El olor a mar inundaba el lugar, el viento levantaba levemente el vestido de Allison y Rachelle gritaba de la emoción al ver la playa tan cerca. La colorada le dio un golpe con su bolso y le recordó que no estaban aquí solo por la playa.
-Ally es cruel…- Chilló molesta mientras caminaba a la par de su amigo más alto.
-Por cierto, ¿Dónde quedan las cabañas en la cual nos hospedaremos?- Preguntó haciendo caso omiso a las quejas de su pequeña amiga.
-Solo unas cuantas calles más, según el mapa si doblamos en la esquina tendremos que caminar solo dos calles y lo encontraremos.- Contestó Allison mientras observaba el papel delante de sus ojos.
-Sinceramente no confío cuando tú das las indicaciones…-Comento asustado Matt.- Aun recuerdo la vez que intentaste ayudarme a cocinar y tú diste los procesos.
-¡Oh por favor! Aquí no hay una cocina que pueda hacer explotar.- Bufó inflando sus mejillas-
-Me recuerda un poco a alguien.- Sebas reía con energía mientras recordaba cómo Rachelle había logrado incendiar media casa con tan solo intentar preparar un pastel.
-No te rías, tú tampoco eres tan buen cocinero.
-Se lo esencial, que es lo único que necesito para vivir.- Bufó mientras hojeaba el mapa que Allison tenía en sus manos.- Oye, ¿Ese mapa no está de cabeza?
-No soy tan ton…-Su cara se transformó en una de preocupación en solo segundos.
-¡Ja! Luego soy yo la idiota.- Río falsamente la azabache.
-Bien, pensemos en algo.- Meditó Matt.- Estamos como a unas 10 calles de las cabañas, solo nos queda caminar en la dirección correcta nada malo.- Sonrió ante su lógica.
Todos comenzaron a caminar, Sebastián arrastraba las maletas con cansancio por el centro de la ciudad, Matt lo seguía con paso lento y calmado. Luego de haber llegado al lugar ambos chicos voltearon orgullosos de su gran logro y notaron que las pequeñas fujoshis no estaban allí.
-¡Diablos! Serán idiotas, seguramente se han perdido entre la gente y no han podido seguirnos el paso. Tu quédate aquí yo iré a buscarlas, vuelvo en un momento.- Sonrió dejando ver sus perfectos dientes blancos, el ojigris.
-Yo, yo también iré. Mi amiga también se ha perdido, quiero ir también…-Terminó la frase en susurros, la mirada del mayor era muy intensa.
-¡Bien, vamos!- Tras agarrar la mano del azabache, se echaron a correr.
En la otra punta de la ciudad dos jóvenes peleaban por un mapa. El vestido de Allison flotaba cada vez que daba una vuelta para que Rachelle no tomara aquel papel.
-¡Dame el maldito mapa! Acepta que eres un asco dando indicaciones, Ally.- Ciertamente lo era, pero no lo aceptaría tan fácil.
-No, además es obvio que estamos cerca, solo mira.- Mostró el mapa con firmeza.
-Ally, eso está volteado. Debe ir así.- Comentó dándole la vuelta al papel.
En otro lugar.
Dos jóvenes corrían preguntando por dos chicas, sus pies hacían una música coordinada hasta que uno de ellos cayó al suelo. Las rodillas del pobre Matt quedaron completamente lastimadas, le dolía caminar así que lo hacía con cuidado.
-No puedes seguir así, sube a mi espalda.- Dijó Sebastian mientras se bajaba hasta la estatura del menor.
-Es, es que no acostumbro a subir a las espaldas de desconocidos.- Era algo extraño hacerlo y le producía un poco de vergüenza que lo vieran haciéndolo.
Acercandose al rostro del más bajo- No soy un desconocido, me llamo Sebastián y soy tu nuevo amigo.- Susurro.- ¡Ahora sube!
-Es…está bien.- Subió con cuidado e inconscientemente reposo su cabeza en la espalda del más alto.
-No pesas tanto…-Rió.
Las fujoshis estaban a punto de derrumbarse, odiaban el calor y Rachelle no dejaba de cuestionar la mala orientación que tenía su amiga. Pero al doblar la esquina y ver a sus mejores amigos uno sobre otro, la colorada entro en shock y la azabache enrojeció.
-No creí que eso podría llegar a pasar…
-Tendremos que perdernos más seguido.- Propusó la colorada.
-Descuida con tus indicaciones lo haremos a menudo.
Continuara…
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