Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No me abandones (BangHim) por DannieKim

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Este ha sido el primer one shot que he escrito. Basado en la raza maldita creada por la autora Sherrilyn Kenyon en su saga "Cazadores Oscuros". 

 

 

 

Dolor.

 Un dolor agónico era lo que sentia en estos momentos. ¿Por qué la vida llegaba a ser tan cruel? ¿Qué habia hecho para merecer este destino? Dejo salir una siniestra carcajada al cuestinarme eso. Bien que lo sabia.

Enamorarme. Ese habia sido mi error. Aunque yo no lo llamaria error. Enamorarme de Yongguk fue lo único bueno que he hecho en mi vida. Mi error fue el descender de una raza maldita, condenada a nunca ver el sol y morir a la corta edad de 27 años. 

Observo el suelo de la habitación donde me encuentro, mientras la furia y la desesperación me consumen. Maldito Apolo. Maldito Yongguk por abandonarme. Y maldito yo, por haber entregado mi corazón, aún sabiendo como terminarían las cosas. 

Lagrimas empiezan a caer por mi rostro. No, yo nunca podría maldecir a Yongguk, no después de todo lo que habiamos pasado juntos, además de que él tampoco tuvo la culpa de ser de la misma especie que yo. Al igual que todo apolita, él pereció en su vigésimo séptimo cumpleaños. Hace menos de un mes.

Todavía escuchaba sus gritos agónicos, aún lo sentia entre mis brazos mientras él envejecia más y más a cada hora, a cada minuto.  Pasó de ser un apuesto apolita invencible, a un anciano que no paraba de llorar y gritar que lo mataran, rogaba por que alguien acabara con su sufrimiento. 

No soportando ver como la persona a la que le habia entregado todo, con el que habia pasado incontables noches haciendo el amor a la luz de la luna en aquél claro del bosque que solo nosotros dos conociamos, sufría a causa de la maldición de un estúpido Dios que se habia enojado con nuestros ancestros hace eones. Tomé una de las dagas de Hefesto, la cúal quemó mi piel en cuanto estuvo en contacto con esta, y me acerqué a la cama donde Yongguk yacía. 

Él seguia retorciendose, hasta que fijó la vista en mí. Su rostro se miraba como el de un adulto muy mayor, sus oscuros ojos se posaron en mi mano con la daga, la cual yo alzaba dispuesto a clavarla en su pecho, y así terminar con su dolor. Y con el mio.

"Hazlo". Una voz gritaba en mi cabeza. "Sólo estas logrando que sufra más, matalo". Abrí mis ojos y todo mi interior se derrumbó. Yongguk me miraba directamente, En sus ojos pude ver todo ese amor que sentía por mí. Él nunca me desmotró su amor con palabras, bastaba con solo mirarlo para darse cuenta que sus sentimientos hacia mí eran tan reales como los que yo profesaba hacia él. 

"¡Hazlo de una maldita vez!" Gritaba mi subconciente y los ojos de Yongguk al mismo tiempo. Pero yo no podia, no después de observar esos hermosos ojos. Rapidamente mi memoria me transportó al día en que los dos habiamos planeado este día, el cómo yo me negaba y lloraba, rogandole a Yongguk que dejara de hablar sobre su muerte, pero él solo se dedicaba a hablar sobre lo mismo. "¿Por qué lloras, Channie? Sabes que esto es algo que no podemos cambiar, tú y yo moriremos a los 27, y quiero que los dos estemos preparados para ese día, no quiero que..." "¡Calla!," grité desesperado mientras mis lagrimas inundaban todo mi rostro. Levanté mi cabeza solo para ver la agonia en los ojos de Yongguk, a él también le dolia esto, pero lo ocultaba muy bien. "Tranquilo, todo estará bien" Tomó mi menton entre sus manos  e hizo que lo mirara directamente a los ojos. "Tienes que ser fuerte Himchan, por mí, por ti, tengo que estar seguro que despues de esa noche, tú seguirás vivendo tus últimos días como si yo no hubiera existido, disfrutaras de esas pocas semanas que te quedan, harás las cosas que siempre quisiste hacer y no podías por estar conmigo, vamos cariño, tienes que prometerlo". Atrajo mi cuerpo hacia el suyo, mientras sus fuertes brazos me rodeaban. "¡Claro!" Gritaba mi subconciente ante las palabras de Yongguk. "Mandaré todos estos años que pasé contigo a la mierda y pasaré mis últimos días festejando y bailando sobre tu tumba ¡Como si fuera tan fácil!" Me limité a guardarme esos comentarios para mí mientras lo apretaba más a mi cuerpo. Desde entonces hasta el día en que Yongguk estaba muriendo, nunca le prometí que haría lo que él me había pedido. 

 

 

Regresando al mundo real, solté la daga la cual hizo un estruendoso ruido al caer, y de mis labios salio un grito lastimero, mientras más lagrimas se desbordaban por mis mejillas. "¡No puedo!" Grite mientras me alejaba de mi amado y me dirigia hacia la puerta. "Que Hades condene mi alma en el Tartarus ¡pero yo no pienso matarte Yongguk, no puedo! Lo siento". Salí huyendo de ese lugar tan rápido como mis piernas me lo permitian. No soportaria ver otro segundo más el sufrimiento de Yongguk, pero tampoco seria yo el que mandara su alma al infierno. 

Estúpido ¿No? Huir y desaprovechar esa última hora que me quedaba con la persona que había cambiado por completo mi vida. 

Toda esa hora la pasé recordando todos esos momentos felices que tuvimos. La vez en que nos conocimos, cuando solo teniamos 5 años de edad. Las travesuras que haciamos, nuestro primer beso... Todo. 

Era casi media noche cuando reaccioné. No podía dejar a Yongguk de ese modo, me comporté como un completo imbecil al dejarlo solo. Me dirigí a todo prisa de vuelta a él, rogando a los dioses poder llegar a tiempo y verlo por última vez. 

Esto no podia terminar así, nuestra historia no debería tener un final tan cruel y triste como este. Crucé a toda velocidad el umbral de la casa, mis pulmones quemaban exigiendo más oxígeno, mi corazón golpeteaba muy fuerte contra mi pecho a causa de la carrera, y por Yongguk. Estaba apunto de abrir la puerta de su habitación cuando mi corazón dejó de latir. Mis piernas temblaron y no soportando más el peso de mi cuerpo, caí de rodillas en estado de shock. 

Todo había terminado...

Ya no más Yongguk que me consolara y me hiciera el amor por la noches.

Nunca más sentiria sus cálidos abrazos, ni volvería a besar su adictiva boca. Jamás escucharía   de nuevo el latir de su corazón... 

Había pronunciado mi nombre justo cuando su vida llegó a su fin. 

En estado de trance entré a la habitacíon. Todas las emociones abandonaron mi cuerpo en ese instante. Su cuerpo ya no estaba, se habia convertido en polvo. No quedaba rastro alguno de que alguna vez Yongguk existió...

 

 

Hasta ahora aún podia escuchar la voz de Yongguk pidiendo por mí. 

Tantas lágrimas he derramado por él desde su muerte, que ahora mi cuerpo es incapaz de expulsar más. Me levanto del suelo y me arrastro hacia la cama, donde junto a esta se encuentra un reloj antiguo anunciando que dentro de pocos minutos iniciará mi calvario.

"Channie, solo estarás menos de un mes sin mí, solo piensa que despues de tu cumpleaños tú y yo nos reencontraremos en un lugar mejor, donde la pasaré haciendote el amor toda la eternidad ¿Acaso no te gusta la idea?" 

Cubro mi rostro entre mis manos ante el recuerdo. ¿Habria un "Y vivieron feliz por la eternidad" despues de que yo muriera y me reencontrara con él? ¿Los Destinos almenos dejarian que ese reecuentro ocurriese? 

Dejando que la locura arrastrara todo pensamiento coherente, tomo la daga que descansa en la mesita de noche junto al reloj. Empiezo a reir mientras lágrimas que creí que nunca volverian caen por mi rostro. 

Y lo hago.

Deslizo la cuchilla por mis muñecas, haciendo un corte profundo en cada una. El dolor que sentia no se comparaba al que estuvo sometido mi corazón desde que Yongguk ya no estaba en este mundo. 

Según la tradición de la comunidad apolita a la que pertenezco, decía que todos debíamos morir de forma natural, pasar 24 horas desaciendonos hasta convertirnos en polvo. Así murieron mis padres. Así murió Yongguk. Así debería estar muriendo yo. 

Que los dioses me perdonaran, pero yo ya no podía estar otro minuto en este lugar sabiendo que el amor de mi vida ya no se encontraba aquí. 

Caigo de espaldas en la cama mientras la vida abandona poco a poco mi cuerpo. Siento mis ojos pesados y cómo mis extremidades se van entumeciendo. Sonrio imaginandome junto a Yongguk siendo felices por toda la eternidad, demonios, con solo el poder volver mirarme en sus ojos aunque fuera solo unos segundos sería lo mejor que me pudiera pasar.

Observo la luna a traves de la ventana, esperando mi muerte, y justo cuando exhalo mi último aliento, veo a Yongguk parado frente a mí, con sus precioso ojos negros mirandome fijamente. Sonrió por última vez mientras la oscuridad se apodera de mí, arrastrandome a las tinieblas... Acabando con mi vida. Rogando porque los Destinos nos juntaran nuevamente en otra vida.

Notas finales:

Espero les haya gustado y una disculpa si hay alguna falta ortográfica por ahí. Dejenme un RW haciendome saber sus comentarios ^^ 

 

¡Gracias por leer!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).