Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Naranja Carmín por Mellark

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡Joder!

Mi primer JongYu. Creo que voy a llorar. También es la primera vez que escribo algo tan largo en primera persona. ;A;

¿Será que ya me estoy volviendo cursi? 

Bueno, ya saben lo de siempre: los personajes de esta historia no me pertenecen y no sugieron que los hechos aquí relatados hayan sucedido. (Principalmente porque es AU, lol)

 

Notas del capitulo:

No me lo van a creer pero... ¡Iba a ser songfic! (/o)

Ya sé, alguna vez leí por ahí que los songfics eran de gente sin imaginación (lo cual me parece estúpido...), y creo que por eso no lo hice como tal.

¡Nada contra ellos! 

Incluso sí empecé a verborrear como songfic pero luego me trabé y decidí empezar de cero.

Dios, hice que una amiga lo leyera y lloró.

No sé si es bueno o malo.

A propósito, no sé si les comenté que ahora estoy en un blog llamado Utopia K-Fiction... Bueno, les diré en las notas finales.

Enjoy it!~

El amor es la mentira más grande de la existencia humana.

Es la excusa para un matrimonio arreglado, la falsa razón de los jóvenes hormonales que son padres a corta edad, la cosa que falta en las parejas que se divorcian, la disculpa que se usa para cometer locuras.

Es la palabra de cuatro letras que está en todo vocabulario y lenguaje, la falacia por la que la industria del cine es tan millonaria y la burla en la que todas las personas dicen haber caído al menos una vez.

Y yo creía todo esto. Era mi lema de vida. Nunca había experimentado la ilusión de querer a alguien tanto, ni desear estar con otro ser humano de esa forma.

Entonces, te conocí.

Y fue de la manera más ordinaria, cliché, desastrosa y estúpida del Universo: en una fiesta. Y mi hermana te presentó conmigo, probablemente para hacerle el favor a su novio, de quien eres primo.

Kim Jonghyun, hasta tu nombre no tenía nada especial para mí. Había conocido infinidad de chicos con tu nombre, cada uno más común que el otro. Entonces, ¿cómo y por qué llegaste a ser tan importante?

La fiesta estuvo muy aburrida, llena de cosas y personas que no me interesaban. Taeyeon estaba pegada a Kibum y yo me quedé sentado en una esquina, esperando a que se emborrachara para llamarle a nuestros padres y que pasaran a recogernos.

Todos estábamos apretujados en el garage de una tal Fei, o tal vez era una Jia, no estoy seguro. Entre la música trance y el humo de dudosa procedencia, me estaba quedando dormido, hasta que el sonido de una motocicleta afuera de la casa, me alertó.

Kibum le besó la frente a mi hermana y fue rápido para escabullirse entre el mar de gente y abrir la puerta. Entraste, con los ojos más bonitos que he podido ver y la sonirsa más seductora que jamás podrá ser descrita por un simple mortal.

Llevabas puesta una chaqueta negra y unos pantalones oscuros con la rodillas rasgadas. Tu cabello era plateado y no llamaba mucho la atención entre las olas de melenas con tonos estrambóticos: rosa chicle, azul eléctrico, amarillo fluorescente. El mismo Kibum llevaba su cabellera en color verde lima. No destacabas tanto.

Caminaste a la par con tu primo y pude notar que eras unos siete centímetros más bajo que él, pero no era sorpresa; Key es uno de los chicos más altos que he conocido, sólo su ex —Choi Minho— lo supera en estatura.

—¿Qué ves, Jinki?— me preguntó Taeyeon mientras se agarraba de mi brazo y se ponía de puntitas para buscar a su novio.— ¿Ves a Key~?

Me fue fácil desprender la mirada de ti, miré a mi pequeña hermana y le sonreí, a punto de burlarme de su baja estatura, cuando me tomaste del brazo y me alejaste de ella.

—¿No crees que es de mala eduacación coquetear con la novia de otro chico mientras éste no está?

Fue la primera frase que me dedicaste y entonces, empezaste a ser especial.

Un idiota especial, claro está.

Antes de que pudiera responderte, Kibum abrazó por la cintura a Taeyeon y te dio un golpe en el hombro. Era lógico que la habías cagado pero no parecías muy preocupado por haberlo hecho, siempre lo he pensado así.

—Idiota, Jinki es mi cuñado. Es el hermano de Taeyeonnie.— Te dijo, y pude jurar que ambos lo habían planeado para que nos habláramos sin momentos extraños y presentaciones forzadas.

Tengo razón, ¿cierto, Jjong?

Soltaste mi brazo y me sonreíste apenado, rascando tu nuca. Me pareciste atractivo en ese momento, no lo niego y no me avergüenza decirlo. Fue la primera vez que te consideré guapo en cierta forma.

—Mil disculpas, hyung. Kibum no me dijo que te parecías poco a Tae.— Dijiste, haciendo una floja y casi cómica reverencia hacia mí.

El que enseguida me hayas hablado como superior, me sigue haciendo creer que Key, tú y hasta mi hermana lo prepararon todo con antelación.

—No importa, un error lo comete cualquiera.— Respondí disculpándote por tu aparente confusión.— ¿De dónde conoces a Kibum? Ah…— Vacilé esperando a que me dijeras tu nombre, sin querer verme nada interesado.

Sonreíste ampliamente y me estrechaste la mano. La primera y última vez que lo hiciste, porque después de eso, sólo entrelazabas tus dedos con los míos y me acariciabas la mano en lugar de saludarme con un apretón.

—Jonghyun, soy el primo de Kibummie.— Dijiste después de soltar mi mano.— Tú eres Jinki, según dijo mi primito. Me alegra mucho conocerte.— Y en tu cara apareció de nuevo esa seductora sonrisa que traías al entrar al garage.

Es gracioso que, aunque comenzaste siendo muy formal, al poco rato me tutearas.

Siempre has sido muy simple, Kim.

—El gusto es mío. Creo que mi hermana y yo nos iremos ahora. Tae, despídete de Key mientras llamo a un taxi.

Taeyeon me miró con un puchero y puso sus mejores ojos de cachorro —los tuyos siempre fueron mejores— para hacerme cambiar de opinión y dejarla otro rato con su querido y felino novio, que también estaba a punto de hacer ojitos tiernos.

— Jinkiiii~— Canturreó agarrada del brazo de su exótico novio.— ¿No nos podemos quedar un ratito más?

Kibum soltó una risita y Tae le pegó en el brazo para que se callara.

—Vamos, hyung.— Dijo Key, apoyándola.— Sólo otra media hora.

Me crucé de brazos y los miré a los dos.

—Ajá y van a decir eso cada media hora. Los conozco bien a los dos. Taeyeon, vamos. Ya es tarde.— Refunfuñé pues, en efecto, eran pasadas de la una de la madrugada y mis padres me iban a dar un regaño horrible por llegar a esas horas con ella.

Kibum notó mi cansancio y le acarició el cabello a mi hermana.

—¿No puedes al menos dejar que Key nos lleve a casa? — Preguntó Tae, haciendo otro gracioso puchero.

A mi peliverde cuñado le agradó la sugerencia.

—¡Sí! Jjong y yo podemos llevarlos.— Ofreció con una gran sonrisa, haciendo un gesto con la cabeza hacia ti, que sólo observabas sonriente la peculiar escena.— Por favor, hyung.~

Evidentemente estaban juntos por lo egoístas que son ambos.

—Creo que se te olvidó que mamá te matará si te ve subida en la moto con un chico de cabello color lima, hermanita.

Taeyeon usó de nuevo su gesto favorito y tus ojos brillantes de cachorro emocionado me convencieron.

Suspiré y caminé hacia afuera del garage.

—Supongo que me iré contigo.— Murmuré hacia ti y asentiste feliz.— No conduzcas tan rápido, me mareo muy fácil.

Balbuceaste algo sobre que no te gusta que te limiten y recuerdo haberme reído mientras me subía atrás de ti en la moto.

—Abróchatelo bien.— Me indicaste poniéndome el casco en la cabeza.— Conduzco rápido, pero no tanto como Keybum. Él es un loco de la adrenalina. Y por lo que veo, sin ánimo de ofender, tu hermana también.

El novio de mi hermana sonó el claxon de su motocicleta, apurándonos y Tae le susurró algo al oído que lo hizo callar y mirarnos, divertido. Tú debes saber qué era, ¿me lo dirás cuando me llames?

—Ya vamos, ¡cuánto te urge separarte de tu novia!— Gritaste bromeando con tu primo.

Kibum arrancó antes porque tú no estabas acostumbrado a mantener el equilibrio con una persona de más.

— Espero que esto no quiera decir que soy gordo.— Te dije, jugando.

Te reíste y pisaste el pedal, acelerando y alcanzando rápido a Key y mi hermana.

—Oh, olvidé decirte que debes abrazarte a mí para no caerte.— Dijiste, y apuesto que había una sonrisita boba en tus labios.

Siempre fue tu frase favorita.

Fue la primera vez que me hiciste sonrojar. La primera de muchas ocasiones. Me haces avergonzarme muy fácilmemente, ¿sabes? Eres un tonto. Te abracé renuente de la cintura y alcancé a oír tu risita triunfante. Siempre fuiste muy transparente con tus emociones, Jonghyun.

El trayecto hasta mi casa fue en silencio; incómodo para mí y tranquilo para ti. Amas la paz y siempre me lo hiciste saber. Cuando llegamos, las luces estaban apagadas y Key besaba a mi hermana frente a la puerta, como desafiando a mi padre a que saliera en cualquier momento y lo golpeara en la nariz.

Yo me bajé rápidamente de tu moto y tú te quedaste montado en ella mientras buscaba las llaves en mi cartera.

—Tienen una linda casa.— Murmuraste asombrado, pues era la casa que siempre habías soñado. Me lo dijiste varias veces, que querías casarte conmigo para vivir juntos en la casa de mis padres.— ¿Es suya o la rentan?

Me reí pensando en mi orgulloso padre usando algo que no fuera cien por ciento suyo.

— Es nuestra. Mis padres la terminaron de pagar cuando Taeyeon nació. Los invitaría a pasar, pero mis padres me matarían si supieran que he dejado que mi hermanita regrese a casa con dos muchachos y montada en una moto.

Sonreíste y separaste al par de besucones hormonales.

— Vámonos ya, Kibum. Tu novia y Jinki deben dormir, dales un respiro.— Lo empujaste a su moto y te subiste a la tuya. Jojo. — Fue agradable conocerte, espero verlos pronto a ambos.

Key le aventó un beso a Tae y ambos arrancaron con los cascos puestos.

Esa noche, mientras yo dormía, tú me buscabas entre los contactos de Facebook de Key y me enviabas una solicitud de amistad. No te importó parecer desesperado, porque tenías una excusa: accidentalmente, me había quedado con tu casco. Ni siquiera esperaste a que te aceptara antes de enviarme un mensaje pidiendo que nos viéramos la semana siguiente para regresártelo.

Incluso eso fue cliché. Nos vimos afuera del cine de un centro comercial bastante popular y que mi hermana frecuentaba. Después de entregarte el casco, me pediste que me quedara para invitarme un café. Mi error —o tal vez, acierto— fue aceptar.

— Me gustas.— Soltaste en medio de aquella ruidosa cafetería. Casi me quemo la lengua con el café.— Tal vez digas que soy exagerado, pero no he dejado de pensar en ti estos últimos días que han pasado.

Evidentemente, no te creí una palabra. Pensaba que era una broma de Kibum y mi hermana. Ofendido, me levanté de la silla y te dejé con la palabra en la boca y el dinero justo para pagar mi bebida.

— No sé qué clase de broma es esta, pero no me gusta.— Dije antes de irme de ahí y cerrar la puerta del lugar, dramáticamente.

Volví a mi casa y encontré a Taeyeon y Kibum viendo televisón en la sala, abrazaditos y tan acaramelados que me asqueó. Enseguida pensé en reclamarles pero me contuve y me encerré en la habitación.

Me llegó un mensaje al celular y supe que eras tú aún sin verlo ni tener registrado tu número.

Decía: “Parece que he sido demasiado aventado. Kibum me dijo que no te asustara y eso ha sido lo primero que he hecho. ¿Podemos empezar como amigos? Quiero demostrate que en verdad valgo la pena.”

No te respondí y asumo que lo tomaste como un “claro, acósame y sigue intentando coquetearme” pues me invitaste a un evento en Facebook.

Era la primera presentación de tu banda y había decidido no ir. Hasta que Taeyeon me pidió que la acompañara y yo soy experto en cumplir los caprichos de mi hermana menor con complejo de princesita.

La tocada fue en un lugar tan común y ordinario que ni siquiera lo recuerdo. Tae y yo llegamos temprano para quedar frente al escenario y que ella pudiera ver de cerca a Kibum, que era el vocalista del conjunto musical.

— Hola, hyung.— Me saludó Minho, exnovio de Kibum.— ¿Veniste a vernos? No sabía que Kibum te había invitado. — Era evidente que él no sabía que Taeyeon estaba por ahí y que Kibum sí la había invitado a ella.

Me enteré de que Minho era el tecladista, así que descarté otro instrumento para ti. Estaba muy curioso de saber qué tocabas. Fue hasta el momento en que salieron a escena que me enteré cuál era el tuyo.

Vi una preciosa guitarra negra recargada en un amplificador y te vi parado junto a ella, levantaste la mano para saludarme. Varias muchachas —y algunos chicos— se emocionaron. Tus groupies no eran tan histéricas como las de Key. Dios librara a mi hermana.

No puse mucha atención a las letras de las canciones porque estaba absorbido viéndote acariciando tu guitarra. Selene. Nunca pensé ver a alguien tan apasionado por un objeto musical. Era como si le hicieras el amor a tu instrumento. Pensándolo ahora, creo que estaba un poco celoso.

La voz de Kibum, como un gruñido, hacía que las canciones tuviera un toque erótico. El baterista le daba ritmo a los latidos de la canción y en conjunto con los rápidos dedos de pianista de Minho y tu habilidad con las cuerdas, se oían bastante bien.

Lo disfruté tanto que apenas noté que finalizó.

— ¡Jinki! — Gritaste soltando la guitarra como si no valiera mucho y corriste hacia mí.— ¡Veniste a vernos! — Exclamaste feliz y sin retenerte de parecer muy interesado en un chico frente a tus fanáticas.

— Taeyeon me dijo que la acompañara.— Respondí y no pareció bajarte los ánimos.— Son muy buenos, ¿han pensando en grabar profesionalmente? Papá es amigo del CEO de F.C Entretainment, podría decirle que…

Me pusiste la mano en el hombro.

— Gracias, pero no es necesario. Amamos la música y a la banda pero no estamos interesados en trabajar de esto. Es nuestro pasatiempo y no queremos que se convierta en una obligación. Queremos disfrutarlo como un método de desestresarnos. — Me dijiste, sonriendo.

En aquél momento, me sentí muy bobo e inmediatamente me alejé de tu agarre.

— Está bien, fue una sugerencia. No tenías que aceptar. — Murmuré, avergonzado por tu rechazo.

Ensanchaste tu sonrisa y me jalaste del brazo hacia el bar improvisado que habían instalado.

— ¿Quieres un trago? Yo invito, Heechul es como mi hermano mayor.— Ofreciste sentándome y hablándole al bartender.

Yo no estaba acostumbrado al alcohol y estoy segurísimo que tú lo sabías.

— Mmm, algo que no sea muy fuerte. Casi no bebo y cuando lo hago, termino mal. La que aguanta mucho es Tae.— Accedí a medias, poniendo las manos en la barra.

Asentiste y ordenaste para mí algo cuyo nombre no recuerdo pero sabía dulce y cálido. Tú pediste un vodka. Mientras bebíamos, me preguntaste mi edad, en obvio plan de coquetearme otro poco.

— Tengo 25 años, Jonghyun. Soy mucho más grande que tú. Así que olvídate de tus ideas de tratar algo más conmigo que no sea…— Esta vez, fue tu dedo en mis labios lo que me calló. Grandísimo idiota, tus dedos rasposos por las cuerdas me parecieron lo más atractivo del mundo.

Te reíste de mi reacción y me miraste a los ojos.

— Fue sólo una pregunta, Jinki. No te esponjes.— Susurraste sin retirar el dedo de mi boca.— Además, yo no soy tan joven como piensas. Kibum es dos años menor que yo, tengo 24. No eres tan mayor como lo piensas. Y aunque lo fueras, no me importaría.

Me puse rojo, empezó a hacerse un hábito desde que te conocí.

— ¿Por qué dices que te gusto? — Pregunté, tal vez en voz un poco alta, ya que muchas personas se nos quedaron viendo.— O bueno, ¿por qué lo dijiste? Era una broma tuya y de Key, ¿verdad?

Bebiste el último trago de tu vodka y te reíste.

— ¿Tan bromista parezco? Mira, hagamos un trato, Jinki. — Propusiste, bastante animado y me pregunté si era por el alcohol.— Acompáñame a un lugar ahora, si vas conmigo, contestaré todas tus preguntas. Pero tú también debes responder las mías, ¿te parece?

Tal vez fue por mi estado etílico, tal vez fue curiosidad, o incluso podría ser que ya quería estar a solas contigo, aunque fuera un momento. La cuestión, es que acepté y me llevaste en tu moto. De nuevo me abracé de tu espalda y tenía las mejillas sonrojadas. Esto pasó muchas veces.

En el trayecto hacia el lugar, la luna brillaba en el cielo. Era redonda como una fruta y las nubes la trataban de opacar pero ella hacía que las estrellas palidecieran. Fue una noche fresca y agradable, no pediría más en la vida que todas las noches en las que estuvimos juntos hubieran sido iguales a esa.

Llegamos al muelle, estacionaste la moto y casi me caigo al bajarme pero me sujetaste bien del brazo y sonreíste. Tenías tu mochila vieja colgada del hombro y me tendiste la mano para ayudarme a caminar hacia donde querías que fuéramos.

— Parece que no mentías con eso de ser poco tolerante al alcohol.— Me molestaste muy divertido y vigilaste que me sentara y no me cayera de espaldas o de cara.— Supongo que esto será para mí solo. — Dijiste antes de sacar una botella de cerveza y dejarla entre los dos.

Me acerqué torpemente a ti y puse mi mano en tu pierna. Fue menos seductor de lo que parece, estaba bastante pasado de copas y normalmente soy poco agraciado y muy gracioso para los demás.

— No te hagas el desentendido.— Balbuceé arrastrando un poco la lengua.— Tienes que responderme la pregunta que te hice… en la tocada… ¿Sí? — Pedí con mi voz adormilada por el alcohol.

Te reíste y abriste la botella, pasándomela.

— Si vas a preguntar algo, bebe. Esa será la regla.

Confiado por el alcohol y la curiosidad, le di un trago largo y enseguida sentí el golpe de la bebida. Tomaste de regreso la botela y te la pusiste en el regazo mientras veías hacia la inmensidad del horizonte oscuro por la noche.

— Me gustas. No es broma. Creo que eres lindo y tu personalidad es extraña. Me causa curiosidad. Eres como un conejito perdido. Me gustaría ser quien te acogiera y te cuidara.— Respondiste antes de voltear a verme y noté tu sonrojo.— Aunque tal vez es un poco temprano para hacer eso, en verdad, me gustas.

Giré mi rostro para verte y me avergoncé igual.

— ¿No vas a preguntarme?

Sonreíste brillante y preciosamente. Tomaste un rápido sorbo de la cerveza y te acercaste un poco más a mí. Ya sentía tu calor corporal y nunca negaré lo mucho que me gusta. Eres de sangre caliente, como dicen por ahí.

— ¿Cuál es tu impresión de mí? — Preguntaste viéndome directamente a la cara. Dios, estaba muy sonrojado por tu culpa o por la del alcohol.— Quiero decir, ¿te parezco material para ser tu pareja, Jinki? O puedes decirme cuál es tu tipo de chico.

No pude dejarte terminar de hacer tus preguntas.

— No tengo un tipo de chico, Jonghyun. No sé si podrías ser material de pareja para mí. No creo en el amor y menos en tener un novio o novia. Pero puedo decirte mi impresión sobre ti.— Murmuré, avergonzado.— Eres agradable. Siento que eres una persona con la que podría llevarme muy bien. Me encanta la forma en que tocas la guitarra y como parece que es lo más preciado en tu vida. Tus ojos me parecen muy hermosos y estoy seguro que aunque la voz de Key es fantástica, la tuya también lo es. Causas un efecto cálido en las personas, según lo que he visto.

Apenas y pude mirarte después de decir eso. No tanto por penoso, por estar rojo o por que el alcohol me haya mareado. Fue porque me jalaste hacia a ti y enterraste tu rostro en mi cuello, inhalando fuerte y haciéndome temblar.

— Si no crees en el amor, si no soy tu tipo de chico, si no sabes lo que es tener una pareja, si no te gusto, entonces, ¿por qué estás temblando en mis brazos? — Murmuraste sobre la piel de mi cuello y fuiste subiendo tu rostro hasta ver el mío frente a frente.— ¿Por qué tienes lo ojos húmedos y los labios entreabiertos? — Pasaste tu mano por mi mejilla y tu mirada penetró mis pequeños y asustados ojos.— ¿Por qué quieres que te bese? ¿Por qué tu cuerpo me pide que te cuide y te dé cariño?

Y fui yo el que no soportó más el estar cerca de ti y te besó.

Sentí tus labios gruesos en los míos y noté el roce de tus pestañas en la piel de mi cara. Te sentí desesperado por no hacerme sentir incómodo y me deleité con la suavidad de tu boca. Suspiré creo que más veces de las que debería haberlo hecho y no me dijiste nada por eso. Una de tus manos encontró la mía y entrelazaste por primera vez nuestros dedos. Tu otra mano empezó a acariciar mi cabello y me derretí ante tu toque bajo la naranja roja que era la luna esa noche.

El puerto cuyo nombre ni siquiera quiero recordar fue testigo de cómo me sentí querido por primera vez.

Nuestro beso se convirtió en caricias suaves y bien intencionadas por toda mi piel. En algún momento, te quitaste la chaqueta y la extendiste en el amaderado suelo, recostándome en ella y volviendo a besarme como al principio. Y fue hermoso porque nunca había conocido a alguien además de mi familia que se preocupara por mi comodidad.

Eras el primero que prefería tener frío con tal de que yo no lo tuviera.

— La luna es color carmín hoy.— Murmuraste en mi oído mientras acunabas mi cabeza en la palma de tus manos.— Es un tono inusual para una simple noche de otoño.— Enseguida me miraste a los ojos y dejaste otro beso junto a mi boca.— Bueno, no es una simple noche. Es una noche especial, así que es justo que la luna se haya vestido de una gama tan acorde a lo que pasa con nosotros, ¿no crees?

Fue cursi, ¿sabes? Es como lo que un personaje “perfecto” y completamente fabricado diría en el momento de hacerle el amor a otro personaje en una película de moda. Sólo que tú no eras un personaje fabricado, aunque sí me estabas enseñando algo que no conocía.

El amor.

Y amaneció, con nosotros ahí, acurrucados el uno contra el otro y aún besándonos con cariño. Me llevaste a mi casa tan temprano que mis padres no notaron mi ausencia, aunque Tae sí lo hizo. Me regañó como si yo fuera un adolescente que se escapa y regresa en la madrugada. Eso fue tu culpa, pero luego me la cobré.

Fue difícil de ocultar que estaba despeinado, olía un poco a varios tipos de alcohol, mi camisa estaba desacomodada y traía tu chaqueta puesta sobre los hombros. Era imposible que Taeyeon no se diera cuenta de con quién había pasado la noche.

— Has estado con Jonghyun, ¿verdad? — Me chilló en el oído, despertándome al día siguiente.— ¿Es que estás loco? ¡No eres un chiquillo, Jinki! Tienes 25 años, deberías saber que no debes enrollarte con cualquiera, la gente está muy loca y hay mucho psicópata suelto por ahí…

Le aventé la almohada en la cara.

— No te hagas la mustia, hueles a colonia de Kibum, así que no fui el único Lee que pasó la noche fuera de la casa, Taeyeon.— Gruñí, con la cara enterrada en el colchón.— Además, yo te puedo asegurar que estoy limpio y virgen. Tú ya no puedes.

Se rió y se tiró junto a mí en la cama.

— Eres un bobo, si mamá y papá te oyeran, me matan. No digas esas cosas así como así, Jinki.— Me dijo con un puchero.— Además, sí estoy limpia. Lo otro no, pero limpia sí. Key y yo ya no consumimos porquerías alucinógenas. Fue sólo una etapa.

La abracé y le tapé la boca con la mano, a veces me estresaba su voz.

— ¿Tú crees que me vaya a llamar? — Pregunté, muy nervioso.

Ella se río después de morderme la palma de la mano y se sentó, viéndome desde arriba

— Pues, ¿qué tanto te hizo, Jinki? Pensé que no creías en el amor, ¿es que te ha drogado, hermanito? ¡Que lo mato si lo hizo!

Me puse rojo hasta la raíz del cabello, es tu culpa que yo me sonroje tan fácil, Kim Jonghyun.

— No me hizo nada. Fue sólo… Un par de… Besos. Tal vez más de un par. Tal vez… Tal vez pasamos toda la noche besándonos, ¡pero no fue nada! Son cosas que pasan en la vida… ¿Verdad?

Mi hermana sólo hizo un gesto que podría significar “lo hemos perdido” o “Jonghyun debe ser un buen besador”, nunca le quise preguntar qué quería darme a entender con él. Lo único que me dijo antes de irse de mi habitación a bañarse, para que mis padres no olieran a tu primo en ella, fue que esperaba que nunca me lastimaras.

Algún día te lo repitió cara a cara.

¿Sabes? Fue poco el tiempo durante el cual —se podría decir— que me pretendiste. Después de ésa noche en el puerto, no podía verte como un amigo. Ya empezabas a despertar una emoción en mí. Me sentía el Grinch cuando su corazón comenzó a crecer y crecer. Creaste magia en un ser tan común como yo.

Tú sabes bien cuándo y cómo me pediste ser tu novio. Sabes también que me negué dos veces seguidas y que, a la tercera, no me dejaste terminar de hablar y me besaste de una forma asfixiante y hermosa. El portón de mi casa fue testigo de cómo me estrellabas en la puerta y tratabas de robarme el aliento con tu propia boca.

Extraño eso, ¿me vas a llamar pronto?

Otra cosa que recuerdo y recuerdas bien fue cuando me presentaste a Sodam —tu hermana— y a tu mamá. Estaba tan nervioso que empezó a tartamudear. Íbamos en camino hacia el departamento donde ellas vivían y tuviste que detener el coche porque yo no podía parar de llorar.

— Hey, tranquilo. Mi hermana y mi mamá no se parecen a mí, son normales. No tienes nada de qué preocuparte, son amables. Te lo juro.— Dijiste limpiándome las lágrimas de la cara y tratando de hacerme reír.

Sollocé varias veces y me llenaste de besos la cara. Siempre fuiste muy dulce cuando se trataba de reconfortar al enorme bebé llorón que tomaba mi lugar cuando yo me entristecía o me daban nervios. ¿De dónde sacabas la paciencia, Jjong?

— Onew, amor… Estoy aquí, no te preocupes de nada, les agradarás.

Fue la primera vez que me llamaste así.

Onew.

Creo que la impresión detuvo mi llanto y me miraste asustado de haberme incomodado por un apodo nuevo, porque sabías que detesto que me den sobrenombres.

— ¿Cómo acabas de llamarme? — Pregunté con un hilo de mi aguda voz. — ¿O… Onew?

Asentiste y me tomaste la mano.

— Eres suave. Tu piel lo es y tú como persona, igual. Decidí pensar en un nombre por el cual llamarte, que no fuera ridículo como Conejito, Dientitos o Sonrisitas.— Respondiste riendo.— Onew me recuerda a ti. Te queda perfecto, a mi parecer.

Gracias a ti, hoy tengo un nombre además del que mis padres me pusieron. Onew ya no es el sobrenombre que alguien me dice, ahora es mi alter ego. Es el nombre con el que firmo al final de los borradores para las obras que termino a media clase de Literatura. Ya nadie me dice así.

¿Piensas llamarme algún día?

Taeyeon dice que ya es pasado.

Pero para mí no lo es.

Las tardes que pasé en tus brazos, enredado entre las sábanas de tu improvisada cama en el sofá. Los atardeceres que fuimos a ver al puerto que bautizamos como “Luna Roja” aún sabiendo que ése no es su nombre. El momento en el que me dijiste porqué tu motocicleta tiene el nombre Jojo y todo lo que ella te hizo para que la recordaras de esa forma. El saber que tu guitarra es Selene por la luna que vimos juntos y no por una chica. Nuestra perrita, Roo. La noche en que me dijiste al oído “te amo” por primera vez. Mi cama cuando te ganó la sangre caliente y me hiciste el amor al ritmo de la canción que compusiste para nosotros. Todas nuestras primeras veces.

Eso no es pasado.

En cada momento que estuviste conmigo, hay un pedacito de mi alma. Del corazón que hiciste crecer dentro de mi pecho. Del amor que me hiciste sentir en poco tiempo. De todo lo que jamás volveré a sentir por nadie más.

¿Dónde estás?

¿Por qué no llamas ya?

¿Por qué no me hablas?

¿Por qué estás simplemente tendido ahí, con los párpados cubriéndote las pupilas e impidiéndome ver tus bellos ojos?

¿Por qué no respondes cuando digo tu nombre entre lágrimas?

¿Por qué Jojo tuvo que salirse del carril de motocicletas y entrar al de autobuses?

¿Por qué Kibum tenía que ir detrás tuyo e impactarse en un árbol?

¿Por qué mi hermana ya no sonríe?

¿Por qué siento que ya tampoco voy a ser capaz de sonreír?

¿Por qué no entrelazas tus dedos con los míos cuando toco tu mano?

¿Por qué siento que la luz de tu vida se consume cada día un poco más?

¿Por qué creo que la mía se acabará en el momento en el que ya no estés?

¿Por qué te amo tanto que el corazón se me sale del pecho ante la posibilidad de que tus latidos dejen de hacer eco en la máquina a la que estás conectado?

¿Por qué no quiero olvidarte?

¿Por qué no puedo olvidarte?

Jonghyun, ¿por qué te vas? ¿Ya no quieres a tu suave conejo? O acaso, ¿te has aburrido de tener a un lloricón contigo? Te amo, no sé en donde estás. Porque frente a mí, veo a un Jonghyun tendido y descolorido, pero ése no es el que yo conozco. Tu cuerpo se deshace pero, ¿tú dónde estás?

Y entonces, si te vas, ¿qué haré? ¿Qué voy a hacer con ese corazón que me hiciste crecer? Tendré que encontrar la forma de achicarlo otra vez. No te vayas, por favor. Siempre me sentí un cero a la izquierda, pero contigo, me sentí más valioso que el oro. Yo soy la Luna de tu Sol, ¿no lo recuerdas?

Vuelve a mí, por favor.

Tu Onew te extraña.

 

 

Notas finales:

Bueno, si han llorado, ¡gracias! Significa que sí pude superar mi meta. 

Por cierto, ahora sí les comentaré sobre Utopía K-Fiction.

En las vacaciones de verano, encontré un concurso en ese blog (gracias a una chica del Fanclub de SHINee en mi ciudad <3) y decidí mandar mi solicitud para ser escritora. Me aceptaron y me sentí muy feliz, pero apenas subí mi primer post hoy porque no sé. OTL 

Estuve de torpe todo el verano y no escribí nada productivo o bueno. Hasta que llegó este golpe de inspiración y ¡boom! 

No creo que sea la octava maravilla del mundo, pero me ha parecido bastante bueno. (Si no me adulo yo, nadie más lo hará. -?-)

En fin, si ven alguno de mis próximos one shots o fanfics allá, soy yo. No me están plageando. 

Dejo el link porque me encanta hacer publicidad.

Utopia K-Fiction (Wordpress)

Utopia K-Fiction (Facebook) 

Yyyyyyyyyy...

Mi página porque puedo y quiero: Mellark 

¡Besotes de cereza! (HUEHUEHUEHUEHUE 7u7)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).