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Atrapado en mis pecados... por William Michaelis

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Notas del capitulo:

#VendoPescado

Tenían como plazo un mes para coleccionar esa alma, era la última semana de este, en la que se decidieron a hacerlo al fin. Se habían conseguido un "departamento" propio en aquel frío reino. No era propio de William compartir su vida con alguien más... Pero esos dos enamorados. Le hacían recordar en demasía a sus hermanos, cuando eran lo suficientemente jóvenes (o idiotas como solía llamarlo).

Recorrían algo apresurados el trayecto hacía la casa de su objetivo, conversando sobre el mismo tema. Que expertos se podían considerar ya...  

¿Porque todo sucedía con EL y su vida?

Se hallaba enfrente de una elegante mansión, la de su hermano, Claude dormía plácidamente junto con Ciel, le abrazaba de manera protectora.

William, Erick y Alan estaban al pie de la cama invisibles para estos dos mortales.

 

-¿Podemos cancelar este contrato?

 

-William, incluso si ellos dos fueron allegados a ti...

 

-Lo sé... "No traigas tus emociones al trabajo..."

 

-El niño es puro... William... Edúcalo como tuyo...

 

-No puedo Alan, ¿que dirán los superiores?

 

-Un dios de la muerte puro... es mejor que uno hibrido...-William había golpeado la cabeza de Erick.

 

-Tienes a uno presente Slingby...

 

-Lo siento...

 

-Ah ya casi es hora...-William miro al menor retorcerse entre las sabanas despertando al mayor.

 

-Ciel... ¿qué te ocurre?

 

-Me duele el vientre...-Claude había tomado las gafas de la mesa de noche y marco el dial del doctor desde su celular.

Ciel gemía de dolor, los tres jóvenes dioses miraban la escena.

William se había abrazado las rodillas.

 

-Lamento no poder hacer nada...-Suspiro, el chiquillo nacía, eso estaba claro, pero los tres se sentían las personas más miserables del universo, o de ambos mundos. Se les había impuesto ese caso para que no sintieran nada en su carrera como recolectores de almas. ¿Qué tan maldito podrías ser para despojar de su vida a alguien, que no ha conocido si quiera los horrores de este mundo? ¿Que no ha respirado siquiera?

 

-William...-Había llamado Erick al ver como el doctor le asistía. ¿Podría acaso cambiar el transcurso de aquella muerte?

 

-Es tiempo....Somos dioses de la muerte, nosotros trabajamos sin sentimientos o remordimiento alguno, no nos importa lo que signifique un humano o siquiera una muerte misma...-Se había ajustado las gafas y tomado su guadaña para rasgar aquel pequeño pecho del infante. ¿Porque había reaccionado así?, cuando una vida de otro dios significaba mas...

 

"Eres muy lindo... Y lamento desterrarte de tu familia... pero es mi trabajo y quiero que seas mi hijo..." Había tomado al chiquillo en manos y suspirado al sentirle tan frágil. Miraba como aquel pequeño cuerpo quedaba sin vida en el mundo humano, mas en sus brazos le sonreía un poco.

 

-¿Le dirás algo de esto a tu prometido Spears? -Los tres escucharon el grito de dolor de Ciel. Humanos, pobres de ellos....

 

-No pero los superiores... me lo reprocharan y dirán lo que sea... puede no sea mi sangre... pero me hare cargo de él... si es un dios de la muerte... Al final... yo ya estoy suficientemente viejo...-Vio como el bebé se aferraba de su ropa, William se quito el saco arropándolo en este, quedando informal en su blanquecina camisa.

Los tres caminaban hacía las oficinas del despacho, William no paraba de mirar al hermoso niño en sus brazos.

 

-¿Spears, has pensado en cómo llamarle?

 

-No me quiero encariñar con el bebé... Tengo que ser aprendido por los supervisores...-Los tres suspiraron al estar enfrente de la oficina de los jefes. William cubrió al infante con su saco y entraron a la oficina...

 

-Felicidades, son los primeros dioses en entrar aquí...-La pareja le dio el archivo sobre la muerte. Habían hecho una mueca de desagrado al sentir el roce de la fría mano.-Por lo que veo... son buenos dioses, sin embargo... Han traído un nuevo miembro...

 

-Señor... El dios que cargo en mis brazos no es más que un simple niño, que he pensado podría crecer bajo mi tutela...

 

-¿Tu como padre?-Se había mofado aquel ángel de la muerte, para después fruncir el seño.

 

-No me molestaría en verdad... Lo educare bien... a menos que usted requiera yo lo mate...-El adulto de ellos le había mirado con impresión.-Lo haré sin dudar...-Suspiro y tomo su guadaña alzándola justo a con la cabeza del infante.

 

-¡Spears! -había vociferado el mayor deteniendo su acción.-Esta bien, puedes educarlo como tu hijo. Pero si este comete un delito inmediatamente correrá por tu cabeza...

 

-No importa lo que tenga que hacer para criarle...-Suspiro y dio una reverencia, mirando al hombre de pies a cabeza.

 

-Ahora felicidades, son dioses de la muerte  de elite...-El jefe les entrego sus guadañas, habían hecho un boceto días antes y lo habían entregado a este, el de William era el más elaborado. Un distinguido palo de poda, con unas tijeras sumamente afiladas, extendiéndose a su gusto.

La pareja de dioses miraba a William indiferente a su nueva adquisición, así mismo descubrió al pequeño viéndole con hambre, entonces frunció el seño, había pasado al menos una hora desde que le despojo de su padre... ¿o madre? Era obvio que el chiquillo tendría hambre...

 

-¿Como le llamarás, William? -Aquellos dos les seguían detrás.-Entonces había pensado en un nombre, que para él era su perdición, ¿que tenía de malo... llamar a su "hijo" como su "difunto" hermano?

 

-Tal vez... Sebastian...-Entonces había mirado al chiquillo, tenía poco cabello (casi nulo) sin embargo, se observaba de color obscuro. El color de aquellos ojos era un color miel, que estaba seguro cambiaría más tarde como a los de su verdadero padre.

 

-¿Sebastian?

 

-Es un nombre fuerte, así mismo característico de alguien hermoso...

 

-Ya veo... -William cernió al infante  contra su pecho al notar la lluvia que se situaba encima.- ¿Como lo alimentarás? -Caminaban rápidamente hacía el apartamento dentro de este William suspiro al ver a su hijo dormido. Tal vez le llamase Alexander, pero prefería que para todos fuera "Sebastian". Era renacer una parte de su OBSESIÓN por su querido hermano menor.

 

-¿Qué? ¿Acaso no saben cómo se alimenta un bebé...?- Había enarcado una ceja en distinguida burla hacía aquellos dos amantes que entretenían al pequeño que yacía recostado en la mesa del comedor, aún cubierto por el saco del mensajero.

William se notaba estaba cocinando algo, que la verdad no tenia mal olor.

 

-¿Qué haces Spears?

 

-Siendo el hermano mayor de mi familia, tuve que aprender a cocinar, y algunos otros deberes... Me temo, que lo que hago ahora es solo firmar aburridos papeles, recolectar almas, y cuidar de mi adorado hijo... -Había creado algo con su aliento en la palma de su mano. Los otros dos sabían que con aquello mismo, Spears poseía por ser un demonio. Poseía todas las cualidades. Aquella de crear cosas era simplemente la base...

Ambos escucharon el quebrar de algo y entonces lo vieron. Spears tenía cierta cualidad, que lo hacía el hombre perfecto. Tomo al infante delicadamente sentándose en la silla de cabecera, entonces dándole de beber una leche más pura. Que la de los mortales.

 

-¿Qué es eso?

 

-Una formula, que mi padre y madre solían dar a mis alacranes que tengo por hermanos... -Había ajustado sus gafas viendo al chiquillo degustar su primera comida en todo el mundo. -Era para hacerles una especie de soldado... o supe-soldado... Cosa que yo obtuve a base de entrenamiento, yo la he hecho porque... es simple leche materna, cosa que beneficiara al pequeño cuervo en mis manos...

 

-¿Cuervo?

 

-Muchas preguntas... ¿acaso no tienen papeleo? - Los dos recolectores miraron enojo en su mirada y se retiraron a "hacer su papeleo".-Asi que Alexander... ¿tu papi es Sebastian? Pues a decir  verdad, eres un ejemplo viviente de él... Solo que ahora no se cómo explicar... él porque estás conmigo...

Mientras el mensajero estaba disfrutando un poco de su vida de soltería, en el mundo humano Ciel lloraba inmensamente en el pecho de Claude. Que mal la había pasado. La verdad había perdido a su querido bebé, Claude se sentía fatal, había jurado proteger a Ciel, más no pudo hacer nada cuando vio a Phantomhive romper en llanto...

 

-Siento mucho que esto pasara, lo siento mucho cariño...-Acariciaba su cabellera a manera de tranquilizarlo. La funeraria misma se había encargado del cuerpo material del chiquillo, Ciel no dejaba de llorar en su cama, jamás se mostraría mal, pero perder dos vidas, era suficiente, como para ya no desear traer otra a sufrir...

 

-¿D-De que sirven los lamentos?

 

-Para permitirme compartir tú pena, amor... lamento que esto haya sucedido así...

 

-Los lamentos que hoy diga, no podrán traer a mi amado niño de vuelta...-Claude suspiro viendo como lloraba hasta caer dormido en sus brazos, maldito destino, que hoy le acontecía esa desgracia...

Caminaba como un muerto, no muerto, más bien un ser sin alma alguna, pensaba que aunque ese chiquillo no fuera suyo, le querría y amaría como hacía con su adorado padre...

Caminaba de nueva cuenta a la mansión del jefe de estado, debía arreglar algunos asuntos con este, asuntos que en verdad eran importantes...

Vio a Sebastian en su oficina rellenando algunos papeles viéndose lo más sensual y masculino...

 

-¿Y Spears?

 

-Ha salido de negocios al parecer... ¿Qué tan difícil puede ser Jefe de Estado? Solo tiene muchos estados de cuenta, cartas y basura de otros países en su escritorio...

 

-Ya veo...

 

-¿Por qué no contestabas mis llamadas?

 

-Sebastian yo...

 

-Si estás con mi marido, no puedo hacer nada más que desearte mucha suerte y que la reina haga su voluntad a con ustedes.

 

-La última vez casi matas a Trancy...

 

-Esa vez era aún muy idiota y muy joven Faustus... Se lo mal esposo que soy, y que estaría complacido... tu tomaras mi lugar... a su lado... confórtalo y...

 

-Perdió a su bebé...-Sebastian se quedo frío al medio de su frase.

 

-No puede...-Sebastian se reclino en la silla sintiéndose mal.- ¿Es cierto?

 

-Mañana le enterraran en el cementerio, junto a papá... Aunque dudo mucho, Ciel asista...

 

-Tal vez, tu hubieras sido el indicado para casarte con el...

 

-¿Sebastian...?

 

-Si mi amado requiere mi divorcio por casarse contigo... que así sea... no importa, ha sufrido demasiado conmigo, ya más daño, no puedo hacerle...

 

DOS AÑOS DESPUÉS (2013):

A la mañana siguiente en aquel mundo etéreo, William despertaba con una resaca por no dormir. Era raro ver niños en el mundo de los dioses, pero aquellas parejas formadas, puramente, por secretarias y recolectores, se daban la oportunidad de tener un crio que después sería como su madre o padre, era una vida monótona en verdad....

Despertaba e inmediatamente coloco aquellas nuevas gafas sobre su rostro, buscando a su hijo. Estaba dormido, y ahora lo apreciaba bien, aquel niño era sumamente tierno.

Aquel cabello azabache caía sobre su frente, infantil, sin duda alguna pero era bastante, tierno, para ser considerado (quizás) humano.

Spears se levanto, la noche anterior recordaba había sido una "tormenta eléctrica" y los rayos habían asustado al pequeño, que ahora yacía dormido en su cama. Hacía menos de un año que se había convertido en el jefe del despacho de la sociedad. Era sumamente cruel y frió con los demás dioses, la verdad las únicas dos personas, que podían verlo "feliz" era su amado esposo e hijo.

Consecutivamente asistía al reino humano. Ya fuese para cumplir un capricho del menor, o por visitar a Knox, que actualmente esperaban un hijo propio.

Spears le había mencionado que el niño que él tenía, lo había encontrado en un viaje de negocios, abandonado en una caja, con una simple sabana vieja cubriéndole. Mas él se había decidido a hacerse cargo. No quería que fuera una carga para el rubio.

Ahora mismo se vestía para ir a trabajar, probablemente se le hubiera acabado la paciencia al mirar como el menor le rezongaba, pero ya lo había experimentado, lo mismo con soportar alguno que otro llanto incesante.

Era viernes, el menor aún tenía que asistir a la guardería, Spears le cumpliría un capricho si lo hacía, y era ir al reino humano...

 

-Sebastian... Levántate... Ahora...-Había susurrado escalofriantemente a su oído, entonces el menor se levanto y le arrojo una almohada a la cara. Había escogido un nombre excelente, sin duda tenía la reencarnación de su hermanito  menor por hijo.-No iremos al reino humano entonces. - William se dirigía fuera de la habitación cuando el menor le abrazo ambas piernas, suspiro para después cargarlo.

 

-Quiero ir al colegio...

 

-Eres a un muy joven... por eso tienes que ir a guardería...

 

-Tengo dos...

 

-¿Dos qué?

 

-Dos años...

 

-Bueno Señor grande... cuando cumpla seis entonces podrá asistir a primer año de colegio...

 

-¡Es mucho tiempo papá!- William había esbozado una ligera mueca de "felicidad" al oírle.

 

- Pero si asistes a la guardería todos los días, y eres inteligente... podrás entrar a edad más temprana al colegio....-El niño se abrazo de su cuello y William suspiro, lo deposito en la cama cambiando su ropa por el uniforme de la guardería. Por obviedad la guardería aquella era de la alta sociedad, siendo situada en el reino humano y en la zona de más alto prestigio. Salía para dejar a su hijo en la guardería y entonces le vio. ¿Acaso no lo podía dejar solo por un momento? Suponía Ronald había mencionado algo acerca de su hijo hacía aquellos dos idiotas.

Entrego al infante que obediente se iba al aula, y camino tratando de ignorar al dúo de pelinegros caminando detrás de él. Como si no hubiera dado cuenta de ello.

 

-Dos asquerosas alimañas como ustedes dos, no deberían de estar persiguiendo a un dios de la muerte...-Sabía lo que sus dos hermanos eran, y que lo atribuía desde que nacieron. Algunos secretos ocultaban, uno de ellos, el demonio de su padre, que nunca les menciono lo que era.

 

-Lo sabemos, sin embargo... estas en desventaja...

 

-Para tu mala fortuna Sebastian, no lo estoy... soy mayor y mucho más fuerte que ustedes dos... alimañas y desperdicios de aire....-Golpeo en el abdomen rápidamente a ambos pateándolos al callejón.- ¿Que quieren ahora? Antes de que les corte la yugular...

 

-Pues no sabía que tuvieras un hijo, y que así mismo... lo estuvieses llevando a una guardería humana...

 

-Por mi lo llevaría en mi mundo para no verte nunca tu horrible rostro...

 

-¿Te resultamos tan patéticos? -Claude había mencionado levantándose con un ligero hilo de saliva escurriendo de su labio... -¿O es acaso que los dioses no tienen necesidades primordiales? -Corría dos dedos a manera tentadora en su cuello y pecho.

 

-¡Aléjate! Maldita alimaña... yo no contengo lujuria como ustedes dos. Si me disculpan se me hace tarde para mi trabajo...-Se marchaba, ese roce le había dado escalofríos. Un animal rastrero le había tocado... qué asco... Volvió al reino de los dioses asqueado de aquel roce, caminando al despacho sabía por demás que ese será un día difícil.

 

-¿Tienes lo que necesitamos Claude?

 

-¿Su esencia?

 

-Ustedes dos no mataran a nadie, par de idiotas...

 

-¿Lazzarus? -Lazzarus es el demonio que le concedió el segundo contrato a William, en sí su mentor infernal.

 

-Ese hombre les aniquilara en un instante... En su segunda recolección aniquilo a cinco demonios con solo su guadaña y sus simples puños... ustedes dos serían una pequeña piedra en su camino. Y cuidado si tocan a su hijo... o esposo...

 

-¿Y tu como lo conoces?

 

-Porque yo le proporcione su segunda alma... Su segunda vida... El es mitad demonio mitad.... dios de la muerte... No dudara en asesinarles...-Lazzarus dio un salto  y desapareció mas los dos hermanos se miraron mutuamente.

 

 

-Claude... pienso... que tu no deberías de estar metido en esto... tú tienes que cuidar de Phantomhive...

 

-¿Quién eres tú para darme ordenes?

 

-Te lo digo como un amigo... A no ser... que quieras que Phantomhive termine a mi lado de nuevo...

 

-No metas a la gente amada de otros en esto...

 

-¿Y qué? No tienes la capacidad para asesinarme si quiera Claude...-Faustus apretó los puños mirando hacia abajo, cansado de ser el títere de Sebastian.

 

-¡Cállate por un jodido momento! He sido mejor hombre de lo que tú has sido Sebastian, he cuidado de mi prometido como tú nunca hiciste,  jamás le he sido infiel dentro de nuestro matrimonio, y jamás le lastimaría como tú lo hiciste....-Había golpeado su rostro fríamente dejando la marca de los nudillos. Sebastian le dio una bofetada con las uñas largas y enarco una ceja, al ver las ligeras gotas de sangre en el suelo.

 

-Yo te ofrecí ser un demonio Claude, y por mi puedes dejar de serlo....-Había tomado su barbilla para que lo mirara directamente, con aquellas uñas negras y largas.

 

-No tienes idea cuanto te odio....

 

-El sentimiento es mutuo querido... -Sebastian le dio un rodillazo en la barbilla haciendo que retrocediera lejos, con la nariz sangrante.

 

-Que bueno... así podre decirle a mi querido Ciel, porque lo dejaste....

 

-¡Ni lo pienses! -Claude empezó a correr por los tejados dejando atrás a Sebastian, dispuesto a decirle a Ciel la infidelidad de Sebastian con William.

Sebastian lo había comenzado a perseguir  a manera de alcanzarle. Tomo la fiel espada de su cinturón y tenía a Claude en el suelo respirando con dificultad por el dolor, le había atravesado con la espada. Directo al corazón.

 

-¡Sebastian Michaelis!- Llamo William y de inmediato le pateo de encima de Claude, recargándolo en su hombro.- ¿Te has vuelto loco, maldito desgraciado? -Sentó a Claude en el escritorio y suspiro.

 

-Spears... No te incuben mis asuntos...

 

-Me incumben como tu jefe y hermano ¡maldito psicópata...! -Había tirado de los cabellos de este haciéndole gemir de dolor. -No importa lo que tengas que hacer, incluso dar tu miserable vida... vas a salvar a tu hermano... O en verdad... te asesinare...

 

-¡No tienes la valentía para hacerlo William! -había fruncido el seño resistiendo la fuerza aplicada a su cabello.

 

-¿Eso crees? -William suspiro tomando el abre cartas de su escritorio.- Repítelo... y entonces veremos Sebastian...

 

-Eres un maldito cobarde Spears...

 

-No soy de tu calaña...-apuñalo directamente en el corazón al demonio de rojizos orbes, sabiendo eso no le provocaría daño alguno.- Y jamás lo seré...-Arrojo a Sebastian al suelo y levanto a Claude que veía ya podía respirar.

 

-Gracias...

 

-No me las des.... Son asquerosas viniendo de tu boca...-William frunció el seño y miro a la calle un auto negro. Viendo a Ronald y a Alexander caminar.

No eran más de las tres de la tarde.... Era justo que el menor saliera del pre-escolar...

 

-Spears... ¿qué tan malo sería que yo chasqueara mis dedos?

 

-Te mataría si lo hicieras... -Frunció el seño y golpeo la nuca de este furioso.

 

-No te atrevas a hacerle a algo a mi familia... porque no dudare en correr a aniquilarte como mi primera opción...-Le azoto contra la pared y escucho el ligero gemido de este. -Ambos lárguense de aquí... suficiente tengo con su asquerosa peste que emanan para soportarlos en persona... -Claude le palmeo el hombro y se dirigió fuera, su mejilla aun sangraba por el golpe de Sebastian. Sebastian le miro con odio y pateo a este fuera de la ventana posicionándose sobre el ya en el suelo.

 

-No tengo nada que perder Spears... Si tanto deseas matarme... ¿porque... no lo haces ahora?

 

-Eres un ingrato... Te salve la vida ¡Sebastian!

 

-Debes estar loco...

 

-Yo salve tu miserable vida para que siguieras respirando en este mundo... Me convertí en dios de la muerte para que tu maldita alimaña siguieras con vida...

 

-¿Que tan malo es eso?

 

-No tiene nada malo, para ti por otra parte me pagas como si fuera una basura... Me pagas por haberte salvado de consumir tu muerte... Te suicidaste animal... Te suicidaste por mi culpa...

 

-Eso es imposible... Yo jamás tendría una especie de sentimiento por un...

 

-Éramos hermanos... Y tu como un idiota te enamoraste de tu hermano mayor... te suicidaste... y aun así... hice esto por ti...-Tenía la mirada irritada y finalmente lo empujo levantándose del suelo.-Estabas mejor muerto...- Camino  hacia la entrada de su hogar frunciendo el seño al sentir dolor en la espalda, por obviedad del haber caído del segundo piso de la mansión.

Sebastian no hizo amago por moverse, miraba arrepentido hacía el suelo, entonces... su vida se la debía a William... ¡Qué infortunio! Saber que un dios de la muerte le salvo la vida... Saber que... su hermano... había dado su vida por el...

 

-¡William! -había corrido hacía el tumbándolo al suelo. 

 

-Lárgate de mi vida Sebastian... Nunca más quiero verte, cerca o si quiera ver tu rostro...

 

-No me importa... -Tomo el rostro de Spears entre sus manos y lo beso delicadamente.-Te amo... Como no tienes idea...-William lo empujo quitándolo de encima y limpiando sus labios con la manga de la camisa.

 

-No deberías de jugar con los sentimientos de la gente...Y si vas a decir una palabra con tal sentir como esa... piénsalo dos veces...-Frunció el seño al fin lastimando a Michaelis y adentrándose en la residencia.

Claude que ahora yacía escondido detrás de un árbol de ciprés sonreía con cierta sorna.

 

-¿Has quedado satisfecho Sebastian?

 

-No menciones nada...

 

-Serás la burla de los demonios al darse cuenta... que te has enamorado de una alimaña tan pura como lo es Spears... -Se mofo en su cara ajustando sus lentes.

 

-¿Y qué? Tú estás enamorado de un humano... un rep...-Frunció el seño y calló al fin reprimiéndose de decir algo en contra de su ex-pareja. Claude miro la mansión por última vez y sonrió, ahora que Sebastian había hecho su declaración... estaba claro quién sería su nuevo oponente...

Oh si... El amado rubio de William...

¿Qué tan malo podría ser... jugar a secuestrador? y ¿qué estaría dispuesto a hacer para estar con el dios de la muerte?

 

Al día siguiente en el mundo humano habiendo llegado a la tarde, la pareja de mortal y ángel de la muerte caminaban por la tranquila paz de un parque. Mientras dos demonios observaban a una distancia muy larga, incluso para que el jefe de la sociedad de dioses distinguiera su esencia.

William se hallaba distraído pese a lo ocurrido el día anterior, pero aun prestando suficiente atención a una anécdota que Knox le contaba.

 

-Celoso...-Claude había molestado a Sebastian pese a sus pensamientos.

 

-Claro que no...

 

-Lo deseas Sebastian...

 

-Lárgate...-Había dicho irritado, mientras veía al demonio de ojos ambarinos irse con una ligera risa de triunfo. Dejando al celoso demonio ahí.

Claude se motivaba al ir  a con Ciel, técnicamente toda la vida del pelinegro durante dos años se tornaba en la atención dirigida al chico de dieciocho años...

El chico le había recibido con un beso en la mejilla, dos años fueron los suficientes para reconfortar al menor de aquella muerte de su segundo hijo. Claude le sonrió acariciando su vientre y después cargando a  menor que aprisionaba sus piernas, saludándole por igual.

Era verdad, tenía un hermoso niño con Ciel, era feliz sin duda, su familia era feliz. Claude había podido reparar tanto daño que aquel lujurioso demonio había hecho. Abrazo fuertemente a Ciel mandando a su hijo a que siguiera con sus tareas habituales.

Entonces ambos esposos se unieron en un pasional beso. Claude había tomado a Ciel por la barbilla intensificando este beso, acariciando levemente su espalda.

 

-¿Sabes cuánto he anhelado por tenerte? -Le sonrió sobre sus labios y después lo abrazo de manera protectora.

 

-Serías un incompetente esposo si no lo hicieras...-Ciel lo dejo de abrazar y suspiro dirigiéndose de nueva cuenta a su lectura en la inmensa biblioteca de la mansión.

Se amaban mutuamente, y más por tener aquel crío suyo. ¿Que mas podía pedir? Tenía un ferviente y "sensual" esposo, mas una vida completa. Mas el amor incondicional que este le proporcionaba...

Claude recibió una llamada de su molesto hermano menor, ahora congeniaba un poco más con William, lo sabía, Sebastian ya era irritante para ellos dos.

 

-¿Que quieres ahora? -Había fruncido el seño molesto. Mas un leve susurro escapo de la a otra línea. -¿Sebastian? -Escucho un sonoro grito de dolor, forzándose así mismo a alejar el auricular de su oído, seguido de un leve lloriqueo.

 

-Doce de la noche... Garden Hill... Cincuenta mil Euros...

La llamada dio su fin y Claude frunció el seño, nada de esto incumbía a William, pero era su obligación decirle como antiguo familiar y por ley...

 

-¡Qué carajo te refieres! ¿Mi hermano menor siendo torturado? -William azoto ambas manos encima del escritorio y marco este con unas distinguidas uñas que tornasen negras instantáneamente.

 

-William... Sebastian es ya sido una carga para nosotros dos desde su nacimiento... pero...

 

-Que se cuide solo... ese idiota acabaría en problemas y yo se lo advertí...

 

-William... el aún te gusta...

 

-No me gusta... yo le di una oportunidad y este la desperdicio.... No seré el perro de dos dueños... Sebastian es un demonio, y como tal a de cuidarse solo... Esa alimaña no me importa...

 

-Si alguna vez lo amaste Spears... al menos... algo de dolor deberías sentir... y si no... ¿Que son para ti cincuenta mil euros?

 

-No me estafes con un viejo amor...-William le tendió su billetera algo herido por sus palabras.-Procura mantener a Sebastian lejos  de mi... es suficiente salvarle dos veces...

 

-Es curioso... ver como una criatura tan pura... puede caer en bajos instintos con el simple roce de un felino... -Claude se mofo y se retiro dejando con duda al mayor.

 

-Será... ¿que yo le sigo amando? -Recargo su frente en la mesa de su escritorio y dichoso aquel cuervo que toco su ventana. Se había convertido en su preferido mensajero desde hace unos días atrás.

 

"Recolección: Doce de la noche Garden Hills, Michaelis Sebastian, Sutcliff Grell. Se solicita al jefe del despacho atienda este llamado junto con sus subordinados..."

Y como un chasquido el mundo se torno negro haciéndole caer...   

 


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