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Te seguiré amando por Xenophilica

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Notas del fanfic:

Xeno, por aca!

 

Hasta yo estube a punto de llorar cuando escribi esto.

 

*Los personajes no son mios, son de Stan Lee y Marvel comic's... y ya saben eso es triste u.u

 

Enjoy!

Notas del capitulo:

Me encantaria tener un fanart para poner aqui...

*~+-. Te seguiré amando.-+~*

 

Se encontraba en la cocina de la torre Stark sirviendo lo que sería un vaso de agua mientras tomaba de una pequeña alacena, colocada en la barra, unas cuantas pastillas, tomo las que tocaban a esa hora del día junto con el vaso de agua y se encamino de regreso a la habitación que compartía con Tony.

Antes de siquiera ordenarle a JARVIS abrir la puerta de manera automática, Steve soltó un suspiro, trato de tranquilizarse y de no mostrarle a su castaño aquellas lagrimas que salían siempre que entraba a aquella habitación una vez que salía a la cocina.

—JARVIS, abre la puerta—. Ordeno el rubio, la orden fue ejecutada casi al instante y la imagen de un hombre sentado en la cama cubriendo con cobijas de su cintura para abajo lo recibió con una leve tos, Steve se apresuró a acercarse a aquel hombre con lentes y arrugas en aquella frente que muchas veces se mantuvo alzada con orgullo en su juventud.

El rubio le paso las pastillas a aquel hombre, una vez que este las tuvo en su boca tomo el vaso de agua que Steve había estado sosteniendo, una vez terminada aquella actividad, el de ojos azules se permitió sentarse junto a aquel hombre mientras pasaba su mano izquierda por la mejilla, tratando de no llorar ante la imagen que veía. Un hombre de ojos chocolate que ahora eran ocultados tras unos lentes, cabello plateado por las canas que alguna vez llego a ser de un bello color castaño.

Anthony Edward Stark ahora tenía 95 años.

Steve no pudo contener las lágrimas cada vez que veía a Tony, al Tony que ahora era, y que son lugar a dudas y a pesar de los años seguía amando.

—Steve… no te pongas así—. Le dijo con una voz arrastrada, opaca, vieja, mientras colocaba su arrugada y esquelética, por la edad, mano sobre la joven y vigorosa del rubio.

Steve seguía pareciendo un joven rubio de treinta años, comparado con el actual Tony, Stark parecía más su abuelo que su pareja, y eso no podía soportarlo el rubio.

Si alguna vez se sintió orgulloso de proteger a su país, aceptando ser el conejillo de indias del ejército para aquel nuevo suero, ahora maldecía ese día. El estúpido suero le trataba de quitar por segunda vez lo que amaba. No murió, pero perdió a Peggy, y ahora no morirá, pero perderá a Tony. No era justo.

—Lo siento—. Dijo Steve poniéndose de pie y marchándose de la habitación, dejando a Tony con un gesto triste.

—Esto no puede seguir así—. Se decía Stark mientras apretaba las sabanas que sostenía entre sus manos, no podía condenar a Steve a seguir viéndolo envejecer, apagarse, morir. No podía seguir teniendo a Steve atado a él y hacer que sienta este dolor, lo amaba demasiado y el rubio aún tenía mucha vida por delante, no era justo mantenerlo atado a él.

 

***

 

—Capitán Rogers—. Una mujer de cabellos negros lo recibió en la base principal de SHIELD. — ¿Qué lo trae por estos lugares?—. Steve recibió un abrazo de aquella mujer que casi aparentaba su edad,  Carolina Hill, hija de María Hill y actual líder de SHIELD.

—Vengo a pedirte un favor—. LE dijo el rubio de manera seria, aquel gesto hizo que la mujer retrocediera y le lanzara una mirada de preocupación.

— ¿Sucedió algo con Stark?—. Steve negó mientras agachaba la cabeza.

—Tony está bien—. Se apresuró a decir. —El favor que te pido solo me concierne a mí—. La morena asintió mientras indicaba al rubio el tomar asiento, mientras ella hacía lo propio detrás de su escritorio.

—Dígame en que puedo ayudarlo Capitán—. Steve se miraba nerviosos, su mirada lucia apagada y casi después sus ojos azules comenzaron a cristalizarse.

—Quiero que me quiten el suero que me convirtió en lo que soy—. Dijo de manera firme y segura, Carolina se recargo en el respaldo de su silla y miro con seriedad al rubio.

—Lo que pide no es algo sencillo de hacer, Capitán—. Le dijo mientras se cruzaba de brazos. — ¿Asumo que sabe las consecuencias que esto traerá para usted?—. Steve asintió. —También asumo que esta decisión está basada en el actual estado del señor Stark—. Steve apretó sus puños mientras sus ojos volvían a aguarse.

—Si—. Susurro casi inaudible que la morena fue perfectamente capaz de escuchar, Carolina suspiro, pero seguidamente una sonrisa se acomodó en su rostro.

—Lo entiendo—. Dijo ganándose una mirada azul empañada en lágrimas. —Tengo noticias para usted Capitán, Lyra Banner ha estado trabajando en eso desde hace un tiempo—. Esto hizo que la cara de Steve cambiara por una de total sorpresa. —Steve, entiendo lo que estas sintiendo, no es justo para ambos—. Steve al final soltó una débil sonrisa que fue igualmente correspondida. —Ve al laboratorio principal, Lyra estará ahí—. Steve, apenas escucho aquello, ya caminaba hacia la puerta. —Capitán… ¿Está completamente seguro de esto?—. Steve paro en seco, se giró hacia la joven mujer y sonrió aun con lágrimas en los ojos.

—Completamente—. Dijo, para después salir de aquella oficina, Carolina suspiro y oprimió un botón de su comunicador.

—Lyra, el capitán Rogers va para allá—. Dijo. —Haz lo acordado—.

—Si—. Recibió la afirmativa de su jefa del área científica y sucesora en el puesto en el equipo vengadores de su padre, Bruce Banner.

 

***

 

Tony se encontraba en aquel viejo mirador de la torre, sentado en una silla de ruedas que le permitiera andar por el piso de la torre por el mismo, el viento fresco que arrasaba en la ciudad de Nueva York le movía los cabellos, mientras la nostalgia podía leerse en sus ojos.

Le diría a Steve esa misma noche que él era libre de irse en el momento que quisiera, quería decirle que no era su obligación estar atado a un hombre como lo era él, ahora anciano y casi a un paso de la tumba.

Pasaban los minutos y el cielo comenzaba a obscurecerse, las luces de la ciudad comenzaba a encenderse, haciendo que las estrellas se perdieran en el cielo, Steve aun no llegaba y eso comenzaba a preocuparle a Tony, pero comenzó a pensar que el viejo ex militar había tomado la decisión de marcharse, mucho antes de que él se la sugiriera. Entonces el elevador abrió sus puertas, pero el anterior castaño no se tomó la molestia de ver quien había podido entrar en la torre. Unas manos que tomaron sus hombros lo hicieron sobresaltarse.

—Tony—. Y aquella voz peculiar, con un tono más apagado y ronco lo golpeo en su sistema auditivo. —Te resfriaras si te quedas afuera—. El hombre en la silla alzo su rostro para ver a quien se encontraba sosteniéndolo por los hombros. Sus ojos se abrieron con sorpresa, casi al mismo tiempo que las lágrimas comenzaban a escurrir por los mismos. ¿Cómo no reconocerlo?... Ojos azules, con parpados cansados, cabello bien peinado y de color blanco por las canas, aquella sonrisa débil pero llena de felicidad.

Steve al ver el estado de Tony lo hizo colocarse frente a él lo más aprisa que su nueva condición se lo permitía, tomo el rostro de Tony entre sus manos mientras trataba de limpiar aquellas lagrimas que salían de aquellos ojos color chocolate, mientras Tony no dejaba de jadear y tratar de detener su llanto.

—Ya Tony—. Le dijo Steve de manera tranquila y con una sonrisa, Tony no dudo en tomar a Steve por la camisa sin dejar de llorar, cerrando sus ojos en un intento inútil de detener aquellas lágrimas, el anterior rubio unió su frente con la de Tony mientras sonreía, quería transmitirle todos aquellos sentimientos de felicidad que Steve tenía para Tony.

—Eres un tonto Steve—. Le dijo aun jadeando y entre lágrimas. — ¿Por qué lo hiciste?—. Steve ensancho su sonrisa.

—Lo hice porque te amo, lo hice porque no podría vivir sin ti, lo hice porque me atormentaba la idea de verte morir mientras yo me quedo otro siglo en este mundo—. Le dijo antes de depositar un suave beso en los labios del viejo castaño. —Lo hice para estar juntos—.

—Idiota, tienes toda una vida por delante—. Le dijo apretando aún más la camisa de Steve entre sus manos.

—Yo no quiero esa vida y tú no estás en ella—. Steve volvió a unir su frente con la de Tony. —Esto… Lo hice por ti—. Esa noche, Tony no pudo hacer otra cosa más que llorar, llorar de felicidad porque sabía que Steve lo amaba y lo amaría siempre.

—Te amo, Steve—. Le dijo el anterior castaño antes de colocar sus manos en las mejillas de Steve.

—Te amo, Anthony—. Le dijo Steve para volver a besarlo. —Y estaré junto a ti hasta la muerte y aun después de que esta nos lleve, aun te seguiré amando—.

Notas finales:

Perdonen se subio mal U//U

 

Primera ves que hago un completo Stony ... Dejen Rw, esta no mutante y no vengadora los agradece 


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