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El demonio que se volvió profesor por ana987bell

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Notas del capitulo:

Estaba pensando en dividir el fic en varias partes, pero luego me acordé que mis examenes ya vienen y posiblemente me olvidaría de subir los caps. Es por eso ese motivo que decidí subirlo todo de una sola vez. Espero y lo disfruten.

Dos días, durante dos días no he podido hacer absolutamente nada de lo que se supone que debería hacer.

Mi nombre es Sebastián Michaelis, soy un demonio y un mayordomo. Pero por solo esta fatídica semana, soy un simple maestro de escuela.

Para ser sincero, este estúpido trabajo estaba volviéndome loco, tenía que soportarlo por 5 días, habían pasado dos. Ciel Phantomhive, mi amo, quería resolver un caso que le había enviado la reina de Inglaterra. Pero él, como es costumbre, no quiso que yo lo solucionara con mis propios métodos, no, él quiso infiltrarse dentro de la escuela donde se habían cometido los crímenes y me obligo a mí a actuar como profesor para cuidarlo y resolver el caso.

......................Flash back.........................

“Bocchan, ha llegado una carta de la reina” le susurre a mi amo, quien a pesar de ser un niño pequeño, era también el perro guardián de la reina. Esa mujer era absurda, pero los problemas de los humanos me dan igual. Yo solo estoy aquí para servir a mi amo hasta que cumpla su cometido para luego devorar su alma, su perfecta, pura y cruel alma.

“Sebastián, cual es el caso esta vez”

“una serie de asesinatos en escuelas locales, al parecer el criminal se gana la confianza de los niños cuando estos salen de clases y luego se los lleva. Todos los niños aparecen muertos, colgados de un árbol frente al colegio” Era estúpido, su modus operandi era sencillo y tonto, la policía podía arrestar al criminal si solo le prestaban un poco más de atención a la forma en que asesinaba y en los lugares en que lo hacía. Obviamente yo ya sabía de quien se trataba, pero mi joven amo odiaba que yo resolviera por mi cuenta los casos haciendo como que su trabajo es totalmente inútil. Yo no quería a mi Bocchan enojado. Eso podría alterar el estado de su alma. Y en el estado en el que se encontraba actualmente, esta era perfecta.

“cuál será el próximo lugar donde atacara el asesino”

“Al parecer en la escuela que esta al noreste de vuestra mansión, amo”

“Prepara todo Sebastián, nos vamos a infiltrar en la escuela”

“¿vamos, señor? No se referirá a que usted va a infiltrarse en la escuela… solo”

“claro que no Sebastián. Vamos a entrar los dos. Yo como alumno y tú, claro, como profesor”

“pero señor, no sería más conveniente que solo usted fuera. Es un niño, no levantará sospechas”

“¡No!, he dicho que vamos los dos y es una orden”

“yes, my lord”

.................fin del flash back…............

Es así como termine convertido en un estúpido profesor de escuela y lo peor es que el asesino, captura a su víctima dejando una semana, todos los viernes. La carta llego un domingo.

Mi amo me ha obligado a asistir a la escuela todos los días a dar clases. No es que sea difícil hacerlo. El problema son todas las profesoras que trabajan aquí, solo saben acosarme y preguntarme cosas tontas. Tratan de ser seductoras y creen que son irresistibles para mí, y lo serian, de no ser porque sus almas no me llaman la atención. No se comparan con la de mi Bocchan. Ni la de los demás niños se le compara. Su alma es perfecta, él es perfecto y ningún ser humano lo igualara jamás. Él es mi señor.

“Sebastián estoy aburrido, prepárame algo de comer” me dijo mi amo en medio del recreo, pues como era costumbre, el deseaba que le trajera algún aperitivo pues así es como lo hacía siempre en la mansión.

“señor, le prepare una lonchera antes de salir de casa, donde está” Él me miro con ojos llenos de odio y se limitó a decir que la había olvidado y que yo debía de prepararle algo inmediatamente.

“no puedo, soy un maestro y los maestros no hacen eso. Tendrá que soportar el hambre hasta regresar a casa. Me retiro, tengo que ir a la oficina a revisar algunas prácticas. Nos vemos, my lord” susurre al oído de mi amo. Obviamente podía haberle preparado todo lo que el hubiera deseado, pero estaba muy fastidiado con él. No podía crees que me obligara a denigrarme de esta manera. De alguna forma me tenía que vengar.

Ciel me miro sorprendido y enojado. Lanzaba rayos por los ojos y sabía que dentro de su cabeza estaba que me maldecía de la peor manera que se le podía ocurrir. Una sonrisa se dibujó en mi cara. Como amaba enojar a mi Bocchan.

Ciel pov

Dos días, dos miserables días metidos en esta maldita pocilga. No sé en qué momento se me ocurrió la estúpida idea de obligar a Sebastián a traerme a este asqueroso lugar lleno de asquerosos niñatos y estúpidas profesoras que lo único que querían era llamar la atención de MI sirviente.

Él era de mi propiedad, ellas no debían ni siquiera de tocarlo con sus sucias manos. Estaba realmente aburrido y hambriento y el imbécil de Sebastián no quiso prepararme nada de comer, seguro seguía molesto por obligarle a venir y esa era su forma de vengarse de mí.

“Ciel, quieres jugar con nosotros, necesitamos a uno más en el equipo” me dijo un mocoso sudado y sucio mientras se acercaba a mí con una estúpida sonrisa dibujada en su cara. Como odiaba a los niños, sin problemas, sin preocupaciones, solo seres inútiles que no sirven para nada. Malditos bastardos.

“no, no quiero jugar con ustedes” susurre con indiferencia. Si Sebastián se daba cuenta de que les respondí mal, utilizaría eso como excusa para burlarse de mí. No permitiré esa osadía.

“vamos Ciel, no seas tímido” dijo otro bastardo acercándose demasiado hacia mí.

Cuando su mano rozo mi brazo sentí asco, repulsión y odio. Odio hacia aquellos seres despreocupados que no hacían nada por sus vidas. Seres inútiles. Repudiables.

“¡No me toques! ¡Nunca me vuelvas a tocar sucio bastardo!” grite exaltado. Comencé a sacudir mi camisa pero aun sentía su olor a sudor impregnado en mí. Sentía asco, yo me daba asco.

Los mocosos se quedaron en silencio con los ojos abiertos como platos. Seguro que nadie los había tratado así jamás. Sentí un poco de culpa. Pero cuando recordé mi infancia y como me la destruyeron lo único que sentí fue rencor, celos y odio.

“que paso aquí, porque están llorando” pregunto una de las estúpidas maestras que hace solo un segundo estaba conversando con MI mayordomo. Esas mujeres eran tan asquerosas y despreciables. Sebastián nunca se fijaría en ellas. Que placer más infinito me proporcionaba el saber que esas asquerosas cucarachas jamás recibirían ni la más mínima atención de mi sirviente.

“Ciel, Ciel nos gritó. Nos insultó” dijeron los niños mientras lloraban desconsolados.

“Ciel Phantomhive, porque insultaste a tus compañeros. Eso no se hace. Pide disculpas”

“ja, yo nunca les pediré disculpas a esos, no se merecen ni mi atención” susurre y voltee mi rostro en señal de rechazo. Nadie me diría que hacer jamás. Yo soy Ciel Phantomhive y nunca me dejaría ordenar por nadie.

“no me contestes así. Eres muy irrespetuoso, voy a citar a tus padres para hablar con ellos”

Dolor, lo único que sentí fue dolor. La tristeza y la nostalgia me invadieron en ese momento. M e sentí débil. Me sentí frustrado. Recordé todo y caía al suelo. Las lágrimas brotaban de mis ojos, el odio y el dolor se reflejaban en ellos. Mis padres estaban muertos y esa estúpida bruja se atrevía a mencionarlos. Ella no tenía derecho. ELLA NO DEBÍA MENCIONARLOS JAMAS. ELLOS ESTABAN MUERTOS.

“CALLATE, nunca vuelvas a mencionar a mis padres”

Tape mi rostro y llore de ira y dolor. Llore por ese dolor que nunca se marchó y que era el único motor de mi existencia. El dolor y el odio carcomían mi alma. Sed de venganza era lo único que me quedaba en esta asquerosa vida.

“no me hables así. Y por qué lloras, no hagas berrinche” me reprocho la mujer.

“señorita, por favor no mencione a los padres de Ciel. Ellos están, ellos están muertos” susurro una voz a mis espaldas. Esta se hacía cada vez más intensa. Sebastián se acercaba, seguro iba a llevarme a casa y a demostrarme que él tenía razón. Nunca debimos haber venido a la escuela.

“oh dios mío. Como lo siento, no lo sabía. Perdóname Ciel, cariño, no fue mi intención. Como podría recom…”

“CALLATE, CALLATE, DEJAME EN PAZ MALDITA BRUJA” grite con todas las fuerzas que me quedaban. Detestaba que mencionaran a mis padres pero me molestaba más que sintieran lastima por mí. Demostraba que me veía débil. Yo no era débil.

Sebastián se acercó por detrás y me cargo en brazos. No sé cuánto tiempo paso o a donde nos fuimos. Solo sé que cuando desperté estaba recostado en mi cama y una taza de té yacía al costado de esta. Mi mayordomo era muy confiable. No sé qué haría sin él.

 

Sebastián pov

Mi pobre Bocchan. Sabía que su idea de ir a una escuela era mala. Pero nunca pensé que terminaría de esta manera. Sentía lastima por él. Pero nunca lo mencionaría. Si Ciel se enteraba de que me daba un poco de pena, me mataría o peor, rompería el contrato. Su alma ya no sería mía.

Aún faltaban 2 días para que el asesino volviera a atacar. Pero mi pobre amo ya no quería asistir a clases. El me pidió que solo yo fuera y solucionara el problema.

“Sebastián, no voy a ir a esa asquerosa escuela de nuevo. Es muy aburrido. Yo iré el ultimo día, pero hoy no pienso ir”

“señor, usted fue el de la idea. No puede eludir sus responsabilidades, eso es, como decirlo, muy infantil de su parte” no pensaba quedarme solo con todo el problema. Si no iba él, entonces yo tampoco.

“Sebastián, no voy a ir. Ve tú, es una orden” repitió mi Bocchan muy serio mirándome con sus profundos ojos. Nunca lo había visto así, ni siquiera se había quejado de mi comentario. No podía hacer nada, si él ordena, yo cumplo.

“yes, my lord. Regresare para la comida” dije antes de retirarme.

Las clases comenzaron normalmente, todo estaba tranquilo, exceptuando a las profesoras que seguían tratando de llamar mi atención. Era gracioso pero nada interesante.

“Sebastián-san. Quiere ir a tomar con nosotras el viernes. Es su primera semana y tenemos que celebrar que hayas venido. Por favor di que sí” susurro “sensualmente” la mujer que el día de ayer había hecho llorar a mi Bocchan. Nadie que lo hiciera llorar merecía ni mi más mínima atención, solo merecía odio y desgracia. Ver a Ciel llorar y sufrir es delicioso pero solo cuando yo soy el causante de ese sentimiento, no una simple y asquerosa mortal.

“señorita, no voy a poder asistir ese día. Yo tengo que trabajar, tengo responsabilidades a parte de estudiar y tengo que cuidar de alguien muy especial para mi” dijo recordando el rostro de mi pequeño e indefenso amo.

“¡¿tienes novia?!” grito espantada la mujer

“no, yo no tengo novia. Yo tengo un amante”. El rostro de la mujer se deformo totalmente, quería reírme en su cara. Pero no podía hacerlo, Ciel me mataría.

“no, no sabía que eras, que eras gay” dijo ella con sorpresa, cólera y vergüenza.

“nunca preguntó” fue lo último que dije antes de excusarme pues tenía que dictar clase.

Así pasaron los días siguientes. El viernes mi Bocchan decidió asistir por última vez a la escuela. No se notaba convencido, pero tenía que resolver el caso sin importar que. Él era el perro real de la reina.

Las horas pasaron volando y todo estaba bien. Demasiado bien.

Se suponía que ese día el asesino atacaría la escuela, pero ya habían acabado las clases y ningún niño había desaparecido.

“Ciel-kun, nos vamos” dije mientras me acercaba al salón donde Ciel debía de esperarme. En la escuela no lo llamaba amo, era su maestro después de todo.

“Ciel-kun, donde estas” repetí. Al darme cuenta que no me respondía comencé a pensar lo peor. No. Comencé a pensar lo que realmente había pasado. El asesino se había llevado a mi Bocchan.

El olor de Ciel desaparecía en el ambiente pero aún era perceptible para mí. Esto no me había tomado por sorpresa, suponía que se llevarían a mi amo. Pero nunca creí que se lo llevarían  en mis narices.

Seguí el olor durante un largo camino y oh sorpresa, llegue a una pequeña casa muy apartada de la ciudad.

“tienes unos preciosos ojos Ciel-kun. Lamentablemente esos ojos pronto estarán cerrados, sin vida, muertos, totalmente apagados y muertos” gritaba el asesino. Gritos histéricos y risas psicópatas era lo único que se escuchaba en ese lugar tan desértico.

Mi pequeño niño estaba en silencio. Pero sabía que por sus venas corría veneno lleno de odio y asco por su captor. Él no estaba asustado. Él sabía que vendría. Siempre confía en mí aunque no lo admita. Él dependía de mí.

“aleja tus asquerosas manos de mi pequeño amo” dije con una sonrisa plasmada en mi rostro.

“al fin llegaste, creí que nunca te aparecerías. Sebas-chan” susurro el asesino muy divertido.

“aquí estoy, ahora devuélvame a mi Bocchan si no quiere salir herido”

“crees que te lo devolveré. Él es mi última víctima, jamás lo tendrás vivo” grito encolerizado

“suéltalo de una vez” susurre de nuevo.

“¡No! Por sobre mi…”

“CALLATE MALDITA ZORRA, DEJAME EN PAZ. SEBASTÍAN, ACABA CON ELLA DE UNA MADITA VEZ” grito mi Bocchan. Sus ojos se chocaron con los míos. Él no quería que siga jugando. Él quería acabar con todo de una vez.

“yes, my lord”

Agarre al asesino por los hombros y le quite la capucha del rostro. Seguro ya se lo imaginaban, el asesino era nada más y nada menos que la profesora que había hecho llorar a mi amo hace unos días. Ella ya tenía todo planeado, todos sabían que los padres de Ciel estaban muertos, ella solo estaba jugando un poco con su presa. Esa mujer estaba completamente loca.

Ella se había graduado de la universidad como profesora de primaria y desde ese momento había comenzado a dictar en diversas escuelas como profesora de matemáticas.  Lo curioso era que todas las escuelas en las que dictaba creían que ella era una simple practicante y que dictaba exclusivamente allí, es decir, nadie sabía que dictaba en más de una escuela a la vez.

Y, oh sorpresa, ella dictaba en todas las escuelas donde habían ocurrido los asesinatos. En realidad ella no necesitaba atraer a los niños, lo único que necesitaba era llevárselos sin que nadie se diera cuenta y eso era fácil de hacer. Desmayando a los niños con algún somnífero o poniendo algo que los enfermara en sus loncheras y llevándoselos a “la enfermería” por ejemplo.

 Su plan era estúpido y si la policía se hubiera esforzado un poquitito más en ver todo lo sucedido me habrían evitado todo el sufrimiento de trabajar como maestro. Aun no sabía porque quería matar a los que se supone debería educar pero eso era lo que menos me interesaba. Yo estaba muy fastidiado por todo lo que sin querer me hizo hacer.

 Ella merecía un castigo y ese sería la muerte.

Ella sacó un cuchillo y me lo clavo en el estómago sonriendo triunfal. Pobre mortal, acaso creía que con un simple cuchillo iba a acabar conmigo. Que tonta.

Yo quería jugar un poco así que caí al suelo y me hice el muerto.

“que tonto. Era hermoso, lástima que era gay” dijo con sorna la mujer.

“Sebastián, déjate de tonterías y acaba con esto de una vez, me estoy aburriendo demasiado y tengo hambre” mi lindo Bocchan siempre arruinando mi diversión. Pero, repito, él es el amo y yo el sirviente.

“niño estúpido, los muertos no pueden revivir. Deja de llamar a Sebastián y preocúpate más por ti mismo” dijo la mujer riendo como la loca que era. Que estúpida. No sabía que no tenía nada por lo que reír.

“yes, my lord” respondí mientras me incorporaba con una sonrisa dibujada en el rostro.

“pero… pero como. Como es posible. ¿¡CÓMO ES QUE SIGUES VIVO!?” La cara de la mujer era un poema de sentimiento. Era muy triste ver a alguien en ese estado de consternación. Pobrecilla, si hubiera sabido desde un inicio que no era humano, seguro que no volvía a matar en su vida.

Tome el cuchillo de su mano y con un solo movimiento acabe con su asquerosa y triste existencia.

“Nos volveremos a ver en el infierno, my lady” fue lo último que esa asquerosa alma escucho antes de abandonar este mundo definitivamente.

Cargue a Ciel en mis brazos. Mi niño estaba cansado. Era hora de relajarlo un poco.

………………………En el dormitorio de Ciel……………………………

“Bocchan, ¿por qué permitió que esa sucia mujer se lo llevara?” le pregunte divertido a mi joven amo.

“Ella me dijo que me estabas buscando y cuando fui a verte coloco un paño en mi rostro. Me desmaye” susurro Ciel fastidiado. Odiaba ser débil.

“nunca debió dejar que ella lo tocara. Ahora tendré que limpiarlo”

Ciel me miro a los ojos y se dirigió al baño. Nunca lo admitiría pero no odiaba que yo lo tocara. Era más que obvio.

Me acerque por la espalda a mi pequeño amo y comencé a desvestirlo lentamente. Acariciaba lenta y delicadamente cada parte expuesta de su piel, era tan tersa, tan suave, blanca e inmaculada. Su angelical figura era tan tentadora, tan pura. Era perfecta. Él era perfecto.

Acariciaba suavemente sus hermosos brazos y sentía el dulce calor que emanaba su piel. El tembló casi imperceptiblemente bajo mi tacto. Tan angelical. Endemoniadamente perfecto.

Él no rechazaba mi tacto. Decidí probar suerte. Tal vez, solo tal vez, mi Bocchan me dejaría recibir una pequeña recompensa después de haberme obligado a aburrirme terriblemente durante una semana entera.

Comencé besando su cuello y mordiendo el lóbulo de su oreja. El placer invadía mi cuerpo y el deseo de devorarlo completo crecía rápido dentro de mí. Sus ojos estaban fuertemente cerrados; y sus labios, entreabiertos y los suspiros delicados que escapaban de estos sin que él fuera consciente de ello me enloquecían a morir.

El rechazo de su parte nunca llegó.

Mis manos picaban y una erección muy notoria se formaba dentro de mis pantalones. Ciel era un fruto perfecto nacido del placer y la desgracia. Era tan perfecto que el solo pensar en tocarlo parecía prohibido y pecaminoso. Para mi suerte, yo era un demonio, no me importaba cometer pecados. Principalmente si eran tan excitantes como este.

Ciel comenzó a soltar pequeños gemidos y apoyo su espalda sobre mi pecho.

“sebas-chan” susurraba una y otra vez aumentando mi deseo y libido.

 “Ciel, quiero besarte” dije antes de voltear a mi pequeño amo y atacar sus suaves y deliciosos labios como un náufrago. Su sabor era delicioso y adictivo. Nuestras lenguas comenzaron una batalla que solo acabaría en el momento en el que mi pequeño tuviera que respirar.

Sus manos se aferraban fuertemente a mi espalda y su erección rozaba con mi pierna excitando más y más. Era un punto sin retorno.

Era tan precioso, tan perfecto. Solo quería abrazarlo, besarlo, devorarlo y saciarme de él completamente.

“Ciel-kun, te devorare” susurre en su oído mientras mis manos se acomodaban en su pequeña cintura.

“cállate. Tú…tú maldito demonio” su voz estaba entrecortada, su rostro estaba sonrojado; y sus puños, cerrados. Sus nervios se notaban. Era adorable.

Me separe de él y me arrodille, retiré su bóxer y suavemente tome su miembro entre mis manos. Comencé a acariciarlo lenta y tortuosamente disfrutando del sufrimiento que mi Bocchan estaba sintiendo en ese momento.

Su pequeño cuerpo temblaba un poco bajo mis manos, su respiración se agitaba más y más a cada segundo que pasaba.

“Sebastián, más rápido. Más rápido” susurraba mi Bocchan quien por fin abrió sus ojos solo para dejarme ver la cantidad de deseo que estos reflejaban. Deseo por mí y por el placer que le impartiría.

No pude aguantar más. Lleve su adorable miembro a mi cavidad bucal y comencé a chuparlo y a recorrerlo con mi lengua. Su sabor era delicioso, inconfundible e intoxicante. Igual que él.

Unos segundos después Ciel llego al clímax.

“sebas-chan”.-gritó enloquecidamente.

Cuando se recuperó completamente de la ola de placer se dejó caer en mis brazos.

“sebas-chan, llévame a la cama” me susurro.

“si, Bocchan” Tal vez Ciel ya no quería continuar en el baño y prefería hacerlo en la cama. Sí, claro.

Tome a Ciel entre mis brazos y lo lleve como si fuera una princesa hasta su cama.

“Bocchan, ¿podemos continuar?” pregunte inocentemente aunque ya conocía la respuesta.

“lárgate y déjame dormir”. Sí, ya me lo esperaba. Pero por esta vez, no iba a ceder ante sus caprichos.

“ciel-kun, no puedo irme sin acabar con lo que ya comencé. Siendo un mayordomo de la familia Phantomhive, ¿Cómo no podría hacer algo tan simple como esto?”

Mi Bocchan me dirigía una mirada cargada de odio y transmitía una frase muy obvia “atrévete y mueres”. Yo ya estaba muerto, que más daba.

Subí a su cama y atrape sus labios en un beso salvaje y sexy. Él se negaba a abrir su boca así que me vi obligado a abrirla a la fuerza. Tomé sus pequeños y rosados pezones entre mis dedos y comencé a retorcerlos suavemente. Ciel gimió mientras nos besábamos y aproveche ese instante para meter mi lengua y comenzar a recorrer su delicioso interior.

Mi joven amo estaba tan distraído y perdido en el placer que sentía por el beso y los piñizcos en sus tetillas que no se daría cuenta de en qué momento hice mi siguiente jugada.

Separé mis labios de los suyos y antes de que él cerrara su boca, introduje dos dedos en ella indicándole que los lamiera, a continuación.

Su mirada cargada de deseo se tiño de odio rápidamente y mordió mis dedos. Por supuesto, no me dolió en absoluto.

“joven amo, no debe morder mis dedos, si lo vuelve a hacer el castigo que recibirá no será muy dulce”

“ME ESTAS AMENAZAN…” trató de refutar Ciel luego de sacar mis dedos de su boca. Pero mis labios lo callaron en menos de un segundo.

Separé sus hermosas y tersas piernas y me posicione entre ellas para poder tener mejor acceso hacia ese punto totalmente desconocido para cualquier ser humano ordinario y que seguiría siendo desconocido para todos. Yo no dejaría que nadie pusiera sus manos sobre mi pecaminoso niño. Solo yo podía tener el placer de devorarlo por completo.

Sus ojos se posaron en los míos, el horror reflejado en sus pupilas era absoluto. Él era pequeño y obviamente estrecho y yo, bueno yo soy un demonio.

“Ciel, no tengas miedo… seré cuidadoso”

“cállate… yo no tengo miedo” susurro Ciel en respuesta, estaba aterrorizado. Pero no importa cuánto miedo y dolor pudiera sentir, él no lloraría. Él nunca lloraría delante de mí por algo así.

Acerque mi boca a su pequeño agujero y comencé a penetrarlo con mi lengua. A falta de lubricante, buena es la saliva.

Su interior era caliente y suave. Si así lo sentía en mi lengua, no podía esperar a descubrir cómo se sentiría estar dentro de él.

Después de saborearlo un poco, termine de lamer mis dedos ya que al estar jugando con la entrada de mi Bocchan, estos ya se habían secado.

Un dedo. Y mi pequeño amo no dijo nada. Otro dedo. El rosto de Ciel ya estaba un poco desfigurado pero aun no decía nada. Un tercer y último dedo. Ciel grito de dolor y placer. Era cuestión de tiempo, mi amo era muy sensible y el dolor que se sentía al ser penetrado por detrás con tres dedos era muy doloroso, según lo que me habían dicho. Se veía tan sexy cuando no podía controlar sus emociones. Amaba hacerlo perder el control de sí mismo.

“acaba con esto de una maldita vez Sebastián” susurro con un hilo de voz mi exasperado Bocchan.

“yes, my lord” respondí divertido.

Le di una última estocada con mis dedos para asegurarme de que estaba lo suficientemente estrecho como para recibirme y de un solo movimiento me desvestí para poder, por fin, disfrutar del máximo placer que mi amo podría otorgarme en vida. Su cuerpo.

“espero que esté listo, Bocchan” dije antes de entrar dentro de él de una sola estocada.

Maravilloso. Es lo único que puedo y podre decir, su interior era realmente cálido y estrecho.

Yo nunca pierdo los papeles, pero en esta ocasión estuve a dos segundos de enloquecer y destrozar el cuerpo de mi pequeño niño. Eso hubiera sido lamentable. Nunca podría volver a disfrutar de este placer tan alucinante. Ese sería el peor error de todos y una equivocación así no me la podía permitir.

“Bocchan…como se siente” pregunte aun perdido en el placer pero tratando de no moverme para que Ciel no sufriera más de lo que ya lo estaba haciendo. Esa era mi forma de agradecerle tanto placer brindado.

“Estúpido demonio… salte o termina de una maldita vez… me estas rompiendo” susurro en respuesta. Su rostro estaba rojo y sus ojos llorosos. Su sufrimiento era evidente, pero nunca lo admitiría. Simplemente así era él, terco.

“Por supuesto my lord”

Unos segundos después comencé a moverme lentamente. Ciel no me había dicho que continuase pero su rosto se había relajado al igual que su cuerpo, así que supuse que estaba bien hacerlo.

“AH, Se-Bas-Chan” grito mi amo. Su placer era excitante, se veía tan bien. No me aguante más. Ataque sus labios y aumente la velocidad, acariciaba sus pezones y el resto de su pecho. Ciel agarro mi cabello y comenzó a jalarlo suavemente.

Ese último gesto me sorprendió a sobremanera. Mi amo estaba perdiendo los papeles, se estaba dejando llevar. La mejor recompensa de la noche.

“Ciel… kun. Eres… per-fec-to” grite con la poca voz que me quedaba. Mi poca lucidez la concentraba en no partir a Ciel en dos mas no en lo que decía de ahí lo que acababa de soltar.

“ca-lla-te… cállate… maldito… de-mo-nio… acaba-de-una-mal-dita… vez” logro decir mi dulce amo antes de emitir un fuerte grito con mi nombre y un par de malas palabras (por las que después lo castigaría) y llegar a su orgasmo por segunda vez en la noche.

“un-poco-más… solo… un… poco” grite perdido en el placer que sentía. Ciel acababa de estallar y esto produjo que apretara fuertemente mi miembro llevándome, por fin, al máximo placer. Ciel era fríamente sexy. Pero esa noche era la más caliente que jamás tuve.

“Amo, gracias por la magnífica… “estaba a punto de terminar mi frase cuando me di cuenta que mi pequeño Ciel estaba plácidamente dormido. Era adorable, quien diría que un joven tan lindo y tierno podía tener una personalidad tan fría. Y quién diría que yo terminaría disfrutando de tantos placeres a su lado.

Ojala nuca llegáramos a encontrar a los asesinos de sus padres. Ojala y él nunca los encuentre.

Matar a alguien tan perfecto, que desperdicio. Lamentablemente mis deseos no son órdenes y si mi amo quería acabar con los asesinos yo no soy quien para evitarlo. Pero tal vez si pueda evitar que los encuentre rápidamente. Da igual, eso ya se verá en su momento, mientras tanto tratare de disfrutar de este tipo de experiencias cada vez que pueda.

Salí de la habitación después de colocarle el pijama a mi amo y de acomodarlo en su cama.

 “que duerma bien esta noche, My Lord”

Al final, ser un demonio profesor no resulto ser tan malo después de todo.

Notas finales:

Ojala les haya gustado y si no, lo siento, hice mi mejor esfuerzo.

Gracias por su apoyo y espero que me dejen un comentario, no importa cuan pequeño o largo sea. Recuerden que sus opiniones son las que me anima a seguir escribiendo.

los adoro. besos!!!


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