Capitulo 7: El infierno comienza con un hola.
Sus ojos oscuros se mantenían fijos sobre el techo como si fueran unas estacas clavadas en ellas, su expresión se mantenía tan inerte como cualquier muerto, con su cuerpo rígido y sus músculos a merced de la cama, pero sus ojos estaban abiertos, tan abiertos como lo haría alguien vivo, y su corazón componían una melodía llena de una profunda desesperación, sus manos se enredaban con rabia entre las sabanas, entonces un cumulo de sentimiento se acoplaron en los bordes e sus ojos, con fuerza restregó su brazo en su rostro, secando las lagrimas y tratando de limpiarse, él se sentía sucio, tan asquerosamente repugnante, entonces detuvo sus movimientos y volvió a como estaba antes, tan quieto como un muerto, entonces su mente se adentro en sus recuerdos y se pregunto, ¿en qué punto de su vida se había perdido a sí mismo?, ¿Cuándo dejo de ser aquel niño inocente que admiraba a su hermano mayor?, ¿Cuándo fue que perdió su humanidad?, ¿Cuándo fue que se convirtió en un monstruo?...
-¿Estas despierto?- una voz grave interrumpió sus pensamientos así como también una cabellera rubia se hizo presente en su habitación.
-Buenos días Nii-san- sonrió lo mejor que pudo, repitiéndose “se Goku y nadie más”.
-Buenos días Goku- dijo el mayor, el menor lo observó a los ojos y sintió como su pecho se contraía, así como su cuerpo amenazaba con temblar, los recuerdos de su sueño vinieron de golpe nuevamente contra él, ¿Cómo pudo llegar a soñar algo tan indecente con su hermano mayor?
-¿Qué necesitas Nii-san?- “aguanta” se dijo a sí mismo, trataba de poner su voz lo más suave posible, que sonara como siempre sonó para su hermano, su timbre debía seguir siendo agudo así como también su mirada debía seguir siendo dulce, en esos segundos el menor luchaba contra sí mismo así como contra sus recuerdos, debía olvidar por un segundo su sueño, debía olvidarlo frente a su hermano.
-Es hora de desayunar- dijo amablemente observando con gracia lo desordenado que estaba el cabello de su hermanito- levántate luego si no quieres que me coma tu parte- dijo mientras salía de la habitación.
El pelinegro se mantuvo quieto observando hacia la puerta, sus ojos dulces volvieron a su estado inerte, así como su expresión dejaba de lado cualquier rastro de inocencia, entonces se levantó en busca de su ropa, al cambiarse de pantalón, su ceño se arrugó de sobremanera al recordar la dulce expresión del rubio, aquellos ojos cristalinos que lo observaban con tan devoto cariño, ojos dotados de vida, se podría decir que hasta eran puros, en cambio él, no era más que un saco lleno de músculos dispuesto a cumplir órdenes como si de un títere se tratara, cada instante que sus ojos buscaban su rostro en el espejo no encontraba nada más que una expresión vacía, ¿Dónde se había ido esa alegría tan típica de él? ¿En qué instante se había tornado en algo tan deplorable?, él ya no sabía si llamarse a sí mismo “alguien”, en esos instantes no era más que una cosa, un algo, ¿qué había sido del pequeño Goku?, sino era él, ¿Quién era ahora?, como pequeñas ráfagas de luces se presentaron en su cabeza los recuerdos de su sueño, aquel sueño tan asqueroso con su hermano, ahora ya no sentía desprecio hacia sí, ahora también sentía repugnancia, alguien que soñara de esa manera con su hermano o hermana no era nada más que escoria, escoria que merecía ser pisoteada, ¿qué había sido de aquel niño tan puro?, ¿Qué había ocurrido con aquellos sentimientos inocentes que antes tenía?, ¿cuando fue que se asesino a sí mismo?
-¿Eh?- un sonido chillante chocó contra sus oídos interrumpiendo la cadena de pensamientos- una llamada…- susurró para sí con cierta desconfianza, pues al ver los números, estos eran totalmente desconocidos para su mente, pero debía contestar, algo dentro de sí le decía que debía, entonces contestó- …¿aló?- su voz escapó con cierto temor.
-…- el silencio dominaba del otro lado poniendo más nervioso a Goku, su expresión misma no reflejaba nada más que una ascendiente desconfianza, seriedad y temor.
-¿aló?- volvió a decir- ¿hay alguien?
-¿Tu eres Goku?- una voz tosca como a la vez áspera se escuchó del otro lado, aquella voz provocó un estado de alerta en el menor.
-Si…- dijo algo suave pero seguro.
-Ya veo- su tono áspero estremeció al pelinegro- ¡hola!- un tono infantil y alegre inundó sus oídos descolocándolo por completo.
-¿Qué?- preguntó ante el cambio de manera totalmente desconcertada.
-Pues hola Goku- la voz alegre seguía ahí causando estragos en la cordura de Goku.
-¿Quién eres?- preguntó demandantemente mientras alzaba su voz.
-¿No me recuerdas?- cierto tono de pena se apoderó en la sonata alegre de la voz.
-No- dijo secamente casi haciendo chocar sus dientes entre sí.
-¿En serio que no me recuerdas?
-¿Qué quieres?- preguntó violentamente.
-Me rompes el corazón Goku.
-¿Qué es lo que quieres?- preguntó lentamente.
-Pues hablar contigo, conocerte, hacernos amigos y quizás salir.
-¡¿Ah?!- su semblante no podía estar más confuso.
-ES que sabes, la primera vez que escuche tu voz me dije “ah, esta persona suena agradable, seria bueno ser su amigo”, realmente estuve ansioso todos estos días por esperar a verte, pero no me aguante y te llamé.
-¿Quién diablos eres?- alterado preguntó.
-ay ya…- la voz sonó algo dolida- yo soy con quien hablaste la otra vez para pedir tu armamento y guarida, yo soy quien dijo “bienvenido seas nuevo saiyan”- dijo alegremente.
-…- el menor se mantuvo quieto hasta que en su cabeza algo hizo un “¡click!” y recordó todo de golpe- ¿ese eras tú?
-Pues sí- casi se sentía como sonreía- pues hola Goku, mi nombre es Gogeta.
Continuara…