Luhan apretó los labios con fuerza. Minseok se acercó a él y lo sujetó por el brazo.
— Algo te ocurre, ¿verdad? ¿Me lo quieres decir?
— Lo de siempre, Minseok.
— ¡Vaya con el jefe! Podría dejarte en paz. ¿Quieres que intervenga JongDae?
— ¿Cómo? No, Minseok, no, deja a tu chico en paz.
Sehun como siempre, aislado en su mundo, cuando iba Luhan se ponía insoportablemente hiperactivo y torpe cosa que le ponía de los nervios al mayor. Este día no fue la excepción, se podría jurar que estaba peor que nunca.
— Ya podrías pararlo, Minseok, me está volviendo loco.
— Me gusta verte, Luhan, pero me disgusta tu entrecejo fruncido. Te conozco bien, piensa que casi te crie…
— Sin casi, Minseok, sin casi…
— ¿Quieres comer? Vamos a almorzar JongDae y yo. En cuanto llegue él le diré a la chica que nos sirva la comida.
— No, me voy. Ya sabes que por la tarde no trabajo. Me voy a casa.
— Estás muy solo en tu casa, Luhan, no sé por qué te fuiste.
Luhan miró de soslayo a Sehun que corría de un lado a otro. De repente, tropezó con una mesa de cristal haciéndola añicos. A él no le pasó nada.
— Este niño… —murmuró Minseok pacientemente como hacia siempre.
Luhan, sin embargo, pensó: “Si viviera conmigo, le daría una paliza”.
— No es un niño, Minseok, ya tiene 21.
— Sabes que se pone así cuando “socializa”. —Minseok se rio ante el chiste.
— ¡Pero ni caso le hago!
— ¿Y quién dice que esta así por ti? ¡Hasta orgulloso el Lu-ge!
— ¡Oh! —Y se dirigió a la puerta.
— No, Luhan, no te vayas —murmuró Minseok—. Sé que vas a quedarte incómodo toda la tarde, así que cuéntamelo todo. —regresó al tema.
— Ya te dije que cometí el error de aceptar una copa en su casa.
— Entonces no lo culpes a él.
— Lo tengo que culpar.
— Él no tenía por qué saber que no eres un chico fácil. ¿Se lo contaste a Chorong?
— Qué cosas tienes en la cabeza, ¿cómo se lo voy a contar? Eso no se cuenta…
— JongDae y yo a menudo nos preguntamos si estarás muy enamorado de Chorong…
— Lo estuve. Y me voy a casar con ella.
— Hablas en pasado, Luhan, ¿te das cuenta de tus sentimientos?
Luhan sacudió su cabeza. El olor a un sutil perfume tan de Luhan le llegó a Minseok.
— Ahora de nada te sirve llorar.
— No estoy llorando, Minseok.
— Fue a recordártelo, ¿verdad? YiFan, según JongDae, que lo conoce, es un tipo muy independiente, pero a la vez su soltería seguramente se debe a Chanyeol, el que fue su tutor cuando vino de China. Como yo, se hizo cargo de dos, Tao es tan hiperactivo como Sehun si no es que más, ¡Hasta wushu practica! —Luhan se estremeció. Si así le desesperaba su compañero de infancia, ahora imaginarse que practicaba algún deporte le puso los vellos de punta— Así como vivimos JongDae, Sehun, tú y yo, así vivió YiFan, Chanyeol, Kyungsoo y Tao. Por eso, así como Sehunnie te desespera, así pone Tao a YiFan. Es lo que él no soporta, las personas inquietas y menores que él.
— ¡Pero yo no soy ni lo uno ni lo otro!
— ¿Te has visto en un espejo Baby Lulú?
— ¡Ya! Tú conoces a Chanyeol, ¿verdad?
— Claro, lleva nuestras cosas de la clínica, junto a Kyungsoo, son dos abogados importantes en la ciudad. Es algo más joven que yo y aún cría a uno de sus dos pupilos —Minseok alzó los hombros—. En algo nos parecemos al fin y al cabo.
— ¿Y se lleva bien con YiFan?
— No se llevan mal, pero YiFan no soporta a Tao… Trata de olvidarlo Luhan.
— ¿Olvidarlo, Minseok? ¿Realmente crees que me interesa YiFan?
— Tú no olvidas la noche que pasaste a su lado, Luhan.
Éste dio una patada en el suelo.
— Eso me tiene crispado. Pensar que pasé una noche con él como las demás, me saca de quicio.
— ¿Pero es que YiFan anda detrás de las otras empleadas?
— ¡Y yo qué sé!
— Estás imposible.
— Estoy humillado, Minseok, ¿te das cuenta? Yo, que además tengo novia y me pienso casar con ella, acepto una copa en su casa… Ya en el ascensor sabía lo que iba a ocurrir y no tuve fuerzas, Minseok, no las tuve, debía haberle dado un puntapié y haber salido de ahí, pero no lo hice, salí al amanecer, ni cuenta me di que YiFan iba a reírse de mi debilidad, de mi humillación.
— Seamos francos, Luhan —le dijo Minseok con aquella pausa que él usaba para hablar. Era una persona conformista, adoraba a JongDae y tenía paciencia para todo—. Tú no habrías avanzado con Chorong como avanzó YiFan contigo. ¿O me equivoco?
— Es que no lo soporto, ¿sabes? Que YiFan se ría de ese detalle. No, a Chorong nunca le he faltado el respeto. Chorong es intelectual y sé que me adora, pero nunca le pedí relaciones sexuales y YiFan, sin pedirlo, las obtuvo, ¿te das cuenta, Minseok? Tú me conoces bien, y sabes lo muy molesto que estoy desde ese día…
— Desde esa noche, Luhan —rectificó Minseok con su aplastante sinceridad.
— No entiendes, Minseok no entiendes la desesperación que siento, la rabia y la humillación que siento en mí ser cada vez que me llama “Princesa”…
— Ten cuidado —dijo Minseok con una sutil sonrisa—, mucho cuidado. YiFan es todo un conquistador. Eso es lo que me cuenta Chanyeol cuando voy a verlo al despacho para hablar de mis asuntos económicos.
— Bueno, me voy.
Luhan se puso la gabardina y se dirigió por el pasillo hacia la calle. Cuando se vio en la calle, respiró tranquilo, al menos eso pensaba.
Minseok le veía desde la ventana y sonreía malicioso. En ese instante, llegó JongDae por detrás y lo abrazó.
— ¿De qué te ríes?
— De Luhan.
— Pero, Minseok, es casi como tu hermano y está dolido con la situación.
— Tú conoces a YiFan, ¿verdad?
— Sí, pero no somos grandes amigos. Lo conozco de verlo en las oficinas con Chanyeol, sin embargo —añadió JongDae—, sé lo que hablan por ahí los que lo conocen bien. Es un mujeriego, es un tipo sarcástico y muy atractivo, según aseguran las mujeres.
— Pero Luhan está herido, JongDae.
— Ya se le pasará. ¿Comemos?
Y con la misma se dirigieron al comedor seguidos por un Sehun más calmado.