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The cat problem por Black kuro

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Notas del fanfic:

Este es mi primer fanfic que subo aquí :) 

Es romántico con toques de humor, espero que lo disfruren.

Notas del capitulo:

Hola soy nueva y espero que os guste este fanfic que lo llevo escribiendo desde hace poco.

Realmente me leí el manga Sex pistols y me pareció una buena idea hacerlo basado en Kuroko no basket, Betado por mi hermana una experta en fanfics (sin exagerar esta leyendo todo el día). 

Y sin más interrupción aquí el fanfic.

Kagami Taiga era uno de los principales herederos de la familia de tigres de América, no solo era rico hasta hartarse sino que a más era un muy buen partido, guapo con dinero, amble e inocente ¿qué más podría desear alguien?

Había viajado a Tokio desde América para encontrar una pareja ya que su familia había decidido que ya era hora de que Kagami aportase un heredero para que no se extinguiese el linaje de la familia de los tigres. Kagami recordaba que ese tema no le importaba mucho ya que en su opinión era aún demasiado joven solo con 24 años, ya encontraría algún día a su pareja. Pero como su familia tenía un pensamiento distinto le enviaron a Tokio (Japón) para ver si espabilaba y encontraba una esposa. Así que ahora un Kagami un tanto aburrido estaba fuera del aeropuerto esperando un taxi que lo llevaría a su apartamento, el taxi tardaba una eternidad en venir y cuando apareció por fin no se limitó a mantener una conversa con el taxista solo le indico a donde iba y se acabó, Kagami prefería vagar por sus pensamientos, el principal era ¿porque sus padres decidieron mandarle a Tokio precisamente y no cualquier parte del mundo? Taiga tenía el ligero presentimiento de que tenía que ver con aquel rumor que escucho a los sirvientes sobre de que en Japón se encontraban excelentes parejas para engendrar hijos. A Taiga no le importaba mucho si su pareja era un hombre o una mujer, solo quería que sus padres no le diesen más la brasa con ese tema, a decir verdad le habían permitido viajar a su antojo solo con dos condiciones: La primera y obvia encontrar una esposa fértil que le aportase un heredero al linaje de los Kamagi y la segunda que fuese de la familia de los felinos, según sus padres que tuviese un hijo de otra especia ensuciaría el linaje de los tigres Kagami los más importantes de América, aunque eso a Kagami le importaba bien poco él lo haría con quien quisiera como siempre había hecho.

Entre esos pensamientos llego a su apartamento total y absolutamente pagado por sus padres, consistía en el ático de un piso de lujo totalmente amueblado con muebles y cosas de lujo. Kagami entro e inspeccionó el piso y en la mesa encontró una nota con un montón de material que Kagami reconocía e hizo que se sonrojase, leyó la nota que decía:

“Taiga te hemos comprado y enviado todo lo prescindible para poder engendrar a tu pareja en el caso de que sea un hombre, más vale prevenir que curar, en el caso que sea una mujer los “juguetes” que están en la caja os resultaran bastante útiles. Taiga no olvides que te queremos y que encuentres una digna esposa que enorgullezca el apellido de los Kagami.

Con cariño tu madre”

-Mama….-dijo Taiga con una cara de espanto y tapándose la cara con la mano.

En la caja había muchos juguetes sexuales a más de todas las nuevas tecnologías para poder embarazar un hombre, Kagami decidió que mejor lo guardaría en un lugar seguro no podía arriesgarse de que su futura pareja se llevase la impresión de que solo le quería porque debía llevar su heredero.

En ese instante sonó su teléfono móvil rojo cosa que hizo que se sobresaltase, lo abrió y pudo leer en la pantalla el nombre de su mejor amigo Himuro Tatsuya y pulso el botón verde esperando oír la voz de su mejor amigo.

-Ey! Taiga ¿ya te has instalado? ¿Y cómo ha ido el viaje?- le interrogo su mejor amigo.

Himuro Tastsuya era y aún es el mejor amigo de Kagami, eran amigos desde pequeños y a pesar de que la familia de Kagami no le hacía gracia de que su mejor amigo fuese una serpiente en vez de un felino eso no puedo evitar que acabasen siendo mejores amigos, desde siempre se lo contaban todo, a decir verdad Tatsuya fue al primero que Taiga le conto sobre su viaje por orden de su familia. Kagami recordaba lo mal que le parecía a su mejor amigo que se fuese tan lejos para encontrar una pareja pero no se podía hacer nada lo que le resultaba frustrante. Kagami y Himuro sabían que Tatsuya no podía acompañar a Kagami de momento en su viaje ya que Himuro no era tan rico como Taiga y que para que Himuro pudiese reunir ese dinero tendría que pasar algún tiempo trabajando pero se prometieron estar en contacto. 

-Acababa de llegar cuando me ha sorprendido tu llamada sorpresa-respondió un Kagami un poco enfadado por haberle sorprendido- Pero el viaje ha ido bien sin complicaciones.

-Sigo pensando lo injusto que es que te hayas ido a la otra punta para buscar pareja, justo cuando las familias como la tuya pagan a alguien para tener un heredero- cambio de tema un Tatsuya un tanto enojado con los padres de Taiga.

-Eso demuestra que soy un afortunado-respondió Kagami esbozando una sonrisa que de seguro su mejor amigo no podía ver pero si imaginar.

-O un mimado-dijo su amigo en tono de broma queriendo picar a su mejor amigo.

-Oye! Que aquí yo soy una víctima también, obligado a ser padre tan joven-se defendió Kagami apoyando el brazo derecho en la mesa que había en el salón.

-Me sorprende el orden de tus prioridades…- soltó un suspiró su mejor amigo- A ver si acabas pronto lo que has ido hacer allí y vuelves antes de que yo pueda pagarme el billete de avión.

Taiga no dijo nada sabiendo que a él no le bastaba cualquier persona sino que en ese tema tenía que ser “esa” persona, para tener sexo casual cualquiera le servía a más que ya lo había hecho con un centenar de mujeres por puro capricho de niño rico pero en el tema del amor tenía que ser esa persona que le hiciese temblar, ya que al fin al cabo pasaría toda su vida con esa persona y prefería pasarla enamorado que de mal humor.

-Bueno voy a colgar antes de la cena quiero conocer un poco el barrio-se despidió Taiga queriendo acabar con esa llamada que le estaría costando un dineral a su amigo.

-De acuerdo, Adiós, te llamaré mañana o llámame tú- se despidió su mejor amigo también.

Kagami apretó al botón rojo y se guardó el móvil en el bolsillo trasero del pantalón, examino su ropa una camiseta blanca con el dibujo de un tigre que ponía encima “African beauty” con unas letras grandes y naranja, su cadena de plata de la cual tenía colgando un anillo, unos pantalones azules largos y unas bambas de color blanco y pensó que estaría bien con ese atuendo casual y nada formal. Aunque Kagami fuese de familia rica no le gustaban eso trajes tan formales y ajustados, a más seguro que así vestido asustaría a su pareja.

Estaban a principios de verano por lo que el viaje no había sido un problema en sus estudios, lo cual era un alivio, aunque para Kagami no era un problema en el caso de que al finalizar el verano Taiga no hubiese encontrado una pareja pensaba empezar allí la Universidad, hasta encontrar la o incluso vivir allí de por vida ese aspecto no le preocupaba mucho.

Kagami salió del apartamento que era su ático y devolvía el saludo a los vecinos que le saludaban pero nunca llegaba a entablar una conversación, no le interesaba para él era una pérdida de tiempo hablar con alguien que a lo mejor no volvía a ver. Estuvo un buen rato caminando sin rumbo fijo, su apartamento estaba en el centro, en plena ciudad así que estaba reconociendo el terreno que sería su nuevo hogar durante los próximos meses cuando lo olio. Estaba parado delante de un parque viendo el paisaje y a los niños jugando cuando de repente le llego un aroma increíble, olía muy bien era un aroma cálido y atrayente. Sin pensarse lo dos veces Taiga lo siguió no podía dejarlo escapar, se metió por unas callejuelas cercanas al parque que apestaban a peligro, corrió girando en varias direcciones hasta que llego al olor que tanto ansiaba pero la escena que vio le dejo sin palabras y sorprendido. Un hombre estaba abrazando y metiendo mano a un chico bajito y de pelo azul celeste en contra de su voluntad.

-Vamos no te hagas de rogar pequeño- dijo aquel hombre metiendo la mano por debajo de los pantalones del chico de pelo azul.

-¡Suéltame! ¡Déjame en paz! ¡No me toques!- gritaba el chico de pelo azul celeste retorciéndose e intentando librarse de ese mono.

Entonces las miradas de aquel joven de cabellos azul celeste y de Kagami se encontraron y Kagami vio en el chico la expresión de terror y a la vez más hermosa que había visto. Entonces no pudo contener su instinto se convirtió en el tigre que era y saco a ese hombre de encima de ese chico, el hombre al principio se confundió y enojo pero al ver a ese tigre no pudo más que salir corriendo de puro terror. Kagami entonces reparo en el chico que aún temblaba por lo que le había pasado y volvió a su apariencia humana.

-¿Estas bien?-pregunto Kagami al joven tembloroso-¿Te hizo algo?-.

-Sí, creo no me ha hecho nada- respondió el joven llenándose de aire los pulmones-Muchas gracias-.

Entonces a Kagami le volvió a llegar ese aroma, ese aroma tan agradable y venía de ese chico, era tan atrayente que no pensó lo que hizo a continuación, abrazo al joven de cabellos celestes y ojos azules, muy fuerte, con la mano derecha le aparto la cabeza a un lado y le chupo el cuello haciendo que el bajito soltase un chillido que parecía un gemido, Kagami aun abrazando al de ojos tan celestes como lo era su pelo sonrió la verdad es que estaba empezando a sentirse bien por lo que continuo lamiendo y en un momento le dio por morder el lóbulo de la oreja del más bajito de los dos. Eso hizo que el chico de ojos celeste abriese sus ojos como platos y con esfuerzo se apartase de Kagami. El chico de pelo azul celeste tenía orejas y una cola de gato del mismo color de su pelo, se veía adorable con ese aspecto y con los ojos un poco húmedos.

-¿Qué crees que estás haciendo?-pregunto el joven muy enfadado y medio jadeando por lo que el de pelo rojo le había acabado de hacer.

Kagami cayó en la cuenta de lo que había hecho, por mucho que aquel aroma lo atrajese e hiciese que tuviese ganas de tener sexo con esa persona eso no era excusa para forzarle en contra de su voluntad…espera ¿en contra de su voluntad? Aquel chico de ojos celestes aunque fuese poco se había sentido afectado por el aroma de Kagami esas orejas y cola lo demostraban y a más había medio gemido cuando Kagami le chupo su precioso cuello, vaya que querría volver a lamerlo.

-Lo siento…yo…no pretendía….-intentaba disculparse Kagami no es que no supiese suficiente japonés (que por cierto no sabía mucho) sino que tampoco sabía que decir para disculparse- Tu aroma….no puede controlarme-. 

-Se nota que tu autocontrol brilla por su ausencia- respondió el chico con todo el vello de las orejas y la cola erizado.

-De verdad lo lamento deja que te compense-intento disculparse así el de pelo rojo-

-No hace falta-respondió el de pelo celeste aún cabreado-

-Y si vuelve a atacarte otro hombre?-pregunto Taiga preocupado y muy culpable a más de que no podía dejar al joven solo, odiaba tan solo imaginar la imagen de ver como otro hombre lo devoraba.

-¿Cómo tú? No gracias estaré mejor solo-respondió el joven de cabellos celestes intentando herir (su orgullo) al tigre para que lo dejase en paz.

-Pero si hace nada te acaban de atacar, venga deja que te acompañe solo hasta una tienda de batidos y si entonces no disfrutas de mi compañía lo aceptare y te dejare estar solo-

El bajito lo medito un poco, no se fiaba de ese hombre que tenía problemas de autocontrol aunque oliese de una manera tan agradable que por un segundo estuvo a punto de perder la cabeza con su olor y le había obligado a sacar sus orejas y cola, pero…. él amaba los batidos y ese chico le había ofrecido la oferta de invitarle a uno no podía confiar en él pero….el batido….

-Acepto tu oferta pero si intentas tocarme saldré corriendo sin miramientos- le advirtió el joven de colores celestes.

-Por supuesto- dijo Kagami con una amplia sonrisa después de todo pasaría algún tiempo con ese chico que olía tan bien-Por cierto me llamo Taiga. Kagami Taiga un placer-.

-Kuroko Tetsuya-respondió el de ojos celestes mirando al Taiga de reojo con gesto serio.


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