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“Detesto la necesidad de escapar, cuando supuestamente, soy libre”
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Extendí mi mano y miré la venda que la rodeaba, sin poder quitarme la imagen de los tatuajes que recorrían los brazos de William
¿Se verían tan bien en mis propios brazos?
No… probablemente parte de que luzcan tan bien es que él si posee masa muscular
Suspiré, por primera vez deseando no haber heredado la contextura de mi madre
Además mis padres me desheredarían si me viesen un tatuaje…
“En el fondo no eres tan malo como quieres parecer Aleksey”
¿Por qué él sabía mi nombre?
Yo no se lo había dado…
Rodé sobre mi cama y enterré mi rostro en una de mis almohadas, llevaba horas intentando dormir y tener clases a primera hora no era precisamente un incentivo
-Maldición-
Supongo que en algún punto de la noche me dormí pero cuando los rayos del sol golpearon mi rostro maldije hasta a mis tatarabuelos
-Señor, el desayuno estará listo en quince minutos-
-Gracias- me obligué a responder y a arrastrarme hacia la ducha
La imagen de ojeras bajo mis ojos fue molesta y deprimente
¿Estaba así por haberme encontrado con Irina?
Todavía podía recordar cada momento que había pasado con ella… y ahora se sentían extrañamente lejanos
Cuando bajé las escaleras me topé con mi hermana con una minifalda que apenas cubría lo necesario y una blusa roja que, honestamente contrastaba bien con su cabello castaño
Aun así la falda era demasiado
“Irina se vestía igual”
-Hermanito, te ves como un zombie-
La ignoré y me dejé caer en mi lugar, inmediatamente una de las sirvientas se acercó y me sirvió café
-¿Huraño tan temprano?-
-¿Prostituta tan temprano?- espeté deleitándome con el sabor del café en mi boca
Ella sacudió su mano
-Nunca es demasiado temprano-
Su comentario, para variar, me descolocó
¿Qué no le daba vergüenza lo que dirían de ella al verla así?
-¿Qué planeas hacer el sábado?-
-Cualquier cosa que no involucre verte-
Vera sonrió
-Bueno bueno, entonces ve a la exposición que hará mi facultad-
-He dicho…-
-Para tener dieciocho años eres un amargado, si no quieres ir y quedarte encerrado llorando por la zorra esa pues cosa tuya-
¿Estaba intentando animarme?
¿Después de todos los comentarios desagradables hacia mi novia durante el año pasado?
-Tú…-
-Se me hace tarde, me voy-
Mordisqueé descuidadamente un pastelillo y tomé una manzana para comérmela en el camino a la universidad, se suponía que Viktor pasaría por mí pero considerando que primero iba a buscar a Denis…
Me apoyé en una de las columnas de la entrada de mi casa y miré el cielo, recordando las palabras de mi ex novia
¿Por qué había aceptado salir conmigo si pensaba así?
¿Siempre tuvo esa imagen de mí o cambió con el tiempo?
¿Hubiese tenido sentido hablarlo e intentar solucionarlo?
¿Realmente fue por eso que me dejó o es parte de una justificación para no quedar como la mala de la película?
-¡BONITO!-
Viktor estacionó su vehículo frente a mí sonriendo, de copiloto iba Denis con una expresión de satisfacción que yo conocía perfectamente
-Hola Viktor, veo que conseguiste lo que querías Denis-
Me acomodé en el asiento trasero y agradecí que hubiese quitado la cubierta del deportivo
-Claro que sí, ¿Cuándo he fallado en tan noble misión?-
¿Noble misión?
¿Acostarse con alguien cuenta como una misión noble?
-Bueno…-
-¡Ni lo menciones!-
La verdad jamás había entendido por qué mi amigo rubio era incapaz de dejar ir a su vecino
Es decir, el sujeto tiene novia hace años y no parece dar indicios de responder a los sentimientos de alguien a quien ve como su hermano pequeño
¿Tan difícil es buscar a alguien más?
“Lo tuyo con Irina fue demasiado fácil como para ponerte a juzgar a los demás”
¿Fácil?
Sí… supongo que lo fue
-Alyoshaaaaaaa, ya llegamoooos-
Me aparté bruscamente de Denis
-¡No me susurres en el oído!-
-¡No me susurres en el oído!- me imitó con falsa voz grave
-¿Qué clase tienes Alyosha?-
Como siempre, Viktor intervino para salvar el día
Me crucé de brazos, arrepintiéndome por enésima vez de haber tomado cálculo
¡Ni siquiera soy realmente bueno en eso!
-Cálculo- susurré deseando que el rubio no me escuchara
Pero sus ojos se agradaron y una sonrisa maliciosa cruzó su rostro
-¿Cátedra o práctica?-
-Tú no tienes cálculo, no es necesario que te informe-
-No seas maloooooooooo, podría colarme en tus prácticas solo para ver a ese bombón -
-Definitivamente no-
Bajé del vehículo y jalé a mi alto amigo basquetbolista para que avanzáramos hacia la universidad
-¡No me ignores!-
-¿Escuchas algo?- sonreí divertido
Viktor me devolvió el gesto y pasó su brazo sobre mis hombros
-Nada, probablemente una chica hablando por teléfono-
-¡No hablo como chica!- gritó indignado
Seguimos caminando ignorando las quejas del rubio, interiormente me lamenté por tener práctica
¿Y si me escapaba?
Podría ir al Starbucks de la universidad y disfrutar de un enorme café…
-¿Ese no es tu ayudante?-
Entrecerré los ojos, entrando a la facultad y seguido de un grupo de chicas estúpidas, iba William cargando un fajo de hojas
-Sí-
Para mi desgracia
-¡TIENES PRÁCTICA!-
Miré a Viktor en busca de ayuda y él suspiró antes de cargar sobre su hombro a Denis, como si fuese un costal de papas pero con el peso de una pluma
-¡BAJAME VIKTOR!-
-Huye mientras puedas- me aconsejó el de mirada negra
Apresuré mi paso, ya era desagradable para mí tener que soportar como tutor a alguien como William, pero ver a mi mejor amigo intentando seducirle iba mucho más allá de lo que podría tolerar a las ocho de la mañana
El salón estaba bastante lleno… para ser una estúpida práctica
Arrastré mi cuerpo hacia el último asiento y puse mis audífonos en mis oídos, dispuesto a ignorar todo lo que ocurría a mí alrededor, pero no pasaron ni cinco minutos hasta que una figura se paró frente a mí. Al alzar mi mirada me encontré con dos ojos de color ámbar y un ceño fruncido
-¿Qué?-
-Estoy dando una clase, si no quieres estar aquí puedes irte-
¿Qué se cree?
Le miré indignado
-Tengo derecho a escuchar música no veo que perturbe tu clase-
-La gente viene aquí para aprender, si consideras que no lo necesitas no vengas-
¿Dónde había quedado su tono relativamente amable mientras me curaba la mano?
Tomé mi bolso con rabia, percibiendo el tenso silencio en el ambiente
-Como si necesitara ayuda de alguien como tú-
Mis palabras produjeron que algunos desviaran sus miradas, abrí la puerta con violencia pero William sostuvo mi muñeca
-¿Alguien como yo?-
Había frialdad en sus ojos y estuve a punto de bajar mi mirada
Luego recordé a Irina y ese vagabundo, riéndose de mí
-Un sujeto que no tiene donde caerse muerto- espeté arrepintiéndome en el instante de haberlo dicho
De ser posible su mirada se enfrió aún más y el agarre sobre mi muñeca me cortó la circulación
No tuve tiempo para intentar zafarme porque me soltó automáticamente y puso una extraña sonrisa
-Bueno, en ese caso te invito a marcharte-
Di un paso hacia él, algo vacilante, ¿Me había pasado demasiado diciéndole eso?
“No es como si pudieses hablarlo delante de toda la clase”
Suspiré y salí del lugar con un peso en el estómago
“Comienzas a darle la razón a Irina… ¿Cómo se siente eso?”
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Llevaba exactamente cincuenta minutos mirando mi café tamaño grande, sentado en la misma posición y escuchando los pedidos de los clientes en Starbucks
¿Debería disculparme?
Probablemente Irina había escuchado mis palabras y solo estaba confirmando su teoría de mi supuesta personalidad clasista y soberbia
Resoplé
Aún faltaba media hora para mi clase de Italiano y no quería a Denis gritándome horrorizado por mi forma de comportarme con el “caliente” ayudante
Enterré mis cabeza en mis manos, definitivamente necesitaba dejar de ser tan impulsivo
Puede ser que ese sujeto sea del mismo tipo que el vagabundo por el cual me abandonaron… pero no parecía tan mala persona
Por algo me ayudó con la cortada ¿verdad?
“Olvidas que te defendió de un violador”
Claro… el problema de la damisela en apuros
Bloqueé nuevamente ese asunto, no quería tratarlo realmente pero consideré incluirlo en mi lista de “Cosas que le debes a alguien a quien miras como cucaracha”
-¿Alyosha?-
Levanté mi cabeza tan rápido que escuché como mi cuello sonaba, Viktor me miró desde su considerable altura con curiosidad
-¿No tienes clases?- cuestioné observándole sentarse frente a mí
-Lo mismo debería preguntarte a ti, pensé que estarías en la clase con el ayudante que Denis parece amar-
Fruncí el ceño al escucharlo de su boca
-Sí, bueno…-
-¿Te sientes mal?-
Digamos que sí, pero no por eso…
-Me echó de su clase- admití cruzándome de brazos
Los oscuros ojos de mi amigo me observaron con incredulidad
-¿Y eso por qué?-
-Estaba escuchando música- repliqué indignado
-¿Y tú estás enfadado?-
-¿Estás defendiéndole?- salté ofendido por la falta de apoyo
Viktor me sonrió
-Su deber es dar una clase, ¿Por qué decidiste ignorarlo con música?-
A veces, ser amigo de Viktor es más difícil de lo que pareciera…
-Su apariencia…-
Maldición, hasta yo sé que eso podría interpretarse muy mal…
-¿Te agrada demasiado?- intentó ayudarme
-¡NO!- exclamé golpeando la mesa y consiguiendo que la gente a nuestro alrededor nos prestara innecesaria atención
Bajé mi mirada y mi tono de voz arrepintiéndome por ello
-Todo lo contrario- aclaré rápidamente
-¿Por qué?-
Volví a cruzarme de brazos comenzando a exasperarme
-Luce igual que el sujeto que se llevó a Irina cuando ella terminó conmigo-
Ahí estaba, la maldita verdad
No soporto verlo porque me recuerda inmediatamente a ese otro sujeto, provocándome un molesto e innecesario dolor en el estómago
-¿Quieres la verdad?-
Mi amigo se pasó una mano por su cabello claro
-No lo sé-
Realmente prefería quedarme como estaba
“Si, como no”
-Bueno, yo creo que estás siendo infantil-
Mi mandíbula cayó
-¿Infantil yo?-
-¿Qué le dijiste cuando te pidió que salieras del salón?-
Rayos…
Cerré mis ojos con fuerza
-Solo mencioné que no tiene dinero…-
-Alyosha…-
-Bien, bien, puede que le haya dicho que no tiene donde caerse muerto-
¿Por qué me conoce tan bien?
Además, repetirlo en voz alta hace que me sienta todavía peor
-Denis me contó lo que dijo Irina, al actuar de esa forma solo le das la razón y honestamente yo no creo que seas del tipo clasista, tus padres sí pero tú no Alyosha-
Había determinación y cierto enfado en su voz, supongo que estaba decepcionado por tener un amigo como yo…
-Hey, no te deprimas, solo ve y pídele disculpas-
Me regaló una sonrisa que parecía encandilar más que el sol y apartó la nube gris que había sobre mí (no literalmente por supuesto)
-Puede que tengas razón- reconocí
-¿Puede?-
-¡Bien, bien, iré y me disculparé!- me di por vencido y tomé mi café que permanecía intacto y comenzaba a enfriarse
-Luego me cuentas como te fue-
Otra sonrisa y juro por Dios que un par de gafas de sol hubiesen sido muy útiles
-No sé cómo te hiciste amigo de la encarnación del pecado- murmuré refiriéndome a Denis
-No soy tan bueno como crees- respondió con un tono siniestro que me perturbó
“Mejor no analizar eso y solo centrarme en mi objetivo”
Recorrí mi facultad en la búsqueda de William, pero no estaba por ninguna parte
Bebí mi café en su totalidad ignorando los saludos de algunas personas que en mi vida había conocido y continué mi recorrido hasta que llegué frente al piso de las oficinas dispuestas para los docentes
Dudé en recorrer los pasillos pero la imagen de Viktor sonriendo me recordó que si no lo hacía él me miraría decepcionado
-Maldición…-
Después de dar dos vueltas por el enorme piso me rendí y dirigí mis pasos hacia la escalera
No es mi problema si yo lo intenté pero no hubo suerte ¿Cierto?
Así es la vida…
-Permiso…-
Alguien con una enorme pila de hojas y carpetas apareció frente a mí, no le presté atención hasta que noté que era muy alto y que llevaba jeans desgastados
Tragué duro antes de hablar
-¿Quieres que te ayude?- ofrecí
William se inclinó por el costado de esa pila de papeles y me miró con seriedad
-¿Necesitas algo Aleksey?-
Bueno… necesitar, necesitar… no
-¿Podemos hablar?-
Él pareció pensárselo porque calló por varios segundos, segundos increíblemente incómodos para mí
Finalmente suspiró
-Espérame un momento, tengo que llevarle esto al profesor-
Asentí lentamente admirando su resistencia física, debían ser al menos setenta carpetas bastante gruesas pero él las llevaba como si nada
Esperé en silencio un par de minutos, hasta que él apareció con su bolso en un hombro y el ceño fruncido, como si estuviese a la defensiva
“No puedes culparlo después de lo que le dijiste”
-¿Bajas?-
Parpadeé sin entender a qué se refería hasta que me señaló las escaleras
-¡Claro!-
Y en ese preciso instante comencé a sentirme como un idiota…
Bajé mirando fijamente los escalones, por experiencias repetitivas sabía que debido a fallas de tipo motriz NECESITO mirar donde piso
Ya estaba harto de las risas de Denis y de tener a Viktor ayudándome a ponerme de pie
Además, a las chicas no les interesa un sujeto que no puede dar diez pasos sin tropezar
-¿Qué querías decirme?-
¡Rayos!
No contaba con que quisiera iniciar una conversación en las escaleras, pensé en esperar a que llegáramos al primer piso pero recién íbamos en el cuarto y en cuanto giré a verle mi pie me traicionó torciéndose levemente
Casi en cámara lenta sentí como mi centro de gravedad se iba a Marte y mi cuerpo se inclinaba
-¡Hey!-
William me sostuvo del brazo y me ayudó a reestablecer mi equilibrio, pero el daño estaba hecho… mi orgullo nuevamente se había roto en pequeños fragmentos que tardarían días en volver a soldarse
-Gracias…-
¿Por qué tengo que ponerme rojo?
¡Eso es para chicas!
William se quedó mirándome un par de escalones más abajo con la misma curiosidad que había visto en mi mejor amigo
-¿No eres muy… propenso a accidentes?-
Apreté mis labios, estaba seguro que de mirarme en un espejo habría visto un tomate maduro con ojos verdes
-Quería disculparme contigo- aproveché para cambiar el tema y llevar la conversación hacia el punto original
-¿Por qué?-
La sonrisa de satisfacción en su rostro era demasiado evidente como para dejarla pasar…
“Así que el idiota está disfrutando que te arrastres…”
-Ya sabes por qué-
-No, no lo sé-
-Por insultarte- casi mastiqué cada una de mis palabras
William se llevó una mano al cuello
-¿Cuál de todas las veces?-
“Si pudieses matarle sin dejar rastro…”
Deseé no haber visto tantos programas en el Investigation Discovery, probablemente la cantidad de asesinatos mostrados en tan poco tiempo fomenta aún más al homicidio
-No sé de qué me hablas, solo quería disculparme por la mañana- me hice el desentendido y retomé mi paso escaleras abajo
Escapar, escapar, escapar
-¿Solo por eso?-
Fue el turno de mi otro pie para traicionarme, nuevamente William evitó que me fuese rodando escaleras abajo
-Bien, por todo- acepté apretando mi mandíbula
-Te dije que en el fondo no eras tan malo-
Algo extraño sucedió en mi cuerpo cuando revolvió mi cabello con su mano derecha, fue como si comenzase a temblar, pero solo se moviera mi estómago
¿A lo mejor siento hambre?
-¡No hagas eso!- me quejé cuando pude recobrar mi autocontrol
Mi ayudante se encogió de hombros
-¿Qué, acaso te arruino el peinado?-
-¡…!-
¿Cómo rebatir eso sin sonar como una chica?
…
Imposible
-Solo… -
Ni siquiera podía coordinar mis palabras… qué diría mi profesora de lenguaje si me viera
-je vous déteste-
Sus ojos color ámbar me miraron desconcertados
Bajé rápidamente los últimos escalones y me detuve frente a él, aunque la diferencia de estatura me hizo retroceder un poco
-¿Francés?-
-bien sûr-
-Interesante-
-¿Eh?-
-Tu acento es sexy-
Me quedé de piedra mirando cómo se daba la vuelta y se despedía de mí con un gesto de mano
El shock tras su declaración fue tal que un tornado podría haber pasado junto a mí y no me hubiese conseguido mover un solo centímetro
¿Sexy?
¿Mi acento?
¿Estaba molestándome verdad?
Sí, eso tenía ser… definitivamente ESO tenía que ser
-Idiota-
.
.
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-------------------------------------------------------Dennis-------------------------------------------------
Dioooooooooooos, ¿Por qué la clase de apreciación musical tiene que ser TAN aburrida?
La profesora llevaba hablando horas sobre su jodido incentivo para dedicarle su vida al violoncelo…
Deslicé mi mirada por el transitado jardín que podía ver desde la ventana…
Últimamente mi entretención era perderme en la gente que parecía muy concentrada en sus teléfonos móviles
Mi propio teléfono vibró tomándome por sorpresa
“¿Estás ocupado?”
Una enorme sonrisa se formó en mi rostro sin que me diera cuenta
¡Había regresado!
Rápidamente le respondí sintiendo mi corazón agitarse
“Salgo en quince minutos si es que no muero primero”
“¿Morir? ¿Te están masacrando en clases?”
Miré a mi maestra, sentada sobre su escritorio con la mirada perdida en recuerdos que a nadie le interesaban, puesto que la mitad de la clase se encontraba durmiendo
“Si esto no es el infierno, no sé qué podría ser peor”
“Te esperaré afuera de la universidad, si es que consigues arrastrar tu cadáver”
¿Conseguirlo?
Si me pidiese volar lo haría… o sería lo suficientemente imbécil para intentarlo
Los siguientes minutos se me hicieron eternos, estaba seguro que civilizaciones enteras se habían alzado y derrumbado mientras yo contaba los segundos para que la aburrida profesora nos liberara
-¡Oh! ¡Se me ha pasado la hora! Bueno, espero que tengan un bello día, continuaremos en la próxima clase-
Se escucharon varios gemidos de sufrimiento, pero yo les ignoré y tomé mi bolso a la velocidad de la luz
-Denis-
Parpadeé, el chico que me había invitado a su fiesta me miraba con la misma adoración que de costumbre
Probablemente todavía no se enteraba que su hermano y yo habíamos hecho más que conocernos en la cama de sus padres
-¡Lavin!- sonreí falsamente
-Es Larry-
-Si, como sea, me tengo que ir, surgió una urgencia, ¡Nos vemos!-
Salí corriendo de la facultad pero retomé un paso normal para no ser tan obvio, a la entrada de la universidad, tal y como lo había prometido y recargado sobre su Lamborghini rojo, Dante parecía ocupado mirando el cielo e ignoraba fácilmente las miradas que le enviaban las chicas
-¡Hey!-
Me paré frente a él envidiando con todas mis fuerzas a la zorra de su novia
-¡Denis!-
Fuertes brazos me envolvieron permitiéndome deleitarme no solo con la calidez que me brindaba sino también con el aroma que desprendía
Inspiré lentamente notando cuánto había extrañado a quien me estrujaba entre sus brazos
-¡Estás más grande!-
Me regaló una enorme sonrisa que me consoló un poco cuando sentí la distancia nuevamente separándonos
-No es cierto- repliqué con un puchero
-Honestamente yo sí lo creo-
Claro porque para una persona que mide un metro ochenta y siete centímetros es difícil acomplejarse por la altura
-¿Cómo estuvo Grecia?- interrogué notando que su piel parecía un poco más bronceada
-Bastante bien, aprendí a cocinar un par de platos interesantes-
Mi estómago escogió ese momento para gruñir, Dante volvió a sonreírme y revolvió mi cabello descuidadamente
-¿Qué tal si te cocino algo?-
¿Qué tal si tú eres la comida?
-Sería genial- le devolví la sonrisa y me perdí por un instante en sus ojos celestes
-Vamos a mi departamento-
Ignoré cualquier esperanza que surgió en mi cabeza, de cierta forma había empezado a acostumbrarme a su trato… y la nula posibilidad de ser correspondido
Conocía a Dante desde que mi madre y yo vivíamos en una enorme casa, una enorme pero vacía casa
Rápidamente se convirtió en uno de mis mejores amigos pero cuando comprendí que me había enamorado de él estábamos en un punto de “hermandad” que me dio miedo romper
Cuando cumplí doce años ella ascendió en su empresa publicitaria y nos mudamos a un penthouse gigante en el centro de la ciudad, para mi sorpresa Dante, mi anterior vecino y mi primer amor decidió que el mejor lugar para vivir después de salir de la casa de sus padres, era en el mismo edificio donde yo residía
Volvimos a ser vecinos, solo que él reside en uno de los tres departamentos del piso justo debajo del mío
Convenientemente satisfactorio… y molesto
Si no fuera por la novia de hace cuatro años tal vez ya hubiese conseguido que al menos no me viese como su hermano menor
-¿Denis?-
-¿Mmm?-
-Te estaba diciendo si esperas a alguien-
Sacudí mi cabeza, molesto conmigo mismo
-No, a nadie-
-Bien, entonces vamos-
Casi salté al asiento del copiloto por la ansiedad
-¿Cómo van las clases?- me molestó riéndose
-La profesora de apreciación musical es tan aburrida que duerme a la mitad de la clase en solo quince minutos- me quejé recordando sus eternos monólogos
-¿Y el piano?-
Estiré mis manos frente a mí, desde los cinco años que amaba tocar el piano y honestamente si me motivé para ingresar al conservatorio fue porque amaba la expresión de Dante en mis recitales…
-Ya sabes que soy muy bueno-
-Lo sé, lo sé, lamento no haber podido ir a tu último recital-
Desvié mi mirada, sabía que en ese momento su novia estuvo enferma y como sus padres no se encontraban en casa, él debió cuidarla
Era un motivo bastante razonable, pero la sensación de que ella se lo había inventado me molestaba
De cualquier forma sin pruebas todos son inocentes…
-No te preocupes, ahora que regresaste no tienes escusas para faltar al que viene-
-¿Cuándo es?-
-Dentro de dos semanas-
Dante se llevó una mano al cabello y tiró un poco de él, yo conocía perfectamente ese gesto… significaba problemas
-¿Qué sucede?-
Me miró de reojo, con clara incomodidad
-Emma me pidió que la acompañara al matrimonio de su prima, será fuera de la ciudad y…-
Apreté mis manos entrelazadas con tanta fuerza que estuve a punto de zafarme algo
-Supongo que es una buena excusa- me encogí de hombros fingiendo que no me importaba
Pero realmente quería quemar a la bruja esa
“Sabes que no es culpa de ella, es tuya por desear algo que él no puede darte”
-No es una excusa… me encantaría ir pero…-
Pero realmente no soy lo suficientemente importante para ti como para ponerme por sobre tu novia
Incluso si me prometiste que irías a cada uno de mis recitales cuando ingresé al conservatorio…
-Entiendo- mentí de forma cortante
Dante notó mi enfado pero prefirió callar, tal vez intuyendo que de insistir yo lo enviaría al carajo
Para cuando estacionó su vehículo ya me había resignado a que nuevamente él no asistiría
Era la maldita tercera vez que ocurría, pero jamás había sucedido consecutivamente
-¿Cómo va el corazón?-
Oh, no…
Las puertas del elevador se cerraron frente a mí casi como si fuese una maldita celda en prisión
Inspiré lentamente, pese a que Dante conoce mi orientación sexual, por alguna razón piensa que sigo siendo virgen y que casi estoy esperando encontrar el verdadero amor
“El peor ciego es aquel que no quiere ver” dicen y tienen MUCHA razón
-¿Por qué te preocupa más que a mí?-
-¿Preocuparme?-
¿Por qué tenía que verse tan adorable señalándose a sí mismo con cara de no entender qué pasa?
-Sí-
-¡No! No es eso, lo que pasa es que Emma suele comentarme que le gustaría verte con alguien en una relación, alguien que cuide de ti-
Claro que le encantaría, así me quita del camino de una buena vez por todas…
-No lo necesito- espeté mirándome la manicure
-¿No?-
Controlé perfectamente mi mirada y le analicé de los pies a la cabeza
-Tengo una idea del chico perfecto para mí, hasta que le encuentre no me preocupan los demás-
-¿No estás siendo muy exigente?-
Tal vez…
Pero incluso desde que ambos éramos niños, jamás he encontrado a nadie tan sexy como tú…
-No lo creo-
Evité agregar cualquier cosa que pudiese dejarme en evidencia, las puertas del elevador se abrieron y seguí a Dante deleitándome con la visión de ese trasero y esa espalda frente a mí
-Entra-
Ingresé al lugar sonriendo, Dante, con su cabello rojo un tanto oscuro, estaba obsesionado con el mismo color
Como si necesitase que todo combinara, pero aunque ciertamente había un exceso de rojo, contrastaba perfectamente con el blanco del sofá y muebles
-¿Quieres beber algo?-
-¿Martini?-
Nuevamente Dante se me quedó viendo con curiosidad
Sonreí inocentemente
-Ya soy mayor de edad ¿Lo olvidas?-
Pareció recordarlo de pronto
-¡Lo olvidaba!-
“¿Qué tampoco estuviste en mi fiesta de cumpleaños?” recordé venenosamente
“Sé razonable Denis, no se encontraba en el país”
-También tengo que disculparme por eso, como había una tormenta cancelaron todos los vuelos-
Estúpido clima caprichoso que parece estar a favor de esa mujer
El pelirrojo desapareció momentáneamente y volvió rápidamente, con una caja en sus manos
Alcé una ceja, interesado en su contenido
“Espero que sea algo bueno, ya que él mismo no está disponible”
-Lo vi en Rusia y pensé en ti-
¿En Rusia?
Abrí la caja cuidadosamente y me encontré con una caja con forma de piano, llena de chocolates
¿Enserio?
¿Todos estos años conociéndome y no pudiste pensar en algo que sí me gustara?
-Emma me ayudó a escogerlo la verdad-
La decepción me golpeó tan fuerte que por un momento perdí el habla
Lamentablemente Dante me miraba con cierta ilusión tal vez esperando que sonriera
Odié que hubiese mencionado a su novia, pero aun así sonreí lo mejor que pude
-Gracias-
Supongo que mi gesto no fue lo suficientemente bueno porque volvió a llevar una mano al cabello
-¿Debería haberte traído algo más?-
La propia intensidad de mis sentimientos me ahogó en ese instante. Aparté mi mirada sintiéndome un total idiota
-No, no, está bien-
Claro que no lo está…
Me puse de pie con el regalo en mis manos
-Creo que debería irme, mi madre podría estar en casa-
-Denis…-
Intenté huir con la poca tranquilidad que me quedaba, pero Dante sostuvo mi brazo
-Lo siento-
-No te disculpes-
-Pensé que te gustaría-
Sostuve su muñeca y alejé su mano de mí
-Yo no necesito regalos Dante, me hubiese bastado con tu presencia en mi cumpleaños, o al menos una llamada… -
-Lamento no…-
Le paré alzando mi mano libre
-Y si vas a intentar disculparte con un regalo, al menos ten la decencia de escogerlo tú, ¿Qué no llevamos años conociéndonos?- espeté luchando por controlar mi tono
Él retrocedió un paso, claramente decepcionado
-Me voy-
Salí de allí odiándome profundamente por haber arruinado uno de los pocos momentos que pude haber pasado a solas con él y sin la presencia de su molesta novia
“Muy bien hecho, cuéntame más de tu estrategia para conseguir que se enamore de ti”
Arthur me recibió cuando las puertas se abrieron y le tendí la caja
-¿Señor?-
-Ten, un regalo desde Rusia- le ofrecí dolido
De cualquier forma no valía la pena arrojarlos desde un piso treinta…
Estúpido Dante que no es capaz de recordar que soy alérgico al chocolate
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