Llegó un nuevo día, Jongin sentía que podía saborear la victoria y en vez de pasar primero a su lugar de trabajo, pasó directamente al edificio oscuro que quedaba al otro lado de la calle. Él podía escuchar claramente como Sehun le gritaba “FIGHTING” desde adentro de Halmork.
Apoyo moral. Eso ayudaba mucho.
En realidad no, pero Jongin se sentía motivado.
El lugar a donde se dirigía no resultaba verse menos oscuro y tenebroso, pero por lo menos ya era un territorio que el chico reconocía.
-Tú,-Kyungsoo salió de repente de una puerta, lo único que no acompañaba su atuendo totalmente negro eran unos guantes de silicón que cubrían sus blanquecinas manos.
-Hola,-Jongin lo saludó con una reverencia.
-¿Qué puedo hacer por ti?-
-Háblame de ti.-
-Lo siento, pero eso no es parte de los servicios que brindamos.-
-Entonces ¿Cuáles son los servicios que brindan? ¿Cuál es tu trabajo aquí? Háblame de eso.-
El rostro pálido del chico se ensombreció y entonces habló. -¿Por qué decirte si puedo mostrarte?- el fantasma de una sonrisa estuvo a punto de adornar sus labios y Jongin no estaba seguro porqué su respiración se agitó un poco.
Jongin fue llevado a una habitación, donde los cuerpos eran preparados para los funerales. El chico bajito, le dijo que tenía mucha suerte, ya que iba a preparar un cadáver para su acto memorial que estaría celebrándose dentro de tres horas.
Jongin observó como el chico peinó amorosamente el cabello de un hombre muerto, como acomodó el cuello de su camisa con sus deditos delicados. Él puso una rosa, tan roja como la sangre en el bolsillo delantero del traje del cadáver y se alejó un poco para darse cuenta más tarde que la flor estaba un poco torcida.
El chico que no estaba acostumbrado a tal lugar y actividad, estaba internalizando todo el horror que estaba sintiendo. No era normal en su día a día estar a pocos metros de una persona muerta. Jongin sólo miraba, parado de manera tiesa, sin moverse un centímetro, ni hacer ruido.
-Creo que terminamos con él…espera, creo que sus labios están muy agrietados,- el chico pálido dijo, sacando de su bolsillo un bálsamo para labios y aplicándolo a dichos labios. –Los mío también están un poco secos…-añadió aplicándose un poco.
-Dios bendito…- Jongin susurró con una mueca en su rostro y se retrajo con asco.
-¿Qué? ¿Quieres ponerte también?-
Jongin negó con la cabeza de manera agitada y se excusó, diciendo que se le había hecho tarde y que tenía que ir a trabajar. Él había sufrido mucho en esos minutos que estuvo ahí y ni siquiera pudo averiguar el primer nombre del malvado ser humano, apellidado Do.
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-Te ves un poco pálido,- la expresión normalmente estoica de Sehun cambió a una de preocupación.
Jongin gruñó.- Lo vi vestir a un hombre muerto como si se tratara de un lindo perrito y al final tuve que huir sin avance alguno en mi misión. ¡Mira! ¡Se me eriza la piel sólo de recordarlo! –Jongin mostró su brazo y todos sus pequeños pelitos estaban de punta.
Sehun se estremeció de manera visible. –Al menos te está dejando entrar…me refiero a que te ha mostrado su trabajo.-
-Sí, pero en realidad no sé si lo hace para ahuyentarme o no. Él es muy raro.-
Jongin sintió que lentamente volvía a la vida cuando un par de chicas entraron al lugar, buscando algún objeto morado para una de sus amigas, Jongin les mostró con entusiasmo cada uno de los posibles regalos de dicho color que se encontraban disponibles en la tienda y las encontró cuchicheando acerca de “el culo rico de Sehun.”
Las chicas se fueron de la tienda, satisfechas, una de ellas cargando un diario morado con brillitos y escarchas en sus manos.
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Los miércoles eran días especiales en Halmork. Cuando el día terminaba ys su labores eran finalizadas, los chicos acomodaban todos los muebles, de modo que quedaba un espacio bastante decente en el centro del local. Conectaban un equipo de sonido y bailaban celebrando que era mitad de semana y sólo faltaban otros tres días para el fin de semana.
A veces, si estaban aburridos, realizaban tardes de karaoke, a pesar de que ninguno de los empleados ni el jefe podían cantar ni para salvar sus propias vidas, pero al menos la pasaban genial y alegraban a quien los mirara.
Una vez Heechul sugirió que se pusieran unas largas pelucas rosadas, para que hagan juego con sus delantales, pero Sehun y Jongin rechazaron la oferta porque su jefe sería el único que se vería bien usándolas. Ellos dos parecerían un par de monstruos con esas pelucas.
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Un miércoles después de todo el bullicio, los chicos arreglaron el lugar, colocándolo en su posición usual, Sehun tomó una bocanada de aire de manera brusca y chasqueó sus dedos en frente de la cara de Jongin, haciendo que el último diera un brinco del susto. – ¡Deberíamos seguirlo cuando finalice su turno y golpearlo hasta que acceda a utilizar nuestras flores para los funerales!
En realidad, la primera parte de su plan no estaba para nada mal.
Al día siguiente terminaron sus labores más temprano de lo normal, se apresuraron a limpiar el local y hacer la contabilidad del dinero. Jongin y Sehun terminaron todo bajo la mirada asombrada de su jefe, Heechul.
Siguieron al mayor, el chico salió del oscuro edificio a eso de las 4 :30 pm y caminó dos cuadras para luego entrar a una heladería, donde pidió los sabores de fresa y coco, con leche condensada arriba y espero a que uno de los que atendían la heladería terminara su turno.
Su amigo, más alto que él, lo besuqueó por toda la cara, haciendo al otro retorcerse y sus mejillas tornarse rojas. Luego el más alto se alejó un poco y fue golpeado fuertemente por el muchacho.
-Esto no me sorprende,- Jongin admitió haciendo una mueca.
-No puede ser,- Sehun susurró para el mismo. –¡El estúpido chico de los helados es gay!
-¿Lo conoces?
-Desafortunadamente sí, pero no sabía que era novio del recepcionista.
-Eso es algo que podemos utilizar a nuestra ventaja…quiero decir, que sea gay. Podría coquetear con él y ganármelo más fácilmente de ese modo.
Sehun no dijo nada, él sólo seguía mirando a la supuesta pareja de manera sospechosa, ambos reían alegremente.
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-Holaaaaaaa,- Jongin saludó, un par de días después del incidente del bálsamo para labios.
-Kyungsoo,- dijo el chico.
-¿Quién?
-Yo.
-¿Kyungsoo?
-Sí.
Jogin sonrió de oreja a oreja. -¡Tienes nombre! ¡Asombroso!
Claramente estaba bromeando, pero Kyungsoo no se rió, él sólo se quedo parado ahí mirando a todos lados, como tratando de encontrar la gracia en el aire.
-Soy Jongin, ya te lo dije de todos modos.-
Kyungsoo asintió con la cabeza. –Jongin ¿te puedo preguntar algo?
Jongin asintió con la cabeza también, sonriendo como un niño en la mañana de Navidad. Kyungso estaba hablando por sí solo, no como las otras veces que Jongin prácticamente le sacaba las palabras de la boca…Además Kyungsoo quiera saber algo sobre él. Jongin celebró una fiesta de felicitaciones en su mente.
-¿Por qué eres tan negro?
La sonrisa de Jongin se desvaneció.
-¿Vives cerca de la playa? ¿O es que todos nosotros somos demasiado blancos? ¡Espera! ¿Eres de Hawaii?-Kyungsoo preguntaba con una expresión inocente, como si no fuese consciente de que sonaba grosero.
-No. Simplemente estoy un poco más bronceado que otras personas.
-Ah…-Kyungsoo parecía estar decepcionado de que Jongin no fuera Hawaiano.
-Sí, soy un coreano al 100%, que resulta tener la piel muy bronceada, pero eso no quiere decir que no esté bien bueno. ¿No crees, Kyungsoo?- Jongin bromeó, guiñando el ojo de manera coqueta, pero el semblante de Kyungsoo se ensombreció.
-Hyung.
-¿Eh?
-Dime hyung. No me agradas, eres un pretencioso.
-Pero Kyungsoo yo sólo estaba…
-Hyung.
Aparentemente, esa tarde Jongin no pudo lograr nada con su clásico e infalible coqueteo directo. Ni siquiera se sorprendió de que sus métodos no funcionaran. Ese día, sin embargo, no fue un fracaso total ya que ya tenía el nombre de Do Kyungsoo para investigarlo.
Por la noche buscó su facebook y le envió una solicitud de amistad. Mientras esperó descubrió que al chico le gustaba Glee y que tenía ‘Soltero’ e su estado sentimental.
Bueno, Roma no se construyó en un día.