Suspiraba como por décima octava vez y hacia pucheros mientras pedía ver a su alumno.
– ¡¡WAAA!! – y salían volando los documentos junto con la poca paciencia de Romario quien días atrás venia aguantando los pucheros y berrinches del joven capo.
– Jefe por favor podría firmar esos papeles y poner atención a los documentos – la mano derecha estaba un poco cansada pues su jefe no dejaba de quejarse y poco había dormido.
D – Pero… Kyoya… – se lamentaba y se volvía a deprimir, de solo verlo cualquier persona se soltaría a llorar, Dino Cavallone, el jefe de la tercera familia más importante de la mafia, quien la rescato de la ruina un joven vivas de 23 años de edad… valla ironía, que buen chiste
° ° °
En la azotea del instituto Namimori se encontraba nada más y nada menos que Hibari Kyoya con una mueca de molestia inconfundible… Sin duda nuestro querido capo debería preparar su funeral… y pronto.
Se encontraba meditando sobre varios acontecimientos, que sorpresa, ese maldito lo obligaba a reflexionar sobre las cosas pasadas.
~~~ FLASH BACK ~~~
Kyoya estaba en la recamara que le había tocado, el entrenamiento de esa noche había ido realmente agotador y solo deseaba descansar un poco, por eso acepto la invitación del potro a quedarse en un hotel, aunque claro no aceptaría el hecho de que estaba cansado.
Para sorpresa suya resulto que sus subordinado –perros guardianes como el los llamaba– terminaron regresando a quien sabe dónde por quien sabe que, realmente no le importaba, pero si le importaba el hecho de que lo habían dejado solo con el torpe de Cavallone… solo esperaba que no incendiara el lugar y le terminaran cobrando todo a él.
Se disponía a darse una ducha cuando alguien molesto, infantil, torpe, inútil, parlanchín y muy rubio entro a su habitación prácticamente azotando la puerta le sorprendió que esta se quedara en su lugar aun después de tremendo golpe que dio con la pared. Inmediatamente después sintió cómo el peso del contrario se le venía encima y por poco le tira si no es que se detiene con la mesita de noche.
– Kyoya~ ¡tomemos un baño! – canturreaba feliz el capo sin darse cuenta que estaba asfixiando a su alumno por así decirlo.
– Haneuma… – su tono de voz era sin duda la de un verdugo a punto de acabar con su víctima. Trataba de zafarse y quitarse de encima al otro pero por desgracia suya no lograba asestarle ni un solo golpe, ¡woo! Eso merecía un reconocimiento al capo aun sin sus perros por lo menos podía hacer algo: joderle la vida. Alguien denle un Oscar.
– ¡Kyoya tomemos un baño juntos! – sonreía feliz de la vida como un niño pequeño y su comportamiento era igual al de uno.
Recibía un golpe en la cien por parte de una de sus fieles tonfas cómo contestación.
– Auch!, ¡Kyoya eso es cruel! – Se quejaba y Kyoya se sorprendía aún más de lo torpe, infantil e inútil que resultaba ser y aun así no podía derrotarlo… su situación era para llorar.
– Largo de mi habitación Haneuma –
– Pero Kyoya! Quiero tomar un baño contigo! – y ahora hacia puchero perfecto, maldita la hora en que acepto quedarse y sus perros se largaron.
– ¡Que no imbécil y ahora largo! – le colmaba la paciencia, ese herbívoro inútil siempre le colmaba la paciencia.
– ehh… pero… es que me dijeron que había unas aguas termales por aquí cerca y pensé que te gustaría ir para relajarte – juntaba ambos dedos índice y los movía arriba y abajo jugando mientras bajaba la mirada como cachorro regañado.
– ¡Woo! ¡Piensas que sorprendente! – ese era un “definitivamente no Cavallone”, se recargaba en la mesita de noche donde minutos antes el potro le tenía aplastando.
– Kyoya no seas tan malo solo quiero tomar un baño y ya – la cara que mantenía el capo seguro se vendería bien entre las colegialas necesitadas y los mafiosos de su altura, ya saben para burlarse de él.
Lo ignoraba y tomaba sus tonfas en advertencia.
– *oh rayos… piensa rápido Dino, cómo convenzo a Kyoya, cómo, cómo, có… – se le prendía el foco al joven capo. – Ne!, Kyoya ¿qué tal una competencia? – recobraba el ánimo con su nueva idea y conociendo el orgullo de su alumno sabía que lo aceptaría.
El aludido seguía sin mirarle pero eso no le desanimaba, conocía bien su carácter y necesitaba más que esa insignificante frase para llamar su atención.
– Mira serán una serie de “pruebas” que además te servirán como entrenamiento – le explicaba y Kyoya seguía ignorándole – Primero será una competencia para llegar hasta las aguas termales, le pediremos la ubicación a algún empleado, el primero en llegar gana la primera ronda – Kyoya bufaba en clara señal de aburrimiento – la siguiente etapa será entrar a las aguas y buscar el nacimiento de este, se rumora que hay una especie de “alga” especial creciendo ahí, así que se tomara y con ella se deberá alimentar a una tortuga que este en el estante junto a las aguas –
Kyoya ya se cansaba de oírlo y poco le importaba lo que dijera.
– el ganador de todo esto recibirá lo que desee del otro – el guardián alzaba una ceja en clara duda.
– Veras… si me ganas podrás pedírmelo que desees, sin importar que sea, del el mismo modo yo a ti, además si logras hacer todo eso antes que yo… bueno claramente serás mejor – Deacuerdo ahora si tenía la atención del capo.
– Eso… ¿por cuanto tiempo es? – Dino sonreía satisfecho, acababa de lograr que Kyoya aceptara.
– Por una semana entera – sentenciaba y el guardián se encaminaba hacia la puerta. ¡Punto para Cavallone!
De ese modo ambos se encaminaron hacia las aguas termales y Hibari podía saborear la victoria, sin embargo no contaba con que la fiel torpeza del mayor quien le acompañaba a todos lados hiciera complot en su contra.
Dino le seguía de cerca y en cada tropezón y caída que daba se lo terminaba llevando entre las patas. Y de esa manera fueron a caer dentro de las aguas termales aun con su ropa puesta. Al subir a la superficie para tomar aire el mafioso le lanzo agua, genial el muy maldito quería jugar. Hibari no se quedó atrás y pronto una batalla se desato en las aguas atacándose (con agua claro) mientras cada uno buscaba el nacimiento, Kyoya fue el primero en encontrarlo pero el potro se le adelanto arrebatándole la planta de las manos.
Maldición el maldito le iva a ganar. Se apresuró a tomar otra y a buscar a la maldita tortuga… pero una brillante idea le salióasí que solo se acercó al lugar donde minutos antes estaban parados (mucho antes de la pelea sorpresiva) .
Se asomó entre las plantas, ¡Bingo!
– Gane – articulo victorioso mientras se acercaba al capo con Enzio en mano quien masticaba feliz, al parecer le agrado bastante el sabor de aquella planta.
– Claro lo que tu digas Kyoya – se reía el capo y Hibari se molestó un poco pero al notar su roba mojada y toda desalineada comprendió el porqué de la risa de Cavallone, de hecho él estaba en la misma circunstancia y eso le provocaba un poco de gracia. Lo había hecho jugar y lo había convertido en algo “divertido” para él.
– Aun así gane – le acerco a Enzio el cual tomo con una toalla seca que saco de quien sabe dónde.
– Enzio se supone que me ayudarías, no que te pasaras al bando contrario – se reía y jugaba con su mascota. Kyoya recordó por un momento a Hibird el cual no había visto desde que inicio el entrenamiento con el mayor. – De acuerdoKyoya, ¿Qué quieres que haga? – miraba al menor con atención.
– Hibird – lo dijo inconscientemente casi por reflejo dejando atontado a Dino. Él pensaba que le pediría otra cosa, una pelea seria con él, o tal vez que le consiguiera una pelea con Reborn o algo relacionado con peleas, pero le salió con su mascota.
– Mañana mismo estará aquí – y se enderezaba acercándose a el – Por ahora… tomemos un baño antes de que nos haga daño –
De esa manera fue en que el capo se las arregló para tomar un cálido baño a su lado y por el momento no le reclamo ni peleo para nada, estaba realmente cansado y bueno, ya que lo trajo hasta ahí con engaños, al menos había de disfrutar. También insistió en lavarle el pelo y accedió, no estaba como para empezar a discutir así que prefería evitar el morderle hasta la muerte.
Al llegar de vuelta ambos durmieron en el mismo cuarto pues estaba muy cansado como para llegar hasta su habitación (que se encontraba bastante más lejos) así que al recibir la invitación del capo no lo pensó dos veces y se adentró. El mayor durmió en un extremo de la cama y Hibari del otro lado.
A pesar de advertirle que “lo mordería hasta la muerte” desi se atrevía a acercarse el maldito amaneció abrazado a su espalda.
~~~ FIN DEL FLASH BACK ~~~
Al recordar eso por su mente paso que no fue la única vez, Dino siempre buscaba una excusa y por una u otra cosa terminaba durmiendo junto a el o a un lado del mayor, además de siempre salirse con la suya de alguna manera.
Eso no le disgustaba de hecho ni siquiera se había puesto en pensar y pasaba por desapercibidas esas ocasiones.
Su estómago le dolió de repente, solía pasar eso cuando estaba con el mayor o cuando oía su nombre. Su estómago se sentía raro, le daban vueltas la cabeza y sentía calor, se le hacía un nudo en la garganta, su corazón latía mas rápido de lo normal, no pensaba con claridad y se volvía un poco torpe, esa era una enfermedad realmente rara, se hizo una serie de análisis y fue a ver a algunos doctores pero no le sirvió de nada. Opto porque era una enfermedad extraña que el mismo Dino le había contagiado, lo llamo “Efecto Haneuma”.
De pronto un sonido sordo le saco de sus pensamientos y poniéndose en posición de pelea le respondió con un golpe al intruso.
– Ciaossu – fue la contestación del bebe quien de un salto evito su ataque.
– Bebe – relajaba los músculos y recobraba la postura