Taemin, se bajó del taxi, se detuvo ante la puerta de CCH Entertaiment.
Atravesar la ciudad solo había sido una experiencia aterradora y excitante para él. El ruido de los autos, penetraba sus oídos.
A primera hora de la mañana había empeñado el anillo que le había dado JunGuk aquel viejo al que sus padre le habian presentado como su prometido. Tras salir del internado en el que estudia busco una casa de empeño y, ahora, el bolsillo de su pantalón tenía una módica suma de dinero.
Ahora, tras haber llegado a la compañía, su aventura estaba a punto de empezar. El edificio parecía constar de cuatro o 7 pisos, que debían de albergar todas las salas de práctica. Tras entrar a la recepción, vio a una chica rubia ocupada hablando con una persona, se escabullo y caminó a través de un laberinto de pasillos y cuartos de ensayo.
Podía oír cómo la gente hablaba, cantaba, tocaba instrumentos y discutía; sentía curiosidad de curiosear. Finalmente llegó hasta una gran habitación donde podía ver personas de diferentes edades hablando, y discutiendo. Había tantas personas que apenas le prestaron atención a él.
Sin embargo, un joven empleado dejó lo que estaba haciendo y, curioso, se le quedó mirando fijamente de un modo amistoso.
—¿Deseas algo, jovencito?. Taemin sonrió, intentando encubrir su nerviosismo.
—Busco al señor Choi.
—¡Ah! . Eres uno de los que viene a la prueba. Le sacudió la cabeza. Taemin no dijo nada era mejor que pensara eso.
Ahora mismo está con un actor ensayando. Dijo el empleado señalando una puerta al final del salón.
—Gracias.
—No le gusta que lo interrumpan —advirtió a Taemin cuando éste se dirigía ya hacia la puerta del salón.
—¿Ah, sí? No lo molestaré —replicó con alegría, y sujetando la maleta con una mano abrió la puerta con la que le quedaba libre. Se deslizó a empujones a través del salón y llegó justo a una columna. Tras dejar la maleta en el suelo, se acercó un poco para contemplar la sala sin ser notado.
En ese momento se llevaba a cabo un ensayo. Dos hombres caminaban por un pequeño escenario con espadas en la mano, discutiendo la coreografía de lo que parecía una escena de lucha. Uno de ellos, rubio y pálido, tenía la constitución esbelta y ágil de un felino.
«No estás seguro de lo que quieres...», estaba diciendo con seriedad mientras golpeaba la punta de caucho de la espada contra el lateral del zapato.
Cuando el otro hombre le contestó, a Taemin le pareció escuchar la voz más peculiar que jamás había oído: profunda, misteriosa, sofisticada....
—Lo que quiero, Hyunseung, es que pongas algo de pasión en la inter- prestación. Si no me equivoco, alberga la intención de matar al hombre que estuvo a punto de seducir a tu prometida. Sin embargo, sujetas la espada igual que una anciana agarraría un bastón.
Fascinado, Taemin se le quedó mirando. Choi Minho era más alto de lo que esperaba, más carismático, más... todo. Su cuerpo, esbelto y musculoso, estaba cubierto por una sencilla camisa celeste desabotonada en el cuello y unos pantalones blancos, a través de los cuales se adivinaban unas piernas largas y una estrecha cadera.
Las imágenes y videos que había visto Taemin no le hacían justicia: el color del pelo, de un castaño oscuro, su piel... De alguna manera Choi Minho era un hombre capaz de casi todo. Taemin pestañeó con inquietud. Había escuchado que Minho, cambiaba fácilmente de parejas, muchos decían que solo era para pasar el rato, algo que el quería.
—Señor Choi, si no me contengo durante esta última parte de la coreografía, no tendrá ocasión de parar el golpe... —protestó el actor rubio.
—No conseguirás superar mi guardia —aseguró Minho.
Da todo lo que tengas, Hyunseung... o le daré la oportunidad a otro aprendiz. Hyunseung apretó la boca. Estaba claro que la pulla de Minho había dado en el blanco.
—De acuerdo.
—Levantó la espada, esperando pillar a Minho con la guardia baja. Acompañándolo de una breve carcajada, Minho paró el golpe. Las espadas entrechocaron cuando los dos hombres se lanzaron a un frenético intercambio de golpes.
—Más, Hyunseung —decía Minho, jadeando a causa del ejercicio.
¿Está en juego tu oportunidad de ser un gran actor?¿Dime le sederas el puesto a alguien más.
—¡No, maldita sea!—Como había pretendido Minho, el genio del rubio afloró.
—Entonces, demuéstralo. Con una expresión seria en el rostro del joven actor comenzó un sinfín de movimientos.
Minho elogiaba sus esfuerzos con escuetas expresiones, y atacando con una sarta de fintas y estocadas. Taemin no hubiera imaginado nunca que un hombre tan grande pudiera moverse con semejante facilidad. La visión de Minho lo había dejado fascinado. Era poderoso, imponente y con un espeluznante autocontrol.
Fascinado por el intenso combate, y queriendo tener una mejor visión, Taemin trato de escabullirse hacia otra de las columnas, pero tropezó con la maleta que había dejado en el suelo y provoco su caída sobre una pequeña mesa en la que se apilaban vasos y varios jarrones.
La estrepitosa bulla, llamo la atención de los actores. La cabeza de Minho giró con rapidez hacía el lugar donde provenía aquel estropicio. Al mismo tiempo, Hyunseung, incapaz de detener su movimiento, entró a fondo con su espada. Minho, con un gruñido sordo, quedó sentado en el suelo con su mano apretada contra el hombro contrario.
El silencio que siguió tan sólo se vio interrumpido por la respiración entrecortada de los actores. —¡Qué demonios...!—murmuró el rubio, mientras escrutaba con la mirada las sombras en la columna donde Taemin luchaba por incorporarse.
Volvió su mirada hacia Minho, que mostraba una extraña expresión.
—Hyunseung —dijo Minho con un deje de aspereza en la voz—, parece que tu espada ha perdido la contera.
—Y según lo decía, la camisa de Minho comenzaba a tornarse roja.
—¡Dios mío! —Grito Hyunseung,—.No lo sabía...No fue mi intención...
—No pasa nada —contestó Minho—.Ha sido un accidente, tu interpretación ha sido magnifica. Sigue así.
—Señor Choi —dijo con voz temblorosa, ¿cómo puede seguir dirigiéndome ahí sentado, mientras se desangra? A veces me pregunto si es usted humano.
—Presa del pánico, retiró la vista del chorro de sangre que se extendía por la camisa de Minho—. No se mueva. Conseguiré ayuda... Mandaré llamar a un médico... —No hay necesidad de llamar a un médico —aseguró Minho, pero Hyunseung ya había salido del salón a toda prisa.
Rezongando, intentó ponerse en pie, pero volvió a caer al suelo con el rostro pálido.
Taemin, se puso de pie y rápidamente se quitó su bufanda. Llegando hasta él.
—Aquí —dijo, saliendo a toda prisa y arrodillándose junto a él. Hizo una bola con la bufanda y la apretó con fuerza contra el hombro de Minho—. Esto ayudará a detener la hemorragia. El dolor de la presión obligó a Minho a inspirar con fuerza. Sus caras estaban muy cerca, y Taemin se sorprendió mirando fijamente, bajo la sombra de unas espesas pestañas negras, los ojos más grandes que jamás había visto
Taemin se percató con extrañeza que le faltaba la respiración.
—Lamento... —se detuvo, avergonzado, mirando las cosas rotas de cristal— todo eso. Ha sido un accidente. Por lo general no soy tan torpe, pero estaba contemplando el ensayo y tropecé...
—¿Quién eres tú? —preguntó Minho con frialdad.
— Taemin —contestó, utilizando su nombre.
—¿Qué estás haciendo aquí aparte de interrumpir mi ensayo?
—He venido por…porque...
—Taemin volvió a encontrase con su mirada y, de repente, le pareció que no tenía más remedio que confesar sus intenciones de una manera franca. Tenía que captar su atención de alguna manera, conseguir plenamente la atención de Choi Minho para que no se fijara en nadie más.
—Po...porque quiero ser su próximo amante.
Noqueado, boquiabierto por la sorpresa, Minho se le quedó mirando como si hablara en un idioma extraño.
Pensó su respuesta con detenimiento.
—No tengo aventuras con chicos como usted.
—¿Es por mi edad? En los ojos de Minho había un destello de diversión... no amistosa, sino burlona. —Entre otras cosas.
—Soy mayor de lo que aparento —contestó Taemin con rapidez.
—Señor Taemin —sacudió la cabeza con aparente incredulidad—, tiene usted una manera única de presentarse. Me siento halagado por su interés, pero, aunque la vida me fuera en ello, no le tocaría un pelo. Ahora, si me disculpa...
—E..es porque soy hombre igual que usted. Pues si es así, y…
—El que sea hombre no tiene nada que ver, es solo que no me interesa.
—Quizás necesite más tiempo para pensar en mi propuesta —dijo Taemin—.Mientras tanto, le agradecería si considerara la posibilidad de darme un empleo.
Tengo aptitudes que podrían ser de gran utilidad.
—No lo dudo —contestó Minho secamente—, pero no tengo nada disponible para usted.
—Señor Choi, he recibido una esmerada educación, hablo inglés, japonés, francés con fluidez y dibujo y pinto bastante bien. Estaría dispuesto a barrer, fregar, quitar el polvo... cualquier cosa que sea necesaria.
—Señor Taemin, estoy mareado, y no estoy seguro de si es a causa de la pérdida de sangre o de puro asombro... En cualquier caso, me ha parecido muy divertido.
—Se puso en pie y su cara recuperó el color. Gracias por la bufanda.
—Pero yo...
—empezó a discutir.
El ruido, de varios miembros de la compañía, alertados del accidente, entró en el salón.
—No es nada grave. Dijo Minho enfadado por ver en sus rostros preocupación—.No, necesito ayuda para caminar.
—Y se dirigió fuera del salón, con todos detrás decidido a ayudarle.
Taemin se lo quedó mirando fijamente. ¡Qué hombre tan impresionante! Estaba seguro de que Choi Minho era el hombre adecuado para tener una aventura. No le quedo la menor duda de que sería algo extraordinario: una experiencia única en la vida. A decir verdad, no había mostrado demasiada impaciencia por acostarse con él..., pero Taemin no había terminado todavía.
Lo agotaría con su insistencia, dedicaría cada minuto del día a conseguir hacérsele imprescindible. Acabaría por ofrecerle todo cuanto buscara de un amante. Sumido en sus pensamientos, Taemin volvió junto a la mesa caída, donde estaban los restos de cristales rotos. Sin duda tenía que conseguir un trabajo en la compañía, y se preguntó si habría alguien más a quien pudiera dirigirse en busca de trabajo.
