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No eres mi mascota por Xenophilica

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Notas del fanfic:

Xeno, por aca!

 

Este primer capitulo de Fic, lleva mas de un mes en mi compuadora y no me habia atrevido a publicarlo, hasta ahora. Espero les guste :D

 

Una aclaracion antes de iniciar a leer: Charles tiene su telepatia, pero no me enfocare mucho en esta, en este fic me centrare mas en su otra cualidad, la veran cuando lean :)

 

*X-men no es mio... tampoco Erik Lehnsherr ni Charles Xavier... y ya saben, eso es triste u.u

 

Enjoy!

Notas del capitulo:

¡No olviden unirse a la pagina! :D

 

¡¡¡ XENOPHILICA !!!

Un día asqueroso de lluvia arreciaba en un pequeño suburbio a las afueras de la ciudad de Nueva York, un joven de unos quince años caminaba de regreso a su casa después de terminar la jornada estudiantil del día en cuestión. Erik Lehnsherr suspiro con cansancio, no es que odiara la lluvia ni la escuela ni nada de eso, lo que le molestaba es que precisamente ese día lloviera, el día que tenía pensado salir con amigos a un día de campo, era obvio que la pequeña excursión fue cancelada de último momento.

Erik suspiro de nueva cuenta mientras cerraba los ojos con decepción, en verdad quería pasar tiempo con sus amigos. Todo pensamiento negativo o depresivo que encerraba ese día, fue interrumpido por un ligero sollozar, Lehnsherr busco con la mirada de donde podría venir el sonido, pero no vio a alguien cerca, el alemán estaba por seguir su camino cuando volvió a escuchar aquel sollozo, alzo una ceja y con más decisión se aventuró al parque para buscar la fuente de aquel sonido.

Lehnsherr se sorprendió al ver un pequeño bulto sentado cerca de un árbol, el cual era usado inútilmente para detener la lluvia, Erik con más curiosidad, se acercó al lugar, fue entonces que descubrió que el ruido que estaba siguiendo era causado por ese bulto, con más ánimos el de ojos verdes se acercó y puso su mano sobre ese bulto, el cual al sentir el toque, salto por el susto. El bulto comenzó a moverse, hasta que debajo de las telas que lo cubrían se asomó una pequeña cara infantil.

Lehnsherr miro sorprendido a aquel pequeño que asomaba un rostro asustado e inundado en lágrimas, los bellos ojos azules de aquel pequeño castaño, se encontraban enrojecidos, seguramente porque ya tenía rato llorando.

— ¿Por qué estás aquí solo?—. Pregunto Erik mientras trataba de cubrir al bulto con su sombrilla, el pequeño se escondió entre sus ropas para evitar la mirada del mayor. — ¿Estás perdido?—. Pero el pequeño seguía sin contestarle. —Vamos, no te hare daño, solo quiero ayudarte—. Le dijo para tranquilizar al otro. Con timidez, aquel pequeño descubrió de nueva cuenta su rostro para poder ver al mayor, el cual le sonrió, Erik miro a su alrededor buscando a algún adulto que estuviese desesperado buscando a su hijo, pero aquel parque estaba totalmente desierto por la lluvia.

“¿Dónde estarán sus padres?” Pensó el de ojos verdes.

“Yo…no tengo padres” Escucho una voz infantil, Erik volteo a ver al pequeño de manera sorprendida, ¿Cómo es que sabía que estaba buscando a sus padres? “Perdona” Erik abrió los ojos con sorpresa, el pequeño no había articulado palabra alguna, mas sin embargo pudo escucharlo hablar… en su mente.

“Telepatía” Paso por su cabeza creyendo que ese pequeño podría ser un mutante más…como él. Erik volvió a recorrer con la mirada el lugar, al no encontrar persona alguna, se acercó más al bulto y lo tomo en brazos el pequeño ante en movimiento se aferró con fuerza al cuello del mayor, deshaciéndose así de la pequeña manta que cubría su cabeza, rebelando un par de apéndices extra en su cabeza. Erik quedo sorprendido al ver un par de orejas de lo que parecían ser un animal, estaban caídas hacia atrás, fue entonces que el ojiverde entendió que el pequeño que tenía en sus brazos era algo más que un simple mutante.

“¿A dónde vamos?” Escucho de nuevo la voz infantil. Erik comenzó a caminar sin soltar su paraguas.

—A mi casa, ahí estarás más seguro y seco que en este parque—. Erik solo pudo sentir como el pequeño se aferraba con más fuerza a su cuello, ocultando así su rostro.

 

***Diez años después***

 

Un joven castaño se encontraba sentado en la biblioteca de la casa, su vista se encontraba clavada en un libro de genética, el último que le había comprado Erik. De pronto sus apéndices auditivos comenzaron a moverse, Charles despego la vista de su libro para mirar por la ventana y confirmar lo que sus orejas le “decían”, su sonrisa se amplió cuando vio un auto en color negro llegar al garaje. Erik había llegado, de inmediato dejo en libro sobre la mesa y salió corriendo de la biblioteca para encontrarse con el mayor.

Erik salió de auto, había tenido un cansado día de trabajo, ahora lo único que quería hacer era entrar a su casa y llegar a su cama para poder dormir, introdujo la llave en la cerradura y abrió la puerta.

— ¡Erik!—. La agradable y alegre voz de Charles lo recibió, seguida de un fuerte abrazo que Erik correspondió de inmediato, el castaño se despegó del mayor mostrando una gran sonrisa. —Qué bueno que llegaste, Erik—. Le dijo mostrando aquel extraño brillo en sus ojos.

— ¿Porque?, ¿Paso algo malo?—. Pregunto el otro preocupado. —Ahora que hiciste, Charles—. El mayor se llevó ambas manos a la cadera, el castaño frunció el ceño, claramente ofendido.

—Yo no he hecho nada—. Se defendió y luego desvió la mirada. —Bueno…solo queme un poco la comida—. Confeso al fin. — ¡Pero estoy aprendiendo a no hacerlo!—. De inmediato se justificó llevando ambas manos hechas puño a su pecho, Erik sonrió.

—Me alegra que ahora ya no quemes la cocina—. Dijo en tono burlón, ganándose una mirada de falso enojo por parte del mejor. —Bueno, ¿Qué hiciste de comer?—. Pregunto el  rubio mientras acariciaba la cabeza del castaño.

—Bueno…—. Titubeo Charles. —Creo que era… ¿Pollo?—. Dijo con duda, Erik alzo una ceja.

— ¿Crees que era pollo?—. Pregunto con confusión, el castaño se cruzó de brazos.

—Bueno lo era antes de que yo lo quemara—. Erik abrió la puerta de la cocina viendo una enorme nube de humo y una olla ardiendo en llamas, De inmediato Erik, haciendo uso de su mutación, apago la estufa y abrió las ventanas para que el humo saliera.

—Creo que esto ya no es comestible—. Dijo Erik al ver la enorme masa negra que descansaba en la olla que había rescatado del fuego, Charles agacho sus orejas con tristeza.

—Lo siento—. Dijo con la cabeza gacha, Erik sonrió y volvió a palmear la cabeza del más pequeño.

—No te preocupes, estas aprendiendo—. Le dijo para tranquilizarlo. Charles le devolvió la sonrisa y miro como Erik se acercaba a varios gabinetes. —No hay nada comestible aquí por el momento—. Dijo el hombre para después mirar a Charles. — ¿Te parece si salimos a comer algo?—. El castaño movió graciosamente sus orejas para después sonríele con entusiasmo al otro.

— ¡Sí!—. Contesto para después salir corriendo de la cocina, si quería salir con Erik, tenía que cambiarse la ropa.

Charles no tardo en ponerse unos jeans azules junto con una camiseta negra bastante informal, solo saldrían a comer, así que el castaño no se esmeró en arreglarse, eso pensaba él, ya que había comenzado a acariciarse el cabello para que estuviera bien peinado, había arreglado la camiseta para que no hubiese ni la más mínima pelusa en ella, comprobó que sus tenis estaban en perfecto estado y una vez listo, salió para ir con Erik.

—Claro, ahora voy de salida, pero si quieres puedo verte después—. Charles volvió a mover sus apéndices identificando la voz de Erik en lo que sería el celular, hablaba con demasiada confianza y esto hizo que el castaño se extrañara ante eso. —Bueno iré a comer a donde siempre, no está lejos de ahí—. El de ojos azules, aunque bien no le gustaba usar de su habilidad telepática ni de sus desarrollados sentidos con Erik, esta vez la curiosidad fue mucho más fuerte y agudizo un poco su sistema auditivo para escuchar con quien hablaba el otro. No le tomo mucho tiempo identificar la voz de una mujer, pero lo verdaderamente sorprendente es que fuera Erik quien estuviese hablando de esa manera con una mujer. —Entonces te veré allá, adiós—. Erik corto la llamada mientras caminaba hacia la puerta, topándose con la mirada extrañada de Charles. — ¿Iras vestido así?—. Pregunto alzando una ceja.

— ¿No estoy bien?—. Pregunto el castaño.

—No para la ocasión, vuelve a cambiarte y ponte algo más presentable—. Charles volvió a mover sus orejas con curiosidad mientras ladeaba la cabeza. —Quiero que conozcas a alguien—. Eso en definitiva no le gusto. No le gusto ni la mirada ni la sonrisa con la que el otro dijo “Quiero que conozcas a alguien”.

“Esto… Tengo un mal presentimiento”. Pensó Charles mientras se regresaba por donde había venido, balanceando un poco su cola.

—Y cúbrete eso—. Erik señalo en peludo apéndice. —Iremos a un buen restaurante y no quiero que comiences a dejar pelos por todos lados—. Charles asintió y siguió su camino, ¿Qué demonios le pasaba a Erik?, él jamás le había hablado de esa manera, no hasta no recibir aquella llamada. Para cuando el castaño regreso a la puerta se encontraba vistiendo una camisa de cuadros en tonos azules, lo que hacía resaltar sus ojos, los mismo jeans y los mismos zapatos deportivos, Erik no estuvo del todo convencido, pero al menos el castaño parecía más presentable. — ¿Tus apéndices dónde están?—. Pregunto al no ver las orejas en la cabeza castaña del otro. El mas bajito sonrió y movió un poco su cabeza, lo que ocasionó que las orejas cafés resaltaran de la misma, se puso de costado a la vista de Erik y señalo la parte baja de su pantalón, por fuera se veía como algunos pelos cafés salían, señal de que el peludo y largo apéndice se encontraba pegado a su pierna izquierda.

— ¿Por qué me pides que esconda mis orejas y cola?—. Le pregunto Charles mientras salían de la casa. —Nunca me habías pedido eso, es más, siempre estabas diciéndome que no debía esconderlo—. Erik suspiro.

—Lo sé, pero ahora es diferente—. Le dijo el hombre mientras se encaminaba al coche.

— ¿Qué tiene de diferente?—. Pregunto una vez más.

—Cuando lleguemos al restaurante te lo explicare—. Charles no estuvo conforme con esa respuesta, pero había dejado de insistir en el tema, confiaba en que Erik le diría que era lo que pasaba.

Cuando llegaron al restaurante, a Charles le sorprendió que no fueran al que siempre iban, este no era un restaurant familiar, este era más uno social, en donde las personas se reúnen para entablar conversaciones de negocios, cuando quieren hablar de temas importantes o…para entablar citas. Este pensamiento llego a la cabeza de Charles cuando vio a una pareja cerca, que comenzaban a besarse, se sonrojo ante  la idea de tener una cita con Erik y que era por eso que se encontraban ahí.

Su mente comenzó a mostrare imágenes de posibles escenarios donde Erik le pedía ser su pareja, escenarios donde él le decía que sí y en donde ambos se besaban.

—Aquí está bien—. La voz de Erik lo hizo salir de las agradables ideas de su mente, una sonrisa no pudo ser contenida al sentarse frente al de ojos verdes. Para él no era un secreto, ni una perturbación el saberse enamorado de Erik, posiblemente, Erik sea la persona favorita de Charles en todo el basto mundo, y aun así no dejaba pasar una oportunidad para demostrar abierta pero discretamente sus sentimientos, como cuando esperaba a Erik en la puerta para recibirlo, o cuando trataba de cocinar para Erik, porque Erik fue su salvador, era su héroe, y lo quería con todo su ser. —Ahora a esperar, ¿Qué quieres de comer?—. Le pregunto al castaño, el cual le correspondió con una sonrisa.

—No sé, tu escoge por mí, lo que escoges siempre termina gustándome—. Erik le sonrió mostrando sus dientes, pidió unos platos al mesero y finalmente se pusieron a esperar. —Entonces, ¿Por qué estamos aquí y porque tengo que esconder mis apéndices?—.

—Veras…—.

— ¡Erik!—. Un grito interrumpió la voz de Erik, Charles giro su rostro para ver de dónde había salido ese grito, y pudo enfocar a una mujer rubia y de ojos marrones. —Lamento la tardanza—. Se disculpó.

—No te preocupes—. Erik, como todo un caballero, le aparto y acerco la silla para que aquella mujer se sentara justo al lado de Erik, Charles no pudo evitar mirarla con intriga. “Esto no pinta bien” Pensó el castaño.

Charles miro con curiosidad a la chica, parecía más o menos de la edad de Erik, tal vez un poco más joven, su vestimenta era muy típica de una estudiante de universidad, seguramente Erik la había conocido ahí.

—Raven, te presento a Charles—. Erik señalo al castaño frente a él, Charles mostro una simple sonrisa mas no hizo ningún comentario, cosa que extraño a Erik.

—Mucho gusto—dijo la rubia con una sonrisa entusiasta. —Erik me ha hablado mucho sobre ti—. El castaño ladeo su cabeza, tal y como un felino lo haría al no entender algo que se le dice y mirando con curiosidad a la chica, entrecerró los ojos.

— ¿En serio?—. Pregunto mientras sostenía el menú tratando de distraerse con algo. —Él nunca te ha mencionado—. Le dijo con un sonrisa.

— ¡Oh!... bueno, seguramente eso se debe a que tiene como mil clases en la universidad—. Dijo la rubia dirigiendo su mirada marrón a la verdosa de Erik. — ¿Verdad, amor?—. Y entonces el castaño despego su mirada del menú, con un gesto de total confusión miro a Erik a los ojos.

— ¿Amor?—. Pregunto con desconcierto, ganándose las miradas de ambos adultos, Raven se le quedo viendo por unos segundos para después ver a Erik.

— ¿No se lo habías dicho?—. Raven tomo del brazo a Erik, Charles esperaba cualquier reacción que mostrara su incomodidad ante aquel contacto, pero lejos de eso, Erik solo entrelazo su mano con la de la rubia mientras mostraba una sonrisa.

—Pensaba hacerlo ahora—. Miro a Charles, el cual aun seguía con un claro gesto de confusión al no entender que es lo que estaba pasando en ese lugar, en ese momento. —Charles… ella es Raven Darkholme, mi novia—. Ante aquellas palabras, el castaño dejo caer el menú a la mesa de manera abrupta, mirando a ambos con sus enormes ojos azules abiertos por la sorpresa y el impacto de esa noticia.

— ¿Q-que?—. Pregunto Charles aun sin querer entender las palabras que el mayor había dicho. —Es una broma ¿Verdad?—. Pregunto con una ligera sonrisa que mostraba incredulidad, ¿Erik con novia? ¡Por favor!

Erik frunció el ceño ante la incredulidad del castaño y Raven miro por un momento fugas al de ojos verdes y después a Charles. —No, no es broma—. Contesto la rubia con algo de confusión y entonces Charles frunció el ceño con molestia.

—Es imposible que Erik tenga novia—. Declaro Charles muy seguro, ante esto Erik frunció aún más el ceño.

—Puedo tener novia si quiero, Charles—. Le dijo con tono molesto. — ¿Lo ves?—. Dijo acercando más a Raven.

—Lo veo—. Dijo de manera molesta mientras fruncía el ceño, entonces el crujir de la mesa se hizo presente, Erik y Raven desviaron sus miradas a las manos de Charles, el castaño había sacado sus afinadas garras hasta tal punto de enterrarlas en la madera de la mesa. —Yo… me tengo que ir—. Dijo el castaño regresando a sus cabales, viendo lo que le había causado a la mesa, se puso de pie y salió del lugar lo más rápido que pudo.

—Erik… ¿Qué fue eso?—. Pregunto la rubia con desconcierto y para qué negarlo, con miedo, Erik solo pudo negar con la cabeza.

—No tengo ni idea—.

 

*******

 

Erik llego abriendo y azotando la puerta de la casa, sabía que Charles se encontraba ahí, así que camino hacia la biblioteca en donde lo encontró con libro en mano frente a la chimenea, Erik no era idiota, sabía que Charles fingía leer.

— ¿Qué demonios fue lo que pasó en el restaurant, Charles?—. Pregunto Erik una vez estuvo a un lado del castaño, el cual  movió graciosamente sus orejas y cola, giro levemente su cabeza solo para ver al mayor por el rabillo del ojo.

—No sé de qué hablas, Erik—. Le dijo sin despegar la vista del libro.

— ¿Así que no sabes de que hablo?—. Pregunto Erik llevando ambas manos a su cintura. —Hablo de tu actitud grosera, conmigo y con Raven—. Charles apretó el libro que sostenía entre sus manos.

—Claro… tu novia—. Dijo Charles en tono bajo.

— ¿Qué fue lo que pasó allá, Charles?—. Pregunto el mayor sentándose a un lado del castaño.

—No me agrada—. Le dijo con molestia mientras se alejaba del mayor un poco. —Y no es bonita—. Erik alzo una ceja.

—Yo creo que es bonita—. Le dijo el de ojos verdes.

— ¡Pues debes estas ciego entonces!—. Le grito con enojo.

— ¿Qué demonios te pasa?—. Le pregunto con el ceño fruncido. Charles apretó sus puños tratando de controlar que sus garras no salieran, sus pupilas se rasgaron dándole una apariencia más felina, los cabellos de sus apéndices extra se erizaron. Tenía que hacerlo, tenía que hacerle ver a Erik el porqué de su molestia ante la chica rubia.

—Erik, yo…—. Erik esperaba ansioso una respuesta, pero esta jamás llego, o bien no llego de una manera esperara. El castaño se había abalanzado hacia él uniendo sus labios en un simple choque impulsivo, Charles pasó sus brazos alrededor del cuello de Erik, el cual se encontraba sorprendido ante aquel acto del menor.

Erik no podía pensar, tenía la mente en blanco producto de aquella sorpresiva acción, entonces reacciono, tomo los hombros del de ojos azules y tratando de ser lo más cuidadoso posible lo aparto de su persona.

—Erik—. Soltó el castaño apenas sus labios se despegaron del mayor, un sonrojo adornaba sus mejillas y Erik no sabía qué hacer, jamás creyó que eso pudiera pasar, en los ojos azules de Charles pudo ver miles de sentimientos de los que él era participe para el menor, sentimientos que él no podía corresponder.

— ¿Por qué hiciste eso?—. Pregunto el de ojos verdes, el castaño termino apartándose del mayor hincándose frente a él.

—No es obvio—. Dijo con una sonrisa tímida. —Yo…Tu... Tú me gustas, Erik—. Le dijo con una sonrisa. —Te amo—. Erik no podía creer en las palabras que acababan de abandonar la boca de su compañero de vivienda, Charles aún era muy joven para saber lo que era el amor, pero podía estar seguro de que aquello que veía en los ojos del más joven era amor, amor del bueno y puro, de aquel que solo se puede ver la primera vez que sucede.

Pero Erik no sentía lo mismo, Erik no sentía otra cosa que no fuera responsabilidad por Charles, no podía ofrecerle algo más que su amistad, porque a él le gustaba Raven, ella era de su misma edad y comprendía las necesidades de un hombre de su edad, en cambio Charles, bueno, Charles siempre estuvo con él, el castaño se esfuerza en lo que puede para hacer de la vida de Erik un poco menos estresante de lo que vive en la universidad. Son amigos y él así está feliz, Erik prácticamente crio de Charles cuando este aún era muy joven, se hizo cargo de él y como tal, no podía generar sentimientos románticos por Charles.

—Lo siento, Charles—. Dijo el de ojos verdes bajando la mirada. —Pero yo no te amo—. El castaño bajo sus orejas felinas con decepción, pero sin apartar la vista del mayor.

—Bue-bueno…—. Charles bajo la mirada. —Es-estoy seguro de que si me das la op-oportunidad yo…—.

—No—. Lo interrumpió el mayor antes de que el otro siguiera, Erik alzo la vista, pudo ver aquellos ojos llenarse de agua, agua que estaba a punto de derramarse y escurrir por esas mejillas. —Eso no puede ser…—.

—Ya…—. Dijo el castaño con tono melancólico. —Es claro que no me veras como otra cosa que no sea una mascota—. Erik abrió los ojos con sorpresa.

—Charles, no cambies mis palabras—. Le advirtió Erik. —No es eso, simplemente no siento lo mismo que tu sientes por mí. El rechazo en una primera relación es normal—. Erik comenzó a ponerse de pie.

— ¡¿Por qué no me das una oportunidad?!—. Grito el castaño al ver las intenciones del otro de marcharse de la habitación. Erik solo pudo hacer que un objeto de metal golpeara con fuerza contra una de las paredes.

— ¡Maldición, Charles!—. Erik se giró y miro a Charles con molestia. — ¿Quieres saber por qué?—. Le dijo con un tono de voz frio y carente de sentimiento. —Porque eres un hombre y no solo eso, eres un niño y no solo un niño, eres alguien que no puede estar quieto por solo cinco minutos sin tener que quemar la casa tratando de cocinar algo simple como una vil sopa de fideo—. Palabras frías que a Charles le atravesaban el corazón. —Yo pase parte de mi vida cuidándote, en esta etapa es normal que quiera buscar a alguien que trate de no sacarme de quicio solo porque no soporta la idea de ser rechazado. ¡Entiende, entré tú y yo no habrá nada!—. Erik respiraba agitado, estaba molesto, mientras que charles no dejaba de ver a Erik con un semblante herido y con los ojos completamente inundados en lágrimas.

—Yo…—. Charles bajo sus orejas. —…nunca imagine que te sintieras así respecto a mí—. Charles se puso de pie y comenzó a caminar sin mirar a Erik. —Yo…tratare de ya no ser una molestia en el futuro—. Le dijo sin mirarlo, para cundo hubo pasado de lado de Erik, Charles no dudo en correr fuera de la biblioteca hacia su habitación. Y Erik no hizo otra cosa más que bufar y peinar su cabello hacia atrás.

Notas finales:

Tengo la rara obsecion de poner a Erik como un maldito bastardo que hara sufrir a Charles demaciado en este Fic :T

¡Dejen Rw! saben que esta no mutante se los agradece eternamente :D


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