Jongin esperó un par de días más y decidió visitar a Kyungsoo, lleno de optimismo.
-Hola Kyung… ¡quiero decir hyung!
Kyungso sólo lo miró fijamente desde su escritorio por unos segundos y luego habló. –Vete.
Jongin sólo se quedó ahí, sintiendo como si un balde de agua fría era tirado sobre su cabeza.-¿Por qué?
El chico lo miro, con expresión neutral. –Porque cuando estás aquí, nadie viene al negocio. Pienso que eres de mala suerte, como un gato…de esos que son negros.”
Jongin se sintió tan ofendido que lo invadió el impulso de darle una patada en la cara y romperle la nariz. En esos momentos en verdad se preguntaba si Kyungsoo era consciente de lo racista que sonaban sus palabras.
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-En verdad pensé que estaba logrando algo. Luego de que me dijo su nombre voluntariamente no he hecho más que retroceder, alejándome cada vez más de mi misión. -Jongin le dijo a Sehun, durante el almuerzo, picando son enojo el arroz de su plato. No tenía apetito. –Me comparó con un gato negro, Sehun ¡Y a mí me gustan más los perros!-
Sehun por otro lado, además de escuchar con atención, devoraba su comida como muerto de hambre. -¿Ya lo odias?
-¡Sí!- Jongin confesó haciendo un plato a un lado.
-Es por eso que tú y yo somos buenos amigos, Jongin. A mí me gustan las tetas grandes, a ti te gustan los pechos planos. No nos gustan las mismas cosas, pero nuestro lazo radica en odiar a las mismas personas.
-Eres taaaan profundo, amigo mío.
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Jongin, sin embargo, no estaba ni cerca de rendirse. No molestó a Kyungsoo en su trabajo durante dos semanas y mientras, comenzó a idear nuevas tácticas y cambiar su enfoque.
Entró al Grupo Memorial Choi, tempranísimo, silbando y caminando animadamente. Kyungsoo, quien estaba haciendo su papeleo, desvió su mirada del papel, frunciendo el seño y sus ojos se agrandaron cuando vio a Jongin.
Jongin le dedicó una sonrisa y lo saludó con un movimiento de manos.
Kyungsoo, vestido de negro, como siempre abrió su boca para hablar, pero antes de que saliera palabra alguna de su boca, el chico bronceado lo interrumpió.
-Sólo vine a decirte que no voy a molestarte más en tus horas de trabajo. De verdad quisiera conocerte mejor. Vamos a comer helado cuando termine tu turno, yo invito.
Kyungsoo se mantuvo inexpresivo durante un par de segundos y luego explotó en una extraña risa de ñoño. Estuvo riendo como retardado por un par de segundos. –Eso sonó tan gay.
Jongin rió de manera incómoda.
Esperen. ¿No es gay? De acuerdo con su facebook, además de que le gustaba ver Glee, obtuvo el resultado de ‘Jessica Day’ en un test de ¿Qué personaje eres de New Girl? Y no era que Jongin estaba acosándolo por facebook, no. Jongin no podía acosarlo como Dios manda porque el chico seguía sin aceptar su solicitud de amistad.
-No eres una molestia, ni tampoco mala suerte para el negocio. Debí sentirme feliz que la gente había dejado de morir por un tiempo,- Kyungsoo dijo, cambiando el tema, mientras buscaba una bolsa de plástico en uno de los cajones del escritorio.
Abrió la pequeña bolsa y sacó de su interior unos guantes de silicón. Si no fuera por el material, el chico parecería un lindo y pequeño mayordomo…Okay, vamos a tachar lindo y reemplacémoslo con malvado. Sí un pequeño mayordomo malvado.
-Vamos.
-¿A dónde?
-A la morgue, tengo que limpiar y embalsamar un cuerpo,- Kyungsoo dijo, saliendo del espacio de la recepción y dando la vuelta para tomar a Jongin por el brazo. –Creo que te gustará mirar,-sonrió de manera tenebrosa.
¡Malvado de mierda!
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Sonidos de arcadas y líquido vertido en un recipiente invadieron el silencio del lugar.
-Oh ¿es jugo de uva? ¡Me encanta el jugo Welch!- el chico bajito confesó, emoción en su tono de voz.
Más arcadas. ¡Maldita la suerte de Jongin! ¿Por qué tuvo que comer demasiado en el desayuno?
-Deberías masticar mejor el pollo,- Kyungsoo añadió, sosteniendo un tanque de basura para que Jongin pudiera vomitar en él, mientras lo giraba para examinar su contenido. –Pensé que ya nadie le gustaban los huevos revueltos con tomate.
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-¿Seguro que estás bien?- Kyungsoo preguntó luego de que Jongin vacio completamente su estómago. –Debí haberte advertido acerca de la depuración de órganos post mortem,- su tono de voz denotaba que de verdad lo sentía, pero su cara delataba que se había divertido a lo grande.
Jongin seguía viéndose verde. –No, lo que pasa es que me cayó mal el desayuno. El pollo sabía un poco extraño,- mintió con facilidad.
¿Cómo Kyungsoo era capaz de hacer ese tipo de cosas solo sin entrar en pánico? El chico limpiaba y vestía cadáveres de manera regular y no parecía asustarse ni asquearse. En realidad se veía aburrido y acostumbrado. Incluso cuando Jongin estaba vomitando por todos lados el chico parecía divertido y curioso, pero nunca expresó asco, en ningún momento.
-Deberías irte a casa a hidratarte un poco y descansar. Supongo que nuestra cita se tendrá que posponer,- Kyungsoo suspiró fingiendo tristeza.
¿Cita? ¿Qué cita? Aaaah, el asunto de los helados. ¿Ah? ¿CITA? ¿Dijo cita?
El corazón de Jongin comenzó a latir rápidamente.
No entres en pánico, no entres en pánico.
Kyungsoo comenzó a reír, justo como la otra vez. –Dije cita, me haces sonar gay Jongin-ah, todo es tu culpa.-
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-…y…y este asqueroso líquido como lodo salió de su nariz y de su boca, él lo limpió con un papel y me lo pasó para que lo sostuviera y me puse a vomitar. Tuve que hacerlo.- Jongin le explicaba a su amigo.-Estoy teniendo nauseas de sólo recordarlo.
-Nunca pensé que vomitarías…pendeja,- Sehun dijo entre risitas mientras barría el piso de Halmork, minutos antes de abrir la tienda.
-¿Conque soy una pendeja?
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-Oh por Dios…-Sehun se estremeció mientras miraba como Kyungsoo rasuraba la barba del cadáver. Jongin lo arrastró el día siguiente y convenció a Kyungsoo de dejar a ambos ver cómo era su trabajo.
‘Sé que es muy cool y divertido, pero mi trabajo no es una función de circo’ el bajito les dijo y Sehun captó la atención de Jongin, sin que Kyungsoo se diera cuenta, haciendo una mueca con los manos, indicando que el menor estaba completamente loco.
-Ahora no parece un pordiosero,-Kyungsoo dijo. –Como piel de bebé,-añadió, satisfecho con su trabajo, para entonces tomar la muñeca de Sehun y plantarla de manera brusca contra una de las mejillas del recién rasurado hombre muerto.
Sehun se estremeció de pies a cabeza en el preciso momento que hizo contacto con la piel fría y Jongin empezó a tener arcadas.
-¡No hagas eso, Jongin!-Sehun exclamó.
-Hacerargh…¿qué?
-Es…esergh, eso!
-Lo ¡argh! siento, es un ¡argh! impulso condicionado,- Jongin intentó explicar.
Sehun comenzó a tener arcadas seguidas también. –¡Haces que yo…argh lo haga tamb...argh… tambien!
Pronto todo se transformó en un festival de arcadas producidas por los menores y la risita diabólica en voz baja de Kyungsooo armonizaba cómicamente con ellos.
Era inverosímil que detrás de esa carita tan linda y ese cuerpecito tan pequeño se escondieran cantidades inagotables y renovables de maldad pura y verdadera.