Cuando Jongin pasó por la puerta de la funeraria, durante su hora de almuerzo, vio a Kyungsoo en su usual escritorio archivando algunos papeles en unos folders.
-Kyung,-Jongin dijoy Kyungsoo levantó un poco la mirada, con una ceja alzada enmarcando su rostro. –Hyung tengo algo que decirte…-pero algo que sonó como un golpe en una superficie de madera los distrajo. -¿Qué…qué fue eso?
-Nada,- Kyungsoo sonrió inocentemente. -¿Qué estabas diciéndome?
Pero los golpes comenzaron a sentirse cada vez más fuertes y se habían agregado también voces amortiguadas que gritaban.
-Discúlpame por un momento, -Kyungsoo se excusó con una sonrisa tensa y caminó hasta uno de los cuartos del lugar.
La naturaleza de Jongin lo hizo seguirlo, curioso y asustado a la vez por tan extraño acontecimiento, pero cuando entró a la habitación los ruidos habían cesado.
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Kyungsoo se volteó bruscamente para encararlo cuando notó su presencia. -¿Qué te he dicho de venir aquí sin autorización?
-Kyungsoo ¡No puedes pedirte que deje de besarte!
El interpelado hizo una mueca. ¿De qué rayos hablaba? -¿Me estás escuchando?
Jongin tomó al otro por su antebrazo. -¡No actúes como si no sabes nada! ¡Sé que lo disfrutaste tanto como yo!
Kyungso rodó sus ojos cansinamente. ¿Por qué tenía que traer ese tema a colación?
-¡Ayuda!-una voz se escuchó, asustando a Jongin.
-¿Qué fue eso?-el más alto preguntó asustado, mientras buscaba con la mirada la fuente del sonido.
-¿Qué?-Kyungsoo fingió demencia. –No escucho nada.
Pero los gritos no cesaban y Jongin estaba empezando a alarmarse, así que el recepcionista tenía que pensar rápido, muy rápido, antes de que el menor se diera cuenta de lo que había hecho.
Lo tomó de su horroroso delantal y lo atrajo hacia él en un beso forzado que provocó que sus dientes chocaran haciendo un cómico sonido.
El mundo se detuvo para Jongin. Él ya estaba a punto de emplear su discurso sobre endorfinas, relajación y ritmo cardiaco, pero no fue para nada necesario y algo hizo “click” dentro de él al momento que devolvió el beso, como es debido.
Al principio tomó a Kyungsoo desapercibido pero terminó derritiéndose en los brazos de Jongin, puso sus manos alrededor del cuello del más alto, profundizando más el beso.
-¿Por qué…me pediste…que dejara de besarte?-Jongin preguntaba entre besos, sus manos recorriendo la espalda del otro. Ya se había olvidado completamente de los gritos extraños.
-No lo hice ,-Kyungsoo dijo exasperado, había caído en su propio juego, ahora estaba inmerso en la situación, tentado por esas manos acariciándolo y esos labios contra los de él-Quise…decir…que...no...aquí…mientras trabajo.
-Entonces me deten…
Kyungsoo no lo dejó terminar, sólo atrajo sus cuerpos aún más, para iniciar otro beso. Si bien se iba a romper el culo editando los videos de las cámaras de seguridad, se iba asegurar de disfrutarlo todo.
Jongi se estaba comenzando a cansar de estar inclinado para mantenerse a la altura del más bajo, así que tomó al otro por la cintura y lentamente lo condujo hacia atrás, hasta que su cuerpo se topó con algo sólido. Era un ataúd, Kyungsoo le dedicó una mirada de advertencia antes de ser levantado del suelo y sentado sobre el cajón de madera con el que habían chocado.
Kyungsoo alzó la mirada una vez más y Jongin le sonreía dulcemente (con un toque de arrogancia), consciente de lo que estaba haciendo, pero también deteniéndose, como si esperara una señal del otro para seguir o bien, detenerse.
Kyungsoo gruño y luego susurró: –De todos modos me meteré en problemas por esto. Si me despiden espero que por lo menos hagas que valga la pena.-
Jongin ni lento, ni perezoso, prosiguió con lo que estaba haciendo y unió sus labios en un beso bastante apasionado.
El mayor gimió cuando Jongin, que se había dejado llevar, incluyó su traviesa y húmeda lengua en aquel beso, pero el recepcionista le dio la bienvenida incluyendo su propia lengua en una beso francés que dejó al menor sin aliento.
Sublime, celestial, orgásmico eran buenas opciones para describir ese beso y como se sintió para Jongin. Estaba abrumado por la mera presencia del otro, sus suaves labios, boca cálida y lengua húmeda, todo era tan…
Puso una mano en la rodilla del mayor y trató de que el otro separara sus piernas para abrirse paso entre ellas. Kyungsoo entendió y sin romper el beso tomó el trasero del otro y abrió sus piernas, empujándolo hacia él. Ambos gimieron cuando sus centros se rozaron.
El beso de lengua se intensificó mientras comenzaban a frotarse levemente, gimiendo y gruñendo.
-¡Ah! Hyung…-Jongin suspiró, bajando para besar esa mandíbula esculpida por los dioses y ese simple gesto y la manera en que sonaron sus palabras hicieron que a Kyungsoo se le curvaran los pies de placer.
-¡Yaaaaa! ¡Sáquenme de aquí! ¿Qué están haciendo? ¡Escucho sonidos sospechosos!- la voz gritó y Jongin pegó un brinco alejándose de Kyngsoo.
Kyungsoo se bajó del ataúd y caminó hasta otro para patearlo con fuerza.- ¡Cállate! ¡Estás muerto!
-¡No! ¿No escuchas que estoy vivo?
Jongin empalideció. -¿Qué…qué fue eso?
-Nada, deberías irte ya,- Kyungsoo dijo fríamente, limpiándose su boca con el dorso de su brazo.
Por más que el moreno quisiera quedarse (aunque también quería irse, porque siendo sinceros casi se cagaba en los pantalones del miedo), no sabía cuánto tiempo tenía en la funeraria, así que se dispuso a irse.
Cuando estaba por salir de la habitación Kyungsoo lo hizo voltearse, tomando su brazo, para unir sus labios una vez más.
-Quisiera que fueras a Halmork a visitarme un día, -Jongin susurró en sus labios, con sus manos colocadas en su cinturita.
-Lo pensaré,- Kyungsoo espetó sin comprometerse. -¡Ahora vete!
Una vez el otro se había ido, Kyungsoo abrió la cerradura de seguridad del ataúd y el chico troll se incorporó como un zombie, hasta quedar sentado.
Kyungsoo rodó los ojos por milésima vez en ese día.
-¿Por qué hiciste eso?- el chico le pregunto, no estaba molesto ni asustado, sólo un poco agitado por gritar tanto.
-Deja de tocar el maldito timbre o me aseguraré yo mismo de celebrarte un funeral cinco estrellas,- le advirtió.
-¡Eso fue genial! ¡Qué manera de noquearme! ¡Y cuando desperté estaba muerto!-el chico estaba muy, muy emocionado. -¡No puedo esperar para contarle a Baek esta odisea!- añadió saltando fuera del ataúd.
Kyungsoo puso sus manos en su cintura. -¡No, no le dirás esto a nadie!
-Soy Kim Jongdae, por cierto, gusto en conocerte,- naturalmente extendió una mano que Kyungsoo nunca estrechó.
-¡Lárgate de mi lugar de trabajo!-Kyungsoo exclamó.
Jongdae se fue, sólo para regresar dos horas después con su amigo Byun Baekhyun y ambos le rogaron de rodillas que les aplicara la famosa llave.
Kyungsoo les hizo dicha llave hasta que ambos se habían desmayado.
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En su camino de regreso a Halmork, Jongin se sentía en las nubes, era el hombre más feliz sobre la faz de la tierra. Caminaba como si fuese el protagonista de un video musical, aunque, de hecho, casi lo atropellan dos veces y pisó caca de perro.
En la noche, inició sesión en facebook y vio que Kyungsoo por fin había aceptado su solicitud de amistad.
Le envió un toque y Kyungsoo se lo devolvió después de unos minutos.
Jongin chilló como una niña emocionada.