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Counting Stars, Thinking Of You. por JHS_LCFR

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Notas del capitulo:

La luz ha acudido a mí esta mañana de Domingo y dos sencillas canciones me han golpeado de nuevo (es increíble, con estas canciones escribí partes de Unstable y Bone...nuna me fallan). 

Sin más (creo), les dejo los links...

versión 1

versión 2 

Canción 2 

Sincerely, I Love You

 

1_Counting Stars, Thinking Of You.

 

 

Desde el techo de casa, las estrellas se ven más bonitas.

Baekhyun sonríe. Baekhyun recuerda.

Las lágrimas empiezan a caer, pero él firmemente se niega a torcer su sonrisa.

 

 

 * * *

 

 

-No sabía que a ti también te gustaban las estrellas—susurran casi al mismo tiempo, brazos cruzados detrás de sus cabezas y piernas en forma de cuatro, miradas absortas en la inmensidad del cielo, el cielo oscuro que devora el ímpetu de los edificios y camufla sus tintes grisáceos, volviéndolos portadores de luces doradas que combinan con las verdaderas estrellas, constelaciones brillantes y titilantes, pequeñas, que se esparcen por el manto como si fueran azúcar.

Ambos se miraron, ambos habían hablado al mismo tiempo. Seguro los dos veían a las estrellas como granos de azúcar, pensó Baekhyun mientras aspiraba la bella sonrisa de Chanyeol, que soltaba una risilla tímida, cómplice.

Preciosa.

-Tengo pegatinas de estrellas en mi habitación—le dijo con todos los dientes a la vista; sonreía tanto, pero tanto, que Baekhyun creyó ver uno de sus ojos levemente más cerrado que el otro. La oleada de calor lo estremeció y sirvió para sacarlo de su trance.

-Yo…yo no llego a tanto, pero sí me sé al menos siete constelaciones—titubeó.

-No valen si te sabes las comunes.

-¿Comunes?

-Las tres marías, Orión, Osa mayor, la cruz del sur…no vale—le sonrió otra vez, mirándole a los ojos como sólo él lo sabía hacer—. Tienes que aprenderte las más complicadas, las que involucran al menos más de cinco estrellas—y abrió su palma en dirección a él, girándose sin terminar de levantarse.

Las tejas crujían bajo sus cuerpos al moverse, pero no les asustaban: estaban a salvo, Baekhyun creía fielmente en la idea de que uno estaba a salvo con la simple presencia y respiración del otro. Baekhyun, mientras oía, escuchaba y contaba. Contaba las veces que Chanyeol inspiraba, las veces que miraba de reojo las estrellas, como queriendo cerciorarse de que todavía estaban allí.

Tonto, no es como si se fueran a escapar.

-¿Baek?

-¿Eh?—sacudió la cabeza y fijó sus ojos en él: estaba apoyado en un codo, mirándole con graciosa atención. Parecía un perro atento a la mano de su amo, como cuando se les lanza una rama, un juguete, lo que sea—Perdona, ¿Qué dijiste?

-¿Quieres que te enseñe constelaciones difíciles?

Y Baekhyun asintió torpemente, perdiendo sensibilidad en sus extremidades en cuanto Chanyeol se acostó a su lado, rozando hombros y casi chocando mejillas: Chanyeol se lamió los labios y empezó a rebuscar entre los puntitos titilantes, producto constante de su atención y admiración. Mientras buscaba, señalaba y explicaba, Baekhyun cayó en la cuenta de que había algo que le gustaba más, mucho más que las estrellas.

Era la voz de Chanyeol.

Y así empezó todo.

 

 

* * *

 

 

Baekhyun se cruza de brazos y se abraza las rodillas. Hace frío y sólo lleva puestos un jean a las rodillas desgastado, una camiseta grisácea y un chaleco de mezclilla encima, desgastado y viejo, que le queda demasiado grande. No le importa: necesita respirar ese aire puro y dulce una vez más, necesita cerrar los ojos y suspirar, dejándolo salir todo.

La respiración se vuelve pesada, puede sentir los espasmos luchar en su cuerpo para poder salir. Sabe que no debe, sabe que tiene que pelear contra los instintos y resistir.

Después de todo, no es el fin del mundo. Es normal…es común.

 

 

* * *

 

 

-¿Estás seguro de esto? ¿Qué pasa si nos descubren?—Baekhyun miró alrededor, fijándose si en la calle o en el jardín delantero podría llegar a haber alguien dispuesto a delatarles. Chanyeol fingió no escucharle y se sentó de piernas cruzadas a su lado, casi en diagonal para poder hablar bien con él sin tener que darse vuelta para mirar juntos el mismo pedazo de cielo.

-Éstas estaban en el fondo. El truco está en agarrar las que están casi vacías o en el fondo del armario, porque son las que tomaron recientemente—explicaba mientras le tendía una botella y destapaba la suya reteniendo el corcho entre los dientes—. Creerán que se lo tomaron todo, después de todo, mis padres tienen poca resistencia al alcohol.

Levantando completamente la botella, Chanyeol tragó cinco veces y Baekhyun sólo una, éste último pasando única y difícilmente saliva, viendo a su despreocupado compañero de colegio ingerir el líquido rojizo, amarronado… ¿Qué mierda es eso? ¿No se parece al té? ¿Es Ron?

-¿No vas a tomar nada?—suspiró el más alto luego de exhalar con frescura, feliz, sintiéndose un poco más suelto—. Ése se toma rápido, tienes que tomar y tragar al instante. No lo saborees o terminarás en el piso.

Baekhyun miró el recipiente ancho y cilíndrico, repleto de garabatos en cursiva e inglés que no terminaba completamente de entender. Frunció el ceño y juntó coraje, más allá de que al instante la voz le saliera en un farfullo lastimoso: no quería tener que decirlo, no quería sonar grosero.

-Tendríamos que estar haciendo el trabajo, Chanyeol.

Al encontrarle los ojos bajo ese flequillo castaño claro, notó que el otro estaba al tanto de la situación, lo había estado absolutamente todo el tiempo: asintiéndole, sintió dolor en la boca del estómago, y eso que no había tomado nada, porque el alcohol, sinceramente, no le iba.

-Lo sé. Es sólo que…me gusta pasar el tiempo contigo.

 

 

* * *

 

 

Teníamos que hacer el trabajo, se repite mentalmente. Sigue en la misma posición, aún no ha abierto los ojos. Teníamos que trabajar, Chanyeol. Por algo había pedido que me cambiaran de grupo…Kyungsoo y Jongin no trabajaban, estaban demasiado ocupados querién…

Las lágrimas se escurren por entre sus pestañas.

Siempre quiso estar ahí. Siempre quiso ser como Jongin y Kyungsoo.

 

 

* * *

 

 

-¿Qué te gustaría ser de grande?—preguntó Chanyeol mientas abría el compás y trazaba círculos, esperando a que el obstinado de Baekhyun resolviera por su cuenta y sin ayuda el ejercicio anterior.

Con la nariz arrugada y los dientes a la vista, cual perro molesto, Baekhyun no despegó los ojos de la hoja y empezó a garabatear números en una hoja sin renglones, en su cuaderno de mamarrachos y borradores; con la mano arrugándole la mejilla y el peso sobre el codo clavado en la mesa, tardó en responder.

-No lo sé…lo hiciste sonar como si todavía fuésemos al jardín—pudo escuchar a Chanyeol reírse, se lamentó por su orgullo que le obligaba a concentrarse en la hoja y no en las sonrisas y ojos pequeños que definitivamente se estaba perdiendo.

-Tienes razón…a mí me gustaría ser astrónomo—suspiró, aunque nadie le había preguntado; se echó así en la silla de escritorio y miró su techo, repleto de figuritas verdosas e infantiles—. ¿Te imaginas lo que debe ser investigar el universo? Descubrir galaxias, mares enteros de estrellas, planetas, satélites…Me encantaría poder ver al menos una supernova antes de morir…–Baekhyun automáticamente levantó la cabeza, como preocupado, afligido—. Esas cosas son enormes y autodestructivas, deben ser hermosas.

El más bajito perdió prensión en los dedos y dejó caer el lápiz: la repentina idea de saber que tanto él como Chanyeol eran mortales le golpeó fuertemente en el pecho.

-¿Y tú, Baek?—le sonrió sin abandonar su posición—. Aún no me has respondido.

Baekhyun sintió las fuerzas huirle del cuerpo, escapándose a través de los poros.

-Yo…yo quiero ser inmortal.

Sorprendentemente, Chanyeol no se rió, sino que esperó y volvió a dibujar círculos.

No había perdido la sonrisa.

Baekhyun de pronto sacudió la cabeza y recordó la fórmula que le ayudaría a terminar ese cálculo maldito.

 

 

* * *

 

 

El frío parece atravesar su débil y delgado cuerpo. Se siente una mera hoja de papel, una hoja amarillenta de otoño que se sacude sujeta por un pelo a la rama: se encuentra al borde del abismo, puede percibir sus cabos desatarse, desaparecer.

Quería ser inmortal.

Nunca dije que quería que tú lo fueras también.

Nunca dije que quería que fuéramos eternos. Interminables. Juntos.

 

 

* * *

 

 

-¿Te enteraste que Jongin y Kyungsoo se pusieron de novios?—volvió a preguntar a la mañana siguiente en la escuela, aprovechando la hora libre para terminar el trabajo y olvidarse de él lo más rápido posible.

-La verdad, sí. Claro que sí—respondió Baekhyun despreocupado, casi desentendido; la sala de estudio estaba prácticamente vacía (nadie era lo suficientemente nerd como para ir allí en hora libre), podían hablar libremente—. Soy amigo de Kyungsoo desde hace años, prácticamente viví con él todo el proceso.

Chanyeol suspiró, fascinado. Baekhyun golpeteó su hoja con el lápiz suavemente, sin alcanzar a mancharla. El alto asintió pidiendo disculpas y volvió a estudiar; la concentración le duró cinco segundos.

-Jongin me dijo que no se imagina cortando con Kyungsoo…dice que se ve junto a él cumpliendo cinco, seis, siete años. Juntos. Como si ya se casaran…loquísimo, ¿No?—tenía las palmas pegadas a la mesa, la espalda bien derecha y los ojos clavados en la pared; Baekhyun apenas levantó la vista de la hoja y le miró de reojo, extrañado—. Baekhyun, ¿Crees que podremos encontrar a alguien así alguna vez? ¿Alguien con quien nos veamos al lado siempre?

-Yo…no lo sé—mintió, negando, fingiendo cansancio—. Lo único que me preocupa ahora es terminar esto, ¿Puede ser? Encárgate de los ejercicios de la hoja cinco, así yo termino la cuatro.

-Sí, señor.

 Y siguieron trabajando, Baekhyun conteniendo suspiros de dolor y vergüenza, enojado consigo mismo.

 

 

-¿Baek? Ya está—la sonrisa de Chanyeol era inmensa, ya le había entregado los trabajos a la profesora al terminar la hora. Habían terminado con cuatro días de sobra; ambos se miraron con complicidad, sabían que se volverían los favoritos de la profesora en nada—. ¿Quieres que le pida que nos dé el próximo? Así tenemos más tiempo para descansar.

Baekhyun perdió el aire: estaban pensando prácticamente lo mismo.

“Prácticamente”, porque en realidad Baekhyun no quería descansar…simplemente quería seguir a su lado. Por siempre. Quería mirarlo sonreír y temblar, quería seguir aprendiendo formas y dibujos de estrellas para siempre y sólo de él, únicamente de él.

-Sí, por favor. Más rápido terminemos, más tiempo tendremos después para descansar.

Antes de que sonara el timbre, a Chanyeol se le achicó nuevamente el ojo y se giró para correr entusiasmadísimo: Byun Baekhyun dejó salir todo el aire de su pecho.

Apenas empezaba el último año de secundaria, pero ya sentía que no tenía posibilidades.

Se sentía un tímido, tímido tonto.

 

 

-No sabía que te gustaba Radiohead—soltó sin cuidado, dejando en evidencia que estaba prácticamente estudiándole el cuarto, cosa que nunca antes se había animado a hacer, aunque la situación lo ameritaba, porque era la primera vez que lo visitaba para simplemente…pasar el tiempo.

-Me encanta, los escucharía todo el día—sonrió Chanyeol, sentándose en la cama y abriendo el paquete de papitas—.  A ti también te gustan, ¿No es así? Te he escuchado cantar en los vestidores, cuando termina gimnasia y nos duchamos—con la boca llena de papitas, luchó por no tentarse al ver la cara de espanto en el más bajito, rojo como un tomate, encogiéndose cada vez más en sí mismo—. Por favor, Baek, cantas demasiado fuerte, no puedes pretender que no te escuchemos. Además, cantas hermoso. Es más…

Baekhyun sintió un repentino tapón entrarle en los oídos, como queriendo protegerlo de los ruidos molestos para poder apreciar correctamente las palabras, las imágenes, los gestos: Chanyeol le venía diciendo “Baek” desde hacía tiempo y no se había dado cuenta. También le había dicho que cantaba, no “bien”, sino “hermoso”.

Sólo cuando la frecuencia de las cuerdas de la guitarra le aturdió pudo volver a pisar la Tierra.

Pasó toda la tarde sentado junto a él en la cama, rasgando ritmos y melodías, transformando miedos, incomodidades y temblores en notas. Cantando y cantando acompañado de una voz dulcemente grave mientras se les escapaba por las espaldas el día, como queriendo ocultarse despacito para que ninguno notara cuán rápido y qué tan bellamente se les iban las horas.

 

 

-Déjame llevarte a casa.

-No, no. Está bien, no pasa nada.

-En serio, es de noche y vives en la otra punta de la ciudad—insistió Chanyeol, poniéndose un chaleco de jean sobre la remera sencilla y blanca, el cuello en “v” dejando ver parte de su pecho y sus clavículas, pero Baekhyun sacudió la cabeza para permanecer en su negativa y de paso controlar sus ojos curiosos.

-Tomaré el bus.

-Baekhyun, son las once de la noche. Los buses a esta hora ya no pasan.

-No mientas—refunfuñó, frunciendo tímidamente el ceño—. He tomado colectivos a las tres de la mañana.

-Sí, pero un viernes, cuando la gente sale a boliches y a bares o a pasear—llevándolo hasta la entrada, tomó las llaves que colgaban al lado de la puerta y pegó el grito—: ¡Mamá, llevaré a Baekhyun a su casa, tomo las llaves del auto!

Un grito perdido desde la cocina en el que pedía que se cuide fue la devolución, Baekhyun se sonrojó con la sonrisa ladina y sincera de Chanyeol, que abría la puerta y le dejaba salir primero, indicándole que caminara hacia el Mustang, de modelo actual y bastante bonito a pesar del gris brilloso y clásico. Una vez desactivada la alarma y sentados cada uno en su lugar, Baekhyun buscó el cinturón de seguridad. Chanyeol rápidamente encendió el motor y bajó la ventanilla, dejando que el cálido aire entrara para acariciarles la frente y despeinarles el pelo.

Con las pequeñas ráfagas y mientras el auto doblaba, Baekhyun alcanzó a ver cómo se sacudía la camiseta de Chanyeol, dejándole ver más de su pecho: de la nada, el mundo se paró, había llegado. Y no quería, se moría de ganas de decirle a Chanyeol que volvieran juntos a su casa y emprendieran el camino hasta allí de vuelta. Yendo lento, despacito, bien despacio.

-B…bueno…Gracias, Chanyeol—titubeó, buscando a tientas y sin mirar (porque no se atrevía a verle) el cinturón de seguridad—. En serio, no tenías que…

Un delicado contacto sobre sus dedos le llevó a observar que Chanyeol le había agarrado de la mano, deteniendo todo intento de soltura: ojos encontrados a mitad del camino, lo notó tranquilo y sereno pero serio.

Con un leve chasquido, sintió el cinturón escaparse de su torso suavemente; no supo cuándo ni cómo lo hizo, pero le había liberado. Sin dejar de mirarle, sin dejar de respirar relajadamente, con la noche abrigándolos sobre el techo del auto, dejando que las sombras le taparan bien debajo de un árbol, siendo las ramas y las hojas danzantes los únicos testigos.

-No cantaste en todo el camino y no me dijiste nada, Baek—le susurró. Y Baekhyun reconoció una débil frecuencia musical: era su canción favorita de Radiohead, prácticamente estaba terminando.

-Y…yo…

El tema terminó y automáticamente volvió a sonar. Baekhyun pasó del reproductor a los ojos del otro. Otra vez, de nuevo, siempre volvía a sus ojos, universos infinitos, mares de mundos que se moría por conocer y que a la vez nunca se atrevería a pisar, por temor al error, al rechazo, a lo desconocido.

-Es la sexta vez que suena…y no has dicho una sola palabra—le explica, las palabras resbalando de su boca y tropezando en el aire, llegando con temor, con vergüenza y dificultad—. ¿Acaso…acaso no te gusto yo también?—Y Baekhyun abrió los ojos tanto como pudo—. Jongin me contó que Kyungsoo…dijo que sí. Que por eso te cambiaste de grupo y te juntaste conmigo…eso… ¿Eso es cierto, o me han tomado el pelo y me han mentido?

Baekhyun atravesó el espacio y la distancia efímera y prácticamente se le colgó del cuello, abrazándolo con fervor, con pasión, con deseo. Le abrazó con fuerza y como nunca antes lo hizo, como si estuviera al borde de un precipicio, aterrado de caer: pudo sentir que Chanyeol no respiraba, pero no deshizo el agarre, no quería hundirse en la vergüenza, tenía que luchar contra ese instinto de salir corriendo a su casa para no volverlo a ver.

Tenía que pelear contra su pánico, el pánico de no llegar a ser querido.

-Baekhyun.

Para cuando alejó el rostro de forma que pudiese mirarlo, cerró instantáneamente los ojos: el rostro de Chanyeol se acercó hasta rozar con los labios los suyos. Y aquel único y primer beso silencioso pareció salir de su boca para transformarse en aire tibiecito, fresquito que le recorrió desde la cabeza hasta los pies, quitando poco a poco de su cuerpo todo atisbo de tensión.

 

 

* * *

 

 

Los hombros de Baekhyun tiemblan, a veces recuerda que tiene puestos los auriculares y sólo entonces cae en la cuenta de que todavía está en el techo de su casa y llora.

Llora al ritmo de Radiohead, porque lo extraña demasiado y también extraña demasiado esa brisa calientita, esa brisa fresca que ahora le azota como gélidas y violentas ráfagas.

Puede empezar a llover en cualquiera momento, y Baekhyun sabe que no se moverá hasta que se congele o se resfríe.

 

 

* * *

 

 

-Prométeme tres cosas—le dijo, porque Baekhyun sólo recuerda fragmentos en los que Chanyeol siempre empezaba la conversación.

-¿Qué?—y ese viernes a la tarde, con todos los trabajos ya previamente entregados, notó cómo Chanyeol volvía a desenfundar la guitarra y se preparaba en la cama, en la punta (Baekhyun había terminado escogiendo siempre la cabecera), para tocar, rasgando y afinando las cuerdas para encajar bien con las notas.

-Número uno, que no te reirás de lo que voy a tocar—asintió, como pidiéndole a Baekhyun que como acto reflejo hiciera lo mismo; lo hizo—. Número dos, que harás un pacto conmigo en cuanto termine de cantar, sólo si te gustó lo que canté, ¿Entendido?—volvieron a asentir juntos, Chanyeol suspiró—. Número tres…que nunca dejarás de cantar, que cantarás incluso cuando yo no te lo pida, ¿De acuerdo?

-¿Por qué?—titubeó Baekhyun, sonrojado, confundido. Chanyeol sonrió con vergüenza, apenado, sólo un poquito.

-Eres mi musa, Baekhyun…cada que cantas, se me cruza una imagen o me ataca un sentimiento…y en base a eso, compongo y escribo—Baekhyun contuvo los temblores a duras penas dentro de su cuerpo. En cuanto Chanyeol empezó a cantar, intentó comprender que la delicada melodía y las sensibles palabras nacían de lo que Chanyeol sentía por él.

Aplaudiendo una vez hubiese terminó, no terminó de comprender que, en parte, él era responsable de todo eso. Más allá de que, en gran parte, Chanyeol era una estrella no reconocida…una estrella en potencia.

 

 

* * *

 

 

El pacto…con el pacto me pediste de cantar y tocar siempre juntos. Me pediste que fuéramos tú y yo, solos, a enfrentar al mundo. Chanyeol…Chanyeol siempre había tenido actitud, una actitud y una valentía enormes como para perderse en lo más recóndito del universo y aún así, levantarse y seguir adelante. Seguir viviendo.

El cielo se va cubriendo de nubes, la hora se está acercando.

Baekhyun intenta sonreír: va a ir así como está, exactamente así vestido.

 

 

* * *

 

 

-Chanyeol….tengo miedo.

-Tranquilo, no duele nada. Sólo concéntrate en otra cosa.

-¿Cómo en qué?—una aguja insertándose en su piel y pintándole las capas (incluso la sangre) era una imagen viva, real y que tenía enfrente, difícil de ignorar.

-No lo sé…mira la…mira el… – las fotografías con los resultados hermosos pero en la piel hinchada no lo calmarían, por lo que Chanyeol extendió el brazo derecho, agarrando la mano izquierda de Baekhyun (que tenía también su brazo extendido) y giró la cabeza, pegando su mejilla al plástico del asiento; se le veía entretenidísimo—. Mírame a mí.

Los pinchazos iniciaron al instante, la pareja de tatuadores basándose en la hoja con el boceto que habían llevado los chicos ese Mayo, juntos: Baekhyun se mordió el labio y luchó contra el dolor, perdiéndose en el rostro tranquilo de Chanyeol.

-Feliz cumpleaños, Baekhyun.

Quince minutos después, ambos tendrían los brazos dormidos y entintados en un costado.

Baekhyun jamás olvidaría ese contraste entre dolor, intromisión, tranquilidad y suplicio.

Porque una parte de Baekhyun viviría a partir de ese momento y para siempre en Chanyeol, y lo mismo ocurriría con él.

En cuanto salieron de la sala con Chanyeol contando el vuelto, Baekhyun comprendería que la mortalidad y la eternidad se habían encontrado al fin, y dentro de él. Ambas grabadas en su cuerpo.

 

 

* * *

 

 

Mientras camina a paso cansado y casi muerto, la cabeza no puede evitar darle vueltas.

¿Será cierto lo que me dicen? No podrías ser tan…así. No puede ser cierto.

El frío le pone la piel de gallina, los poros se tapan y se hinchan, el viento levanta la manga corta de su camiseta, y Baekhyun evita mirar su brazo izquierdo, porque le trae demasiados recuerdos…demasiados colores, olores y risas.

No puedes habértelo borrado…Kyungsoo debió haberse equivocado.

Y las cuadras que faltan cada vez son menos, el centro de Seúl comienza a iluminarse como nunca antes, porque ese invierno es crudo y frío y la niebla se vuelve espesa, casi que no se puede ver nada. Como la noche en que Baekhyun perdió a Chanyeol…esa sensación de no poder verle, de no poder encontrarle aún le sabe a hiel, le resulta aplastadora.

 

 

* * *

 

 

-¿Por qué no, Baek?—exclamó, frustrado, claramente molesto.

-Porque no, Chanyeol. Sería tirarnos al vacío, desperdiciar nuestros futuros. Yo no quiero eso.

-¡Baekhyun, te han llamado para hacer una audición! ¿¡Cómo rayos vas a dejar pasar eso!? ¿Cómo puede resultar eso un desperdicio, si te han llamado ellos, ellos?—esa mañana, no habían salido en todo el día de la sala de estudio: Chanyeol y Baekhyun eran de los pocos que no tenían que andar rindiendo recuperatorios a fin de año, por lo que las mañanas de los últimos días simplemente sabían a desperdicio, a algo totalmente innecesario y molesto.

-No me levantes la voz, si estás molesto porque no te puedes ir, llama fingiendo que estás enfermo y retírate—murmulló subrayando conceptos en los libros, con la última prueba anual de Filosofía a la vuelta de la esquina.

-¡No me tomes por tonto, Baekhyun, te estoy hablando en serio!—Baekhyun soltó con fuerza el resaltador y se cruzó de brazos, mirándolo serio—. Escúchame, en toda la escuela no han llamado a nadie. Nadie. Eso significa que eres bueno, que les sirves.

-Justamente. Les sirvo por el momento, no me buscan porque tenga talento.

-¡Lo que estás diciendo no tiene sentido!

-Chanyeol…ser músico, lograr nuestro sueño—titubeó, dudando: después de todo, le habían llamado a él, no a él y a su novio—, no consiste sólo en pasar la audición…después de eso, hay que entrenar y seguir entrenando. Años, años enteros, no sabemos cuántos, nunca estaremos seguros—dolía tanto hablar en el nombre de los dos, dolía tanto ignorar el hecho de que Chanyeol simplemente no les había gustado—. Y después de eso, si llegamos a salir al mercado, eso significa en realidad que apenas estamos atravesando el comienzo: hay que mantenerse en lo alto ahí fuera, Chanyeol. Hay que mantener las ventas y seguir sonando siempre, en la radio y la tele y en todos lados… hay que comer de eso, ¿Lo entiendes? Tendremos que hacer que la música sea nuestro ingreso y nuestra forma de vida… ¿Crees que podremos lograrlo con todos los grupos y solistas y artistas que hay dando vueltas?

Y el silencio se hizo en la sala, porque Baekhyun sonaba pesimista, pero sobre todo, racional, real…sincero. Chanyeol simplemente bajó la mirada, libro cerrado y enrollado en un cilindro dentro de su mano derecha. Se limitó entonces a soltar un suspiro.

-Chanyeol, entiendo lo que quieres hacer, y créeme, yo también quiero vivir de eso. Pero no ahora, no en estos tiempos. Para nosotros, estudiar y seguir una carrera universitaria y seria es lo mejor.

En cuanto Baekhyun volvió a su lectura, escuchó un murmullo apagado, dolido.

-¿Dijiste ‘seria’? Acaso… ¿Acaso crees que no me tomo la música en serio?—Baekhyun perdió el aire, las palabras se le habían escapado—. ¿Crees que el futuro que me he planeado es una tontería?

-Chanyeol, yo no…

-No, está bien—le interrumpió, serio—. Tú puedes estudiar y convertirte en veterinario, doctor, abogado, lo que sea que tú quieras…yo no tengo la cabeza necesaria para seguirte el ritmo, ¿Verdad? Incluso mi antiguo sueño de estudiar astronomía te parece una estupidez, ¿Verdad?

-Yo no he dicho eso.

-¡Pues se te ve en la cara, así que no me mientas!

-Chanyeol, estás diciendo…

-¿Qué, eh?—espetó, fingiendo reírse, sonreír cuando por dentro estaba vacío—. ¿Qué ibas a decir? Ibas a decir ‘tonterías’, que estoy diciendo estupideces.

-…Es que…

-Puedo entender que estés dejando atrás una posibilidad única como lo es poder seguir tu antiguo y viejo sueño. Pero no pienso aceptar ni permitir que te burles de los míos, sobre todo cuando sabes lo que la música significa para mí.

-¿Podrías callarte y dejarme hablar un momento?—pero Chanyeol comenzó a retroceder, ojos entrecerrados y vidriosos, pecho prácticamente partido.

-Pudiste haberme dicho antes que no me tomabas en serio.

 

 

* * *

 

 

Los bares están abiertos, la gente pasea de a parejas o de a grupos, casi todos abrigados hasta la nariz y caminando juntos, abrazados, pegados, tomados de la mano: Baekhyun es de los pocos que camina solo, ha metido las manos en los bolsillos delanteros del pantalón y mientras pisa siente la escarcha de la vereda hacerle patinar, resbalarse. Aún así, sigue.

Busca entre las fachadas y los nombres, espera que Kyungsoo y Jongin le hayan pasado la información bien: son cerca de las once, teme no llegar a tiempo y encontrar el show ya empezado. Lo peor que podría sucederle esa noche sería no encontrarlo, por lo que intenta mantenerse positivo.

De repente, en una esquina, identifica el edificio antiguo, de forma casi triangular y pintado de verde agua: las letras góticas y negras se encuentran bordeadas de neón blanco, el nombre se lee con claridad, no sabe cómo casi se lo pasa por alto.

Cruzando las puertas de vidrio y madera vieja lustrada, saluda al hombre de la entrada y sacude las manos en negación: no lleva abrigo puesto, no quiere quitarse el chaleco de mezclilla y viejo. Buscando una mesa libre, el mozo le indica con la mano que lo siga y lo lleva. Por suerte, la ubicación le sirve pues tiene la barra al costado derecho y puede ver prácticamente de frente al escenario, desde donde se hayan un asiento libre y un micrófono abandonados, puestos en diagonal.

Como si pudieran hablar tranquilos y a la vez, poder mirar juntos el mismo pedazo de cielo.

Pasa media hora hasta que el local se llena e identifica a Jongin y a Kyungsoo en una de las mesas lejanas, inevitablemente tomados de la mano y conservando esa alegría y juventud de secundaria: les saluda levantando el mentón. Al contrario de lo que esperaba, los chicos se limitan a sonreírle y asentir, no se acercan.

Frunciendo el ceño, Baekhyun se siente repentinamente abandonado, dolido: ¿Hacía cuánto que no los veía? ¿No se levantarían y se acercarían a saludar? En su mesa hay tres lugares vacíos, mientras que en la punta donde se hallan ellos ya no hay espacio libre. ¿Qué pasa, todos harían de cuenta que no estaba allí? ¿Por qué nadie pide permiso para sentarse con él en la mesa? Hay más de diez personas paradas en el fondo y contra las ventanas, mirando tranquilos desde allí atrás. ¿Acaso todos van a dejarme solo?

Intentando relajarse, supone que ése es el precio a pagar por haber desaparecido dos años enteros detrás de su universidad privada y sus libros de estudio: para cuando suspira, y busca irse, las luces cálidas y tenues del bar parecen apagarse incluso más, recordándole que está allí por un motivo. Por esos reflectores que iluminan su lugar, la figura que espera desde hace dos años subiendo al pequeño escenario y sonriendo con vergüenza, sin mostrar los dientes, sin achicar más uno de sus ojos, sin dejar escapar esa estruendosa y grave risa.

Porque Chanyeol ahora ha crecido. Chanyeol ahora es una estrella en ascenso.

Mientras se presenta, los ojos del artista recorren sólo una mitad del público, la mitad donde están Jongin y Kungsoo: esa noche, Baekyun parece morir en el olvido, la posibilidad de llamarle la atención y sorprenderlo se marchita y desaparece mientras escucha una suerte de blues y R&B sensual pero tranquilo.

Chanyeol es solista, pero tiene músicos apenas iluminados y detrás de él, dispuestos en semicírculo. Chanyeol rasga las cuerdas y canta, tararea, murmura letras que Baekhyun nunca antes había escuchado, porque temía enfrentarse a la realidad que ahora le azotaba y le seguiría azotando por toda una hora.

Ninguna de las canciones fue la que cantó para él en secundaria.

Todas las letras que habían escrito juntos se habían esfumado.

Baekhyun ahora era sólo un recuerdo antiguo, un amor de secundaria pasajero.

 

 

La gente aplaude y alguno que otro vitorea; desde la otra punta, Jongin se pellizca el labio para silbar y Kyungsoo grita ‘vivas’ y ‘bravos’: Chanyeol automáticamente los mira, sonríe y saluda, no olvida agradecerles por el apoyo incondicional y una amistad hermosa y duradera. Para cuando la gente más fanática se comienza a levantar, Baekhyun siente que se le atornillan al suelo los pies, deja de sentir las piernas.

Chanyeol está firmando autógrafos, sacándose fotos a ritmo lento y tranquilo, pero se encuentra a universos enteros de distancia: los seguidores hablan despacio y bajo, Chanyeol ha logrado volverse de esas estrellas que mueven masas calmas, ha logrado escapar al temor del ídolo pasajero del pop, y se mantiene seguro, sano y feliz detrás de esa pequeña muchedumbre seguidora de su gruesa y endulzante voz.

Baekhyun sabe que él nunca habría podido llegar a eso, en su pecho había estado acallando todo el tiempo el miedo a ser una especie de boom por… ¿Cuánto? ¿Dos, tres años?

Junta valor, reúne retazos de fuerzas y se aferra a la mesa; se levanta: quedan dos o tres parejas adultas que le otorgan sus discos y un marcador, pidiendo sólo una pequeña firma, aunque Chanyeol sonríe y Baekhyun alcanza a escucharlo, preguntando sus nombres.

Para cuando se acerca, las luces del escenario se apagan, se siente más seguro bajo esa suerte de sombras: el bar sigue apenas iluminado, sólo ciertos bordes naranjos y dorados acariciándole la frente, el pelo y los pómulos.

-Emh…disculpa…–se siente idiota, torpe, estúpido: ¿Cómo debe llamarle? ¿Cómo afrontar la pelea, la partida, el sufrir?—. ¿P…podría…?

Chanyeol alcanza a darse vuelta, preocupado: ha ignorado a alguien y eso no está bien. Y cuando reconoce al portador de la voz, se limita a mirarlo casi despreocupado, ni él ni el otro animándose a moverse.

-¿Q…qué tal?—sonríe Baekhyun, temblando por dentro—. Quizás, quizás no te acuerdas.

-Jamás me olvidaría de ti—le suelta la estrella de repente. Y antes de que Baekhyun pueda perder el aliento y el soporte en las rodillas, Chanyeol lleva su mano izquierda (increíble, lleva un guante de cuero con tachas, como las estrellas) a su manga corta derecha, dejando ver la tinta, un boceto lejano en la piel pero que aparentemente ha sido retocado, pues los bordes negros se conservan puros y gruesos, fijos, cada vez más imborrables de su ser—Kyungsoo te dijo que me lo había borrado, ¿No? En realidad, ese día había ido a retocarlo, me habían vendado para que no me diera de lleno el Sol.

Por eso no lo vio, por eso me dijo que pensaba que se lo había quitado o tapado.

-¿Cómo estás?—pregunta el más alto, que ahora lleva la misma melena castaña pero llena de rulos. En sí, el chico no ha cambiado: Baekhyun sabe que detrás de toda esa nueva musculatura y ropa elegante y cara, el Chanyeol que ama ha permanecido allí, seguro, firme, sonriente—. La última vez que te vi fue hace mucho tiempo.

Baekhyun intenta encontrar las palabras, pestañea y mira para todos y para ningún lado.

-Yo…me dijeron…me dijeron que tocabas aquí una vez terminado tu tour…me dijeron que te habías vuelto muy bueno…

-¿Ah, entonces antes no era bueno?—y cuando Baekhyun quiso golpearse mentalmente, lo miró asustado a los ojos y no pudo evitar llorar, sobre todo cuando Chanyeol mostró los dientes con simpleza, indicándole que sólo era una broma—. No llores, eso quedó en el pasado, en secundaria.

Pero las lágrimas brotan y brotan, y Baekhyun se tapa los ojos mientras tiembla, porque no puede dejar de llorar.

-…Me dijeron que ya no soy tu musa.

-¿Quién te dij…?

-Perdóname, Chanyeol. Por favor, perdóname, perdón. Perdón…–los espasmos le atacan, siente el frío finalmente apoderarse de su interior y lucha por no derrumbarse, pero ahora que cae y sabe lo que se siente, también comprende que no hay nada a lo que pueda agarrarse—. Siento que nunca pude explicarte bien, hacerte saber…lo mucho que significas para mí. Pero no puedo volver el tiempo atrás y tampoco puedo reemplazarte…porque no quiero. Quiero retroceder y empezar de nuevo, no quiero cambiarte…no puedo, no quiero creer que…ya no me quieres ver.

Sobre sus brazos y su cuello, alrededor de su espalda, Baekhyun puede sentir las cuerdas atarlo para detenerlo de la caída. Aferrándose a su cuerpo, puede sentir su cuerpo levitar en el espacio, sano, salvo, con vida.

Chanyeol roza con su nariz las manos que le tapan al más bajo la cara, pidiéndole que las mueva. Una vez tiene los ojos descubiertos y el rostro contraído en sorpresa y dolor, Baekhyun recuerda la primera vez, la primera vez que sintió a Chanyeol tan cerca, aquella vieja pero clara noche en el Mustang.

Cerrando los ojos, siente el amor de Chanyeol inundarle de nuevo, abrigarle el corazón, el alma y la piel.

Con la guitarra de sus días de secundaria apoyada en una mesa cercana, las manos de Chanyeol viajan al rostro del centro de su inspiración, sintiendo la suavidad que no había abandonado nunca la punta de sus dedos a modo de recuerdo. Tomándolo con cuidado e inclinando el rostro, presiona otra vez la boca entreabierta contra aquellos casi olvidados labios, porque en dos años las imágenes perduran, pero las sensaciones se ven tapadas lamentablemente por otras. Otras tan tontas como la falta de sueño, el cansancio y la soledad en cualquier cuarto de cualquier hotel o estancia que no siente como su hogar, porque le falta su cable a Tierra, le falta su cachito de cielo.

Baekhyun deja lucir el viejo y opaco tatuaje en su brazo izquierdo.

Poco a poco se le va el frío, no sólo porque Chanyeol vuelve a abrazarlo y robarle el aire después de tanto tiempo.

Sino porque sabe, sabe y sonríe: por las risillas de Chanyeol que contrastan con las lágrimas, Baekhyun entiende que Chanyeol lo ha visto.

Baekhyun aún lo conserva.

Lleva puesto su chaleco de mezclilla. Ése que se puso la noche del Mustang, escuchando la misma canción seis veces mientras daba vueltas a la manzana de la casa de Baekhyun, aprovechando que el más bajito parecía haberse perdido en sus propios pensamientos, sin terminar de darse cuenta de las cosas.

Notas finales:

yonggon me dijo hace tiempo que le gustaba mucho el ChanBaek...así que, baby, este shot es para vos. Por todo este tiempo que llevamos conociéndonos, por tantas canciones que nos pasamos. Realmente me ayudaste mucho con todos esos temas. Gracias a ellos han salido muchas cosas que ahora descansan en esta cuenta.

Aimé Ochoa ssi, tampoco me olvidé de vos C: muchas gracias por haberme recibido en LJ por tan poco tiempo...y lamento haberme ido tan de repente...acepta este ChanBaek como disculpa.

Otra cosa: no crean que aplico favoritismo, a su debido tiempo escribiré todo lo que prometí. Es que no me gusta forzarme a escribir determinada pareja...simplemente anoto quién me pidió qué, y espero a que se me cruce una imagen o canción sobre esa pareja.

Por favor, paciencia. Si todos esperamos (incluso yo), los fics saldrán más bonitos y decentes (?), entiendan por favor mis deseos de mejorar.

PD: Fucking god, escribí demasiado ._. tanto en el shot como acá y más arriba...perdón OTL ando...sensible ♥


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