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Atrapado en mis pecados... por William Michaelis

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William vio a su hermano desaparecer junto con la ambulancia. Pensaba en que tal vez si Sebastian moría, tendría en una carga menos en su poder. Solo faltaría... Que Claude dejase de existir. El serio hombre ajusto sus lentes.

Tal vez, el fuese un maldito sin ética moral, pero no podía evitar pensar en la muerte de su hermano. A pesar de todo, le apreciaba como un hermano a otro. No podía verlo en ese estado. A parte... le había salvado la vida.

Escucho la voz de lo lejos, realizando había llegado a casa, la siniestra voz le saco de sus cabales, estaba indefenso a simple vista.

 

-¿No es suficiente haber mandado a Michaelis al hospital? ahora, que te hace pensar... que si quiera, te querré como pareja...- El peligris le sonrió con lasciva.

 

-Es que... tengo que utilizarte...-William miro una espada yendo de lleno contra sus lentes, esquivo el golpeé por mas suerte que reflejos, le había tomado desprevenido.

 

-Haré que te manden a una cárcel, por doble intento de homicidio...-Spears contuvo la espada entre sus manos rompiendo la hoja en el agarre. Vio a Crevan subir las escaleras, y de inmediato le persiguió, Adrian se defendió a puño cerrado de un golpe, haciendo que William, perdiese sus gafas.

 

-No puedo ver sin las gafas...-Miro algo borroso tratando de encontrarlas, tanteando al suelo con ambas manos. Sintió el frio toque estas e inmediatamente las coloco sobre sí mismo. Temía que Adrian hubiese escapado. Pero no importaba, porque podría darle búsqueda nacional. Al fin y al cabo, Crevan no saldría de su país por ningún motivo.

Sintió como era arrojado contra la pared, las gafas lo habían vuelto débil por unos segundos. Adrian tomo la barbilla de su contrario con las uñas del dedo indicé y pulgar. William jadeo levemente de dolor, frunció el seño viendo una gota de sangre en el adversario. Pateo como pudo a Crevan golpeando su mentón próximo golpeo sus genitales dejándole en el suelo en agonía...

 

-Crevan... Me molesta demasiado que la gente trate de ocuparme... para ascender su poder...-William suspiro  y tomo a Crevan llevándole a su oficina arrastrándolo. Lo esposo dentro de su oficina y tomo asiento detrás del escritorio.

 

- ¿Sabes que aún te amo...?

 

-Todo lo que digas es mentira para mí... Me utilizaste Adrian, con el fin de matar a mi hermano menor, todo lo que digas es mentira....

 

-Sabes que nunca te mentí acerca de mis sentimientos...

 

-¿Y qué? Yo no necesito de ellos de igual forma... Es más cierto que yo fui un idiota al caer en ellos... Y la verdad es que si alguna vez llegue a sentir amor por ti, ahora, ya no es más que simple odio...-El mayor le miro algo triste pero comprendía lo que William sentía, y así mismo lamentaba, al menos un poco, el haberle traicionado.

 

Mientras tanto en el hospital, donde se encontraba Sebastian al límite de la muerte misma, Ciel estaba en la sala de espera desconsolado. Estaba decepcionado así mismo sintiendo fuertes emociones por el azabache, la verdad aunque hiciese lo que hiciese, le había tomado aprecio, aprecio como aquel que tiene un amo por su perro...

 

-Phantomhive...-Llamo una masculina voz a su lado, Ciel conocía la voz, pero en verdad no deseaba verle en ese momento. Faustus. Se sentía incomodo con el simple nombre del hermano de Sebastian. Había algo en el que lo incomodaba en demasía, simplemente, su genética de ambos no congeniaba desde el momento en que conocieron.- ¿Como esta su estado?

 

-¿Cómo crees que esta, idiota? Si le han apuñalado...

 

-Ya veo...-Claude guardo algo de silencio y suspiro, había dejado una apasionante sesión de sexo por venir al hospital. Se maldecía por haber contestado esa llamada.

 

-¿Qué haces aquí? De igual forma no te interesa su estado...

 

-Me interesa de la misma forma, que te ha de interesar para ti. Y tengo todo derecho, puesto que es mi hermano.-Claude le miro con cierto orgullo y coraje, Phantomhive podía ser tan irritante ciertas veces.

 

-Familiares del Sr. Michaelis...-Llamo un hombre cano de bata blanca mas ambos acudieron, Ciel mas preocupado que Claude.-El Sr. Michaelis está muy delicado... sin embargo le hemos podido recuperar de la muerte segura. Estará internado aquí hasta que se recupere, y por ahora, esta adormilado por la anestesia, pueden pasar...- Claude miraba a Phantomhive con cierto recelo, y a la vez con comprensión, de verdad no merecía a Sebastian, se merecía algo mejor que esa escoria.

 

"Le demostrare que hay mejores personas que Sebastian..." Claude pensó con una ligera sonrisa en sus labios, si Sebastian tardaba más de un mes en recuperarse, ¿que importaba engañarlo con su joya más preciada? -Phantomhive... Me gustaría decirte algo...

 

-¿Que quieres? -Pregunto orgullosamente el menor- Escúpelo rápido, no tengo el tiempo para ti...

 

-Te propongo un juego...-Sonrió un poco más, pero en verdad que disfrutaría de ese tiempo. Sabía de buena fuente que Ciel no se dejaría perder por nadie

 

-¿Qué clase de juego?

 

-Consiste en dejar a tu amado con la misma jugarreta que te ha hecho a ti. Consiste en dejarte amar por un mes....-Había soltado sarcástico Claude, Ciel había fruncido el seño, engañar a Sebastian era algo fuera de sus posibilidades...

 

"¿Como que la misma jugarreta?" Había pensado y miro a Claude. -Tal vez...-Le miro indiferente y siguió caminando hacía la habitación del moreno, Claude había quedado satisfecho con ese tal vez, así mismo como el hermano de Ciel, Claude disfrutaba quitando de sus pertenencias cualquier logro que tuviese Sebastian.

Ciel entro en la habitación y miro  Sebastian casi dormido por la anestesia, se sentía fatal. Michaelis sonrió un poco al verle y le hizo una seña para que se acercara.

 

-Lo lamento...- Escucho Ciel de los labios de Sebastian, demasiado débil.

 

-¿De qué lo lamentas? Según los paramédicos. Salvaste a tu hermano de una muerte segura... y la verdad estoy molesto con él.

 

Sebastian sonrió con felicidad.-De... No... Llegar contigo-Suspiro y tomo la mano del peli-azul. Le gustaba ese tacto suave, Ciel le miro confundido, estaba teniendo una ensoñación con él.-No cumplí, la orden...

 

-Sebastian...-Ciel se mofo un poco de aquellas palabras y tomo la mano de Sebastian, estaba por demás decir cuan feliz era con él, a pesar de haber aceptado el juego de Claude.

 

Tres semanas y media habían pasado de aquel incidente, sin embargo las cosas estaban iguales, Crevan estaba encarcelado por tiempo indefinido en una institución mental, William estaba de viaje de negocios, Claude disfrutaba del juego con Phantomhive, Sebastian seguía en el hospital y cierto pelirrojo estaba desaparecido.

 

-Terminaremos esto cuando él salga ¿verdad?- Claude la había besado asintiendo a su pregunta. Desde hace un tiempo, Alois no estaba con él pero aunque hubiese hecho eso, no le importaba en lo más mínimo. Claude le había abrazado, de verdad tenía un profundo sentimiento por alguien que no podía ser suyo, solo había ideado ese juego, para tenerlo por cierto tiempo.

 

-Ciel... ¿alguna vez pensaste... en tener a alguien que en verdad te amase?

 

-Sebastian lo hace...-Claude se lleno de tristeza por un momento, no podía borrar a Sebastian del corazón o mente del menor, y eso le dolía. No importaba cuanto le dijera a él que lo amaba, no importaba que hiciera para Ciel. Tal vez... si era un simple juego.

 

-Sabes que yo en verdad te amo más allá de este tonto juego...-Ciel se quedo de piedra, sabía los sentimientos del ambarino y la verdad algunas veces sentía pena por lastimarlo.

 

-Lo sé... mas no puedo...

-Conozco de lo que hablas, y considero esto aún un asombroso juego entre tú y yo...

 

-Claude, cree estas palabras o no, he tomado un grado de estimación por ti, Sebastian no me dado en todo este tiempo el amor que tú me entregas pero, no sé qué es lo correcto....

 

-Ciel, se que lo correcto no es traicionar a tu marido, no importa la decisión que tu elijas, comprenderé de ello... Comprenderé que tu sentir por Michaelis, es más fuerte que por mi...-Ciel lo beso intensamente, en cierta manera le gustaba como era Claude, era más cariñoso y comprensivo de lo que era Sebastian... en cierto modo le empezaba a amar...

 

-No me gustaría lastimarte eso es todo... No me gustaría lastimarlo a él tampoco, en poco tiempo ustedes dos se en convertido en mis piezas más preciadas... Pero sin más, el es el rey... Y tú uno de mis más preciados alfiles...- Claude sintió un vacio llenarse un poco y abrazo al menor en su regazo.

 

-Yo igual te amo...-Claude beso su cuello así mismo los labios de Ciel, le encantaba aquel cuerpo. Lo abrazo mas fuerte como si lo fueran a arrebatar de su ser. Él lo retiro de su regazo y sentó en la banca del parque, suspiro y miro venir a su hermano, habían organizado que cuando Sebastian saliera, le esperarían en dichoso parque, Sebastian caminaba con un bastón en mano, a consecuencia de que perdiese el equilibrio y resbalara en las escaleras del hospital. Ciel suspiro, realizaba su situación puso una mano sobre la de Claude y le miro con cierta tristeza, Claude comprendió eso, en ese preciso instante, había terminado con el... Se alegro un poco pero por dentro su corazón se rompió. Tal vez volvería con su amado rubio en un mes no le preocupaba en si...

 

-Sebastian...- Ciel le miro y vio a Claude levantarse de la banca.

 

-Hasta luego...-Claude se despidió algo dolido de ambos, mirando hacia adelante.

 

-Te extrañe demasiado...-Había dicho Sebastian abrazando por la espalada a Ciel, siendo correspondido por este, Sebastian puso una rodilla en el suelo y tomo la mano de Ciel, acariciándola.-Se que no me has perdonado aún, pero, me gustaría tener un hijo contigo...-Claude aún cerca de estos dos, escucho y su habla, Sebastian lo había dejado embarazado ¿o no?, Claude además de sentir su corazón romper por eso se sintió horrible, le podría decir a William, pero si William encarcelaba a Sebastian era motivo de infelicidad de Ciel, no podía pensarlo, sin embargo con Sebastian en la cárcel sabría que Ciel lo odiaría...

 

-Sebastian... no sé cómo responder a eso...-Ciel suspiro- Sabiendo cómo eres, tengo miedo si no resulta ser lo que quieres...

 

-Te amo y lo sabes... nunca más... haré algo como eso... Ciel... me case contigo por amor, me case contigo por estar junto a ti y ser tuyo no importase la situación. Jamás volveré a hacer algo como lo que hice, lo juro por mi mismo... Juro por mi maldita alma, que solamente sirve para amarte...

 

-Sebastian...-Ciel lo abrazo por instinto, por segunda vez había caído en los encantos de aquel hombre. Sebastian beso sus labios con delicadeza sonriendo, está vez ya quería cumplir las promesas de su matrimonio, estar al borde de la muerte le había cambiado un poco... "pensaba en abor..."

 

-Ciel, el amor que tengo por ti, no se compara con el de nadie.

 

-Sebastian, en el mes que llevas dentro del hospital, yo... llevo cuatro semanas, desde la última vez que lo hicimos...-Sebastian le miro feliz a la vez de sorprendido.-Pensaba en abortarlo...

 

-¿Porqué?

 

-Porque es tu hijo... Y pensé que merecía algo mejor, que vivir este tipo de vida que nosotros llevamos...

 

-Te juro que te cuidare... Juro y lo aseguro por mi vida, juro que cuidare de ti y de nuestro hijo... Lo juro...

 

-Sebastian, eres una figura del gobierno, en cualquier momento podemos salir lastimados...

 

-No importa si tengo que dar mi vida para salvarte...-Sebastian había sentado cabeza con las palabras dichas de Phantomhive. "Está embarazado..." Sebastian sonrió más la sorpresa que se llevaría... Las cosas mejoraban a la vez los peligros le acechaban. Sebastian abrazo y beso a Ciel, un bebé mejoraría las cosas entre ellos por demás de seguro....

Esa misma tarde Sebastian le había sugerido mudarse a un departamento, grande absoluto para ellos dos y su futuro hijo. Ambos se habían apartado totalmente del mundo, solo eran ellos dos en una casa de ensueño, hallándose en una campiña escondida en lo profundo del bosque de esta misma. Desde ese día no se vio más a la pareja. Gozaban de los servicios disponibles, mas el dinero, no mejoraba su relación.

 

Después de una semana el mayor de los hermanos había vuelto a Inglaterra de Alemania. Había ido por cuestiones de seguridad de la reina, en si era un desahogo también. Había pasado por mucho y no tenía ánimos de estar cerca de nadie más que fuera del trabajo, así era, no deseaba estar con nadie más... La soledad le era fiel en todo momento.

Estaba escuchando los halagos de algunas chicas desde hace un rato a su lado, puesto se hallaba en una fiesta de "Su majestad". Se maldecía por haber ido en verdad, suspiro excusándose con ambas damas yendo por una copa de vino.

 

-¿Usted es el Jefe de Estado, verdad?- William suspiro de nueva cuenta cansado de todo fanático o fanática que se le acercaba por solo el simple hecho de conocerlo. Era estúpido en verdad.

 

- Sinceramente, agradecería el no ser molestado, por un admirador...-William había dejado la copa de vino en la mesilla viendo aquel joven sentado al lado suyo. Rubio de ojos verdes, vestido formalmente, William no pudo explicar la rara sensación que ese chico le promovía. Por describirlo... tomo ciertas palabras de su garganta, describiéndolo como el chico perfecto. -¿Y cómo me has reconocido si nos encontramos en una mascarada...?

 

-Simplemente utilice un rumor. "Decid de aquel que alá noche vea unos felinos orbes centellar, que por su alma ruegue, pues el camino se le ha de acallar." Heredo los ojos de su padre...

 

-Ah...

 

-Personalmente, considero que solo personas únicas tendrían ese toque verdoso, y ese mirar... Llamarlo, felino...

 

-En lo personal, me desagradan los gatos.

 

-si eso también lo sabía, prefiere animales tranquilos y serenos como las palomas...

 

-Me pregunto que no sabe de mí...- William se iba a retirar la mascará que cubría la parte superior de su rostro pero hizo una seña al chico llevándose su copa de vino. Salieron a tomar el aire, sentándose en un solitario banco del mirador del jardín. -¿Cual es su nombre?

 

-Ronald Knox, jefe de una compañía importante de tecnología...

 

-Ya veo...

 

-¿Y el suyo?

 

-¿Que no eres admirador mío chico? -William tomo un trago de la copa de vino, yendo al lado del rubio recargando su peso en la barandilla del mirador. Dichoso dando una vista esplendida al profundo mar.

 

-La verdad, no me interesa la política, pero estoy aquí a consecuencia de mis familiares, si me interesaba el conocerlo, el motivo real era de que usted, me parecía interesante, y estaba aburrido de hablar con gente... de bajo nivel...

 

-William T. Spears... Jefe de Estado de Inglaterra, perro guardián de la reina....

 

-Ah, es benévolo conocerlo al fin...

 

-Te has ganado algunos minutos de mi tiempo... pero... sin más me gustaría descubrieras tu rostro.

 

-Es una mascarada, y no me gusta asistir a este tipo de eventos solo por las mujeres más finas del país... si no... Que me gusta, porque cubriendo un rostro, la gente reluce su fiero interior.

 

-No hace falta un pedazo de cerámica para hacerlo... Entonces eres un joven liberal...

 

-Prefiero el término "Animal de la fiesta"

 

-Así, que sacaras el interior tuyo, para una figura de gobierno...

 

-La verdad, planeaba besarle... Y salir corriendo...

 

-Planeaba sostenerte entre mis brazos... hasta quitarte la vida en un beso...-William lo atrajo por la cintura recargando ahora todo el  peso de ambos en la barandilla siendo William apresado por los labios de su oponente, escucho la madera crujir bajo sus pies, más importancia alguna le tomo.

La mascará seguía en su lugar en ambos rostros, el rubio era besado efusivamente por el castaño, desde el primer momento le había gustado. Ambos se habían gustado. La madera crujió de manera sonora separando a ambos conocidos por  una  sonora caída al agua. Al parecer nadie había escuchado nada...

William siguió degustando de los labios de su contrario al igual de su cavidad bucal, dándole mínima importancia al estar empapado, Ronald al igual disfrutaba el contacto húmedo del beso, William había separado al empresario de si para respirar.

 

-Quiero que sigas vivo...-La mano de William se dirigió al rostro ajeno, quitando la mascará de vivos colores del rostro, quedando prendado de tan hermoso rostro. Le beso de nueva cuenta con una ligera e imperceptible sonrisa en su interior.-Hay algunos rostros que no requieren de una mascará para ser más hermosos...

 

"¿Jefe de estado? es... en alguna manera adorable, a pesar de lo serio que sea..." Ronald retiro la mascará de William viendo el rostro húmedo de este, le acaricio, por primera vez William se sentía tan cómodo con alguien que conoció momentos atrás....

 

-William... tu rostro es...perfecto...-Le acaricio con ambas manos besándolo, William solo se limito a responder sintiendo las rápidas pulsaciones de su corazón. Tampoco se dejaba mover por la pasión, le gustaba el hecho. No quería llegar muy lejos aún. Sin embargo se le presentaba una última oportunidad para sentar cabeza. Una última oportunidad para dejar un sucesor a cargo...

 

-Lo siento tengo que cuidar de su majestad...- había fruncido el  seño viéndose completamente mojado, por el traje que usaba, incluso se sentía algo informal al tener el saco abierto. La camisa húmeda remarcaba su trabajado pecho. Ronald noto el hecho y sonrojo un poco.

 

-¿Le volveré a ver?

 

-No me gustan las tardanzas...-William le volvió a besar por última vez susurrando algo totalmente inaudible.  - Viernes... ocho de la mañana... Distrito de los lagos... (Lake District)

 

-Guardare silencio hasta entonces...

 

-Hasta entonces Knox...-William usualmente olvidaba el nombre de gente que no le importaba pero esta vez le habían tocado muy profundo en el corazón... Tal vez...

Al cabo de unas horas se dirigía a la limosina de su majestad, había suspirado de cansancio la reina podría ser, extenuante... Había preguntado porque estaba mojado, porque se había demorado tanto, ¿si moría a quien le daría el lugar? Empezaba a molestarse un poco por los comentarios, sin embargo, no dijo palabra alguna, le esperaba un lindo rubio ese mismo viernes. La sensación de sus labios era única cuando lo beso....


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