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Our little Secret por SungYeol

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Notas del fanfic:

Este es mi segundo MyungYeol, comenzó siendo un trabajo escolar que hice con una amiga y hoy lo he adaptado a mi pareja favorita. Ojalá les guste y espero sus reviews para saber qué opinan.

Notas del capitulo:

Este es mi segundo MyungYeol, comenzó siendo un trabajo escolar que hice con una amiga y hoy lo he adaptado a mi pareja favorita. Ojalá les guste y espero sus reviews para saber qué opinan.

Tried so hard and got so far 
But in the end, it doesn't even matter 
I had to fall to lose it all 
But in the end it doesn't even matter. 

 

Todo comenzó una tarde después de haber salido temprano de la escuela, recuerdo haber pasado por la oficina de mamá a saludarla antes de ir a casa. Ella era la única persona que tenía en mi vida ya que mi padre había muerto hace algunos años y debo decir que nada fue lo mismo entre nosotros, porque a pesar de que estemos distanciados debo decir que somos más cercanos, es decir casi no nos vemos en el día, pero nos gusta pasar tiempo juntos, así que verlo, aunque fuera en su trabajo me hacía realmente feliz.

─Hola─ saludé a Dongwoo. Su trabajo es cuidar que no entren personas extrañas al edificio, pero él es tan distraído que nunca se da cuenta de quién entra, además se la pasa charlando con el vagabundo que duerme en el estacionamiento que se encuentra cruzando la calle.

─Hola─ me devolvió el saludo algo asustado, pues lo había descubierto charlando de nuevo.

─Entraré a ver a mamá─ le avisé.

─ ¿Saliste temprano hoy?─preguntó aún sabiendo la respuesta. Yo solo me limite a sonreír y asentir con la cabeza antes de pasar al interior del gran edificio y caminar hasta el elevador. Y como cada vez que pasaba por aquel lugar, pasé en silencio. Todos en ese lugar eran muy silenciosos, eso implicaba que nunca pudieras hablar con ellos y cuando los veías te hacían un leve gesto con la mano en señal de saludo. En fin, Dongwoo era el único con el que podías tener una buena charla.

Recuerdo haber entrado al ascensor y presionar el botón que me llevaría hasta el último piso, lugar donde se encuentra situada la oficina de papá. Esperé hasta que las puertas se abrieran y salí de ahí con paso relajado y tranquilo mientras visualizaba a Hoya. Hoya es el secretario de papá, su vida no ha sido fácil, pero ha podido sacar adelante a sus hermanos. Me cae muy bien, aunque tal vez se deba a las circunstancias, ya que él perdió a su papá.

─Hola hyung─, saludé salude al chico que estaba sentado en su escritorio, inmerso en la computadora. ─Hola pequeño─, me devolvió el saludo con una amplia sonrisa, pero viéndome apenas de reojo. ─ ¿Vienes a ver a tu madre? ─ ¿Se encuentra disponible?─le pregunté, ya que ser dueña y directora de una empresa no deja mucho tiempo libre. ─Ya reviso─ giró su silla y sacó la agenda donde organiza las actividades de mamá─. Él está en una junta─ agrega después de unos momentos en silencio. ─Ya veo─ respondo algo desilusionado─ creo que vendré luego entonces. ─Puedes esperarla ─me llama cuando ya he girado para entrar nuevamente al elevador─ su junta ya casi termina. Niego con la cabeza y vuelvo a girarme para encararlo─, mejor vendré después, no quiero interrumpirlo. Cuídate mucho y salúdame a tus hermanos.

 

Recuerdo haber llegado hasta el elevador y haber visto cómo se abrían las puertas para dar paso a un grupo de hombres. Estaban vestidos con trajes negros y gafas oscuras, eran bien parecidos. Entré al elevador ignorándolos y presioné el botón que me llevaría hasta el hall de la entrada con una sonrisa instalada en los labios debido a la anterior escena, pues al caminar todos juntos daban la impresión de estar entrenados para concentrarse en caminar y mirar al frente, además de un característico entre ellos que llevaba el cabello color rosa.

Seguí mi camino, algo triste por no haber visto a mi madre cuando pasé por un bello jardín que al instante llamó mi atención, estaba tan impresionado que sin darme cuenta me encontraba caminando hacia ahí, pase mi mirada por el lugar mientras admiraba las imperiosas flores que lo adornaban, recorrí cada centímetro hasta posar mi mirada sobre una sola flor. Era una rosa, se veía cuidada y bien tratada, me acerqué hasta ella de manera cautelosa y acaricié sus pétalos como si tuviera miedo de mancillarla, pero aun así disfruté de su textura. Quería cortarla, pero al instante borré ese pensamiento de mi mente, alejándome de ahí como si hubiera despertado de un sueño. Esa flor era hermosa, pero no podía arrancarla y menos cuando no era de mi pertenencia.

La vida es muy corta. No siempre disfrutamos lo que deberíamos y nos la pasamos estresándonos en el trabajo, tal vez peleando entre nosotros por cosas insignificantes y esperamos detalles grandes y costosos de quienes nos rodean sin atrevernos a echar un vistazo a los pequeños. Un beso, un abrazo, una caricia… Todas esas cosas que no cuestan pero que hacen sentir un millón de cosas por dentro. Recuerdo haber sentido ese “millón de cosas” cuando lo vi por primera vez.

 

─Puedes llevártela─ fueron sus primeras palabras─, hay muchas como esas en la parte de atrás ─agregó y yo giré curioso al escuchar el sonido de su voz. Jamás creí haber sentido algo parecido a lo que sentí en ese momento, él era alto, un poco más bajo que yo, su cabello no era muy largo y era espectacularmente negro; sin embargo, lo que más me llamó la atención de él fueron sus hermosos ojos color marrón oscuro, la perfecta línea de su nariz y la fresca sonrisa en su rostro. Lo que sentí cuando lo vi es algo que no podré explicar jamás, mis manos empezaron a sudar, mis piernas temblaron y… ¿acaso eso que sentía eran las temibles mariposas en el estómago? No pude evitar mirarle a los ojos.

─Te vi observarlas hace unos momentos ─murmuró después de unos instantes ─pude notar que llamaron tu atención. Puedes llevártela, estoy seguro de que no habrá persona más indicada que tú para tenerla.

Caminé indeciso hasta la delicada flor y lo miré con duda, ¿estaba seguro de lo que estaba diciendo?, sin embargo cuando menos lo esperé mis pensamientos se habían materializado en palabras

─ ¿Seguro que deseas que me la lleve? Es decir, está muy bien cuidada y se marchitará si la corto.

Contrario a lo que esperaba él se acercó a mi lentamente y cuando estaba justo frente a mí, giró para jalar el tallo de la flor y arrancarla, ofreciéndomela después. Mis mejillas se colorearon al instante en que sus ojos se posaron en los míos, mis manos encontraron el camino directo a la rosa, aceptándola.

 

Un beso es algo especial, casi tan especial como un “te amo”. Es algo que no se le da a cualquiera y que tiene un significado importante; es incluso más importante si es el primer beso, porque es seguro que podrás recordarlo hasta el último día de tu vida. Como prueba, yo aún puedo recordar el mío. ¿Cómo no hacerlo si fue con él? El chico de los ojos color miel.

─ ¿Cuál es tu pasatiempo favorito? ─Preguntó ─además de estar conmigo, claro ─agregó con el suave tono engreído que tanto me gustaba. Reímos un poco ante el comentario, llenando mi mente con los hoyuelos que le servían de adorno a la sonrisa. Le miré con una sonrisa cálida antes de contestar.

─ Leer, me la vivo en la biblioteca, a veces del instituto, otras veces leo los libros que mamá dejó en casa.

Se acercó un poco a mí, mirándome de una forma diferente, más cálida. Tal vez.

─Y… ¿Qué es lo que te gusta leer? ─Preguntó arqueando una ceja. Vacile un poco antes de responder, siendo consciente de su cercanía.

─ Eh, me gusta cualquier tipo de lectura, pero me inclino más por las novelas clásicas.

─ ¿Cuál es tu parte favorita de las novelas? ─Cada pregunta que hacía era un paso más que daba, haciendo que me ruborizara, presa de la expectación. Aunque no sabía que esperaba realmente.

─No lo sé, tal vez sea la forma en que se entrelazan las vidas de los personajes, el cómo se dan las cosas para que puedan estar juntos. O tal vez es el final ─suspiro ─ los finales siempre pueden sorprenderte, nunca sabes si te encontrarás con un final feliz y el horizonte manchado de estrellas o con un final triste y frío, como un día de lluvia.

─Ya veo ─murmura pero le escucho perfectamente, pues sus felinos movimientos nos han dejado a un palmo de distancia, sus manos se encuentran en mi cintura y nuestros alientos se confunden mientras mi mente se queda completamente en blanco. Estamos solos, compartiendo una clase de intimidad de la que yo nunca había sido partícipe, nuestros corazones laten al ritmo desenfrenado de una música inexistente y si hubiera alguien más de seguro que no nos importaría. Y en el momento en que nuestros labios se unen con torpeza todo es tan perfecto que podría acabarse el mundo y no nos importaría en absoluto. Podríamos vender momentos para poder seguir compartiendo ese instante, que sin duda es mucho más importante que lo que pueda estar pasando en el exterior. Por lo menos a mí no me importaría, al menos yo habría dado todo por seguir viviendo en sus labios aunque fuera solamente unos instantes más.

 

Hubo un momento más especial que el primer beso, ese momento que te marca de por vida, que cambia algo dentro de ti para siempre. Recuerdo haber salido una noche a caminar con él, recorrer las calles frías y vacías tomados de la mano, deteniéndonos de vez en cuando para darnos cortos besos hasta llegar a un solitario parque debido a la hora. Nos sentamos junto a una fuente y él me besó. Al principio fue de forma lenta y tierna, acariciando mí cuerpo con suavidad hasta que dejó mis labios para besarme el cuello, sus labios dejaban un camino de humedad por la extensión de esa parte de mí. Me separé de él al sentir que sus caricias empezaban a subir de intensidad, caricias que adornaban mi piel de motas rojas cuando pasaban.

─Déjate llevar ─murmuró cerca de mi oído y yo lo hice. Me dejé llevar por toda la pasión que sentí.

 

Eso ha pasado a formar parte de los recuerdos más importantes de mi vida, aunque el recuerdo más importante fue el que acabó con mi vida. Aún está fresco en mi memoria. Y siento como si las heridas estuvieran abiertas todavía. Pasó después de que me hiciera el amor y me mirara a los ojos, le dediqué la usual cálida sonrisa que alberga complicidad hacia lo que acabábamos de hacer. Lo vi tomar su chaqueta y pensé que la intención era cubrirnos del frío, mi rostro se cubrió con la sorpresa cuando vi que sacaba una navaja. Mi cuerpo empezó a temblar mientras me colocaba la ropa interior, al terminar de hacerlo se acercó a besar mis labios de manera profunda.

Trago con dificultad─, quería probar tus labios por última vez ─susurro y casi perdí sus palabras en el viento. Acarició mi abdomen con el filo del arma y penetró mi piel, enterrándola hasta lo más profundo de mi interior, cuando la sacó pude ver la sangre brotar de mis entrañas y recuerdo haberle visto de manera suplicante antes de que arremetiera por segunda vez, intentando llegar más adentro, desgarrar mis órganos hasta que expulsaran toda la vida que les quedaba dentro. Me separé de él gritando y tomando el mango de la navaja, sacándola con fuerza de mí, arrojándola en el piso e intentando correr pero mi debilidad fue más fuerte que la última exhalación de vida que quedaba dentro de mí.

─Esto ya no va a dolerte ─dijo mientras jalaba mi cabello con fuerza y posaba la navaja en la yugular. ─Será nuestro pequeño secreto…─susurró en mi oído. Lamió mi cuello al tiempo que deslizaba el filo de la navaja por la tierna piel, dejándome caer al pasto cuando el trabajo estuvo terminado. El frío se apoderó de mi cuerpo y las lágrimas encontraron una salida por mis vacíos ojos. Lloraba por sentirme solo, por mi madre… Lloraba por la vida que se me escapaba sin poder hacer nada, lloraba por todo y por nada, porque así es cuando uno muere. Recuerda todo, pero al final se va sin nada.

Notas finales:

¿Les gustó? espero que sí, dejen sus reviews para saber sus opiniones. Intentaré escribir más para venir a subir más cosas de nuestros niños de INFINITE, y también espero pronto hacerlo de otra couple.


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