Realmente estaba muy cansado. Fuera de training. Agotado. Sin energías siquiera para sonreír o avanzar a rastras hasta su cuarto.
Con una sonrisa adormilada, se despidió del resto y se fue directo a su habitación.
De pronto, oyó unos pasos que se acercaban hasta donde él estaba.
— ¿Te acompaño, hyung?
—No es necesario, Jjong. Puedo solo.
—Bah~ conversemos un rato, ¿vale? Después me voy a mi cuarto —“si es que quieres”, pensó el mayor, escondiendo su sonrisa malvada.
—Está bien.
Al ver que no podía abrir la puerta sin ayuda, JongHyun tomó las llaves y lo hizo por su cuenta, empujándolo después para que entrara.
—Gracias, Jjong, en serio te-
No pudo terminar de hablar. En un momento estaba diciéndole a su compañero de grupo lo muy agradecido que se sentía y al siguiente, un cuerpo lo aprisionaba contra la pared, impidiéndole siquiera mover un dedo.
— ¿Recuerdas lo que dije en el back stage, hyung?
—De- ¿de qué estás hablando?
No era como si no recordara, sólo que estaba demasiado exhausto como para siquiera intentarlo.
—De mi venganza.
Y lo besó.
Nada de suavidad, nada de consideración con su estado de recién salido de convalecencia. Todo lo que JongHyun tenía en mente era aprovechar al máximo que por fin su líder estaba de vuelta. Ah~ se sentía orgulloso del esfuerzo que había hecho para regresar a los escenarios, de lo bien que había seguido las instrucciones al pie de la letra para recuperarse por completo de su operación y… no podía negarlo: necesitado. Habían pasado semanas desde la última vez que habían pasado una noche juntos. ¿Cómo podía evitar echar de menos las manos regordetas de su Onew recorrer su piel o rasguñarla cada vez que la pasión tomaba parte de su cuerpo?
No, se merecían este momento, definitivamente.
—Estoy… cansado…
—No seas así, JinKi —su voz estaba ronca—. Vamos, dime que de verdad no quieres y me voy.
Y se aprovechó de su lentitud extrema para deslizar una mano por debajo de su camisa aún empapada en transpiración. Ah~ esa piel tan suave.
—Jjongie~
—Por favor, hyung. Ya no puedo más. Quiero estar contigo.
Lo apretó aún más contra la pared para que sintiera cómo lo tenía, listo para actuar en cuanto le dijera que sí.
Un fuego incandescente subió por su cuerpo en cuanto percibió aquella presión en su entrepierna. Tragó duro así como intentaba controlar el calor, pero le era imposible. ¿Cómo lograrlo cuando él también se sentía como volcán a punto de hacer erupción?
—Ok.
—Perfecto.
Tantas eran sus ansias que no alcanzaron a llegar a la cama.
—Hace tiempo que quiero escuchar tus gemidos, hyung —mordisqueó con deseo su labio inferior para luego ir a por el superior—. ¿Tendré el placer de oírlos esta noche?
—Hazme lo que tú sabes hacer y te daré lo que me pidas.
—Entonces déjate llevar, porque tenemos mucho tiempo que recuperar.
Atacó su boca de nuevo, introduciendo su lengua sin pedir permiso para ello. Lo quería todo y lo quería ahora mismo.
Ni siquiera esperó a estar desnudos. Simplemente bajó su bragueta y la de JinKi, realizando un poco sus pantalones para tener acceso libre a ese miembro ansioso de recibir sus caricias.
—Oh, Jjong, eres tan bueno en esto. Nhg~~~
—Gime, hyung. Gruñe, dime esas palabras calientes que tanto me gustan y que me ponen duro de sólo escucharlas.
—Haz que me corra. Más fuerte, más... más...
Movió sus caderas al ritmo de los movimientos de la mano del más bajo, buscando su propio placer al ser acariciado fe esa manera.
—Eso, sí, libérate. Entrégate a mí, déjame saber que soy tu dueño y que te pertenezco.
No le tomó demasiado ceder a sus peticiones, no con la forma en que le estaba dando placer.
—No, espérate un segundo.
JinKi se creía incapaz de seguir aguantando, pero su esfuerzo se vio recompensado ampliamente.
—Jo-Jong…
Eso fue lo único que pudo sentir cuando la lengua del otro lo rodeó por completo, presta para darle la mejor de las caricias.
—Ahora sí.
Y el aire que usó para hablar produjo ondas que recorrieron el cuerpo del mayor desde su miembro hasta su cabeza y pies, para devolverse al punto de partida en oleadas de placer incontenible.
Oh~ cómo extrañaba su sabor. No era lo más exquisito, pero para JongHyun, tenerlo así, a su merced, doblegado ante sus besos, sus caricias y cualquier cosa que le hiciera para demostrarle el amor que le tenía.
Por eso, y por las obvias consideraciones que aún debía tener por su estado de salud fue que le sugirió quedarse acostado.
— ¿Qué es…?
—Yo haré todo el trabajo, hyung.
Se ubicó sobre sus caderas ante la mirada atónita de JinKi que no entendía qué demonios era lo que estaba sucediendo.
—Tranquilo, Onew-ssi.
Él no podía verbalizar sus pensamientos. ¿Qué le iba a decir: que se detuviera? ¿O simplemente que le dejara prepararlo? Porque le iba a doler así como estaba.
—Pero-
—Ya estoy listo. No te preocupes por eso.
— ¿Seguro?
—Sí —contuvo el aliento al posicionarse sobre su entrepierna ya preparada.
—Ok.
Se dejó caer contra el colchón, cansadísimo, en tanto el menor se encargaba de acomodarse sin ayuda.
—Eres enorme, hyung.
Onew tragó fuerte al oír aquellas palabras en un tono grave. Y es que ah~ JongHyun era el hombre más sensual que pisaba la Tierra cuando se lo proponía.
—Y así es como te gusto —dijo como pudo pues el aire comenzaba a escasear y se sentía incapaz de llenar sus pulmones correctamente.
—Voy a moverme.
—Eso es lo que estaba esperando.
En un principio, mientras se acomodaba a la sensación, el ritmo fue lento, algo que los impacientaba. Pero no duró demasiado. El menor estaba realmente necesitado de sentir cómo su hyung lo llevaba más allá del abismo de la locura, así que se tragó el dolor empujándose más rápido y fuerte contra él.
—Oh, Jjong, tan apretado…
—Más fuerte, hyung.
—Eso- intento-
—Oh. Lo siento.
Se apoyó en sus hombros, impidiéndole cualquier movimiento, y él mismo realizó todo el trabajo, alzándose y dejándose caer con suavidad, buscando su propio placer.
—Eso, Jjongie~ móntame. Ah~ sólo tú lo sabes hacer como a mí me gusta.
—Es porque soy tuyo, hyung.
—Lo sé.
Con hambre lo besó, mezclando sus gemidos cada vez más fuertes, intentando ahogarlos para no ser escuchados.
En un momento dado, la punta de su miembro encontró ese nudo de nervios, golpeándolo para que diera rienda suelta a la ola de calor que siempre recorría a Jjong cuando era él el uke.
Pronto ninguno era capaz de controlarse.
Onew, en el último momento, acarició el miembro de su chico que seguía descansando entre sus cuerpos para enviarlo directo a la perdición.
—Hyung-
—Te adoro, puppy —susurró sobre sus labios poco antes de que se derramara en su pecho.
—Yo también.
Sus caderas continuaron alzándose hasta encontrar su propio orgasmo, ese que por ser el segundo en tan poco tiempo lo dejó literalmente knock out.
— ¿Estás contento con tu venganza?
—Hum… podría haber sido mejor.
—Serás- vete, perro.
Se lo quitó de encima, dándole la espalda apenas pudo.
—Dubu-ssi~ no seas malito.
—Tú eres el malo aquí, así que ándate. No te quiero.
El platinado supuso que había metido la pata —como siempre—, por lo que se le acercó aún desnudo para abrazarlo por la espalda.
—Perdóname, ¿sí? Sólo quería decir que fue espectacular, ya sabes.
— ¿Pero?
JongHyun se sonrojó un poco antes de responder.
—Pero sabes que me gusta oírte gritar y todavía no puedes.
—Aigoo~ ¡pabo! —JinKi se rio. El amor de su vida era simplemente increíble.
—Es hora de dormir.
—Sí.
Un bostezo distorsionó las palabras que quería decir y no intentó repetirlas. Sólo cerró sus ojos y se dejó llevar por el cansancio.
—Duerme bien, Ontokki. Mañana será otro gran día de nuestras vidas.
La única respuesta que obtuvo fue un suave ronquido que le hizo sonreír.
Cubrió sus cuerpos con las frazadas para acabar durmiendo con su cabeza apoyada en el hombro de su mayor.
Ah~ ahora podía decir que su líder estaba de vuelta, por fin.