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A lot like love por TabiiiTa

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Notas del fanfic:

¡Hola~!

Les traigo una nueva traducción, espero les guste.

Notas del capitulo:

Aclaraciones: Hay algunos pensamientos de Jinki que, se podría decir, aparecen de la nada; no estan en comillas ni en cursiva y se mezclan con el texto, pero si uno se fija bien, se pueden distinguir. Podría haberlos puesto en cursiva yo misma, pero quise mantener el formato original del fanfic. Espero no les moleste al leer.

Además, en las notas finales hay algunas aclaraciones sobre las palabras que tienen comillas. Para una mejor lectura, revísenlas. ^^

Cómo siempre lo hace, Jonghyun se deja entrar.

Sus pies descalzos son silenciosos sobre el piso de madera y Jinki no lo escucha entrar hasta que está de pie frente a él, con sus muñecas en sus manos y sus dientes en sus labios. Es como si se estuviera sosteniendo a sí mismo como un prisionero, piensa Jinki, cerrando su libro. Tal vez debería dejar de leer antes de acostarse.

“¿No puedes dormir?” pregunta.

“No lo he intentado,” dice Jonghyun. “¿Me puedo sentar?”

Jinki se escabulle hacia un extremo del sofá, dejando libre el centro. Jonghyun se acurruca allí y por un segundo solo se miran con fijeza el uno al otro.

“Entonces,” dice Jinki. No es raro que Jonghyun salga en su búsqueda a horas intempestivas de la noche. Los dos miembros mayores solían ponerse al día después de que los otros se hubieran ido a la cama. Como líder Jinki tenía que ser sensato y Jonghyun siempre había sido maduro para su edad. Era bueno tener a alguien con quien hablar – alguien que estuviera familiarizado con el peso de la responsabilidad. Jinki se quita las gafas y deja que su cabeza caiga hacía atrás.

“Me reuní con algunos amigos de la escuela esta noche,” dice Jonghyun. A través de la esquina de su ojo Jinki puede verlo jugando con el brazalete grueso en su brazo derecho. “Tenían algunas historias interesantes.” Los labios de Jinki se curvan y se da créditos a sí mismo. Sabe a dónde va esto.

“¿Sí?” lo impulsa.

“Jun Seo tiene novia ahora. Es la mejor amiga de su hermana. Su hermana no está feliz, por supuesto.” Él se ríe por lo bajo. “Pero él lo está. Recuerdo, que él tenía un enamoramiento por ella hace un año y casi se había rendido. Estoy feliz por él.”

Jinki asiente. No necesita que Jonghyun lo diga en voz alta. Ambos lo están pensando. Sería bonito tener a alguien, como sus amigos, para compartir cosas y pasar tiempo juntos. A diferencia de Jonghyun, Jinki no aspiraba a enamorarse de los pies a la cabeza. Se contentaría con alguien agradable que se preocupara por él. No importaba si su historia no era la más grande desde Romeo y Julieta. Era feliz con dejar entrar a la persona adecuada.

“Y Woo Jin,” Jonghyun continua, “él – ¿te acuerdas de él?” Jinki asiente. “Él y su novia por fin, ya sabes.” Hace uno o dos gestos incriminatorios con la mano y Jinki ríe.

“Tuvieron sexo,” dice y Jonghyun sonríe burlonamente.

“Sí.”

“¿Cómo fue?”

Jonghyun siempre había sido un poco chismoso.

“Como quince botellas de soju aparentemente. Ni siquiera podía conectar tres palabras juntas. Entonces me preguntó si me había encontrado con Yuri noona recientemente.” Jonghyun resopla. “No sabe para nada lo afortunado que es.”

“Él podría decir lo mismo de ti.”

“Sí.” Jonghyun arranca las hilachas de sofá. “Yuri noona es realmente sexy, sin embargo,” dice distraídamente. Hay algo diferente en esta noche. Tal vez es la manera en los hombros de Jonghyun se han hundido o la manera en que no quiere sostener del todo la mirada de Jinki.

“¿Pasa algo?” pregunta Jinki después de unos minutos de silencio.

“Estoy harto de ser virgen, hyung.”

“Oh.” Jinki parpadea. Esto era nuevo.

“Jonghyun,” dice lentamente, “si estás preguntándome si puedes tener sexo, puedes. Eso sí, no seas atrapado.”

El muchacho más joven se ríe con sequedad. “¿Cuándo tendría sexo, hyung – en el viaje de tres horas hacia Music Core o después de llegar a casa a las 4am con cada hueso de mi cuerpo destrozado? ¿Y con quién lo haría siquiera? Es solo que,” suena frustrado, “Escucho a mis amigos hablar y es, es jodidamente vergonzoso. ¿Sabes que ni siquiera he llegado a segunda base con una chica? Siento como que todo el mundo tiene más experiencia que yo.”

“Yoogeun no.”

“Hyung.”

“Mira,” Jinki se inclina hacia adelante, “Va a pasar cuando tenga que pasar. ¿De verdad crees que, todas las personas, serían felices con una aventura de una noche?”

“No,” dice Jonghyun. Suena miserable. “¿Pero cuánto tiempo se supone que debemos conformarnos con pajas? Es imposible tener una relación así de todos modos. Ni siquiera consigo tiempo para llamar a casa.”

Tal vez es la charla nocturna, razona Jinki. Jonghyun siempre se pone extra miserable después de la puesta de sol.

“Es difícil hacer todo a la vez, Jjong, deberías saberlo a estas alturas. Ya habrá tiempo más adelante también. Encontraras a la chica adecuada. Tal vez ella será incluso más sexy que Yuri noona.”

“Tal vez.” Jonghyun se pasa la mano por el pelo. “¿A ti no te molesta?”

“Lo superé.” Jinki se encoge de hombros.

“No sé si pueda.” Jonghyun levanta la vista y sus ojos son firmes. “Hyung.” Lame sus labios. “No quiero cagarla cuando pase.”

“Eso es dulce, Jo–”

“No, hyung, no puedo cagarla. Voy a ser un chiste. Ni siquiera sé cómo besar a una chica, ni hablar de todo lo demás. Qué tal si voy en serio con ella y meto la pata en nuestra primera vez juntos, ¡ella obviamente me dejará!”

“Jonghyun, no es tan complicado. Créeme.”

“¿Así que lo has hecho?”

“Supongo que sí.”

Es el turno de Jonghyun para lucir confundido. “¿Qué significa eso?”

“Significa, sí, he hecho, um, cosas con gente.” Jinki recoge el material deshilachado de sus pantalones de chándal. Todo lo relacionado con esta conversación le está haciendo desear estar dormido en este momento. Jonghyun a menudo tiene ideas que son… menos que racionales (Jinki reconoce esa mirada en sus ojos) pero durante sus conversaciones nocturnas suelen discutir sobre música, o porno, o de sus compañeros de sello. No de sus sentimientos. Jonghyun tiende a ir con Kibum para cosas como esa, incluso con Taemin a veces, porque ese chico es tan lúcido como Jonghyun es emocional.

“¿Made out?*(1)” sondea Jonghyun.

“Sí.”

“¿Handjob?*(2)”

“Sí, Jonghyun, ¿por qué estamos ha–”

“¿Mamadas?” dice Jonghyun, un tanto histérico.

Jinki asiente. Su cara se siente como si estuviera ardiendo y la sangre está retumbando en sus venas.

“Joder, eres tan suertudo.” Jonghyun sacude la cabeza.

La verdad es que Jinki estaba más en el extremo de dar que en el de recibir de esto último, pero no cree que Jonghyun quiera saber eso. El chico más joven luce como si no quisiera hacer nada, volviendo a caer al sofá con un ruido suave.

“Hyung,” murmura, “Sé que esto va a sonar loco, pero por favor bésame.”

(O tal vez sí quiere.)

Jinki abre sus labios, pero nada sale porque su cerebro ha decidido rodar y morir. Y cuando no vuelve a la vida, decide subirse a un tren bala hacia el futuro – se apresura a los labios de Jonghyun, sus piernas, sus gemidos, su matrimonio, sus hijos, las canciones que escribirían juntos hasta ese inevitable día en que Jonghyun se daría cuenta de que todo esto era un gran error y rompería el corazón de Jinki.

“No,” dice con firmeza. “O todavía estás borracho o simplemente te siente solo, no sé qué te pasa pero vuelve a tus cabales. Tenemos práctica mañana.”

Se levanta y sale de la habitación. Jonghyun no intenta detenerlo y si el corazón de Jinki duele un poquito, poquitísimo por eso, nunca se entera.








Pero, por su puesto, esto cambia las cosas. Las cambia como un pequeño partido empatado en la ladera de una montaña. Rompe toda defensa que el dócil barro café tiene hasta que cada ráfaga de viento sopla sobre sus pies. La risa de Jonghyun es tan ruidosa cuando se desliza por el pasillo y fuerza a Jinki a presionar la almohada en su corazón para poder amortiguar la forma en que ahora late en respuesta.

No puede imaginarse a una persona en el mundo que sea inmune a Jonghyun. Sin duda, es imposible. Si sus ojos atrapaban un destello de luz, Jonghyun atraparía tres. Si Jinki cantaba como si hubiera perdido, Jonghyun cantaba como si hubiera esperado toda su vida. Por supuesto, no es perfecto y tal vez más de un poco de él existe en la imaginación de Jinki pero incluso el Jonghyun que se hurga la nariz, y el que odia los deportes de su realidad lo tiene todo. Él simplemente no lo sabe.

Tal vez es por eso que a pesar de que él es quien lo dijo, Jinki es el único que lo soporta. Hace todo lo posible para que no sea incómodo – Dios sabe que lo intenta. Se queda en la misma habitación hasta que su corazón está en su garganta y sus brazos duelen por estar clavados a sus lados.

Dijo que puedo, es lo único que puede pensar cuando ve a Jonghyun. Dijo que te permitía empujarlo sobre el sofá y trepar entre sus piernas. Debe haber visto dentro de ti, debiste poner más atención, lo vio en tus ojos, en tus mejillas, ¿leyó tu diario?

No sabe por qué Jonghyun vino a él. Es absurdo, razona, la idea es absurda, lo que significa que Kibum sólo se habría reído de él y Minho se habría excusado cortésmente. Taemin es demasiado joven. Eso dejaba solo a Jinki – el último recurso, la elección a regañadientes. Él era mejor que nada. ¿Eso es lo que Jonghyun piensa, o piensa que Jinki sería fácil de convencer? Es un poco fácil de convencer, pero incluso Jonghyun no sería tan cruel. Entonces, tal vez, de alguna manera y a Jinki no le sorprende no entender por qué, Jonghyun se dio cuenta de que Jinki es diferente con él.

La mayoría de los días Jinki puede controlarlo. Puede perder los estribos con Jonghyun, puede cerrarle la puerta en las narices. Puede tratarlo de la manera en que trata a cualquier otro. Pero esa oración ha desbloqueado al monstruo en su pecho y ahora ruge hasta bien entrada la noche. Chasquea su cola impacientemente cuando ve a Minho consolando a Jonghyun o Kibum cocinar para él. Él parece tan pequeño y soñoliento y agradecido.

Mío, piensa Jinki, agarrando a Jonghyun por la muñeca y arrastrándolo a su habitación. Los otros los ven pasar, curiosos, pero contentos. Debe disculparse.

Jinki cierra la puerta tras ellos, sus respiraciones entrecortadas y pesadas por los nervios.

“No tienes que gritarme, sabes,” dice Jonghyun con rebeldía. “Sé que la cagué. Lo siento.”

Jinki sabe que no está hablando de la pelea. Muerde su labio. “Jonghyun, Yo, tú– no podemos.”

“Lo sé, hyung. No sé qué me pasó. Una vez que pensé en ello, yo…” el chico más joven se va apagando. Duda un poco. “Creí que me haría sentir mejor.”

“¿Por qué?” presiona Jinki.

“No lo sé.” Las manos de Jonghyun se enroscan en puños. “Te lo dije, no quiero arruinar mi primera vez.”

“¿Así que soy un muñeco de practica?” Jinki arquea las cejas. Tal vez sobrestimó a Jonghyun después de todo.

“No,” casi grita. “Dios, por supuesto que no. Confío en ti, hyung,” dice, con un indicio de súplica en su voz. “Y me sentí cómodo pidiéndotelo. Es eso. Mierda. Realmente la jodí.” Se ríe, una perdida, hueca cosa pequeña y Jinki se siente horrible por ponerlo en ese aprieto.

“No te preocupes,” dice. “Estamos bien.”

“¿En serio?”

“En serio.”

Y en un abrir y cerrar de ojos el momento pasa y Jinki está de vuelta pensando que Jonghyun es el chico más adorable en Corea del Sur mientras el menor se desploma en la cama con un pequeño silbido.

“Estaba tan preocupado,” dice con una risita nerviosa. “No podía dormir.”

“Nunca puedes dormir, Jjong.”

“Lo sé pero, ya sabes,” le da un vistazo, “No quería lastimarte o algo. No puedo ir por ahí besando a la gente. Yo, um, intenté. Quiero besar a alguien a quien quiero y te quiero, ya sabes, eres Jinki hyung.”

El aliento de Jinki titubea. Hay algo peligroso en la sonrisa de Jonghyun – sus dientes inferiores están totalmente demasiado afilados. Jinki podría cortarse el corazón en ellos.

“Está bien.”

El consentimiento se desliza con demasiada facilidad. Ha pasado por mucho. Es más fuerte que un pequeño enamoramiento, ¿verdad?

Jonghyun se levanta en sus codos, con los ojos abiertos por la sorpresa. “¡¿De verdad?!”

“Sí.” Jinki se encoge de hombros. “Es solo un beso, ¿cierto?”








Jinki se retira con un gemido. Debería haber sabido que Jonghyun – con o sin práctica – sería un besador fantástico. Ese chico ha tenido una fijación oral desde el día en que Jinki lo conoció. Pondría su boca en todo lo que pudiera encontrar (no, Jinki, no vayas allí). Es dulce, pero ansioso. Es un poco demasiado húmedo, pero no tiene fuerzas para darle importancia, no con la manera en que la lengua de Jonghyun está lamiendo la suya como un gatito.

“¿Qué crees que los demás piensan que estamos haciendo?” Jonghyun respira entrecortadamente contra su clavícula.

“¿Peleando?” adivina Jinki.

Da un salto cuando Jonghyun grita de repente, “¡Sí, bueno, vete a la mierda también!”

“Peleando,” confirma con una sonrisa burlona que Jinki no puede esperar para probar.

“Eres bueno.” Picotea sus labios una vez más. “Deja de preocuparte, ¿de acuerdo?”

Jonghyun asiente. “Hyung, gracias.” Presiona sus frentes juntas. “Te debo una.”

“Todas las alitas de pollo en el mundo.”

“Todas ellas,” promete Jonghyun.







Jinki no sabe si son las hormonas o un hábito, pero se encuentra besando a Jonghyun a menudo después de eso. Esto emociona al pequeño monstruo en su pecho. Estos besos secretos – intercambiados en rincones oscuros o pasillos solitarios – le resultan mejor que cualquier vitamina que su manager empuja en su palma. Hacen su cabeza dar vueltas de la mejor manera posible. No le importa bailar la rutina seis veces. Vale la pena para ver el rubor en el rostro de Jonghyun al final. Sus labios se aferran a la botella de agua y los ojos de Jinki se aferran a la vista. Si los demás se dan cuenta, no dicen nada por lo que continúa así por una semana. Jinki empuja a Jonghyun en las paredes, puertas, y en cualquier lugar que pueda encontrar y le roba el centésimo beso.

Para el momento en que el domingo se presenta y Jonghyun lo besa primero – el monstruo ronronea – lo hace con confianza. Sus lenguas se deslizan con familiaridad. Sus dedos no tantean alrededor del aire ya. Se instalan con suavidad en la mandíbula de Jinki, burlándose de sus sensibles orejas con toques gentiles.

“Eres increíble.” Jinki se aleja con estrellas en sus ojos.

“¿En serio?” Jonghyun sonríe hasta que Jinki puede ver todos sus dientes.

“Sí,” dice Jinki con fervor. “Eres perfecto.”

(Celebran con un beso.)








“La ciudad llamada la Venecia del Norte.” Jinki mastica un extremo de su lápiz. “No estoy seguro, no estoy seguro.”

“¿Venecia no está en el norte?” Jonghyun mira con fijeza el periódico doblado, con el ceño fruncido.

“¿En el norte de dónde?”

“¿Italia?” Jonghyun levanta la vista y lo mira.

“Buen intento.” Jinki le da un golpecito con el dedo en la mejilla.

“¿Por qué no solo lo buscas en Google?”

“¡Eso es trampa!”

“Esta no es la Copa del Mundo, hyung.”

“Sólo quiero hacerlo como es debido.”

“Bien, volvamos a esta. ¿Qué tal,” escanea la página, “18 hacia abajo?”

“Famosa película erótica de Hollywood en los años 70.”

“Sé esta,” murmura Jonghyun, con las mejillas sospechosamente rojas. Arrebata el lápiz de los dedos de Jinki y escribe la respuesta. Encaja perfectamente.

“Listo.” Jonghyun se aclara la garganta. “Tengo hambre,” dice de repente y se desenreda de Jinki antes de perderse en la cocina. Jinki voltea el papel y traza las protuberancias de las palabras de Jonghyun– escrito lo suficientemente profundo para aparecer varias páginas después. Hay un ligero temblor en la última letra, claro como el día, y eso lo mantiene despierto toda la noche.








Es un acuerdo no dicho entre los miembros que el miércoles, al menos que tengan un horario, es noche de películas. Tres de ellos están alineados en el sofá, Minho está por llegar a casa y Jonghyun está a cargo de las palomitas de maíz.

Entra a la sala de estar con un gran cuenco de ellas, Jinki observa con un cálido cosquilleo en el estómago, una sola botella de cerveza bajo el brazo.

“Aquí.” Sonríe, entregándosela a Jinki, después de que Taemin le ha arrebatado el cuenco.

“Oye, ¿por qué no puedo tener una?” pregunta Taemin, zampándose un puñado en la boca.

“Porque,” Kibum golpea su cabeza, “eres demasiado joven. Y no hables con la boca llena.”

Taemin le saca la lengua y Jinki se encoge de asco. Está recubierta con palomitas a medio masticar.

“No hagas eso,” dice. “¿Dónde está Minho?”

Jonghyun lo mira desde donde está tumbado en la alfombra. “Fútbol, creo.”

Kibum resopla. “Eso significa que va a volver todo asqueroso y sudoroso. Voto porque lo saquemos del sofá.”

“Yo voto porque esté fuera de la alfombra,” dice Jonghyun inmediatamente.

“Puede ducharse primero, no es como que todos nosotros no hayamos visto Romeo y Julieta un centenar de veces.”

Ese pequeño hecho es recibido con fuertes quejidos.

“Que mierda,” Kibum le lanza una mirada de odio al vocalista principal, “Creí que era tu turno de escoger una película, hyung.”

“Lo era,” Jonghyun responde con una sonrisa de idiota. “Me lo cedió.”

Jinki se retuerce bajo la mirada disgustada de Kibum.

“¿Y por qué haría es?”

“Porque soy más guapo que tú, obviamente.”

“¡Jonghyun!”

“¡Ya quisieras!” Kibum le lanza un cojín a su mejor amigo, pero se está riendo.

Al final ven la película sin Minho, ya que nunca llega a casa. Taemin se queda dormido por la mitad, Kibum desaparece y Jonghyun trepa hasta los brazos de Jinki y llora hasta que sus ojos están hinchados.








Como todos sus otros problemas, este comienza cuando besa a Jonghyun. Los otros miembros están viendo algún programa de variedades en la sala de estar. Ellos piensan que los dos mayores están tomando una siesta pero no hay nada de sueño en la mirada en los ojos de Jonghyun.

“Hyung,” susurra, caliente y pesado, y Jinki se incorpora sobre sus codos.

“¿Qué?” pregunta, mirando hacia abajo a su compañero de grupo. Las pesadas cortinas están corridas y el sol de la tarde se desvaneció, los grandes ojos de Jonghyun son don puntos de luz.

“Tengo que hacer pis.”

“¿Qué?”

“Quítate, anda ya,” dice Jonghyun con una sonrisa forzada.

Jinki rueda a un lado, luchando contra la decepción que sube por su garganta. Por su puesto que Jonghyun no lo pensaría dos veces antes de pedirle que se detuviera. No es como si le debiera algo a Jinki.

“Gracias.” Jonghyun le da un saludo juguetón mientras sale.

“No hay problema,” dice Jinki débilmente, a una habitación vacía.

Yace allí, desplomado sobre su estómago y sintiéndose mal, por unos minutos. No es como que a Jonghyun no le gusten sus sesiones de make out*(3) – está seguro de ello. Pero si quería que pararan, debería decirlo más claramente porque en esta etapa Jinki no estaba seguro de si podía parar. Si tenía que hacerlo – si era absolutamente necesario hacerlo – ¿prefería quitar la droga poco a poco, o arrancarla toda a la vez? No estaba seguro.

De cualquier manera, dolería.

Brinca fuera de la cama, arregla su camiseta, y decide encontrar a Jonghyun. Sólo quiere hablar con él, asegurarse a sí mismo que todo está bien y que no ha, por cualquier límite borroso que actualmente existiera entre ellos, cruzado una línea.

“’¿Dónde está Jonghyun?” le pregunta a Kibum, quien tiene lágrimas de alegría descendiendo por su rostro.

“En algún lugar,” dice con otro chillido de risa. “En la habitación del manager, creo. Hyung, tienes que ver est–”

Jinki no espera a que termine. Se encamina hacia la habitación vacía en el otro extremo del dormitorio. Su manager se había mudado hace un par de meses cuando su esposa dio a luz a su primer hijo. Desde entonces su habitación se había convertido en una especia de lugar seguro para todos ellos. Y si la puerta estaba cerrada con llave significaba que tenías que esperar tu turno.

Se abre.

Jonghyun está tumbado en el sofá, pero salta alerta cuando la puerta cruje.

“¡Hyung!” Aclara su garganta. “¿Qué pasa?”

“Nada, tú,” Jinki busca las palabras adecuadas, “no volviste.”

“Oh, sí.” Jonghyun se frota la parte posterior del cuello. “Supongo que no estoy realmente en el estado de ánimo.”

Jinki se da la vuelta y cierra la puerta con llave. Prácticamente puede oír los engranajes de la cabeza de Jonghyun ir a toda marcha.

“¿Hyung?”

Jinki se acerca al sofá. “Relájate, vamos,” chasquea la lengua y se instala a su lado. “Yo sólo,” comienza inseguro, “Sólo quería asegurarme de que estamos ¿bien?”

“Hyung,” Jonghyun repite más suave, acercándolo más. “Por su puesto. Lo siento, creo que me asusté un poco.”

“Bésame.” No era su intención que saliera tan exigente como lo hizo. No cierra los ojos a la espera. No da todo por este sentimiento. No está más que asustado. Sólo quiere un poco de consuelo.

Suspira contra los labios de Jonghyun, agarra sus hombros. Son fuertes como un pilar, pero son cálidos. Los empuja, hasta que Jonghyun está sobre su espalda y él está sobre Jonghyun, salpicándolo con besos. Uno en su frente – la marca de la posesión – y uno en su garganta. Parece gustarle eso. Jadea y enrolla sus brazos alrededor de la cintura de Jinki. Así que lo hace una y otra vez hasta que Jonghyun se retuerce bajo él.

“Hyung, hyung, mierda.” Suena tan gratamente sorprendido, como si no supiera que su piel podría sentirse así. Pero puede y Jinki – egoísta, egoísta Jinki – está determinado a demostrárselo. Quita los pantalones de chándal de Jonghyun fuera del camino y pasa la mano por su muslo como una pregunta.

“¿Puedo?” susurra.

Jonghyun se queda viendo hacía él bajo la plena luz.

“Dijiste que querías saber,” murmura, trazando la clavícula de Jonghyun con el pulgar. Una mano se instala en su cabello y lo tira hacía abajo y de repente está ahogándose.








“Mierda,” Jonghyun gime, con la cara apretada profundamente en un cojín. Su voz es áspera y su cuerpo está pintado con sudor.

Jinki descansa su cabeza en el pecho de Jonghyun y escucha su corazón. Está retumbando. Dedos comienzan a revolver por el pelo, calmándolo mientras espera a que las cosas se pongan incómodas. Sabe que lo harán. Es prácticamente una regla.

“Nunca lo imaginé,” dice Jonghyun débilmente, “Pensé que mi mano, otra mano, ¿cuál es la gran diferencia? Joder, era un idiota.” Se ríe.

Jinki se ríe también. “¿Fue bueno?”

“Fue jodidamente genial, no puedo sentir mis piernas.”

“Yo las puedo sentir.” Jinki frota sus tobillos juntos. “Se sienten muy bien.”

Es una mentira. Los huesos de la cadera de Jonghyun se clavan en su estómago. Su mano derecha está manchada con semen y sus camisetas están empapadas de sudor. El olor en la habitación es inconfundible y Jonghyun sigue cambiando de posición, tratando de soportar su peso. Pero incluso si todo parece sucio, se siente jodidamente perfecto. Se siente como un sueño.

Enrosca los dedos alrededor de los de Jonghyun como preguntando, cariño, ¿vas a dejarme? Haz algo estúpido. Pon mi mano en tu cintura.

Ha visto la marca de nacimiento en el muslo de Jonghyun. No puede dar marcha atrás ahora. Tal vez si no se mueve, Jonghyun no podría hacerlo tampoco. Tendría que pasar el resto de su vida bajo Jinki. Podrían comer así, dormir así, cantar sólo el uno para el otro.

“Hyung, pesas,” murmura Jonghyun.

No va a llorar. No va a llorar.

“Lo siento,” dice, y se levanta.

Jonghyun hace un gesto para restarle importancia. Se desliza del sofá con su característica falta de gracia y se pone los pantalones de chándal de nuevo.

“Gracias, hyung,” dice, besándolo en la frente, y retirándose con una pequeña sonrisa en su rostro. Sale de la habitación.

(Duele mucho cuando alguien rompe tu corazón. Duele aún más cuando ni siquiera lo sabe.)

Un beso en la frente, piensa Jinki y resopla.

Va al baño y se limpia las manos de Jonghyun.








Al final no es Jonghyun quien hace las cosas incómodas. Es él.

Trata de no ser mezquino. Trata de no despertar cada mañana y elegir un traje que haría que Jonghyun lo quiera. Está luchando en una batalla perdida. Jonghyun no lo besa de nuevo. Obtuvo lo quería y ahora Jinki está sentado en un bar al otro lado, con una camiseta roja llamativa, coqueteando con un chica que no le importa realmente. Sus labios son demasiado pequeños y sus ojos son demasiado oscuros. Se excusa a sí mismo.

Sí esta fuera una película, estaría muy borracho ahora. Llamaría a Jonghyun, quien se precipitaría a recogerlo, y le confesaría su amor y vomitaría justo después. Jonghyun lo llevaría a casa, lo limpiaría y lo podría en su cama. Se quedaría despierto toda la noche pensando – dándole a Jinki una noche de descanso – y en la mañana serían novios. Fin.

Sacude la cabeza mientras la luz se pone verde. El auto resuena a la vida bajo sus pies, moviéndose con facilidad sobre la amplia calle vacía. Él no es Hyun Bin. Él es predecible, responsable, usado y arrastrado Lee Jinki.

Pisa de golpe el acelerador y trata de vivir un poco.








Son las 2:47 am cuando entra al dormitorio y, por supuesto, Jonghyun está despierto. Está medio colgando del sofá y viendo televisión con una mirada indiferente en sus ojos. Sus ojos parpadean hacía Jinki, quien los ignora junto al saludo de acompañamiento, y se dirige a la cocina por un vaso de agua. No se sorprende al escuchar a Jonghyun siguiéndolo.

“Hyung, ¿estás borracho?” Se ríe.

Jinki toma un largo trago de agua. “Estoy cansado. ¿Te importa?”

Jonghyun se ve confundido. “¿Me importa qué?”

“Dejarme solo.”

“Sí, en realidad.” Jonghyun se acerca hasta que Jinki se ve obligado a mirar hacia él. “Dime que está mal?”

Decirte el problema es el problema, Jinki se pregunta. Si le grita a Jonghyun en la cocina a las 3 de la mañana, ¿se sentiría mejor? No piensa que lo haría. No quiere que su problema se vaya. Sólo quiere que deje de ser un problema.

“Hyung,” dice Jonghyun en voz baja y Jinki sucumbe con un pequeño hipo. Jonghyun es su compañero de grupo, su mejor amigo y su Julieta, todos a la vez, y es el mejor abrazo en la vida de Jinki.

“Me gustas,” dice al pelo de la nuca de Jonghyun, a la cadena de piel que conduce a su oreja, al mismo aire alrededor de ellos, esperando que supieran como mantener un secreto. Espera que los brazos que lo sostienen se aflojen. “Siempre me has gustado. Es por eso que no quería besarte. No porque creyera que era disgustante sino porque creo que eres hermoso.”

“Lo siento,” susurra Jonghyun y lo sostiene con más fuerza, rompiéndolo en mil pedazos.

“No tienes que hacerlo.” Retráctate, por favor.

“No debería haber sido tan egoí–”

“Está bien.”

“No, hyung,” dice Jonghyun, estúpidamente sincero como siempre. Se despega de Jinki y se encuentra con sus ojos. “Pensé que podrías… debería haber preguntado.”

Jinki parpadea. “¿Qué?”

Hay una sonrisa escondida en la comisura de los labios de Jonghyun. “Hyung, me dejaste correrme en tu mano. Al menos que me equivoque, no creo que lo hagas por mucha gente.”

“No sabes eso.”

Jonghyun se ríe y presiona sus frentes juntas. “Creo que sí.” Sus dedos se enroscan alrededor de los de Jinki. “Y creo que sé cómo se siente un buen beso. ¿Y sabes qué más?”

Jinki lucha por ocultar su rubor. “¿Qué?”

“Estoy bastante seguro de que sigo siendo virgen.”

No puede evitar el pequeño quejido que se le escapa. “Jonghyun.”

“Jinki,” dice el otro chico bruscamente. “No soy tan despistado, sabes. Admito que no sé por qué vine a ti pero lo descubrí a lo largo del camino. No soy como tú, hyung, no soy maduro,” – Jinki resopla ante esto – “ni valiente y como que construyo demasiados cuentos de hadas en mi cabeza, o eso dice Kibum, pero estoy aquí ahora, ¿Bueno?” Jonghyun aprieta su mano.

“Bueno.” Jinki aprieta de vuelta.

“Hyung.”

“¿Sí?”

“¿Bésame?”

Notas finales:


Hay un varias palabras que me dieron problemas esta vez, son estas tres que no supe traducir muy bien :c

  1. Made out: básicamente se refiere a besarse y tocarse, creo.
  2. Handjob: es vulgarmente "una paja"

Con estás dos palabras anteriores, Jonghyun quería preguntar si a Jinki le habían hecho eso, por si acaso.

      3.  Make out: es lo mismo que la 1, tocarse y besarse, "explorar terreno" y cosas por el estilo. En Chile se dice "atracar" aunque creo que hay otras maneras de decirlo ahora.

En fin, cualquier duda, pueden preguntar. ^^

Nos leemos, pronto~


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