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----------- Flash Back ---------
9.- POR FAVOR, ABRE LOS OJOS… (2ª Parte) FINAL
Capitulo anterior:
Snape los transporto al departamento, ahí podrían conversar tranquilos y les contaría en detalle lo que pensaba hacer. Dumbledore se las pagarías, porque había tocado lo más sagrado para él, a Draco y al hijo de Lily. Se vengaría de él y terminaría de una vez por todas con esto. Ya no estaba Voldemort, pero estaba Dumbledore, igual de poderoso y peligroso. Igual de loco y estúpido. Pero ellos ya no eran unos chiquillos muertos de miedo. Ahora eran adultos y decididos. Lo que resolvieran ahora las nuevas generaciones se lo agradecerían después y podrían decir que acabarían por fin con todo el rencor y maldad de esa era.
El tiempo apremiaba y la vida de ambos muchachos estaba puesta en ellos tres.
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Llegar a Potter no fue tan difícil como pensaban, Hermione había resultado una gran aliada, ya que nadie sospecho de ellos, la chica los escondió en la capa de invisibilidad de Harry. Aunque sabían que sin la ayuda de la chica jama subieran llegado. El moreno estaba recluido en el subsuelo de San Mugo, un lugar que ninguno de ellos había estado jamás. Estaba rodeado de hechizos que solo la chica sabia sacar. Ron y Snape entraron a la habitación donde estaba Potter amarrado con magia a la cama. Blaise había quedado a cargo de Draco, cuidando su sueño en el Hospital mágico de New York.
Granger en su forma de arrepentimiento, ya que se había dado cuenta que los cosas no estaban tan bien como ella creía y que Dumbledore estaba muy raro, los ayudo en todo, es más, les informo de los planes del director y lo que pensaba hacer con Harry. Más que nada para el director, su propósito final era mantenerlo ahí, mostrándolo al mundo mágico como un símbolo de poder y supremacía. La idea era que Potter nunca se recuperara del todo de sus lesiones y sea su títere. “Por la Paz” decía el, pero Hermione había visto en sus ojos el brillo de locura y ambición que tantas veces mostro Voldemort y llevo todo al fin de cuentas al caos total. Y ella no quería cometer más errores, había dejado ir a Ron y Harry, sus menores amigos, casi hermanos, por eso. Y ya no quería estar más sola, no sin ellos por lo menos.
-¡Tardaron mucho! – Fue lo primero que dijo Potter al verlos entrar con notable fastidio, comenzó a moverse nuevamente desesperado en la cama, impotente, no podía moverse del todo.
-¡Disculpa por no rescatarte antes estúpido héroe! – Bujo Snape molesto, nunca se llevaría bien con él, nunca – Aunque esto no es lo importante ahora Potter. Debemos sacarte de aquí rápido. Antes que el viejo vuelva – El ex profesor apunto con su varita al moreno y saco el hechizo que lo mantenía prisionero.
-¡¿Y Draco?! ¿Como esta? ¿Se fue contigo verdad Snape? ¿Este bien? ¡¿Lo has cuidado bien?! – Soltó Harry desesperado el remolino de preguntas.
-¡Cállate de una vez! Si no fuera por ti jamás estaríamos en esta situación. ¡Ahora mueve tu estúpido trasero y salvemos a Draco de una vez! – Grito Severus enojado consigo mismo y Potter. Ron y Hermione los miraban en silencio, sabían que siempre peleaban y sobre todo cuando se trataba del rubio.
-¿Que ha pasado?- Harry angustiado miro a los tres al mismo tiempo, su rostro estaba triste y pálido. Su corazón bombeó rápidamente de miedo y frustración -¡Díganme de una buena vez!
-Te lo contare en el camino. Ahora debemos salir aquí y rápido – Snape dijo más serio aun moviendo se a prisa. Potter se levantó presuroso. El tratamiento empezado lo había ayudado mucho, tenía un poco de movilidad en el brazo y cojeaba notoriamente por la pierna. Sus movimientos eran más lentos, pero suspicaces, al fin de cuentas Harry Potter era “Harry Potter” un chico con suerte y supervivencia. Que siempre se había levantado contra la adversidad y como todo león su coraje y fuerza de voluntad eran superior a todo. Por amor, era capaz de cualquier cosa.
Salieron del lugar a pie, ya que no podían desaparecerse dentro. Mientras iban le contaron todo al moreno, la cara de odio que puso Harry marco sus cienes gruesamente ¡Mil beses maldito Dumbledore! El odio hacia el crecía cada vez más en su corazón, nunca lo dejarían en paz. Nunca. Cuando vio en el pensadero todo lo que había sufrido Draco por ellos, el rencor creció y se expandió por sus venas. Remus había pagado con su vida los abusos hechos, pero todavía quedaba el viejo. Y Harry se iba a encargar personalmente de hacérselo pagar.
Una vez fuera del recinto de San Mungo en Londres, usaron el traslador que llevaba como colgante Ron y se aparecieron en el Ala este del hospital de New York, todo estaba muy silencioso para sus gustos, es mas, en el lugar parecía que no hubiera nadie, como si ese lugar estuviera deshabitado.
Una magia extraña flotaba por todo el lugar, era poderosa y oscura, muy parecida a Voldemort, todos levantaron sus varitas y esperaron atentos cualquier movimiento o cosa rara. De pronto una silueta se empezó a mover desde el suelo. Ron corrió a ella sabiendo muy bien de quien se trataba, su corazón se achico de pronto de miedo y desesperación.
-¡Blaise! ¡Estás bien! ¿Qué paso? – El moreno estaba atontado todavía por el golpe que había recibido por la espalda de improviso, pillándolo desprevenido.
-Ron… Sí, estoy bien… - El pelirrojo suspiro aliviado, lo levanto suavemente, dejándolo sentado en una de las bancas que había en el lugar. Zabini seguía algo mareado y de su frente salía sangre. Que el pelirrojo curo con cuidado a punta de varita.
-¡¿Que paso?! – Ahora grito Potter cada vez más desesperado, presentía algo mal ahí. Su instinto se lo decía a gritos - ¿Dónde está Draco?
-¿Potter? – Dijo de primera sorprendido el moreno y también algo aliviado - El viejo… Dumbledore vino… Está dentro – Todos miraron el lugar que indicaba Zabini, la puerta que se asomaba al fondo del pasillo – Esta con Draco, yo… No pude detenerlo… Lo siento…
-No tienes que preocuparte Blaise, Dumbledore es demasiado poderoso para nosotros, debes estar tranquilo – Ron le acaricio la cara dulcemente, en ese justo momento ambos se había olvidado que estaban con más gente. Ron y Blaise se miraban intensamente. Sin palabras se decían miles de cosas. La atracción que sentía crecía cada día mas, pero ambos estaban demasiado preocupados por su amigo, que por ellos mismos.
-¡MALDICIÓN! – Grito enfurecido Potter y su magia sin control se expandió por todo el lugar, los muebles y los vidrios temblaban – ¡DUMBLEDORE SAL DE AHÍ DE UNA PUTA VEZ Y PELEA CONMIGO! – Se movió lo más rápido que sus pies le permitieron, con la varita en mano ¡Al diablo todo! ¡Que importaba su condición física! ¡Draco estaba adentro con el infeliz director haciéndole quizás que cosa y él iba a salvarlo ahora! Ya basta de esperar y dejar las cosas por la paz, estaba furioso y ya no le temblaría la mano luchar contra nadie por salvar a Draco.
En cuanto movió la perrilla la puerta se abrió casi sola, entro sin miedo, los demás lo siguieron pero cuando iban a entrar una fuerza los expulso hacia afuera y la puerta se cerró frente a sus ojos, dejando dentro de la habitación a Potter. Por más que trataron de abrirla a punta de hechizos y maldiciones la puerta no cedió. Entendiendo todos que solo los que estaban dentro podrían resolver el problema y lo que saliera de ahí forjaría el futuro de un nuevo mundo mágico.
Harry tuvo que acostumbrarse a la oscuridad de la habitación, ya que no había ninguna luz encendida y cuando sus ojos estuvieron bien pudo ver a Dumbledore cerca de la ventana, esta daba a penas unos tétricos claros de luna, y a Draco que estaba dormido en la cama justo al lado del viejo. Su expresión estaba seria, se notaba que su sueño era tormentoso, su cabello rubio y palidez lo hacían brillar en esa oscuridad y para el corazón enamorado de Harry le resulto hermoso, volver a verlo después de tanto tiempo hizo renacer esa calidez en el que creía haber perdido. Lo salvaría, eso estaba decidido. Y seria a costa de cualquier cosa, su vida ya no tendría ningún significado si el no despertaba.
-Veo que lograste salir de tu habitación – Dijo calmadamente el viejo mirando serio a Potter. En ningún momento se apartó del cuerpo de Malfoy, sabía que teniéndolo cerca tendría gran ventaja sobre el moreno
-¿Habitación? ¡¿Eso era una maldita prisión Dumbledore?! ¡Una, de la cual no querías que nunca saliera! ¿Por qué Dumbledore? ¡¿Porque?! ¿Tanto odio me tienes? – Su voz era potente, quería trasmitir al viejo lo decidido que estaba, ya no era un chiquillo manipulable, ya no.
-Yo a ti no te odio muchacho, ni a ti, ni a él – Con un gesto de la cabeza le indico que hablaba del rubio - Solo es que ustedes no lo entienden, nunca entenderán con sus jóvenes vidas lo importante que es esto y lo mucho que se pierde. El mundo no se rige con el corazón Harry entiéndelo.
-¿Entender? ¡Al demonio eso y el mundo mágico! Ya tuve suficiente de todo esto, ya di todo de mí y me quitaron bastante con la guerra ¡Perdí a mis padres, mi infancia y partes de mi cuerpo! ¿Qué más quieren quitarme? ¿Mi vida? ¿A él? No, yo ya no voy a transar con eso. El mundo mágico y la gente está bien, el mal debería haberse acabado ya ¡Son todos ustedes viejos decrépitos, sedientos de poder que no quieren soltar nada y dar un paso al lado! ¡Son ustedes lo que tienen que cambiar! ¡No yo y mucho menos Draco!
-Como te dije… - Dumbledore lo miraba fijamente y se veía incluso algo desilusionado con la actitud del moreno - Nunca lo entenderás, tú poder en el mundo mágico radica en el símbolo que eres, solo una herramienta para la estabilidad y la paz, si la gente deja de creer en alguien será el final.
-Pues es bueno que la gente empiece a buscar sus propios símbolos o fuerza, ya no hay un señor oscuro para atormentarlos, la vida sigue Dumbledore, y como te dije antes tu solo eres historia y eso es tu gran temor, perder ese poder en ellos. No te interesa la paz y nada de eso, lo que tú realmente le temes a dejar de ser importante.
El viejo enarco las cejas, ese estúpido chiquillo al que una vez manipulo como cual títere lo estaba leyendo su interior como una carta abierta y eso no podía ser, se estaba dando cuenta que Potter le serviría más muerto que vivo.
-¿Ahora dime de una vez que le hiciste? ¿Porque Draco esta así? – Harry rodeo con su magia el lugar, estaba furioso y las lenguas de su poder comenzaron a romper las paredes.
-El entendió de una buena vez que tu muerte era su culpa y ya no quiso seguir sufriendo más - Escupió el director con toda la mala intención del mundo, para él era más fácil pelear con un Potter descontrolado que con uno decidido – Fue su decisión, no la mía.
-¡¿Tú le dijiste que estaba muerto?! ¡Le mentiste! ¡Lo engañaste a sabiendas de cómo le afectaría!
-Eso es cierto, jugué con la fragilidad de su corazón, pero él lo acepto sin chistar. Prefirió dejar de sufrir que pelear por ti. Eso solo demuestra que no te merece.
-¡BASTARDO!
-Y que es lo que vas a hacer… - Dumbledore no alcanzo a terminar la frase, Harry se había movido tan rápido que no lo vio venir, solo reacciono cuando tenía su varia ensartada en su garganta de manera recta (como un cuchillo que se entierra en la madera). Quedando detrás del viejo sujetándolo con su cuerpo y la varita, la presión era fuerte que imposibilitaba cualquier movimiento. El viejo apenas grito y de su boca salía sangre.
-Todavía no morirás maldito – Los ojos verdes brillaban intensamente de rabia pura y su voz se escuchaba terroríficamente calmada - Este es un hechizo que he inventado solo para ti, no morirás mientras no saque la varita completamente y cada vez que la mueva un dolor te atravesara por todo el cuerpo.¡ Te odio! ¡Y odio a todos aquellos que nos han hecho daño! ¡Nunca entendieron que soy un ser humano! ¡Y quiero vivir en paz! ¡Tan difícil es entenderlo! ¡¿Cuál ha sido mi pecado?! ¡¿Amar?! ¡¿Tratar de ser feliz?! No, verdad. Eso no era. Mi error hacia ustedes es que no quise seguir sus instrucciones, eso es realmente. Pero... ¡Ya no más! Ahora dime… ¿Cuál es el hechizo para despertarlo? ¡¡Cual?! Y mientras más rápido lo hagas, menos sufrirás, eso será lo único piadoso que conseguirás de mí.
-No… Podrás hacerlo volver… - El viejo estaba recto, de su boca salían cada vez más borbotones de sangre, Harry movió la varita y el viejo aulló de dolor y sangre.
-¡DIMELO!
-Te arrepentirás… De todo… Esto…
-¡DIMELO! – Movió la varita más rápido y los gritos se escucharon más fuerte.
-Metete en su mente… Él debe decidirlo… Solo el… - El dolor que sentía el viejo fue más fuerte que su fortaleza y le dio la respuesta que quería al moreno, solo para que lo dejara morir rápidamente. Pero no esperaba lo que Potter le hizo. El moreno lo inmovilizo y conjuro la varita para que saliera sola, claro que después de una hora, cada minuto que pasara se movería milimétricamente y solo cuando pasara la hora se saldría sola, mientras tanto Dumbledore sentiría la tortura de ella por todo ese tiempo.
-Se lo que piensas viejo – Soltó voraz Potter – Pensaste que este honorable león te tendría misericordia y te daría una muerte rápida, pues… el sobrero hace años en el colegio que también podía ser un Slythering y ahora mi venganza será a nombre de Draco, un Slythering que sufre por tus manos y mente retorcida. Agoniza y sufre por todo el daño que has provocado – El director lo miro pálido y su rostro angustiado por el dolor, no podía moverse por el hechizo, solo gemir de dolor, pero Potter ya no lo escuchaba y no se voltio a mirarlo hasta que su cuerpo callo muerto en el suelo.
Harry se adentró en la mente del rubio y vio para su espanto, las imágenes que se aparecían una y otra vez en él. Lo busco en ese remolino de episodios tristes y grito su nombre por todo el lugar. Hasta que lo encontró. En un rincón alejado, acurrucado y llorando. Se acerco a él rápidamente pero el rubio no lo reconoció, sus ojos parecían velados y eran blancos, sin pupilas.
-Draco, mi amor… - El moreno lloro al verlo en ese estado, y sintió culpa y remordimiento, se odio por no haber sido más fuerte – Por favor… Mírame… - Su vos se escuchaba quebrada por el llanto.
Pero el rubio no lo escuchaba solo lloraba y rogaba para que todo parara, incluso a veces se retorcía en los brazos del moreno. Draco ya no conocía a nadie, era como un alma en pena rogando por paz.
-Mírame por favor… Mi amor… Mi vida… Te amo… Por favor… – Y lo abrazo más fuerte llorando en sus brazos desgarradoramente, sabiendo que ya lo tenía casi perdido.
-Harry… - Se escuchó una voz casi en penumbras, Potter abrió los ojos y miro al frente, ahí frente a él estaba Draco en forma de ilusión, parecía un fantasma, ya que su cuerpo se traslucía, Potter miro hacia abajo y noto que en sus brazos estaba todavía el cuerpo lloroso de Draco ¿Qué significaba eso entonces? – Ese es mi cuerpo sucumbido por el dolor y yo soy su alma, soy Draco, o lo que queda de él.
-No… por favor no digas eso… por favor… vine por ti… vine a traerte de vuelta… para que vivamos juntos y felices, solo tú y yo – Y al moreno le costaba mucho hablar su llanto se confundía con su voz.
-Ya es tarde para mí – Dijo el espíritu del rubio melancólicamente.
-¡NO, no digas eso! No Draco… ¡No es así!
-Lo siento Harry… lo siento tanto…
-¡NO DRACO! Por favor… ¡No digas eso! Dime cuál es tu más grande deseo y te lo concederé, tengo la fuerza y el poder para hacerlo… ¡Dame esa oportunidad! ¡MI amor! ¡Por favor!
-Tu estas muerto Harry, Dumbledore me lo dijo, yo te mate. Y ya no puedo vivir con ese dolor y culpa no puedo.
-¡ESTOY VIVO DRACO! ¡VIVO! ¡Y VINE POR TI!
-Eres una ilusión.
-¡No estoy aquí para ti! ¡Solo dime que más deseas y te lo concederé! ¡Déjame salvarte aunque sea una vez! ¡Por favor mi amor! – El espíritu lo miro dudoso, pero sus ojos reflejaban tanto dolor y angustia que al moreno se le quebró el corazón – Solo dame una oportunidad…
-Olvidar… Ya no quiero sufrir más…
-¿Quieres olvidar? – Harry trago salida por esa petición, pero tenía que preguntar algo más y aunque le doliera cumpliría su palabra - ¿Incluso a mí?
-Si - Fue la rápida respuesta del espíritu y Harry sollozo eso, pero cumpliría su palabra, lo salvaría aunque eso involucrara perderlo. Beso la frente del cuerpo de Draco que mantenía aun apretado en sus brazos y sus lágrimas mojaron la frente del rubio, con todo su dolor y angustia invoco el hechizo “Oblibiate” – Gracias – Dijo el espíritu de Draco realmente agradecido y desapareció.
Harry volvió a la habitación donde Draco dormía, le beso los labios en forma de despedida.
-Adiós mi amor – Con sus manos recorrió el rostro del rubio - Siempre te estaré cuidando desde lejos, ahora… Se feliz – Le beso por última vez los labios. Se levantó con pesadez he hizo desaparecer el cuerpo del director del lugar. Nunca nadie supo donde lo dejo, solo que de un día para otro el viejo director desapareció.
La puerta de la habitación se abrió sorprendiendo a los que estaban afuera esperando impacientes, el rostro anegado en lágrimas del moreno no ayudo mucho a los otros a hacerse una idea de lo que había pasado. Entraron a corroborar que Draco estaba bien y solo dormía con su pulso tranquilo.
-¡Potter por dios! ¿Qué paso? – Dijo Snape desesperado, Harry lo miro con unos ojos tan destrozados que todos sintieron pena por él.
-Hice… Lo que debía que hacer – Su amigo Ron lo abrazo y solo ahí Potter se derrumbó y lloró en su hombro como un niño. Todos lo contemplaron en silencio sabiendo que el sacrificio que Harry había hecho era uno de los más grandes en su vida.
Efectivamente ese día Draco Malfoy se había salvado del limbo que lo había sumergido Dumbledore, a los pocos días después despertó, pero el rubio había olvidado todo lo que había vivido en la guerra y a Potter, su vida era como un mago normal, aunque vivía en New York, nunca más volvió a pisar Londres, su ciudad natal.
Habían pasado 3 años desde la supuesta enfermedad que había tenido, era un tipo tranquilo, pero solitario. Snape le enseño todo de pociones por lo que se convirtió en un gran profesional. Era una persona amable y alegre, pero algo le faltaba, no sabía porque pero, algo en su corazón faltaba y a veces dolia, muchas veces sentía un gran vacío que nadie podía llenar.
Una tarde de primavera estaba tomando un café en un pequeño local, sintió algo, desde que había salido del hospital tenía la sensación de que algo o alguien lo vigilaba, pero no sentía maldad en eso. Al contrario, se sentía protegido. Dejo el dinero en la mesa y se retiró rápidamente de ahí, cuando lo creyó correcto de escondió detrás de un bote de basura, más por curiosidad que otra cosa, y efectivamente ese día comprobó que alguien lo seguía, cuando vio pasar a un hombre joven tapado con un abrigo. Casi más por instinto se lanzó sobre él y lo acorralo en la pared.
-¿Quién eres t…? – Pero no pudo terminar por que unos impresionantes ojos verdes lo miraron intensamente y el sintió que su corazón comenzaba a latir rápidamente dejándolo sin habla.
+++++++++++++++++ FIN+++++++++++++++++