Una semana y media pasó y Jongin reunió el coraje suficiente para visitar a Kyungsoo otra vez. De alguna manera, se había olvidado de la razón principal por la cual él intentaba establecer una amistad con el otro: Tenía una misión que llevar a cabo.
Pero no fue hasta ese día maldito que Jongin supo que su destino y manera de ver las cosas cambiarían para siempre.
Kyungsoo no estaba en la recepción ese día. Jongin conocía el lugar así que empezó a buscar en cada habitación. Entró a la fría morgue, pero el bajito no estaba ahí. Abrió otra puerta tentativamente, era el cuarto que contenía diversos tipos de ataúdes de todos los tamaños y en la esquina, un anaquel repleto de urnas.
Jongin encontró a Kyungsoo en el lugar que él odiaba más, el cuarto de preparación. El pálido abotonaba las mangas de un saco bastante costoso. Caminó hacia atrás para ver su trabajo y sonrió para sí mismo. –Te ves maravilloso,- le habló al hombre muerto ensacado.
Kyungsoo era taaaan abrazable, Jongin se preguntó cómo podía haber odiado a un ser humano tan tierno y se pateó mentalmente por intencionalmente ignorar todas las veces que Kyungsoo lo hizo sufrir y todos los comentarios racistas que el otro emitió hacia él.
Maldita sea su memoria selectiva.
Kyungsoo se dio cuenta de la presencia del otro. -¡Oye! ¡No puedes entrar aquí son permiso!- se volteó a encararlo con el entrecejo fruncido y ambas manos sobre su cintura. -¡El servicio de entierros llegará en cualquier momento y no pueden verte usando ropa casual, especialmente ese horrendo delantal rosado!
-Lo siento,- Jongin se disculpó pero tenía una sonrisa en sus labios porque el otro chico se veía tan ofuscado, probablemente porque Jongin lo vio hablándole al cadáver. Jongin se fijó por encima del hombro del más bajito y pudo jurar que en ese momento en brazo del muerto se estaba moviendo.
Kyungsoo vio la cara de susto del otro y se volteó rápidamente.
Por instinto Jongin tomó a Kyungsoo y lo movió lejos del cuerpo moviéndose en el ataúd. El aire del pálido fue sustraído de sus pulmones cuando una ola protectora bañó el cuerpo del menor y lo presionó fuerte contra su pecho, alejándolo aún más del ataúd.
-Jong…in…no puedo respirar,-Kyungsoo trató de decir, su voz amortiguada por el pecho del otro-Calma. Todo está bien, está bien.
Jongin sólo siguió mirando con desconfianza al posible zombie, sin tener la menor intención de soltar a Kyungsoo.
-Jongin,-Kyungsoo logró ver hacia arriba, sus ojos redondos, grandes y expresivos, su boca en un ligero puchero y sus mejillas ligeramente rosadas. –Puedes soltarme, esto pasa a veces, cuando aún hay oxígeno atrapado en el cuerpo…-el bajito dejó de hablar de repente cuando Jongin por fin lo miró desde muy cerca.
Jongin sintió como su ritmo cardiaco aumentaba. Podía sentir cuan suave y delgado era el cuerpo de Kyungsoo, cuan delicadas eran sus facciones…Cuanto quería seguirlo abrazando por más tiempo, como si simplemente el otro perteneciese ahí.
Jongin hizo un puchero. En verdad quería abrazarlo por mucho más tiempo.
Kyungsoo sonrió, esta vez sus mejillas estaban totalmente coloradas. –A veces comienzan a murmurar y a gruñir por los gases que aún quedan dentro.
El bronceado lo escuchaba hablar, pero eran sinsentidos para él, Jongin sólo podía ver esos labios moviéndose, fruncidos, tan gruesos y jugosos…sus propios labios se abrieron y su mirada se volvió pesada.
Los ojos del mayor se abrieron como platos cuando supo que estaba haciendo Jongin…o más bien, lo que iba a hacer.
El bronceado se inclinó hacia abajo, queriendo juntar sus labios con los de él y podría jurar que Kyungsoo cerró sus ojos y se inclinó hacia arriba, listo para un beso. Sus labios aenas se rozaron ínfimamente cuando Kyungsoo movió su cabeza a un lado, algo lo había distraído haciendo que los labios de Jongin se estamparan completamente en la comisura de sus labios.
Aparentemente el servicio de entierros decidió que ese era el momento preciso para llegar.
-Ya llegaron. Asegúrate de que no te vean, ni a tu delantal, -Kyungsoo dijo y se liberó fácilmente de los brazos de Jongin, para ir a saludar a las personas que acababan de llegar.
Y Jongin sólo se quedó ahí parado, estupefacto sintiendo sus labios en llamas y su cuerpo vibrando, extrañando el sentir de ese cuerpo contra el de él.
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Una nube negra se posaba en la esquina izquierda de Halmork.
Kim Heechul miraba como su empleado arrastraba su cuerpo por toda la tienda, como si estuviese muerto por dentro. Estaba empezando realmente a preocuparse por el bienestar de su empleado y de su negocio. Las personas miraban a Jongin preocupadas mientras Sehun daba su mejor esfuerzo para atenderlos a todos.
El jefe de Jongin no sabía cuánto más éste podía soportar. Estaba por considerar que la misión fuese abortada.
-¿Ahora qué?- Sehun preguntó, aprovechando cuando no había cliente alguno en el local. Estaba molesto porque pasó trabajo tratando de ser alegre y animar a los clientes. Sehun no era una persona animada, ese era el trabajo de Jongin.
-Hecho gracioso número uno: ¿Sabías que cuando queda oxígeno en el cuerpo de los muertos puede hacer que sus cuerpos se muevan y tiemblen?-Jongin explicó sombríamente.
Sehun no pudo evitar temblar cuando escuchó eso. –No sé porqué sigues yendo allá, si por mi fuera yo…
-Hecho gracioso número dos: Traté de besar a Kyungsoo.
-¿Qué?-Sehun preguntó con una sonrisa forzada.
-Y un beso de verdad, no uno forzado para lograr los objetivos de la misión. En verdad quise besarlo en ese momento…Adelante, puedes juzgarme.
-P-pero tú no…Tiene que haber una explicación,- Sehun caminó por unos momentos con una mano sobre su barbilla para luego hablar de nuevo. –Te gustan chicas bajitas, con el pecho plano…él es bajito y su cara es delicadita…- Sehun se detuve de repente, para encararlo. -Necesitas tener sexo, mi hermano.
-De alguna manera, el sexo siempre termina siendo la respuesta para todos los problemas,- Jongin concluyó, totalmente de acuerdo.
-Vamos a salir esta noche, te vas a conseguir un lindo culo y ¡A la mierda! ¡Hasta puedes coger con la chica o chicas en nuestro apartamento! ¡Así de buen amigo soy!
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Esa noche Jongin quiso peinar su cabello hacia abajo, pero notó que estaba muy largo y parecía un emo moreno, así que se lo peinó hacia atrás con un poco del gel para cabello de Sehun. Se vio al espejo y estuvo satisfecho con lo que se reflejó ahí. Llevaba una camisa de cuadros azul, jeans y sus zapatillas converses favoritas, que eran también azules.
-¿Listo?
-¡Waaa!-Jongin exclamó cuando vió que Sehun traía el cabello hacia arriba; el menor se había puesto un chaleco de cuero, un pantalón ajustado y zapatillas negras.
-Yo también quiero tener suerte esta noche. ¡No ere el único que necesita poner la salchicha en remojo!
Y así ambos amigos se aventuraron, sin saber que les deparaba esa noche de mediados de Septiembre.