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El Bar Músico Frutal por Marianema Fuseneco

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Capítulo VI

—No se preocupe señora Morris recuerde que no es la primera vez que voy a cuidar a los niños—dije mirando a mi vecina. Una mujer mayor, cabellos negros como los míos, ojos marrones, tenía puesto un vestido con detalles cuadrados color  negro y una franja amarilla  en el medio que se acentuaba a su cuerpo, por encima del vestido tenía un pequeño saco con los mis detalles que el vestido con el cuello y las mangas amarillas, y tacones amarillos. Se veía muy elegante y hermosa.

—Lo se Roy pero de igual modos yo te dejare los números por si ocurre algo malo— exclama

— Jajaja tranquila Claris yo sé que hacer si pasa algún problema, aunque dudo mucho que suceda algo malo, pero si ocurriera la llamare ¿okey? —ella sonríe y me abrasa.

—Muchas gracias Roy no sé cuánto te lo agradezco, lamento que desperdiciaras tu día cuidando a mis hijos yo sé que…

—No para nada no lo desperdicio señora Morris, a decir verdad me agrada estar con los niños me hace recordar cuando usted me cuidaba cuando era pequeño, lo recuerda—cuestione. Ella sonríe y asiente.

—Si lo recuerdo, que buenos momentos que pasábamos los dos—exclama ella con nostalgia; —Bueno me voy, volveremos en la noche te encargo mucho de mis bebes—Yo asiento. Camina hacia el living y se despide de sus hijos.

Esto me hace recordar cuando mis padres se despidieron de mí, quien diría que esa despedida era el adiós total de nuestra familia, no debí separarme de ellos ese día. Cierro los ojos y miro para otro lado.

—Bueno Roy me voy, cuídense y recuerda llámame si pasa algo. Estamos—yo asentí.

—Lo acompaño hasta la puerta—dije caminando hacia la entrada.

—Muchas gracias nuevamente Roy—dice abrasándome otra vez. Yo correspondo a su cariño.

—Es lo mejor que puedo hacer por mi protectora—exclame. Nos separamos y se despide. Camina hacia el ascensor y entra en él. Mueve la mano y desaparece tras la puerta del elevador.

Suspiro y cierro la puerta, camino hacia el living y veo a los niños jugando, uno con soldaditos y la otra con sus muñecas. Me siento en el sofá y los veo jugar a ellos. Me hace recordar cuando era niño y jugaba con mis juguetes, que buenos recuerdos.

—Roy, Roy ven a jugar conmigo—grito una niña cabello castaños, ojos marrones vestida con una camisa rosada, un pequeño short blanco y medias hasta las rodillas.

—Claro Ginger—respondí.

—No Roy ven a jugar conmigo—vocifero un niño con el cabello negro ojos azules, vestido con una remera con el estampado de Goku y un pantalón rojo.

—No Sam, él jugara conmigo.

— No, Roy jugara conmigo Ginger.

Ambos hermanos empezaron a discutir solo por jugar conmigo, se levantan y corren  hacia mí, me estiran de la remera. Uno tiraba para el otro lado y la otra para el lado contrario. Si estos niños siguen hacia me van a romper mi prenda favorita.

—Bueno ya niños, no peleen jugare con ambos— declare arreglando mi remera. Ellos sonríen y me abrasan. Me siento en el piso como indio y me pongo a jugar con los soldaditos y las muñecas.

Miro el reloj O9:55 de la mañana, estuve jugando con los niños media hora.

—Hey Ginger a qué hora comienza tu programa favorito—pregunte, ella deja su muñeca y piensa.

—A las diez ¿porque?

—Ya son nueve y cincuenta y cinco.

Ella mira el reloj, corre hacia el televisor y lo enciende. Busca el canal y sube el volumen.

—Aun no comienza—murmura.

—Sí, pero déjalo enseguida comenzara—declare, ella asiente. Siento que me tiran de la remera, volteo y veo a Sam; —Que pasa Sam, te duele algo—cuestione, él niega; —Y entonces que pasa.

—Tengo hambre Roy—dice jugando con sus dedos. Sonrio, este niño me hace recordar a mi cuando era peque jaja.

—Quieres comer—pregunte, él asiente; —De acuerdo iré a la cocina a preparar algo, mientras tanto no hagan desastre y no se peleen ¿okey? —ellos sonríe y asienten.

Me levanto y camino hacia la cocina, abro la heladera y busco algo para preparar a los niños, miro y no sabía qué hacer. Media mañana lo mejor que puedo hacer es una ensalada de fruta. Tomo unas manzanas, bananas, y demás frutas. Corto y pongo todo en una ensaladera, le agrego jugo y sirvo en unas copas.

—Roy ya comenzó—grito Ginger desde la sala.

—Okey ya voy—respondí. Pongo las copas en una fuente y camino donde estaban los niños.

—Roy llegaste a tiempo—declara ella apuntando al televisor. Sonrio y le doy a cada uno las copas con unas cucharas; —Vamos Roy siéntate, rápido.

—De acuerdo—respondí sentándome; —Y de que se trata el capítulo de ahora—pregunte. Ella hace un gesto para que haga silencio.

Miro el plasma; “Salvando La Bahía Paraíso”  dice la narradora del dibujo. Los niños y yo estamos mirando un dibujo con mucha fantasía, romance y acción llamado Winx Club, trata las aventuras de un grupo de hadas con mucho estilo y carisma que dedican su vida a ayudar y proteger su mundo y el planeta tierra de las manos de un monstruo marino y de tres hechiceras. A decir verdad es muy lindo ya que instruye un gran valor educativo como por ejemplo; el cuidar y proteger el medio ambiente causado por las contaminaciones que hacen los seres humanos.

Al principio no me gustaba ver esto era muy, cómo decirlo aburrido y ñoño pero con cinco capítulos visto me empezó a gustar. Sé que es un programa para niñas pero para serles sincero me encanta, en especial un personaje; Musa, una chica con el carácter alegre e ingenioso, cabellos  y ojos azules, tenía el poder de la música. Le gusta bailar, cantar y tocar los instrumentos al igual que a mí, ambos tenemos un compromiso mediante una colocación de un frente difícil a causa de la ausencia de nuestros padres, podríamos decirlo que llevamos la misma cruz los dos jaja.

—Oye Roy esto esta rico—declaro Sam comiendo la ensalada.

—Gracias, te lo agradezco—respondí llevando la cuchara con frutas a la boca.

—Shhh cállense que no escucho nada— protesta Ginger. Sam y yo reímos bajito.

El silencio nos invadió a los tres, lo único que se escuchaba era el sonido que salía del televisor.

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Me pregunto que estará haciendo Jason ahora—exclame para mis adentros comiendo la ensalada; —Ummm que quiso decir el hombre extraño ese, es más quien era y como es que Jason y él se conocen—me preguntaba en mi mente; —Que me aleje de él ya que solo estaré en camino de sufrir— Sufrir con él lo dudo mucho, Jason me ama y no lo dudo no por algo me hizo estas marcas en mi cuello. Yo también lo amo y quiero y no creo que le moleste en nada, eso creo.

Estaba por preguntarle ayer a Jason sobre ese sujeto, como es que lo conocía y de dónde pero no lo hice ya que después que llagamos del supermercado él me hizo el amor salvajemente, maldito, creo que lo hicimos como cuatro o cinco veces, culpa de eso ahora me duele todo el trasero, Cuando me levante esta mañana no lo encontré en la cama, mire por todos lados y vi un mensaje de él en mi Samsung:

*Fui al trabajo volveré en la tarde, que tengas un buen día en la facultad y cuídate. Te amo. Jason*

 

Había olvidado rotundamente la Facultad, conteste el mensaje de Jason rápidamente y me levante, hice la misma rutina de todas las mañanas que es ducharme y desayunar, cuando estaba por salir recibí un mensaje de mi compañero Agustín:

 

*Hola Roy ¿cómo estás? Te aviso que hoy no hay actividad en la universidad ya que están fumigando y mañana tampoco no habrá, la razón no lo sé. Nos vemos el miércoles, cuídate*

 

Que no habrá clases, genial lo que me faltaba por que no me avisaste más temprano Agus así me quedaba tranquilito acostado, estaba por cerrar la puerta cuando vi a mi vecina de enfrente, la señora Morris salir de su casa, ella al verme sonríe y se acerca, entablamos una conversación los dos como todo los días. Después de cinco minutos hablando, ella me pregunta que si no tenía nada que hacer, yo le conteste que no. En eso me dice si podía cuidar de sus hijos, yo acepte sin ningún problema. Ahora ya tengo algo con que entretenerme en toda la mañana.

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Veo a los niños mirando entretenidamente el televisor. Realmente les gusta este dibujo. Miro el reloj 1O:28 el tiempo sí que vuela cuando te encierras en tu mundo y te pones a divagar con cualquier cosa. Miro la tele y veo que ya está terminando la serie.

 

—“Comienza la batalla final por el control total del océano infinito. Las winx, Nereus  y Tresa y un ejército de selkies  se enfrentan a tritannus, Ice y los mutantes, pero el verdadero objetivo de tritannus es capturar a Aisha y usar sus poderes sirenix para activar el trono del emperador” — anuncia el próximo capítulo la narradora.

—Sí que me perdí todo este capítulo, pero bueno ni modo luego lo veré por internet.

—“Esta es la magia winx… solo faltas tú… en el mar infinito juntas nadaremos…unidas en esta misión todas estaremos… Esta es la magia winx solo faltas tú.” —cantaron Ginger y Sam la canción del cierre del programa. Yo sonrio y recojo los vasos.

—Hay me pregunto que pasara en el próximo capítulo, ya quiero que sea mañana para poder verlo— exclama emocionada Ginger.

—Yo ya me lo imagino, aunque lo mejor será esperar hasta mañana—comente bajando el volumen del televisor; —Bueno ahora que término, que quieren hacer—pregunte arrodillándome hasta la altura de los niños. Ellos se encogieron de hombros.

—No lo sé.

—Uhh, uhh, uhh yo sé, yo sé— expresó Sam levantando su pequeña mano y saltando.

—Que se te ocurre Sami.

—Pues porque no pintamos, Ginger recuerdas que papá ayer nos trajo unos libros para colorear.

—Si lo recuerdo y buena idea hermanito.

—Perfecto ustedes vallan por sus cosas mientras yo limpio un poco aquí —ordene, ellos asiente y salen corriendo hacia sus alcobas. Sonrio y camino hacia la cocina a dejar los vasos, cuando en eso suena mi celular, lo miro: Desconocido.

— ¿Quién será? Diga.

—Donde demonios estas —se escuchó del otro lado una voz gruesa y ronca. Muy familiar por cierto.

—Jason ¿Eres tu verdad?

—Y quien más, responde ¿dónde estás?

—Porque —pregunto, oigo que suspira.

—Estoy fuera de tu departamento, golpeando como loco para que me abras —sonrio y camino hacia la puerta, miro por hendija y lo vi recostado contra la pared. Tenía puesto un pantalón de vestir negro, camisa blanca trasparente y un saco en su mano.

—Jajaja que sexi te ves con esa ropa —exclame, él sonríe y chista la lengua.

—Donde carajo estás, mocoso insolente —pregunta. Abro la puerta y lo miro.

—Pues aquí estoy —me mira intrigado.

—Que haces ahí, acaso te cambiaste de departamento o te estas follando a tu vecina —insinúa. Yo frunzo el ceño.

—Idiota —él sonríe y corta, se acerca a mí y me besa.

— ¿Cómo estás? —preguntó, tenía un olor delicioso, como a madera y lavanda, a cigarrillo y menta, ese hedor se me hace familiar.

—Con un dolor enorme en mi trasero por culpa tuya y tú.

—Tú te lo buscaste mocosito quien te manda que tengas un trasero muy delicioso, que haces aquí —inquirió.

—Pues estoy trabajando.

— ¿Trabajando? Y de qué.

—La señora Morris, es decir mi vecina la señora Morris me pidió que si podía cuidar de sus pequeños mientras que ella y su marido salían a no sé qué, ya me olvide.

—Típico caso, eligen al primer boludo para que se encargue de sus bastardos mientras que ellos salen a revolcarse por ahí y se olvidan de ellos ¿No?

—Vos sos pelotudo o te haces, como se te ocurre decir semejante idiotez, la señora y el señor Morris no son capaces de hacer semejante acto, ellos son una personas de bien  que aman a sus hijos y tampoco quiero que llames bastardos a esos niños, solo porque tú seas un hombre rico y de negocios no teda el derecho de denigrar así a las personas, asique mide bien tus palabras imbécil —le grite. Insolente como se le ocurre decir eso de estas personas muy buenas y gentiles, que han cuidado de mí cuando lo pasaba muy mal.

—Lo siento… yo lo lamento —murmura. Volteo y tenía la mira agachada, suspiro y me acerco a él y lo beso en los labios.

—Descuida, pero por favor nunca más digas esas cosas, estamos —él asiente; —Quieres pasar a beber algo.

—Puedo —asentí; —Permiso.

Entra y cierro la puerta, voltea y sonríe, se acerca a mí muy lentamente y me toma el rostro. Ya sé lo que está queriendo hacer este.

—Jason por favor detente, hay niños aquí, contrólate —exclame empujándolo suavemente.

—Lo siento pero al verte así vestido, me calientas mucho —dice acariciándome el rostro, mis mejillas se tiñen de rojo. 

—Idiota —declare golpeándolo en la cabeza. Él se ríe y se vuelve a acercar a mí pero lo detuve ya que escuche sonidos de pasos acercándose, volteo para ver quién es y vi a Sam. Se veía  asustado. Empujo a Jason y me acerco a él.

—Sam que sucede —pregunte.

—Hay una araña horrible en la sala—exclama. Camino hacia el living.

—Donde —cuestione. Él levanta su dedo y apunta hacia la mesa, me acerco a ella y vi una araña pequeña, negra con una marca roja en su cola, sonrio y me agacho, acerco mi mano para levantarla cuando Jason me detiene.

—Acaso estas empedo o que.

—Pero porque, que sucede —indague, el frunce el ceño y me pega por la mano; —Oye pero que te pasa por que hiciste eso.

—Para que aprendas pedazo de boludo, esta no es una araña común y corriente, es una viuda negra, un animal muy venenoso y mortal, una simple mordida de este arácnido y estas muerto —explica; —pásame ese papel —pidió, se lo paso y él lo pone sobre el bicho aplastándola; —Listo, ya está muerta, aprende para la próxima Roy.

—Cállate.

—Díganme algo niños ustedes tocaron la araña—pregunto él mirando a los chicos, ellos negaron; —Menos mal, que clase de niñero eres, como se te ocurre dejarlos solos con ese bicho.

—En primer lugar cierra la boca y en segundo si los deje un rato fue solo para atenderte el teléfono pedazo de imbécil.

—Cuida tu vocabulario Roy, hay niños presentes.

—Ñañañaña, cállate—él y los niños se ríen; —Por cierto se me olvido, Jason ellos son Ginger y Samuel pero puedes decirle Sam, niños este horrible hombre se llama Jason.

—Hola pequeños—saluda él. Los niños sonríen y le devuelven el saludo.

—Hola señor Jason—dijeron al unísono los niños.

—Y que hacían los tres—cuestiono.

—Nada, solo estábamos mirando la tele hasta que llegaste tú—respondí. Él sonríe y se sienta en el sofá.

—Disculpe señor Jason, quiere dibujar y colorear con nosotros—dijo Ginger. Jason sonríe y asiente; —De lujo, venga acérquese, aquí tiene lápices y papel para dibujar,

—Roy no te quedes hay paradote, tú también ven a dibujar—exclama Sam. Sonrio y me arrodillo a su lado.

—Disculpa Sam pero Roy no sabe dibujar y ni siquiera pintar—bromeo Jason. Agarro un almohadón y se lo arrojo en el rostro.

—Para tu información yo se dibujar muy bien y también se pintar—comenté agarrando unas hojas y un grafito para empezar bocetar lo que yo quiero.

—Así demuéstramelo Farrell—desafío Jason agarrando también lápiz y papel.

—Te lo demostrare Robinson—él sonríe y empieza a  bosquejar, yo también hago lo mismo.

Los dos empezamos diseñar cosas que nos venía a la mente, los niños ríen y comienzan a pintar sus cuadernos llenos de dibujos. Estuvimos como media hora dibujando y pintando.

—Oye por cierto, que paso porque saliste temprano del trabajo, creí que llegarías a la tarde—comente trazando líneas en el papel.

—Pues… termine muy temprano mis quehaceres en la compañía, eso y no había mucho por hacer—exclama, en eso suena su teléfono, él lo mira y sonríe; —Diga—respondió, un grito enorme se oyó en parlante del aparato, ríe—Lo siento señorita pero no conozco a ningún Jason, se equivocó de número…jajaja adiós Casandra—dice y corta, él carcajea y sigue dibujando. Casandra ¿Quién será?

—Quien era—curioseé, él vuelve a reír.

—Nadie, pásame la goma de borrar.

—Seguro— él asiente.

Suspiro y vuelvo a concretarme en lo mío, cuando miro el reloj 11:25 de la mañana. Dejo el papel y camino hacia la cocina.

—Adónde vas— pregunta Jason.

—Son las once y media, tengo que hacer el almuerzo—respondí. Él chista y niega; —Que, que sucede.

—Qué te parece si los cuatro salimos a comer, es decir los niños, tú y yo, que opinas.

—Pues, no lo sé Jason.

—Ustedes que dicen niños quieren salir a comer a fuera— cuestionó él mirando a los niños, ellos sonríen y empiezan a brincar; —Tomare eso como un sí, y tú qué dices te nos unes o que.

Yo lo miro dudoso, salir a comer afuera con Jason Robinson y dejar que la prensa nos vea, suena muy peligroso pero por otro lado suena bien, a decir verdad no tengo muchas ganas de cocinar ahora.

—De acuerdo pero, a donde vamos— inquirí, él se encoje de hombros.

—A dónde quieres ir tú.

—Yo sé, yo sé porque no vamos Burger King— opino Sam.

—No vamos  Mac Donald— discuto Ginger.

—A Mac Donald no, no me gusta ese lugar.

—Pues jodete iremos Mac Donald.

—No.

—Sí.

Los niños devuelta comenzaron discutir, bien hecho Jason mira lo que hiciste. Interfiero y separo a los niños.

—Ya basta ustedes dos, dejen de pelear de una vez— grite separándolos; —No iremos a ninguna parte si se siguen insultando, está claro—ellos asienten, suspiro y miro Jason quien se reía de mí; —Y tú de que carajos te ríes.

—Es que jajaja te ves muy bien como madre Roy—articulo él. Mi rostro se tiñe de rojo y miro para otro lado.

—Cállate y di de una vez donde vamos.

—Pues Burger King suena bien, nunca fui a ese lugar—exclama, Sam grita y se pone a saltar.

—De acuerdo iremos allí, niños vallan por sus calzados que saldremos en seguida—ellos asienten y salen corriendo a sus habitaciones. Jason se acerca mí y me abraza por la espalda.

—No estaba mintiendo con lo de hace rato sabes, enserio te ves muy bien siendo de mamá Roy—murmura cerca de mi oído.

—Cállate que no es cierto—exclamo golpeándolo con el pie. Él sonríe y se abraza más a mí.

—Sabes estaba pensando.

—En que.

—Pues cuando te vi hoy con los niños jugando mientras yo dibujaba pensaba en como seria si tú y yo tuviéramos un hijo.

—Pues… jajaja Jason estamos junto tres semanas y media y ya estás pensando en eso, además yo no puedo quedar embarazado, soy solo un chico y no una mujer.

— Eso lo sé pero nunca lo has pensado—exclama él apoyando su mentón en mi hombro. Que si nunca lo he pensado pues no, ya que no le veo el caso pero ahora que lo mencionas.

—Pues no lo sé, cómo crees tú que sería nuestro supuesto hijo—pregunte, él se ríe y suspira.

—Pues seguramente sacaría tus ojos,  tu color de piel, tu hermosa voz, tu gentileza y  carisma, tu inteligencia.

—Jaja porque tiene que sacar todo eso de mí, porque no saca algo de ti también.

—Y que sacaría de mí.

—Pues tu masculinidad, tu galanura, tu rostro, tu manera de hacerme enojar, no lo sé, porque demonios estamos hablando de esto si los dos sabemos que eso no va a pasar nunca.

—Si lo sé pero, sabes que podemos adoptar uno.

—Con eso no se jode Jason, él adoptar un niño lleva tiempo y es mucho papeleo, además el cuidar de él no están fácil como lo crees, siendo hombres los dos… apenas soy un estudiante apunto de recibirme y tu un importante magnate de la construcción. No es fácil.

—Porque eres tan negativo.

—No es ser negativo Jason es ser realista, además quien nos dará un niño a nosotros si somos hombres, la adopción se da solo si es un hombre y una mujer, no de sexos iguales.

—Touché—dice besándome el rostro y los labios.

Los dos nos separamos ya que escuchamos a los niños acercarse hacia nosotros, ellos sonreían.

—Están listos—inquirió Jason, los niños asienten y corren hacia la puerta. Salimos del departamento y caminamos hasta el aparcamiento, una vez que llegamos vi la Suzuki Grand Vitara roja de Jason. Una 4x4 muy costoso, ni con todo mi sueldo podría tener ese auto. Los niños corren hacia ella y esperan que él las abra.

Ya adentro él la enciende y partimos hacia el Burger King cercano, tardamos quince minutos en llegar, por suerte el local estaba cerca del Frutti Music. Por cierto me pregunto que estarán haciendo los chicos ahora, no los he visto desde el viernes ni siquiera he pisado el bar de hace días. Luego iré a ver que es de la vida de ellos.  Llegamos a la tienda de comidas y los niños se bajan del auto, yo salgo detrás de ellos y camino hacia adentro, Jason viene detrás de mí.

Una vez dentro los cuatro ordenamos; los niños pidieron la cajita sorpresa, Jason pidió una hamburguesa con papas y yo el combo del pirata tuerto que era una hamburguesa, papas y noges de pollo.

Ahora que todos teníamos nuestras comidas fuimos a sentarnos a comer tranquilamente.

—Ummm estofd estakc deliziosod—murmura Sam con la boca llena de hamburguesa y la cara manchada de salsa kétchup.

—Jajaja no hables con la boca llena enano glotón—dije limpiándole el rostro.

—Esto me hace recordar a alguien quien yo conozco—exclama Jason  mirándome. Sonrio y le arrojo una bolita de papel; —Quieres comportarte, das un mal ejemplo a los niños.

—Cállate quieres y el que está dando un mal ejemplo eres tú.

—Y yo por qué.

—Ehh… sabes que cállate— declare comiendo las papas. Él ríe y mira a los niños.

—Lo ven niños juntarse con Roy no es de buena influencia.

—Ja mira quién habla tu tampoco eres de fiar Robinson.

—Y yo porque.

—Tu sabes bien a lo que me refiero —expuse, él me mira confundido.

—Claro como tú digas amor, en fin terminemos de comer esto y salgamos de aquí —concluyo, todos asentimos y terminamos de almorzar.

Ha esos de las doce y media abandonamos el local y fuimos al parque que estaba cerca. Los niños al ver las hamacas salen corriendo hacia ellas. Jason y yo buscamos un lugar para sentarnos, enfrente de la sección de los juegos había una banca vacía. Los dos caminamos hacia ella y nos sentamos debajo de un cerezo, amo estos árboles y más cuando florecen.

Era un bonito día sin ninguna nube en el cielo, los pájaros cantaban y los perros ladraban. Se oía la risa de los niños y la música rapera que provenía de la parte de las rampas, donde estaban unos chicos con sus patinetas haciendo piruetas y rapeando las canciones que el estéreo soltaba. Incalculablemente un día perfecto y único.

—En que piensas Farrell —pregunta Jason. Niego.

—En nada.

—Seguro —yo asentí. Él sopla y saca su teléfono y empieza a marcar algo.

—Sabes estaba pensando en lo que dijiste hoy en el departamento.

—Y que hay con eso —dice dejando su celular.

—Pues. Yo también me pregunto cómo sería tener hijos — comente jugando con mis dedos. Oigo su risa y se acerca a mí, siento sus brazos enormes rodeándome.

—Yo también pienso en eso jaja, salir a comer, venir al parque, discutir con él a la hora del baño, la hora de dormir…

—Los días de clases, cumpleaños, navidad, acción de gracias y reyes. Seria lindo ¿no?

—Más que lindo seria hermoso — exclama besándome en la cabeza. Me apego más a él y olfateo su perfume Fougére Amaderada y  oriental ambarado, delicioso y sensual. Yo creo que conozco este perfume creo que se llama Alpha o algo así. Lo vuelvo a oler, si es Alpha un perfume rico y apasionante.

—Jason la gente nos observa —dije mirando en las bancas de alado donde estaban unas parejas sentadas mirándonos. Jason levanta su mirada y mira  las personas que estaban a nuestros lados.

—Que miran acaso, no les gusta lo que están viendo — grita Jason, las parejas se sobre saltan y dejan  de mirarnos.

—Tranquilo amigo no te pongas así, no hemos dicho nada malo —dice un chico pelirrojo.

—Y entonces porque nos miran.

—Es que no se ofendan pero son unos hombre muy valientes —exclama una morocha.

—Más que valientes, unos campeones — especifico una chica rubia.

—Porque lo dicen —pregunte.

—Bueno es demasiado obvio hermano, ustedes demuestran su amor como si nada, no les importa que las personas los observen y critiquen, se abrazan y se besan como si nada, eso es algo digno de admirar en unos hombres.

—Exactamente, ustedes son la clase de personas que más adoro no como los otros que  se encargan de insultarlos y burlarse de ustedes sin antes haberlos conocidos.

Jason y yo intercambiamos miradas, sonreímos y  me escondo en su pecho para que no me vean ya que me da algo de pena después de lo que dijeron estos chicos. En eso Sam y Ginger vienen corriendo hacia nosotros y se sientan a nuestro lado, sacan los juguetitos de la cajita y se ponen a jugar.

—Valla no perdieron tiempo, son todos una familia —bromea el pelirrojo. Jason ríe.

—Que no es lo que tú crees ellos son… son… —grite todo rojo.

—Jaja tranquilo está bien no te pongas nervioso, a decir verdad ambos se ven bien como padres ¿no lo crees amor? —cuestiona otro chico cabellos azabaches mirando a su pareja, esta asiente y dice.

—Si se ven muy tiernos y lindos, son unos niños muy hermosos los dos y sus padres Pufff ni que lo diga.

Todos reímos por el comentario de la chica. Jason me mira y me besa.

—Lo vez, que te dije — comenta, yo sonrio y le golpeo suavemente en el brazo.

El tiempo transcurrió y los cuatro junto con las parejas que estaban hablando con nosotros nos estábamos divirtiendo, hablando y jugando a cualquier cosa y a medida que las horas pasaba el sol ya se estaba ocultando es el horizonte pintando el cielo  de la ciudad de muchos colores; rojo, rosa, violeta, azul, naranja y amarillo. Ya era hora de volver a casa, nos despedimos de los chicos y caminamos devuelta hacia la Suzuki roja. Los niños se habían quedado dormidos de tanto jugar en la calesita y el tobogán.

Los acostamos en la parte de atrás de la camioneta y fuimos al departamento, en el camino ninguno de los dos es decir Jason y yo dijimos nada estábamos en absoluto silencio, entramos en el estacionamiento del edificio y salimos de ahí cargando a los niños, caminamos hasta la casa y los dejamos descansar en sus camas.

—Puff estoy exhausto —declare tirándome en el sofá. Jason se recuesta sobre mis piernas y suspira.

—Y que lo digas, estos niños sí que tenían unas energías inagotables.

—Si — murmure embobado observando su bellísima cara, le acaricio su cabello lacio y negro, bajo hasta su mejilla y luego paso mi dedo por sus labios, él los abre y deja que mi dedo entre, la empieza a chupar lentamente como si fuera un chupete. Si él sigue así vamos a terminar follando aquí en el living de mi vecina, saco mi dedo y lo llevo a mi boca, lo saboreo y le lanzo una mirada pervertida.

—Conozco esa miradita Farrell, te recomiendo que te serenes, no vamos a coger aquí, hay niños en este lugar si ellos nos escuchan y ven armaran un escándalo.

—Sí lo sé, ojala que los padres de los niños ya llegue, para ir a casa y que me claves duramente jajaja—susurre excitadamente pero en eso escuche el sonido del timbre, me levanto para atender y vi al señor y la señora Morris. Justo a tiempo. Sonrio y les abro.

—Hola Roy, perdón por la demora cielo pero tuvimos unos inconvenientes con el auto, ¿todo está bien? —pregunta la mujer. Yo asentí.

—Si los niños ya están durmiendo.

— ¿¡Que tan temprano!?—exclama sorprendido el señor Morris mirando su reloj. Sonrio y vuelvo a sentir.

—Si lo que pasa es que los cuatro salimos a comer afuera y luego nos fuimos al parque.

— ¿Los cuatro? Porque dices cuatro si ustedes solo son tres.

—Bueno…

—Buenas Noches—dice Jason apareciendo detrás de mí.

—Señor Robinson, valla que sorpresa no lo esperábamos.

—Carl, asique eran tus hijos los que Roy cuidaba.

—Si así es y que hace aquí acaso usted y Roy se conocen—pregunta Carl a Jason, él sonríe y asiente.

—Más de lo que tú crees—dice lanzándome una mirada muy sexy. Mierda Jason.

—Bueno Jas será mejor que vallamos a mi apartamento ¿sí? —Exclame interfiriéndolos, él asiente; —Bueno señor y señora Morris fue un gusto cuidar de sus hijos, nos vemos mañana—dije arrastrando a Jason a mi casa, ellos me miran confundidos. Meto mi mano en mi bolsillo y saco las llave, la inserto en la cerradura y empujo Jason adentro; —Que tengan buenas noches adiós— me despedí de la pareja y cierro la puerta con llave.

—Qué te pasa.

—No lo sé pero lo único que quiero es coger contigo salvajemente—declare quitándome mi sudadera, él me mira sorprendido y sonríe.

—Yo también estaba pensando en eso Farrell—dice abalanzándose sobre mí y empujándome contra la pared antes de que me diera cuenta, me sujeta las dos muñecas con una mano, me las levanta por encima  de la cabeza y me inmoviliza contra la pared con las caderas. Con la  otra mano me levanta mi cara y pega sus labios a los míos. Casi me hace daño. Gimo, lo que le permite aprovechar la ocasión para meterme la lengua y recorrerme la boca con experta maestría.

Mi lengua acaricia tímidamente la suya y se une a ella en una lenta y erótica danza de roces y sensaciones, de sacudidas y empujes. Levanta la mano y me agarra la mandíbula para que no mueva la cara. Estoy a su merced, con las manos unidas por encima de la cabeza, la cara sujeta y sus caderas inmovilizándome. Siento su erección chocar contra mi vientre. Se separa de mí.

—Mierda Roy que es lo que tienes, porque con solo besarte pierdo la cordura tan fácilmente—murmura con la respiración entrecortada. Sonrio y me muerdo el labio.

—No lo sé Jason pero no eres el único— susurre jadeante.

—Vallamos a tu habitación—ordeno, yo asentí.

 

Enredo mis brazos a su cuello.  Y vuelvo a besarlo desenfrenadamente. Sentía que me estaba perdiendo en las maravillas del placer, mientras que Jason me quitaba mi vaquero dejándome solo en bóxer, lo acorraló contra la pared y le saco su pantalón, bajo mi mano hasta llegar su sexo erecto, arranco su bóxer y acaricio su pene turgente. Él gime.

Fuimos al cuarto arrojando todo lo que había a nuestro paso. Se acuesta en la cama mientras le quitaba su camisa. Él  me voltea y se coloca encima de mí,  empieza a lamer mis tetillas, entonces le agarro de la cabeza y lo empujó hacia mi hombría súper erecta, Jason sonríe y empieza a chupar mi prominente erección. Primero lo acaricia después lo introduce en su boca comenzando a lamer suave y lentamente, de vez en cuando tocaba mis testículos, lo agarro del cabello y lo hago moverse más rápido.  Entonces siento que eyacularía en cualquier momento, intento apártalo pero él se retoba y sigue chupando, en eso acabo completamente en su boca, él traga mi semen gustosamente hasta la última gota dejándolo impecable. Jason se recuesta  sobre mí y me besa haciéndome probar mis fluidos. Se separa y me voltea colocándome de espaldas.

 

—Te voy a dar los mejores placeres indeseables, Farrell— susurra Jason agitadamente. Con un solo movimiento me penetra, sin lubricación y sin nada, ambos empezamos a gemir como nunca, mientras que él sostenía mi pene erecto. Comienza a moverse con mucha intensidad haciendo que  la cama chille con fuerza, aprieto una almohada duramente mientras que él me masturbaba, sabiendo que había tenido dos orgasmos seguidos.

—Más fuerte Jason, dame más duro—jadee. En eso Jason aumenta la embestida y empieza darme fieramente, dolía y mucho pero a la vez me excitaba, ya estaba llegando a mi límite. No creo poder aguantar más, ciento una extrañas sensación como un hormigueo que baja de mi vientre hasta mi entrepierna, haciendo que me corra de lleno ensuciando las sabanas y su mano, Jason lleva su mano a la boca y se lo traga, luego da otra envestida y eyacula dentro de mí dejando que su  esperma caliente pasara por todo mi cuerpo. Me recuesto en la cama y Jason se tira encima de mí, abrazándome fuertemente.

—Te amo Roy, jamás me voy a hartar de ti — exclama con la respiración entrecortada, acariciando mi rostro y besando mi nuca. Al sentir su caricia me estremezco.

—Yo también te amo, maldita marica—susurro cerrando los ojos y quedándome profundamente dormido. Oigo su risa, y ciento que se queda dormido también, abrazado a mí.

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Hola otra vez que les parecio el sexto Cap espero que les halla gustado y recuerden a las doce el septimo episodio de El Bar Músico Frutal.

Nos Vemos...


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