahorrado y me escape de casa. Caminé por la carretera incontables días, sucio y herido con una nada despreciable cantidad de dinero y llegué a Namimori. Me sorprendió la belleza del pueblo, y el bosque que había alrededor era refrescante, así que decidí quedarme, conseguí una beca en el colegio gracias a mi inteligencia y me quede con un templo abandonado. Con el dinero que tenía me abastecí un poco de todo y tiempo después compre un piso Con algunos trabajos que hice por aquí. Nuestro padre jamás me busco, y lo prefiero así.

Estoy seguro de que nadie se espera de qué el temible prefecto de Nami-chuu tuviera un pasado tan tragico y sucio, me apuesto lo que seà a qué el bebe también esta impresionado.

FIN POV KYOYA

En ese momento Tsuna empezó a abrir los ojos mirando de un lado a otro y cuando vio a Kyoya sonrió como cada vez que lo veia y susurro:

-Yo también te amo, y siento mucho lo de tu hermana.

Y se besaron, con amor y pasión y Hibari Kyoya juro que nunca más le haría daño, sólo placer y felicidad 

FIN

Notas finales:

El lemon dulce y agridulce después de comer 


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