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Inocencia Atrapada 「Fanfic/EunHae」 por Sennyazell

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Lee Donghae

Un resplandor multicolor fue lo creyó ver Hyukjae, y éste fue lo que le hizo parpadear innumerables veces al ver al chico del que podría llegar a ser niñero.

–Hola, mi nombre es Donghae pero puedes decirme Hae –sonrió amablemente el chico de piel canela que se encontraba anteriormente jugando con un par de dinosaurios de juguete–. ¿Eres amigo de mi mamá?

–Sí, no, bueno, en realidad yo...

Algo hizo clic dentro del rubio, no se sentía siquiera capaz de articular una frase decente y mucho menos se sentía con la capacidad de moverse de su lugar.

–Su nombre es Hyukjae, solo vino a conocerte hijo.

La sonrisa del menor se ensanchó y sus ojos tomaron un brillo que podría parecer inhumano.

–Que lindo...

–¿Eh? –balbuceo el rubio apenado.

–Tu nombre, es muy lindo –cuando el chico se puso de pie dejó ver su pijama repleta de pequeños nemos y pececillos de colores–. ¿Quieres jugar conmigo?

–Quizá en otra ocasión Hae –respondió su madre sonriendo de la misma manera que su hijo–. Tengo cosas que hablar con él, ¿de acuerdo?

–Está bien mami.

El pequeño dejó sus dinosaurios en el suelo para tomar ahora un par de carritos y girar por la habitación haciendo ruiditos de motor. Hyukjae no pudo más que sonreír cuando salió de la habitación y seguía de nueva cuenta a la señora Lee a la sala.

–Bueno Hyukjae... no deseo presionarte así que puedes hacerme saber tu decisión ya que lo hayas pensado bien.

–Yo...

–Esta es mi tarjeta –la señora estaba a punto de levantarse pero el rubio fue más rápido al hacerlo e ir hacia ella–. Llámame cuando desees. Por ahora estoy siempre en casa hasta encontrar a alguien.

–Señora Lee... yo...

–Sé que será difícil, muchos se han rehusado al ver a mi hijo, así que estoy acostumbrada al rechazo muchacho.

–Con permiso –fue lo único que el chico pudo responder y mientras salía del departamento, el cual era prácticamente todo el piso quince, no dejaba de pensar en la última actitud de la señora. La entendía. ¿Cómo podrías ser completamente amable, de principio a fin, con alguien que puede asustarse o mostrar rechazo por tu propio hijo?

La señora había mencionado que su hijo sufrió de un accidente, ¿pero de qué clase sería como para dejar a alguien así? En concreto... ¿Aquello era meramente posible?

Aquel joven era prácticamente de su edad pero, como su madre mencionó,  su actitud fue la de un niño pequeño. Con solo haberlo visto unos minutos Hyuk pudo darse cuenta de la noble que era aquella alma; no poseía maldad alguna en su mirada o en sus palabras y eso debería de atraer a las personas a conocerle en lugar de huirle, ¿no?

–Hyuk... Hyukjae –se escuchó una tenue voz algo lejana–. ¡Eunhyuk!

Cuando el rubio giró el rostro, al escuchar su apodo, se topó de frente con su amigo KyuHyun.

–Pedazo de idiota –hablo dificultosamente el castaño–.  Llevo rato persiguiéndote.

–No te escuche...

–Eso pude notarlo –rio irónicamente mientras se le recargaba en los hombros–. ¿Qué haces por acá?

–Yo... –dudó un segundo en contestar y no por si debía o no decírselo sino, más bien, por si aceptaría o no–. Muero de hambre, vamos a mi casa a comer Kyu.

Tras desviar el tema los dos jóvenes comenzaron a caminar directo a casa del rubio entre bromas y comentarios típicos de amigos.

–Pasa Kyu, preparare un poco de...

–¿Hyung?

Hyukjae había parado completamente el habla, e incluso su respirar, al toparse con una carta de sobre azulado. Ésa que siempre le llegaba a fin de mes con la petición de renta y poagos de servicios.

–Al diablo todo... –susurró más derrotado que molesto y se dirigió hasta el teléfono.

–¿A quién llamas Hyuk? –preguntó el castaño sin recibir respuesta alguna.

Tres timbrazos telefónicos de escucharon antes de que la bocina fiera levantada.

–¿Sí?

–Hola señora Lee, soy Hyukjae.

–Ah, hola muchacho, ¿en qué puedo ayudarte?

La llamada fue hecha y eso no le dejaba otra alternativa alguna. Ya estaba decidido:

–Señora... Acepto cuidar a su hijo. Quiero ser el niñero de Donghae. 

 

 

Primera barrera

Ambas líneas telefónicas se quedaron mudas un par de segundos.

–¿Te escuchas más que convencido?

–Necesito el trabajo, señora.

–Bien. ¿Cuándo puedes iniciar?

–Mañana mismo, salgo de la Universidad a las dos de la tarde.

–Correcto, te espero a las tres Hyukjae.

–Gracias señora Lee.

La llama terminó dejando al rubio con una sensación extraña en la boca del estómago, algo que no comprendía y no se comparaba con lo que venía:

–¿Qué mierda fue lo que dijiste...?

Hyukjae giró su cuerpo para toparse con un KyuHyun que no había conocido. El chico estaba molesto, lo emanaba por cada poro de su piel.

–Lo que escuchaste KyuHyun... –contestó calmadamente–. A partir de mañana, seré el niñero de Lee Donghae.

Y entonces... se desató el infierno.

–¡¿Perdiste la razón?! ¡No puedes ser niñero de ese! ¡¿Y quién diablos te hablo del trabajo?!

Hyukjae abrió exageradamente los ojos al escuchar a su amigo hablar de aquel modo.

–Heechul me habló del empleo y...

–¡¿Acaso no lo viste Hyuk?!

– Por supuesto que lo hice.

–¡¿Entonces?!

–¿Entonces qué Kyu? Necesito el empleo y no le veo difícil el cuidar de...

–Es un adefesio... –susurró el castaño.

La mente confusa por el comportamiento de su amigo, en un segundo, con solo una frase, se había quedado en blanco para poco a poco, mientras el silencio de la habitación predominaba, se convirtiera en enojo.

–¿Qué...?

–Tiene nuestra edad Hyuk, es horrible.

–Sí, tienes razón... Es horrible que un accidente dejará a un pobre chico así y ahora sea malamente tratado por personas como tú.

El castaño frunció aún más su rostro antes de intentar hablar, pero su amigo no le dejó ni abrir la boca:

–¿Fue por eso que tú no aceptaste el trabajo?

–Claro, ¿quién podría convivir con semejante...?

–¡Cuida tus palabras KyuHyun!

Y ahora el sorprendido era el sexy castaño. ¿Desde cuándo su amigo defendía con ese ímpetu a alguien a quien ni siquiera conocía?

– Será mejor que te vayas KyuHyun.

–¿Me estas corriendo? ¡¿Por culpa de ése?!

–No es por culpa de Donghae, Kyu, es solo que tú...

–¿Donghae? –el menor se molestó sobremanera al escuchar a su amigo nombrar al causante de la discusión como si ya fuesen amigos y el rubio solo guardo silencio sorprendido por sus propias palabras, anteriormente interrumpidas.

–¿Por qué te desagrada, Kyu? –preguntó el rubio intentando tranquilizar con eso el ambiente.

–Él... –apretó sus labios con  fuerza, luchando internamente por no escupir lo que realmente quería decir–. ¡Me largo! Suerte en tu nuevo empleo Hyuk, la necesitaras...

–Kyu espera...

–Espero que tu nuevo amigo no te meta en problemas –terminando de hablar corrió, literalmente hablando, hacia la puerta y la cerró de un portazo tal que varios vecinos, incluso de otros pisos, salieron a ver qué había sucedido.

Hyuk tomo un vaso de leche, de fresa obviamente, y se recostó en la cama esperando que el enojo que propició su amigo se pasara lentamente.

–!¿Pero qué mierdas fue eso?¡

Notas finales:

Espero sus comentarios, regaños y sugerencias n.n


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