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Sweet Enmity por AcolorfulPanda

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Notas del fanfic:

 

 29/10/2016

Luego de un muy largo hiatus ¡Volveré! *Confeti* edité los capítulos subidos para hacer más placentera la lectura y estoy escribiendo la continuación, espero poder continuar ahora sí de manera constante con la subida; realmente amo esta historia y me duele no haberla culminado pero ahora sí que si estoy motivada a terminarla, espero me sigan apoyando y me tengan paciencia. 

love for all of you.

 

 

 

 

Notas del capitulo:

No sé cuantos capítulos tendrá el fanfic, pero todos serán más o menos igual de largos a este ¡Espero lo disfruten! 

 


 

— ¡Buena suerte, hijo, has muchos amigos! – Gritó su madre asomada desde el balcón y agitando enérgicamente su mano derecha como señal de despedida. Ojalá fuera tan fácil, pensó por su parte.

 

Era su primer día en la escuela y decir que no se encontraba nervioso sería mentir, a pesar de su apariencia segura y la permanente sonrisa coqueta en sus labios (la cual lo caracterizaba) su corazón estaba latiendo a mil e incluso sus manos estaban algo sudorosas en sus bolsillos; pero eso era normal ¿No es cierto? Ya que no se trataba solo del primer día de clase, era el primer día de clase de su último año… ¡Y en una escuela nueva! Si las cosas no salían bien definitivamente culparía a sus padres el resto de la vida ¿Cómo se les ocurría mudarse al otro lado de la ciudad obligándolo a cambiar de escuela el último año? ¿No podrían haber esperado solo un poco más o al menos dejarlo vivir solo? Después de todo el año siguiente se mudaría por la universidad.

 

— Eish…-Se quejó súbitamente atrayendo la atención de algunas personas que, como él, transitaban por una de las avenidas principales de ese sector de la ciudad— Lo siento –Susurró para ellos realizando además una pequeña inclinación de 30 grados, después de todo eran personas mayores y no debía ir por ahí perturbando la paz de los demás por culpa de sus pensamientos ¡Y de sus padres! Si, definitivamente la culpa de todo era de sus padres, después de todo ¿Por qué lo habían traído al mundo si planeaban cambiarlo de escuela al último año?

 

No le tomó más de treinta minutos llegar a la escuela lo que le dejó libres varios minutos más para hacer un previo recorrido al lugar y quizá aprender a ubicarse entre los edificios que la conformaban.

  

La primera impresión es que era en definitiva un lugar bastante grande, había tres edificios principales uno al lado del otro, separados únicamente por un pasillo en medio de ellos, tras estos se encontraban las canchas, el gimnasio y otro edificio más que seguramente sería la cafetería, pero además de lo grande no había mucho que pudiera destacar.

 

Todos los edificios estaban pintados en tonos hueso y otras partes en ladrillo, los jardines estaban bien cuidados y las canchas parecían muy buenas también, pero nada que en su anterior escuela no fuera habitual. Lo que ahora le causaba curiosidad era ver el lugar lleno, definitivamente habría muchos estudiantes considerando lo amplio que era, además que pese de lo temprano que él había llegado ya había muchos como él merodeando por allí.

 

Su clase por el contrario si era diferente a lo que él acostumbraba. Al llegar a su salón prácticamente nadie se fijó en su presencia, todos parecían demasiado concentrados hablando entre ellos como para notar que habría un chico nuevo, después de todo se acostumbraba a que el último año la lista de alumnos no cambiara y se mantuviera tal cual el año anterior. Minho no sabía si aquello era bueno o malo, de haber sido observado por todos quizá se habría sentido un poco intimidado, pero indudablemente la curiosidad de algunos los habría impulsado a hablarle, pero ¿Y ahora? Quizá todos tuvieran ya su grupo de amigos y se negaran a integrar con ellos a uno más.

 

Para distraerse de sus tontos pensamientos y dejar pasar los minutos que faltaban para la llegada del maestro decidió sacar un libro de su mochila para leerlo. No era muy amante de la lectura, pero se había propuesto mejorar en ello, por eso siempre que salía y sabía que tendría un rato libre para leer o no hacer nada llevaba consigo algún pequeño libro o novela para ir devorando, sorprendentemente no se le había hecho tedioso o difícil, por lo menos no hasta ahora que fue consiente del ruido, carcajadas y gritos que inundaban el pequeño lugar que se suponía era un templo del conocimiento donde la clama debería reinar.

 

 

Intentó levantar la mirada y dirigirla hasta el grupo de alumnos que más ruido estaba haciendo, pero ¡ERROR! la gran mayoría de ellos lo estaba mirando ¿Se estarían burlando de él? Eso definitivamente lo hizo sentir más nervioso, pero prefirió seguir de largo con su inspección por el aula y no parecer un tonto para quienes lo observaban, al menos, no mucho.

 

—     Se nota que están de muy buen ánimo hoy, muchachos — Un hombre de mediana edad, no muy alto y con una barba de al parecer cinco días hizo su aparición en el lugar e inmediatamente reinó el orden, los grupos grandes y otros más pequeños esparcidos por el lugar fueron desechos, solo se escuchaba el ruido de los estudiantes al acomodarse y sacar sus libros para la clase, pero luego de esto todo fue calma; será por el maestro, pensó, al menos parecen tener respeto por la autoridad. — Buenos días muchos –Saludó a los alumnos quienes respondieron con un ligero ademán o inclinación de sus cabezas. El profesor no usaba un tono demasiado fuerte, pero sí que se hacía sentir, al menos eso pudo notar a medida que el hombre les daba la bienvenida para el nuevo año y todos parecían prestarle atención, incluso para cosas tan vanas como el reglamento de la escuela que hasta él al ser nuevo conocía (No es como si cambiaran mucho las normas de un colegio a otro). Todo parecía indicar que sería un día bastante normal, al menos hasta que el maestro fijó su atención en él, sonrió y de inmediato todos voltearon a mirarlo— Lo olvidaba, si bien la gran mayoría de ustedes son compañeros del año anterior y es raro un traslado de último año, esta vez tenemos un nuevo compañero con nosotros así que espero lo ayuden a integrarse y se hagan su amigo; tú –Pronunció señalándolo- ¿Gustarías pasar al frente y presentarte ante los demás?

 

A pesar que el hombre preguntó si era su deseo o no de hacerlo sabía que era una orden más que una simple invitación así que sin vacilar demasiado y tratando de ocultar sus nervios se puso en píe y caminó hasta adelante, por suerte había decidido sentarse en uno de los primeros asientos, si no habría tenido que atravesar el salón y la atención que todos habrían puesto en él se habría sentido mucho más intensa.

 

—     ¿Choi Minho, verdad? –Confirmó el hombre recostándose sobre su escritorio con las piernas estiradas y sus brazos cruzados- Cuéntanos Minho, ¿Quién eres? 

 

—     Yo… soy Choi Minho –Dicho esto sus compañeros rompieron en risas, incluso el maestro se unió a ellos, pero por un segundo se replanteó si quizás aquello no había sido irrespetuoso de su parte teniendo en cuenta que el hombre era su maestro, era mayor y que además no le tenía en absoluto confianza, por ello intentó remediarlo inmediatamente. Sonrió algo nervioso y llevó su diestra hasta su nuca para continuar hablando, esperando no haber ofendido al profesor o a alguien más con su anterior actitud— Bueno, además de llamarme así tengo 18 años, recién me mudé a este lado de la ciudad y bueno, soy el chico nuevo, espero poder llevarme bien con todos ustedes –Estaba hecho ¡Se había presentado y había sobrevivido intacto! o eso pensó hasta notar la negación del profesor ¿Se ofendió quizás?

 

—     Eso lo podemos deducir todos, que eres el nuevo, que estas dentro del rango de edad que el resto de personas aquí a excepción mía, claro está. Lo que queremos saber Minho es ¿Qué hace que seas tú? Que solo tú y nadie más pueda ser tú, valga la redundancia. –El hombre parecía alguien de muy buen genio, bastante amable con sus palabras por cual Minho consiguió sentirse un poco más tranquilo, quizá por ello es que también todos parecían atentos y muy dispuestos a escucharlo. El único problema es que él nunca antes se había preguntado por esto así que la pregunta lo tomó por bastante por sorpresa y tuvo que detenerse un momento a pensar en que responder, pero lo único en que podía pensar en ese momento era ¿Estamos en clase en filosofía?

 

— ¿Y bien?

 

—     Lo siento, es que jamás había pensado en algo así pero  supongo que el futbol hace parte de quién soy, es mi gran pasión, desde pequeño me gustaba, adoraba jugarlo y  aún ahora, lo hago; incluso en mi escuela anterior era capitán del equipo –Pronunció con cierta nostalgia e indudable orgullo- además del eso también me gusta la música ya que creo que cada momento de nuestra vida debe ser vivido siguiendo ritmo que esta nos toca, cada momento tiene su canción especial –Por la mirada que el hombre le dedicó notó la curiosidad que esto le había causado, él por su parte sonrió llevando sus  manos hasta los cascos que colgaban de su cuello, rozando estos con sus dedos— Sin estos nunca salgo –Agregó un tanto entusiasta- y aunque escucho de todo prefiero el rap, siempre he sido de los que no se callan nada y me gusta expresar lo que siento, por eso me siento tan a gusto con ese estilo de música.

 

—      Muy bien Minho –El maestro se irguió acercándose a él y con una palmada en su hombro le invitó a tomar lugar— ¿Alguno de ustedes ante había pensado en que los hace ser ustedes? …

 

Al fin en su asiento pudo respirar tranquilo, todo había salido bastante bien (a su parecer) y podía al fin disponerse sin problema a escuchar la clase. Esta era bastante entretenida ya que el profesor parecía ser de aquellos que simplemente hablaba toda clase sin preocuparse por dictar o algo por el estilo, por ello debería estar siempre atento para tomar notas, cosa que se le hizo fácil ya que todos parecían igual de atentos a él en prestar atención y el ruino era muy ajeno a todos ellos, al menos hasta que la puerta del salón se abrió y una figura delgada se hizo presente atrayendo la atención de todos y despertando unos cuantos murmullos.

 

—     Profesor ¿puedo pasar? –Un joven de cabello castaño y algo largo para el estilo que Minho prefería llevar asomó su cabeza por la puerta, se notaba colorado, parecía que había corrido bastante para llegar hasta allí, pero de todas formas había llegado tarde y algo que odiaba Minho era la impuntualidad.

 

—     Espero este año no te acostumbres a llegar tarde a mi clase, Tae –Dijo el maestro fijando su atención en el joven, sin embargo, no parecía enojado por su retardo sino más bien un poco molesto por haber sido interrumpido.

 

—     No lo haré y pido disculpas por esto, hoy muchos problemas para levantarme –Justo cuando terminó de decir esto infló inmediatamente sus mejillas mirando cual cachorro arrepentido al hombre mayor que todos allí, seguramente era uno de aquellos chicos mimados e inmaduros que siempre buscaban salirse con la suya— Le aseguro que esta será la única vez que llego tarde, pero ¿podría dejarme pasar?

 

—     Sigue, sigue, pero que no se repita o no te permitiré volver a entrar, además pasaré un reporte –A pesar de esto últimos los labios del muchacho se curvaron en amplitud y sin más se adentró en la sala corriendo hasta su asiento que parecía estar justo hasta atrás pues de reojo Minho no pudo seguirlo hasta ver donde se sentaba.

 

A partir de entonces Taemin le fue disgustando cada vez más. 

 

Notas finales:

¡No me lancen tomates por favor! ¿A alguien le gustó?

Sería feliz si me dejaran sus comentarios abajo de que tal les pareció, sería enormementeee feliz, acepto críticas constructivas, por favor, sean buenas (os) conmigo ;-; 

La historía irá algo lenta, pero poco a poco y a medida que le vaya tomando el ritmo, iré haciendo las cosas más emocionantes


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