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El smoking por James Dracul

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Notas del fanfic:

este es un fic basado en el libro el vestido de novia por JENNIFER DREW

espero les guste

Se vende smoking para bodas. Talla mediana. A estrenar: Mejor oferta. 565-1422

-Vengo por el anuncio del smoking. El telefonillo de Julian Myers distorsionaba las voces de formas peculiares, pero aquella era la primera vez que hacía que alguien sonara como Kevin Costiler. No se había fijado en lo sexy que era el tono del visitante cuando había hablado con él por teléfono. Tal vez se había sentido demasiado ansioso por vender el traje como para fijarse.
Dudó un momento antes de apretar el botón para dejarlo pasar, pero, ¿cuántos asesinos psicópatas leían los anuncios de la prensa buscando trajes para una boda? El anuncio llevaba saliendo en el periódico tres días, y aquel tipo era la única persona que había llamado.
-¿Es usted Theodore Brunswick? -leyó el nombre en la nota que tenía junto al teléfono.
-Sí.
-Suba. Pulsó el botón para dejarlo pasar al vestíbulo y entreabrió la puerta, esperando a que el hombre subiera los dos pisos hasta su apartamento.
¿Qué clase de hombre era? Si andaba en busca de una ganga, había ido al sitio adecuado. Como decía el anuncio, el estaba abierto a todas las ofertas, aunque sacar por fin el maldito traje del armario le costara dinero.
Desde donde estaba, lo primero que vio fue lo alto de su cabeza: cabello negro carbón, peinado con raya en medio y lo suficientemente largo como para parecer despeinado. Un instante después subió el último escalón, y ante la atenta mirada de Jules apareció un metro noventa de músculo envuelto en una gastada cazadora de cuero marrón y unos ceñidos vaqueros.
-¿Eres Julian? -el hombre miró la hoja de papel que llevaba en la mano-. ¿Julian Myers?
-Sí. -¿Quieres sacar aquí el smoking? -preguntó él, mirando a Jules a través de la rendija de la puerta.
-Oh, no, lo siento -¿por qué se comportaría siempre como bobo cuando tenía delante a un extraño?-. Enseguida quitó la cadena, un segundo después abría la puerta-. Adelante. Está aquí, en el sofá.
Theodore Brunswick pasó al cuarto de estar y miró lentamente a Julian, desde los mechones de cabello castaño rubio que caían sobre su frente, hasta los pies calzados con gruesos calcetines y unas sandalias de bandas anchas.
-Eres más o menos de la misma talla- dijo Theo
-¿De la misma talla que quién?
…l dio una vuelta alrededor de Jules para verlo mejor, y el imaginó sus oscuros ojos verdosos penetrar su cuerpo. ¿Debía correr, gritar, o comportarse con frialdad?
-Estás en mejor forma que Tonny, pero supongo que no importa. Parece que ese pantalón tiene sitio de sobra.
-¡Oh, te refieres a la talla de tu...
- Hermano- la cara del hombre le parecía a Jules algo irritada
Brunswick se acercó al traje que Julian había extendido sobre el sofá.
-¿Lo vas a comprar para tu hermano?
-Sí. Somos gemelos -Theodore se frotó las manos en los lados de sus vaqueros y luego alzó una manga del traje para comprobar su longitud-. Le estaban retocando su traje para su boda en la tienda, pero hubo un incendio y se quemó.
-Qué lástima -murmuró Jules, sin lograr captar si a su posible cliente le gustaba o no el smokng. …ste alzó el dobladillo con dos dedos, aparentando sentirse tan incómodo como un joven atrapado mirando por debajo de las faldas de su profesora-. Es un detalle por tu parte ayudarlo a buscar otro.
-He visto tu anuncio por casualidad mientras buscaba algún anuncio de venta de entradas para ver a los Bulls.
-¿Cuándo es la boda?
Jules quería decir algo que lo animara a comprar el traje, pero el volvió a mirarla con aquellos ojos verdes que lo intimidaban.
-Este fin de semana.
-Debe estar desesperado.
-Es piloto y su vuelo está retenido por tiempo indefinido en el aeropuerto de Denver debido a la nieve.
Debe permanecer en servicio, así que no puede salir de compras.
-Debe estar frenético, tratando de llegar a tiempo para la boda y sin tener aún el traje.
-Tu anuncio decía que no ha sido usado.
-Sí, eso dice. Está totalmente nuevo. No he podido devolverlo pero entre una cosa y la otra...
-¿Ibas a usarlo?
-Sí.
-¿Qué pasó? -preguntó él.
Su tono dejaba claro que sólo estaba siendo educado y que, en realidad, no le importaba, pero su pregunta inquietó a Julian de todos modos. A nadie le sorprendió que la popular y extrovertida Brandy Wilson dejara a él callado y aburrido Jules, pero a él aún le dolía admitir que lo dejaron plantado en el altar. Generalmente era algo que creía solo le pasaba a las novias
-Mi ex prometida conoció al chico de sus sueños en su fiesta de despedida. Por supuesto, el sólo se dedicaba al striptease para poder pagarse los estudios.
-Vaya, lo siento.
Probablemente Brunswick se refería a que sentía haber hecho la pregunta.
-Fue hace seis meses. Ya lo he superado. Por supuesto, mis padres tuvieron que pagar por el alquiler de la sala, y mi tía no sabe qué hacer con los cuatro kilos de pasteles que tiene en la nevera. ¿Crees que también le vendrían bien a tu hermano? -bromeó, aunque sin aparente resultado.
-Uh, no gracias. Respecto al traje... ¿estás seguro de querer venderlo? Sin duda, un chico agradable como tú tendrá otra oportunidad de usarlo.
-Necesito el sitio que ocupa en el armario -Jules no le dijo cuánto deseaba que desapareciera de su vida de una vez por todas ese Smoking-. ¿Por qué has dicho que soy un chico «agradable»?
-Bueno... -Theo apartó la mirada, simulando observar cojines del sofá-. Pareces muy agradable.
-Soy agradable, realmente agradable, ¿pero por qué no quieren las solteras guapas saber nada de los chicos como yo?
-Yo... no te conozco lo suficiente como para...
-¡No! Quiero saberlo. ¿Qué tiene de malo ser un chico agradable?
-Sólo porque una chica rompiera contigo...
-Me dejó. Literalmente me dejó plantado en el altar, y luego trató de explicarme que era demasiado bueno para ella.
-Probablemente lo seas -Theodore se encogió de hombros y miro de nuevo el traje-. Creo que a mi hermano le gustará.
-Bien. Lo vendo por cien dólares menos de lo que me costó; el recibo está sobre la mesa. Pero sólo si me dices qué tiene de malo ser un chico agradable. Estoy seguro de que has roto con más de una chica utilizando la excusa de que era demasiado buena para ti.
-Creo que nunca he dicho eso... exactamente.
Theo tomó el arrugado recibo y vio que, efectivamente, era una ganga. Pero no era fácil tratar con su dueño. De hecho, Julian había acertado en uno de sus puntos flacos. Había utilizado las mismas palabras de las que se había valido él hacía unos días para romper con una pelirroja muy bonita, pero también empeñada en casarse.
-A veces la química no funciona. O no se coincide en el momento adecuado -sugirió, preguntándose por qué estaba permitiendo que aquel joven hurgara en su conciencia. El no era la clase de hombre que «las amaba y las dejaba». Lo que sucedía era que apreciaba demasiado su libertad como para cargar con una esposa. Su tienda de muebles empezaba a resultar rentable después de muchos esfuerzos y quería disfrutar de la vida.
-Mala química -dijo Jules en tono desdeñoso, arrugando su pequeña nariz, y mirándolo con sus grandes ojos ocres -. Lo próximo que me dirás es que a las mujeres les gustan los chicos agradables... como amigos.
Theo trasladó su peso de una pierna a otra, sin saber si animar a Julian. No creía que le apeteciera oír que los «chicos malos» eran más divertidos para las chicas... y que sus ojos tenían menos tendencia a brillar cada vez que pasaban junto a una joyería.
-Respecto al smoking...
-Estoy harto de ser un chico malo y de que me dejen. Voy a cambiar de imagen -los hombros de Jules se hundieron ligeramente, y Theo temió que fuera a ponerse emocional-. Pero no sé por dónde empezar.
¿Por qué le estaba pidiendo consejo? , se preguntó Theo. Aconsejar sobre relaciones amorosas no era precisamente su fuerte. Su sentido común e instinto de conversación le decían que lo dejara, pero los ojos ocres de aquel joven lo atolondraban. El necesitaba ayuda, desde luego. ¡Y qué diablos! Aconsejar era barato.
-No necesitas cambiar de imagen. Sólo de actitud.
-¿Cómo?
Theodore sabía que tenía un pie en aguas movedizas. Era hora de replegarse. Aquel joven tenía suficiente como para llamar la atención en cualquier lugar: cabello semi-rizado, estaba en forma no podía ocultarlo con los vaqueros y la amplio sudadera blanca que vestía; un adorable rostro con una boca carnosa.
-Eres bien parecido. Pero te muestras demasiado abierto y cariñoso. Lo que debes hacer es mostrarte más distante, más inaccesible.
«Y no deberías pedir consejos de este tipo a cualquier desconocido», pensó Theo para sí.
-Mi madre ya me dijo todo eso cuando empecé a salir con las chicas eh incluso busque salir con chicos para ver si tenía mejor resultado. ¡Soy reservado! ¡Soy distante! y no es culpa mía seguir disponible.
Theo pensó que si él era reservado y distante, él era el Abominable Hombre de las Nieves. De hecho, por lo que había visto hasta el momento, Julian era todo lo contrario a lo que decía ser: abierto, dulce, vulnerable... una chico guapo y agradable que cualquier chica y al parecer chico podía presentar a sus padres sin problemas. Era exactamente la clase de chico que él no estaba buscando, aunque las chicas eran más lo suyo.
-Es lo mejor que puedo hacer -dijo-. Cuando la química no funciona...
Jules suspiró.
-Casi suspendo la química al terminar mis estudios. Entonces, ¿quieres el traje?
El tono de voz de Julian reveló a Theo que sus consejos habían caído en terreno baldío.
-Sí, es elegante. Estoy casi seguro de que mi hermano lo querrá, pero antes tengo que consultar con el. Se supone que me va a llamar esta noche. ¿Podrías reservármelo hasta mañana?
-Claro, ¿por qué no?
-Hey, anímate, hay mucho que decir a favor de no casarse demasiado joven. Cuántos años tienes... ¿veintiuno?
-Veintitrés.
-Aún eres muy joven -Theo sonrió, pero él no le devolvió la sonrisa-. Yo tengo veintinueve y estoy a años luz de dar el gran paso.
-Te reservaré el traje hasta que hables con tu hermano. Si ay algún problema con el precio...
-No, el precio está bien -dijo Theo, pensando que le avergonzaría comprarlo por menos-. Puedo darte algún otro consejo cuando vuelva.
-Eso estaría muy bien.
Jules lo acompañó a la puerta y cerró ésta antes de que Theo alcanzara las escaleras.
-Te diré cuál es el problema de las chicos agradables -murmuró él para sí-. Hacen que los tipos como yo se sientan unos memos. El comentario aturdió a Jules quien serraba la puerta tras Theo
Notas finales:

comenten

hasta el viernes


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