Titulo: Te ame
Resumen: El amor no siempre tendrá un final feliz…
Categoría: Kuroshitsuji
Clasificación: Mayores de 13 años
Género: Romántico
Advertencias: No
N° Capítulos: Único
Por: Haruka Eastwood
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Te ame
Sebastián Michaelis Pov
Te ame, si, en pasado, porque ahora vivo en un presente donde no te encuentras tu y sinceramente espero con todas mis fuerzas a que no vuelvas a entrar nunca en mi vida. Claro que con lo que paso estaría loco para volver contigo, vaya… diría que eres como una cajita de sorpresas con la cual detestaría toparme.
—Vete a la mierda —sisee con odio.
No sé si en ese momento te odiaba a ti o me odiaba a mi mismo por haberte amado como lo hice, realmente fui un estúpido y no valía la pena en nada.
—Sebastián, escúchame…
—¿Qué mierda quieres Phantomhive?
—¡No es lo que parece, tienes que creerme! —Gritaste, tu mirada vidriosa me miraba expectante, y tu sutil sonrisa me hizo imaginar que realmente pensaste que te perdonaría después de todo el daño que me has hecho.
—¡¿Entonces qué es?! ¡Dime Ciel!
¿Por qué te callas, por qué cuando más necesito escuchar tu voz guardas silencio, o… es verdad, lo había olvidado, ¡No tienes ninguna puta escusa para darme! ¿O me equivoco? No lo creo. Decir que fui un completo idiota es poco.
Me duele la cabeza y me cuesta pensar las cosas claramente, sinceramente llegue a creer que me amabas, a mí, alguien humilde, alguien que no pertenece a tu circulo social porque soy solamente un mayordomo, mejor dicho, era tu mayordomo. Uno que se enamoro de su joven amo, un chiquillo mimado y rico que solo quería un rato de entretenimiento con el idiota de su sirviente, pues bien, lo logro, ¡Me tuvo!
—Yo me largo —espete dándome la vuelta y dejándote ahí con la boca abierta, mientras tu amante veía todo desde las sombras con una sonrisa de triunfo. Aunque no tiene ningún merito quedarse con una ramera como Phantomhive…
—¡Vuelve aquí Sebastián! ¡Es una orden! —espetaste con soberbia.
Chasquee la lengua y seguí caminando, directamente a la salida, ignorándote por completo, porque desde ahora yo dejaba de estar al servicio de tu familia… pero sobre todo, dejaba de ser tu puto juguete.
Aun lo recuerdo… fue exactamente cinco años atrás cuando comencé a trabajar para la afamada familia Phantomhive, aquellos días era simplemente un chico de diecisiete años, sin hogar y sin familia a la cual volver, vagaba por las calles pidiendo dinero desde los doce, para poder comprar algo que comer y justo cuando creí que moriría de hambre y de frio apareció aquella mujer de nombre Rachel, para mí fue como un ángel caído del cielo. Me trajo a esta mansión, me cuido y educo para servir como uno más de los sirvientes, aunque en poco tiempo me convertí en mayordomo, sin embargo no podía dejar de pensar en él.
Ciel Phantomhive de tan solo quince años, el único hijo de Rachel y Vincent, un chiquillo mimado y consentido, el cual no estaba acostumbrado a un no por respuesta, admito que al principio fue un tanto complejo adaptarme a sus caprichos, sin embargo con el tiempo paso de ser el odioso niño mimado a mi amo, un amo del cual me enamore profundamente.
Cuando cumplí veinte años fue precisamente Ciel quien confesó sus sentimientos por mí, fue en una fiesta que organizaron sus padres y aunque él estaba bastante tomado creí en sus palabras, por lo que en ese momento me sentía la persona más afortunada del mundo. Mantuvimos un romance a escondidas los siguientes dos años y justamente hoy planeaba pedirle matrimonio, había ahorrado lo suficiente para comprarle un anillo de compromiso que estuviera a la altura de alguien como él, sin embargo cuando llegue a la mansión lo vi.
Lo vi en la estancia, completamente desnudo sobre las piernas de ese hombre, mientras gemía su nombre a punto de llegar al éxtasis.
Vaya, vaya, sonreí con amargura y es que no se dé qué diablos me sorprendo, siempre ha sido así, sin embargo no creía que su descaro fuera tanto como para ponerse a follar con él en la sala, simplemente le basto con darle la orden a toda la servidumbre de que no salieran de sus respectivos cuartos y listo.
Comencé a caminar por las ajetreadas calles de Londres para intentar despejarme un poco… después de todo solo soy un simple mayordomo.
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Fin