— Creí que querías vivir de nuevo con Chanyeol.
— ¿Y con Tao? —Se asombró YiFan—. Estás loco. No lo soporto.
— Pues yo vivo con Jongin y Baekhyun y te advierto que soy feliz.
— Lay, tú eres tú, y yo soy yo.
— Eso es obvio. Dime, ¿aún quieres mi nombre en tu lista? —se acercó al mayor lentamente.
— Te contó Suho.
— Esa no es la respuesta que busco.
— Lay, no. —Levantó la mano pidiéndole que se detuviera. El menor sonrió de lado.
— Veo que te importamos. No te meterías con ninguno de nosotros porque nos quieres.
— Ajá —rodó los ojos— pero no me tientes de nuevo.
— Ja ja ja no quiero nada contigo Kris. Era para ver si te metiste con Baek.
— ¿Y descubriste algo?
— Te lo cogiste.
— …
— No tienes que negarlo.
— ¿Cómo supiste?
— Le dije algo de tu Princesa —Kris se petrificó.
— ¿Qué hizo?
— Preguntó mucho sobre esa Princesa.
— ¿Qué le dijiste?
— Todo lo que sé de Luhan.
— ¡¿Estás loco?!
— Loco se puso él. Yo no le dije nada más que estabas enamorado de tu Princesa.
— ¡Ah!.... ¡Pero qué carajos! Yo no me enamoro.
— ¡Sí! ¡Claro!
Luhan salía de la cafetería y llevaba del brazo a su novia. YiFan los miró sin ser apreciado por la pareja. Chorong tenía expresión de ser la mujer más feliz y afortunada del mundo. ¿Cómo era posible que una mujer como Chorong pensara casarse con un tipo como Luhan, un hombre, afeminado para variar, que no la había valorado para nada? El sí la hubiera valorado, pero se inclinó más por el chico… Aquella noche la llevaba fija en su mente, por eso lo buscaba siempre que podía.
Cruzó la calle y se hizo ver adrede. Luhan lo miró y él saludó:
— Buenas noches pareja.
— ¿Quién es? —Preguntó Chorong—. Casi todos los días lo encontramos, es una buena casualidad, ¿verdad?
— Sí.
— ¿Lo conoces de algo?
— No, de nada.
Y siguió caminando.
YiFan se deslizó hacia una cafetería y desde ahí dio la vuelta. Los miraba intensamente. Luhan le hubiera arrancado los ojos de buena gana, pero afortunadamente Chorong no se fijó. Estar con su novio la distraía mucho.
Con la mano, YiFan le decía adiós. Había en su mirada un sarcasmo total. Luhan se sintió herido, como siempre que YiFan ponía los ojos sobre él. A veces pensaba que un día cualquiera dejaría el empleo. Es más, le había dicho a JongDae que le buscara un trabajo. Aquel era bueno. Ganaba un sueldo esplendido y trabajaba de ocho a tres. Tenía el resto del día para sus labores, o su casa. Vivía solo. Lo había decidido cuando Sehun entró en la adolescencia y a ser insoportable para él. Era un chico calmado pero a veces le daban arranques infantiles, como si aún no madurara. No entendía la paciente postura de JongDae y Minseok con él. Trabajaban toda la tarde como psicólogos, tal vez por esa razón lo entendían, pero cuando Luhan llegaba a casa de Minseok, Sehun aumentaba su hiperactividad y por eso iba lo menos posible. Aunque sentía curiosidad por qué otra persona le provocaba esa reacción a su casi hermano menor.
Luhan quería a Minseok. Cuando sus padres murieron en aquel accidente, ambos tenían 9 años. Pasó a vivir con su familia, un año después su madre acogió a Sehun, sin embargo falleció 4 años después de un infarto. Para Luhan, su mentor era Minseok, su cuidador, su consejero, nunca tuvo secretos para él. Por eso le contó lo ocurrido con YiFan aquella noche.
Minseok solía decirle:
— Olvídalo, hombre. Tampoco vas a estar siempre culpándote porque te hayas acostado una noche con un hombre que te gusta.
— No me gusta —decía Luhan—. ¿Y qué dirá Chorong en dado caso que le cuente?
— ¿Es que no piensas hacer el amor con ella y contarle antes de casarte?
— Respeto mucho a Chorong. A su lado me siento bien, es inteligente, protectora. Además, me daría vergüenza decirle.
— Bueno, si no estás apasionado, es cosa tuya, pero yo te diría, querido Luhan, que mires bien lo que vas a hacer. Tú eres un chico moderno, de este mundo, no eres un hombre que piensa demasiado las cosas. No eres el hombre frío y calculador, pensador. La vida no es de los pensadores.
Prefería no oír a Minseok. Por eso sólo iba a su casa una vez a la semana.
El apartamento era coqueto, un dúplex muy a su manera, decorado con muchas plantas. Un lugar acogedor. Yixing siempre se lo decía, era su único amigo. Yixing era pareja de Junmyeon, uno de los accionistas del concesionario. Era un muchacho respetuoso y tenía dos chicos a su tutela, tal como lo había hecho Minseok y Kyungsoo. Yixing lo invitaba a comer los domingos. Yixing no trabajaba, pues cuando se emparejó con Junmyeon, dejó la oficina. Eran buenos amigos, pero también lo eran de YiFan. Por eso Luhan les preguntaba los sábados:
— ¿Va YiFan?
— ¡Qué manía le tienes! Si es un chico encantador, hombre.
— Es sarcástico y va a su aire…
— ¿Lo dices porque no tiene novia?
— Tiene todas las que quiere, Yixing, ha paseado a todas las chicas de la oficina.
— No le interesan.
Aquella tarde de sábado llamó a Yixing por el celular.
— ¿Tienes invitados mañana?
— No.
— Pues entonces comeré con ustedes.
— Sí, ven. Tengo que contarte algo.
Y allí estaba el sábado.
— ¿Qué me tenías que contar?
— Quiero hacerlo antes de que venga Junmyeon… Creo que YiFan va a irse a Barcelona, abrirán una sucursal y ese es trabajo de YiFan.
— Mejor.
— Pero vamos a ver, ¿qué tienes contra él? Es un hombre independiente, más bien solitario, que corteja a las chicas que le hacen caso, pero que no quiere algo serio.
— Mira, yo encuentro a YiFan en cada esquina, no sé por qué, siempre que voy con mi novia aparece él por algún lugar.
— Quiero hacerte una pregunta, Luhan. Nunca te la hice, pero veo en ti un resentimiento hacia YiFan… ¿Qué es lo que te ocurre con él? El otro día me encontré a Chanyeol que estaba buscando a Tao que se le había perdido, ya sabes, los chinos nos perdemos mucho por acá ja ja ja.
— ¿Y qué te dijo el amigo de YiFan?
— Que YiFan te llamaba “Princesa” y hablaba a veces de ti. Yo te pregunto, ¿hubo algo entre ustedes, algo más que esa manía de molestarte, como tú dices? —Lay fingía con la intención de ver si Luhan correspondía los sentimientos de Kris.
— ¡Bah! Déjalo así.
— Sabes que no lo voy dejar, siempre nos hemos contado todo, recuerda cuando empecé a salir con Junmyeon, yo te lo conté todo, hasta el día que se declaró y también el día que decidimos vivir juntos. Lo supiste antes que nadie. ¿Por qué vas a ocultarme el sentimiento que te provoca YiFan?
— Una noche me invitó y acepté —un portazo de coraje se oyó desde una habitación del piso de arriba.